Relato: pagando la cuenta del taxi.
me llamo leticia, y tengo 16 a�itos, esto me sucedi� hace ya algunos meses; resulta que esa noche, era el cumplea�os de una de mis mejores amigas, as� que despu�s de mucho rogarles, mis pap�s me dejaron ir a la fiesta; la verdad, me extend� m�s de la hora permitida por mis pap�s platicando con mis amigas, y sabiendo que mi pap� se molestar�a mucho al ir por mi tan tarde, decid� tomar un taxi, al principio mis amigas se negaron, pero ya quer�a irme a casa, camin� hasta el boulevard y tom� el primer taxi que se par�; me d� cuenta que el conductor era un hombre de poco m�s de 50 a�os, de inmediato me inspir� confianza, ya que me sac� platica, y not� que de hecho, era atractivo; fuimos platicando de todo un poco, hasta que llegamos a mi casa, y con horror, not� que no tra�a el suficiente dinero para pagar la cuenta del taxi, "ho no, mi pap� me va a matar si lo despierto para que me d� dinero", -exclam� de inmediato-, una expresi�n de molestia se deline� en el rostro de aquel se�or; "porfavor, se lo pagar� otro d�a, deme su tel�fono y yo...", "nada de eso mi�jita, tienes que pagarme, si no traes dinero, hay otras formas en las que me puedes pagar...", no me cost� trabajo ver que yo le hab�a gustado, soy una chica delgadita, de tez blanca y ojos color verde, esa noche llevaba puesto una faldita de mezclilla y una blusa blanca pegada al cuerpo, as� que mis pechos se hac�an notar con claridad; en un instante cerr� las puertas con seguro, no s� lo que me llev� a actuar as�, quiz�s fue el miedo de perder mi vida, pero de inmediato asent�:"esta bien, har� lo que me pida, pero deseo llegar a mi casa"; arranc� el coche y me llev� a un lote bald�o detr�s de mi casa; debo confesar que en una ocasi�n, un amigo m�o, mayor que yo, me hab�a tocado, no lo hicimos, pero dentro de m�, siempre desee perder mi virginidad con un hombre mayor; a�n as�, empec� a temblar cuando ese hombre robusto, moreno y muy varonil se sent� a mi lado; "�sabes?, tengo dos nietas muy lindas, igual a ti, te prometo que te voy a tratar muy bien; as� que, primero lo primero", esto dec�a mientras bajaba sus pantalones hasta las rodillas junto con su ropa interior, de inmediato, un enorme pene robusto se asomaba frente a m�, derramaba un l�quido pegajoso; "porfavor...nunca lo he hecho" -le espet�-, "recuerda que me tienes que pagar", el peso de ese reclamo, y sabiendo que no me dejar�a ir tan facilmente, me llev� por fin a entender y hacer lo que deb�a hacer, as� que con much�simos nervios, empec� a meter ese enorme falo dentro de mi boca, era una sensasi�n completamente nueva, me desagradaba su sabor, pero �l, con sus manos sujetandome la cabeza, me empujaba una y otra vez, as� que ese enorme miembro sal�a y entraba fren�ticamente de mi boca; "no resisto m�s princesa, ven", fue entonces cuando un poco a la fuerza, me recost� sobre el asiento, mientras me besaba, con su mano izquierda urgaba dentro de mi vagina, meti�ndo sus gruesos dedos dentro de m�; en un instante rompi� mis calzones, y fue cuando supe que el momento c�mbre hab�a llegado, ten�a que ceder, ya que estaba en juego mi vida, adem�s, me invad�a una enorme excitaci�n, por la cual me sent�a un poco culpable; de un solo impulso abri� mis piernas, "�espera! despacio, nunca lo he hecho", le espet� antes de que continuara, en seguida s�lo se remiti� a decirme: "no te apures princesita, vas a sentir muuuy rico"; un gran torrente de placer me invad�a mientras ese hombre, much�simo mayor que yo, me penetraba lentamente mientras lam�a mis peque�os pechos blancos; su pene grueso y potente se abr�a paso entre los labios de mi vagina, sent�a su enorme falo caliente, resbaloso y delicioso, yo gem�a entre murmullos de "�m�s!�m�s!�m�s!�hazme mujer!�hazme tuya!", ambos nos derrumbamos en un gran orgasmo mientras sent�a un gran flu�do caliente dentro de m�, era su semen abundante que se refugiaba en mi peque�a vagina; durante una hora nos besabamos mientras me tocaba, tuvimos una �ltima faena antes de que me dejara en mi casa, s�lo que �sta vez me permit� alojar su enorme pene dentro de mi ano, y justo antes de que terminara, pude probar su leche, sabore�ndola en mi boca para despu�s tragarla; esa noche fue mi iniciaci�n al mundo del sexo, ahora, cada vez que necesito un "avent�n", ya s� a qui�n recurrir, y c�mo pagar la cuenta del taxi.