Relato: El Estero (6) El Estero 6
Compa�ero de viaje
Por diversas circunstancias la semana que hab�a prometido
regresar no pude ir al estero. Comprender�n que mi mu�eca sufri� las
consecuencias de la abstinencia obligada a la cual me tuve que enfrentar. Pero
me levant� enormemente el �nimo una llamada telef�nica de unos chicos a los
cuales les hab�a dado mi n�mero. En esos escasos momentos que conversamos, me
contaron que me hab�an estado esperando el d�a anterior con varios amigos a los
cuales les hab�an contado e invitado a una tarde de placer. No me dijeron el
n�mero de ni�os, pero por los ruidos que se escuchaban al otro lado de la l�nea,
eran realmente varios. Alcanc� a pedirles que fueran discretos, porque s�lo
nosotros ten�amos que saber de esto; en caso contrario no me ver�an m�s. Los
chicos dijeron que no me preocupara y quedamos de encontrarnos al lunes
siguiente despu�s del mediod�a en el balneario del lugar, el cual se alimenta
con las aguas del estero y en los d�as de semana es muy poco visitado. M�s bien
son los adolescentes varones los �nicos que acuden all�, pues las mujeres
normalmente van s�lo los d�as domingo y los adultos no pueden ir en la semana
puesto que se encuentran trabajando. Recuerden que est�bamos en los inicios de
la primavera, mes de octubre en Chile, cuando la temperatura es muy alta en la
zona central del pa�s. Las vacaciones transcurren entre fines de diciembre y
principios de marzo, �poca que tambi�n acostumbro visitar el estero, pero m�s
hacia el interior para evitar sorpresas desagradables.
Si he de ser sincero, no recordaba a los lolitos a los cuales
les hab�a dado mi n�mero telef�nico, pero el escuchar sus voces, sus risas y sus
gritos invit�ndome a comerlos, me levant� la l�bido a tal nivel que me tuve que
aliviar en el ba�o con una buena paja, de esas en las que te introduces un dedo
para que el placer sea completo.
Cuando recib� la llamada eran alrededor de las 20 horas y me
encontraba esperando a unos amigos que hab�an prometido visita para ese d�a
s�bado. Lo que ocurri� ese fin de semana fue memorable, ya que Gustavo lleg� con
tres amigos hiper calientes, Jos�, Lucho y To�o, los cuales me hicieron ver las
estrellas y tocar el cielo. Pero eso se los contar� en otra oportunidad.
Bueno, ese d�a lunes amaneci� con mucha neblina en la
capital, lo cual es muy com�n en esta �poca del a�o y normalmente augura un d�a
caluroso a partir del mediod�a. Como de costumbre yo part� temprano por lo que
el bus iba semivac�o. Me instal� casi al final del bus, justo donde descubr� a
un escolar que dormitaba apoyando su cabeza en la ventanilla.
Yo me sent� en el asiento opuesto inmediatamente posterior y
lo observ� durante algunos minutos. Tendr�a unos diecis�is o diecisiete a�os.
Delgado, sin barba, de 1.70 de estatura m�s o menos; su piel era de color
canela; su cabello liso, con un corte tipo hongo, le dejaba la nuca al
descubierto. Ten�a ambas manos en los bolsillos de su pantal�n, en el cual se
advert�a un bulto muy prometedor. Aparentemente no se hab�a dado cuenta de mi
presencia, puesto que luego de unos momentos sac� su mano derecha del bolsillo y
la introdujo por el frente, bajo la tela, comenzando un movimiento r�tmico que
denotaba claramente lo que estaba haciendo.
Yo le imit� enseguida, sin perder detalle de sus movimientos
y tratando de pasar inadvertido por el momento. Debimos interrumpir nuestros
sobajeos, ya que el cobrador del bus se acerc� a pedir el pasaje en ese momento,
lo que me permiti� escuchar que viajaba con el mismo destino m�o a�n cuando
desconoc�a si nos bajar�amos en el mismo lugar.
Cuando el cobrador me pregunt� a d�nde viajaba, el chico se
volte� con disimulo, poniendo atenci�n en mi aspecto; luego se acomod� en su
asiento, reclin� el respaldo, arque� su cuerpo y se dej� caer como con flojera.
Yo hice como que no le prestaba atenci�n, pero acomod� mi
sexo con descaro, justo en el momento en el que el chico me observaba de reojo.
Luego dej� mi mano en el interior de mi buzo (ch�ndal, calentador) y comenc� a
sobarme con lentitud. El muchacho observaba con disimulo y pronto el jueguito
empez� a surtir efecto. Con precauci�n el muchacho hab�a metido su mano
nuevamente en el frente de su pantal�n de colegio y se acariciaba el sexo
suavemente, sin darse cuenta, parece, que yo le observaba con atenci�n. En un
momento me acomod� en mi asiento y le mir� directamente. El chico sac� su mano
r�pidamente y desvi� su mirada, pero el contacto ya se hab�a hecho. Su rostro
estaba rojo mientras su vista aparentaba observar hacia el exterior.
Nuevamente me reclin�, pero ahora las caricias me las hac�a
por encima, haciendo notar que me encontraba excitado. Despu�s de unos cinco
minutos, el lolo volte� disimuladamente para observarme y nuevamente introdujo
su mano en el pantal�n. Yo le dej� hacer unos momentos y luego decid� romper el
hielo, total dispon�amos de unos 45 minutos y ya nadie subir�a al bus en el
siguiente tramo.
Disculpa, �tienes hora que me digas? �le pregunt�,
provocando un peque�o sobresalto en el chico.
Si, espere ...son las ocho y cuarto �me respondi�; call�
un instante y me pregunt� a su vez -�va para el estero.
Si, tengo el d�a libre y voy a aprovechar de descansar.
�Y tu no fuiste a clases hoy?
Es que ten�a una prueba y no hab�a estudiado. �Y va solo
o se va a juntar con alguien?
Si, voy solo, siempre viajo solo. Me voy a juntar con
unos amigos como de tu edad en la tarde. �Me puedo sentar a tu lado?
Si, claro �dijo el chico algo nervioso mientras levantaba
su mochila escolar y la acomodaba entre sus piernas.
Hola, me llamo Manuel �Y tu?
Soy Andr�s... �Y no se aburre solo? Podr�a llevar a una
mina
No, me entretengo en una u otra cosa. Adem�s los d�as de
semana no anda casi nadie y a mi me gusta ba�arme sin ropa. Me siento mejor.
Cuando hay gente uso zunga, pero no a todos les gusta.
�Zunga? �Ese traje de ba�o como la tanga de las mujeres?
Si, de ese. �Tu no usas?
No, me pongo short, con la zunga se nota mucho el
paquete.
Por eso mismo me la pongo, para que se note. Tu te ver�as
bien con zunga, tienes el cuerpo bonito. �Y dicho lo �ltimo puse mi mano en
su muslo, elogiando sus piernas.
Soy muy flaco �me replic�.
Justo eso, los gordos se ven mal. Tu, como eres delgado,
te ver�as bien. Y si tienes caminito a la felicidad, mejor todav�a.
�C�mo "caminito a la felicidad" �me pregunt�, mientras yo
manten�a mi mano en su pierna.
Lev�ntate la camisa un poco... m�s arriba, eso, as�...
�el chico alz� su camisa hasta su pecho, dej�ndome ver un abdomen plano, sin
pelo, pero con una tenue l�nea que part�a en el ombligo y se perd�a bajo su
pantal�n.
Este es el caminito a la felicidad �le dije, acompa�ando
mis palabras con un movimiento que recorri� su piel desde el ombligo hasta
la l�nea de su pantal�n.
No sab�a que se le llamaba as�, O sea que la felicidad
est� m�s abajo �y se ri� con picard�a.
Claro, aqu� abajo debe haber una buena felicidad �le
dije, alzando levemente el frente de su pantal�n. Y agregu�: �Casi siempre
los flacos tienen el pico grande �O no?
No se, conozco el m�o no m�s �contest� Andr�s, nervioso
pero sonriendo
�Y tienes muy peludo m�s abajo? �le pregunt�.
No se, yo creo que si.
A ver... �le dije y ante la alegre complacencia de mi
joven acompa�ante de viaje con mi mano alc� el pantal�n y el calzoncillo.
�No se te nota muy peludo en verdad...
�Si tengo peludo! �exclam� algo molesto -�Quiere ver? �y
procedi� a abrir levemente su pantal�n, bajar su calzoncillo y mostrarme una
abundante mata de pendejos negros, que acarici� brevemente y volvi� a cubrir
con su calzoncillo, pero sin cerrar su pantal�n.
�Y usted en que trabaja �me pregunt�.
Soy fot�grafo. Saco fotos en matrimonios, en colegios,
para las graduaciones, todo eso.
�Y es casado -�Por fin! �La pregunta del mill�n!
No, soy soltero ...vivo solo.
�Y no tiene hijos?
No, no tengo hijos.
�Ah! �exclam� Andr�s y permaneci� callado algunos
momentos.
Tienes buen cuerpo Andr�s. Y eres muy bonito...
�En serio? �respondi� un poco ruborizado.
Si, en serio �le respond�, para luego agregar ��Cu�nto te
mide? �y le mir� maliciosamente su paquete.
No se, nunca lo he medido. �Y meti� la mano adentro de su
abierto pantal�n.
�Se te par�?
Si un poco.
�Te ayudo a medirlo ahora mismo?? �Le pregunt� mientras
apoyaba mi mano en su vientre.
No se, es que puede subir alguien.
Despu�s del peaje no sube nadie. Adem�s, es muy temprano
todav�a. Bueno, que dices �Te lo mido?
�Y c�mo lo va a medir?
Tengo mi sistema. �Listo?
Bueno, pero que no se de cuenta el loco de adelante �dijo
Andr�s, refiri�ndose al cobrador.
No te preocupes, soy s�per piola �le respond�, mientras
el chico se reclinaba en el asiento y bajaba su calzoncillo dejando libre la
tan ansiada presa.
El muchacho no se equivocaba al sentirse orgulloso de su
ariete. Era un tesoro de unos 18 cms. de longitud, 10 cms. de circunferencia,
arqueado hacia arriba, con una cabezota brillante, rojo p�lido, en cuyo extremo
estaba cubierta de lubricante, el cual segu�a manando moderadamente. Mi mano no
logr� cubrir por completo su instrumento, pero hice cuanto pude por recorrer
toda su longitud con mis dedos.
Me apoy� en el respaldo del asiento y comenc� a acariciar el
pene de mi acompa�ante. El chico, como respuesta, estir� su brazo y me empez� a
sobar por encima de mi buzo. Yo tom� su mano y la introduje dentro de mi
pantal�n. El muchacho comprendi� y tom� mi miembro con fuerza, iniciando unas
caricias que me pusieron a mil por hora.
Asom� mi cabeza por un costado del asiento. El cobrador
estaba absorto charlando con el chofer. Reci�n hab�amos empezado a recorrer una
larga cuesta de bajada, cuyo tramo tarda unos 30 minutos, por lo menos. Baj� m�s
mi mano, para encontrarme con una bolsa peluda, la cual roc� con deleite. El
chico segu�a acarici�ndome con delicadeza, provoc�ndome estremecimientos de
placer, que yo le correspond�a con movimientos en�rgicos a su duro instrumento.
Era impresionante la cantidad de jugos que desped�a el adolescente, los cuales
yo cog�a con mis dedos y saboreaba con mis labios.
"H�gamelo m�s r�pido", me pidi� Andr�s, pero yo, en un gesto
impulsivo, me agach� sobre su vientre e introduje todo su pene en mi boca. Como
el sitio no era el m�s apropiado, adem�s que era de d�a, apur� mi succi�n con
movimientos de mi mano. El muchacho se irgui� por unos instantes para observar
por encima de los asientos. Luego recuper� la postura inicial y me indic� que
continuara.
Yo recorr�a cada cent�metro de su verga. Le mordisqueaba el
nervio de la base hasta llegar al frenillo. All� me deten�a un momento, para
luego saborear sus jugos con mis labios y paladearlos con mi lengua. Le besaba
con deleite su glande, dibujaba c�rculos con mi lengua, mis dedos le acariciaban
su vientre y jugueteaba con sus pelos. El chico me jalaba los cabellos y
acariciaba mi rostro. Ya no jugaba con mi pene por que la posici�n lo imped�a.
De pronto sent� que ven�a lo inevitable. Su pene se puso a�n
m�s r�gido. Su nervio se inflam�. Sus manos quisieron retirarme, al tiempo que
me dec�a que esperara, que no siguiera. Yo le hice caso omiso. Hice el vac�o con
mis mejillas. Le apret� a�n m�s con mis labios. Ara�� con suavidad su vientre y
le jal� sus pendejos. El chico contuvo sus quejidos como pudo, al tiempo que mi
paladar sent�a el suave golpe de un chorro de leche caliente y levemente amarga.
Pero vino un segundo chorro. Y un tercero. Con algo de dificultad comenc� a
tragar, mientras los chorros de semen se suced�an interminables y mi juvenil
amigo tiritaba en espasmos de placer.
�Con que energ�a Andr�s me rascaba la cabeza y jugueteaba con
mis cabellos! Yo segu�a trag�ndome esa abundante orde�a de leche juvenil. Fueron
doce chorros los que el muchacho me hizo tragar. Ambos est�bamos mojados de
sudor. Con mi lengua dej� su pene reluciente, luego lo volv� a su encierro
anterior, no sin antes darle un cari�oso beso en la mejilla a mi amigo escolar.
Nos acomodamos discretamente y nos dispusimos a descansar el escaso trayecto que
a�n faltaba.
�D�nde vive �pregunt� Andr�s rompiendo el silencio post
orgasmo
En el sector del Metro Las Rejas.
�Y cu�ndo est� en la casa?
�Porqu�? �Me quieres ir a ver?
Si. Es que a veces no voy a clases o salgo temprano. As�
no ando vagando en la calle,
Oye, �Por qu� me dijiste que parara antes de irte
cortado?
Es que pens� que usted se iba a enojar si le echaba el
moco en la boca.
No, para nada; eso es lo m�s rico. Oye, o sea que nos
podemos ver de nuevo.
�Claro! Fue legal. �Y hace mucho que hace esto?
Eeee, bueno, hace unos pocos a�os.
Es que nunca hab�a hecho esto, pero es legal. Lo chupai
rico, en serio �y estirando la mano me apret� los genitales mir�ndome
sonriente.
Antes de terminar el viaje le di mi n�mero telef�nico, supe
que estudiaba en el Liceo Amun�tegui, que ten�a pocos amigos, que se hac�a la
paja a diario y que era la primera vez que hac�a algo as�.
Quedamos de encontrarnos cualquier d�a. El me llamar�a antes
de visitarme para ponernos de acuerdo. Ahora estaba naciendo una nueva amistad y
quien sabe que m�s. Se baj� en la plaza del pueblo. Se despidi� alegremente y yo
segu� mi viaje hasta el puente, que queda a unos tres kil�metros. El viaje hab�a
empezado muy prometedor. Y no le dije cu�nto med�a...
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Relato: El Estero (6)
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