Hola amigos, esta es la continuaci�n de esas experiencias y
fantas�as de nuestra pareja. Solo que utilizo el nombre de Araceli porque ella
es la que esta gozando todo en cuerpo y alma. Y su esposo esta contento con
verla satisfecha. Tambi�n se me hab�a olvidado describirla f�sicamente, as� que
lo har� de la mejor manera posible. Ella es de piel blanca, su cabello es rubio
y rizado, sus ojos de color verde y una carita de mu�eca que les encantar�a. No
dispongo de una foto pero estoy seguro que puedo conseguirla despu�s. Es delgada
de 1.65 mts de altura, con pechitos parados no muy exagerados, as� como sus
pompis que son la adoraci�n de su esposo. Ahora espero gocen con la continuaci�n
de esta aventura.
--------------------------------------------------
El viejo ranchero Parte II
Al siguiente d�a en aquel rancho al cual llegamos mi esposa
Araceli y yo, despert� muy temprano. Cre�a que lo que hab�a presenciado la noche
anterior hab�a sido un sue�o, pero la evidencia estaba a mi lado. Mi esposa
acostada boca abajo completamente desnuda y profundamente dormida, como un bebe
que no tiene preocupaciones de nada ni de nadie. Al ver su hermoso cuerpo me
llegaban im�genes del viejo ranchero mont�ndola como una potranca en celo, y el
como un viejo semental tratando de dejar su semilla bien adentro de ella. Me la
imagin� de repente bajo un caballo prieto, con los labios apretados aguantando
esa tremenda tranca en su rica panochita, as� que decid� darme un ba�o y de paso
hacerme una paja bien merecida, ya que la noche anterior no me dio tiempo al ver
aquella posesi�n animal. Podr�a decir que sufri� mi querida mujercita.
Me di un buen ba�o y no la despert�, me asom� por la ventana
de la habitaci�n y observ� como el viejo don Lu�s le daba de comer a unas vacas
que ten�a en el corral, donde lo vi la noche anterior con mi mujer. Me propuso
ayudarle y yo acept� con gusto, me pregunto por mi mujer le dije que estaba
dormida, que tal vez lo hab�a pasado mal por el calor, ya que yo por lo cansado
que estaba me dorm� profundamente y no supe a que hora se durmi�. �l dijo que
as� era ese calor provocado por el campo. Entramos al granero donde posey� como
animal a m� mujer y sacamos alimento en pacas del viejo cami�n en donde sucedi�
todo. Pude ver rastros de semen en una peque�a sabana en el mismo, pero
inmediatamente le ayud� con la comida para las vacas. Cuando terminamos mi mujer
ya se hab�a levantado y estaba preparando un desayuno estupendo, que al viejo
don Luis le agrad� mucho. La salud� con un beso en la mejilla y le dijo que la
casa se sent�a distinta.
-Que hace muchos a�os que una mujer no entraba en ella, 20
a�os para ser exacto.
Desde que enviud�. Tambi�n mi esposa le dijo que ella se
sent�a como nunca se hab�a sentido en mucho tiempo y me gui�o un ojo. Ella sab�a
que yo estaba enterado de su encuentro con el viejo.
Al terminar de desayunar, don Lu�s nos ofreci� mostrarnos el
rancho montando a caballo. Pero primero se comunicar�a con el mec�nico para que
se apurara con la reparaci�n del coche. Le llam� y dijo que, al parecer, ten�a
otros detalles que revisar�a, pero llamar�a para avisar en la tarde. As� que nos
fuimos a conocer el rancho, que era enorme y ten�a adem�s de ganado vacuno,
caballos, ovejas, cabras y cerdos. Algunos de ellos estaban en celo, y ten�a que
separar las hembras ya pre�adas de los machos. Los hab�a colocado dentro del
granero para que no molestaran. Fuimos a verlos y ten�a varios animales
divididos en cub�culos. Dos carneros enormes y un cerdo que pesaba casi 300 Kg.
Los carneros exped�an un olor penetrante a orines, y �l nos explico que era la
forma de llamar la atenci�n de las hembras, porque ellas a su vez hac�an lo
mismo. En cuanto al cerdo estaba acostado, y su cubil ol�a limpio, ya que a don
Lu�s no le gustaba tener sucios a sus animales. �l era especial, era muy d�cil y
lo quer�a mucho. Mi esposa llam� mi atenci�n al notar como ve�a las enormes
pelotas del cerdo, y creo que don Lu�s tambi�n lo not�.
Ella pregunt� como pre�aban a las cerdas, y �l le dijo que las
montaban igual que las vacas, caballos o las ovejas. Despu�s nos dirigimos a un
arroyo y nos sentamos a descansar, mi esposa y yo est�bamos adoloridos por la
montura de los caballos, aunque ella m�s que yo, ya que ella hab�a sido
"montada". Y ahora que montaba al caballo, su cuerpo le dol�a horrores. Don Lu�s
dijo que con un masaje con alcohol se le quitar�a. Que si quer�a, llegando a la
casa, con mucho gusto �l le dar�a ese famoso masaje. Llegamos a la casa y le
dije que yo descansar�a, ya que seg�n el mec�nico, el carro estar�a listo al
mediod�a, y tendr�a que descansar para el viaje. Le dije a m� esposa que me
acompa�ara, subi� conmigo y le dije todo lo que hab�a presenciado la noche
anterior. Que me pareci� maravilloso, que si quer�a, por favor lo repitiera,
pero en un lugar donde los pudiera ver, como en el granero. Y que de
preferencia, le dijera a don Lu�s que quer�a hacerlo con un animal de su rancho,
aparte de �l. Ella asinti�, aunque la idea le parec�a un poco desquiciada y
nunca hab�a tenido sexo zoof�lico. Pero que si yo lo quer�a, lo probar�a por
primera vez ayudada por don Lu�s.
Estaba segura que el viejo, despu�s de volverla a disfrutar,
no le negar�a nada. Los escuch� platicar como media hora, despu�s hubo un
silencio, abr� la puerta y me asom�. Vi a mi mujer mam�ndole la vergota al
viejo, hincada en la alfombra con sus pechos de fuera, not� que el viejo cerr�
los ojos y la tom� por la nuca para acercarla. Le derram�, le sali� leche por la
comisura de los labios aunque la mayor�a la trago. �l la levant�, yo hice un
poco de ruido ya que quer�a que fueran al granero a seguir con su juego. Los
escuch� salir de la casa y supe que mi esposa hab�a entendido el mensaje.
Entraron al granero y yo sal� de la habitaci�n, armado con mi c�mara. Llegu� a
la misma ventana que la noche anterior, pensando que estar�an igual. Pero hab�an
cambiado de Lugar y los distingu� bes�ndose, cerca de la otra puerta que llevaba
a los cub�culos de los machos, que don Luis ten�a separados.
Ah� estaban varias pacas de alfalfa, hab�a colocado la luz
ah�, as� que era f�cil verlos desde dentro del mismo granero. Sub� al cami�n de
alimento y tuve una vista mejor que la de la otra noche. Solo un port�n, que le
llegaba a la cintura al ranchero, los divid�a de los animales. Ya estaban
desnudos y mi esposa parec�a una ni�a al lado de ese grand�simo ranchero. La
recost� sobre la alfalfa y se perdi� en sus muslos mientras ella echaba sus
brazos atr�s. Y por las peque�as rejas, un carnero le lam�a las manos mientras
don Luis hacia lo mismo en su concha.
El viejo la levant� y la hizo mamarle de nuevo la verga. Ya
que al parecer, le encantaba como lo hac�a mi chelys. Y le dec�a que lo hac�a
mejor que sus ovejas, ya que a falta de mujer, se hab�a dejado llevar por el
deseo en algunas ocasiones. La coloc� boca abajo y mi esposa no quer�a, ella lo
quer�a de frente pero el hombre le gustaba m�s como lo hac�an los animales. As�
la coloc� de nuevo boca abajo y la penetr� tom�ndola esta vez de sus cabellos
rizados. Y mont�ndola completamente como la noche anterior, la embest�a. Ahora
s� con mucha fuerza, no como lo hab�a hecho antes. Mi chelys mord�a la paja para
no gritar. En cada embestida su cara se acercaba m�s a las rejas de los
borregos, y en su excitaci�n, la vi moverse m�s adelante y peg� su cara a las
mismas. El viejo se sostuvo de las rejas y la montaba as�. Ella con sus manos
agarraba tambi�n las rejas, y su mejilla izquierda estaba pegada a las mismas,
siendo lamida por los carneros. El viejo sab�a lo caliente que ella estaba para
dejarse hacer de esa manera. Sab�a que como en esa �poca de calor, no solo los
animales estaban en celo, parec�a que al llegar al rancho, eso le hab�a afectado
a mi linda mujercita, y la ten�a que aprovechar.
Se derram� m�s de 2 veces dentro de mi chelys, que lloraba
tambi�n de tanto orgasmos que el viejo semental le hab�a provocado. Ahora
pr�cticamente ella lam�a la lengua de los carneros, por entre la reja �l le
dej�. Un momento ella segu�a caliente besando esos sementales que estaban en
espera de una hembra, y el viejo estaba dispuesto a compartirla.
La tom� en sus brazos y la meti� en el corral. Los carneros
inmediatamente se fueron hacia atr�s, y �l la deposit� en el suelo. Yo me
imaginaba "qu� sentir�a mi mujer en ese cubil impregnado del olor de los
sementales". Acerc� una paca de alfalfa y coloc� a mi chelys encima de ella,
dando las nalgas hacia los animales, y luego le at� las manos a la reja. �l se
coloc� detr�s de la misma. Por la parte de atr�s, se pod�a ver el hermoso y
blanco culo de mi mujer, levantado su barbilla. Estaba apoyada en el borde de la
reja y el ranchero le ofreci� su tremenda verga. Al momento, ella la tom� con la
boca y comenz� a mamarla. Como le gustaba que los carneros estaban solo mirando,
no se acercaban. As� que el ranchero sali� de su boca y sali� fuera del granero.
Regres� de inmediato con un trapo, se lo pas� por los
genitales a mi mujer. Se pod�a ver bastante nerviosos a los sementales. Luego se
los dio a oler y se coloc� donde mismo d�ndole su verga a m� chelys. De nuevo
ella mamaba y hac�a ese sonido de ovejita que tanto le hab�a gustado al
ranchero. Enfoqu� la c�mara para sacar una foto de esa mamada y vi que algo
empujo a m� mujer. Vi como un semental le lam�a la panocha haci�ndola hacia
delante. Con lo que mi mujer tragaba mas verga del viejo ranchero. De pronto lo
que est�bamos esperando, el animal la mont� y comenz� a moverse detr�s de ella.
Por su cara supe que estaba siendo penetrada. El ranchero tambi�n se dio cuenta,
le sac� la verga y acerc� su pecho a su cara. La tom� por la nuca ya que mi
esposa quer�a safarse. Aunque estaba atada hab�a hecho intentos. �l le dec�a.
-C�lmate, rel�jate, d�jalo que termine.
El enorme carnero se mov�a feroz detr�s de mi mujer y bufaba.
Sus enormes cuernos hac�an ver una sombra sobre la blanca espalda de mi mujer.
Impresionante, hasta que se dej� de mover, hab�a terminado; Chelys lloraba, no
se si por sentirse completamente llena, o por sentirse usada. El hecho es que el
otro carnero no perdi� tiempo y tambi�n la mont�. Movi�ndose con furia detr�s de
ella, yo ve�a como la cabeza de mi mujer rebotaba en el pecho del ranchero. Que
se la tom� con sus enormes manos y comenz� a besarla y a morderle los labios.
Esos labios carnosos y hermosos de mi chelys, hasta que ella la dec�a a la
bestia que la montara con mas fuerza. El segundo semental se baj� de su espalda
y la pude ver algo raspada por las pezu�as de los animales. Pero eso a mi esposa
no le importaba. A�n estaba en celo, el ranchero la desat� y la cambi� de
corral.
Ahora le tocaba al enorme cerdo disfrutar de esa linda mujer.
La coloc� de la misma manera, pero puso una manta en su espalda y le dijo que
recostara todo su abdomen sobre el colch�n de paja. �l se coloc� de la misma
manera para que ella le mamara. El cerdo se acerc� inmediatamente a lamer el
sexo impregnado de l�quidos de macho, y mi chelys segu�a mamando a su otro
semental. El cerdo la mont� y alcanc� a ver como ese raro miembro en forma de
broca se perd�a en su panocha. Embest�a como lo har�a cualquier humano, daba la
impresi�n que estaba gozando al m�ximo aquella hermosa hembra que le hab�an
llevado. Se sali� de ella y luego, al volver a montarla, le meti� el miembro en
el ano. Mi mujer dio un respingo, pero como el miembro era delgado, no la
lastim�.
Ahora era la segunda vez que alguien le perforaba el ano, y
hab�a similitud en los dos seres que lo hab�an hecho. Primero mi jefe, que fue
quien la desvirgo de ah� y que era bastante regordete, como este cerdo que ahora
la penetraba, y parec�a que pon�a rostro de satisfacci�n al gozarla. Se baj� de
ella y el ranchero la dej� un momento para que terminara de mamarle. Luego �l se
vino dentro de su boquita.
Despu�s la llev� a la casa, yo los segu� y vi que la meti� a
su cuarto. O� la tina, al parecer la limpiar�a para no dejar rastros ni olores
de todos los sementales que la hab�an penetrado esa noche. Al siguiente d�a mi
mujer no se levanto temprano. Solo cuando lleg� el ayudante de don Lu�s, con el
coche, subi� su maleta y dijo que antes de irse quer�a ver otra vez a los
animales. Fuimos acompa�ados con el viejo, ella le puso la mano a los carneros y
la lam�an como record�ndola. Igual hizo el cerdo y por ultimo le dio un beso a
don Lu�s en la mejilla, y dijo que nunca olvidar�a todo aquello. A lo que �l
respondi� que ellos, mirando a los animales, tampoco la olvidar�an. Me hizo
prometerle que pas�ramos a saludarlo en nuestro pr�ximo viaje. Ya que comprar�a
un par de perros de clase que le gustar�a que conoci�ramos. Mi esposa me mir� y
dijo.
-por supuesto, ser� un placer.
Espero que les haya gustado esta aventura de 2 partes. Por
supuesto volver�n a visitar al ranchero, pero eso lo contaremos despu�s....
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO