El Despertar de Julissa
Al finalizar el 94� mi vida estaba llena de conflictos. No me
sent�a bien conmigo mismo. Hab�a causado involuntariamente mucho da�o, me
encontraba solo a mis 26 a�os y mis negocios andaban de mal en peor. No result�
dif�cil; entonces, que cayese en un profundo estado depresivo y en un insomnio
cr�nico que despu�s de casi 15 d�as desequilibraron mi personalidad a tal punto
que llegue a ingerir hasta 30 somn�feros en una sola noche en un absurdo y
est�pido intento por quitarme la vida. Por ello siempre digo que la noche del
martes 27 de diciembre de 1994 volv� a nacer, pues, las pastillas no me mataron
s�lo me hicieron dormir; ya que, seg�n, los m�dicos mi sistema nervioso estaba
tan alterado que mas bien fue una cura de sue�o.
Es por ello, que de los primeros d�as de enero del 95�
recuerdo muy poco; pero, s� que desde que despert� a pesar de mi estado de
somnolencia me dedique a reflotar mi empresa con una campa�a publicitaria m�s
agresiva y que fund� una Productora de Programas Radiales; adem�s, me dediqu� a
dictar clases particulares a ni�os en edad escolar. Fue precisamente esto lo que
me permiti� conocer a Federico y a su linda hermanita Julissa.
Julissa era una adolescente muy guapa de apenas 15 a�os que
cautiv� mi atenci�n desde que la vi. Recuerdo que todas las tardes llegaba con
sus hermanito desde las tres de la tarde hasta las cinco y como era verano
siempre vest�a con cortas minifaldas o shorts muy peque�os que dejaban al
descubierto sus fr�giles, delgadas y blancas; pero, bien torneadas piernitas;
que me imped�an observar el resto de sus atributos y monopolizaban y centraban
mi mirada en ellas. Julissa era todav�a una ni�a y aunque estaba conciente de
que era 11 a�os menor que yo no pod�a evitar el mirarla con deseo; pero, evit�
que lo notase. Jam�s me hubiese acercado a ella si ella no hubiese dado el
primer paso.
Una tarde lleg� m�s linda que nunca luciendo un enterizo
negro sobre una blusita blanca y desde que lo hizo qued� fascinado; mas a�n
cuando se me acerc� a pedirme ayuda con una tarea y empez� a alabarme;
comenzando por mi inteligencia y continu� con mi voz, mi cabello, mis manos, mi
rostro dulce y as� sigui� hasta llegar a avergonzarme, pues, yo de ser el
conquistador acab� siendo el conquistado.
El martes 14 de febrero de 1995, hicimos un Programa Especial
por el D�a de los Enamorados y ella se apareci� en la cabina de la radio
llevando una cinte de cassette para grabar parte de mi programa en el que quer�a
que le enviase saludos. El gesto era un tanto usual entre mis oyentes; pero,
viniendo de ella me result� muy agradable.
Durante el tiempo en que se qued� en la cabina de transmisi�n
permaneci� sentada sobre la mesa de conducci�n y como llevaba puesta una de sus
minifaldas tuve frente a mis ojos sus hermosas piernitas quincea�eras por mas de
una hora. Durante ese tiempo ella bromeaba y jugueteaba como una ni�a traviesa
dej�ndome realmente excitado.
En el momento en que escuch�bamos el tema ECLIPSE TOTAL DEL
AMOR, Julissa, mir�ndome tiernamente, se puso a entonar algunas partes de la
canci�n y nuevamente me sent� abochornado. Ella lo notaba y parec�a disfrutar
con su juego; sin embargo, no dejaba de hablarme "de usted" y jam�s lleg� a
"tutearme". Se arriesg� preguntarme si ten�a novia y al saber que no, sonri� y
a�adi� "Que bueno; pero debo irme ahora."
Nuestro encuentros siempre fueron espor�dicos y nunca
pas�bamos de eventuales coqueteos m�s de su parte que de la m�a. Nunca acept�
salir conmigo a pesar de que se lo ped� en repetidas ocasiones y eso hizo que
nunca intentase nada con ella; pero, cada vez que est�bamos juntos algo
importante ocurr�a en el ambiente, creo que era lo que algunos dicen "Hab�a
qu�mica entre nosotros".
Durante el tiempo en que nos ve�amos lo �nico que me pidi�
fue que le regalase un cassette de INDOCHINA, un grupo franc�s de rock de los
80� y nada mas. Y el mayor acercamiento al que llegamos fue los masajes que me
dio en los hombros una tarde en que me encontr� muy cansado y al terminar me
dej� besar una de sus manos en se�al de gratitud; aunque despu�s de ello sali�
casi corriendo aduciendo que estaba apurada y que su criada llegar�a a recoger a
su hermanito.
Pasaron los d�as y Julissa no regres�, incluso llegu� a creer
que mi gesto de gratitud la hab�a espantado; as� que, a riesgo de ser delatado,
interrogu� a Federico sobre la ausencia de su hermana y me explic� que estaba en
cama con una fuerte amigdalitis y que no estaba molesta conmigo, pues, hab�a
notado que a todas sus amigas que llegaban a saludarla las hac�a escuchar la
cinta que grab� de mi programa en donde yo le enviaba saludos. Esa noche a
trav�s de mi Programa le dese� una pronta recuperaci�n y al d�a siguiente me
respondi� con su hermano que pronto llegar�a a verme.
El s�bado 13 de mayo de 1995, como a las 5.30 de la tarde,
cuando recog�a mis cosas para cerrar mi oficina y prepararme para el Programa
que emitir�a esa noche desde la radio; se apareci� Julissa inesperadamente.
Llevaba puesto un vestido negro sin mangas y a la mitad del muslo, bastante
descubierto para estar convaleciente; pero, evit� coment�rselo y s�lo le dije
despu�s de saludarla efusivamente...:
- Que gusto verte tan..... recuperada.
- Gracias.
- Pero, pasa July toma asiento.
- �C�mo est�s?, Te extra�� mucho,
- Y yo a usted.
Dijo esto mientras abandonaba su asiento y se aproximaba
lentamente a m� que permanec�a de pi� frente a ella y ligeramente apoyado a mi
escritorio para colgarse de mi cuello y besarme con una mezcla de inocencia y de
pasi�n nunca antes advertido por m� en una mujer; pero, que recib� con agrado y
asombro a la vez.
El cuerpo de Julissa emit�a un inusual temblor mientras la
estrechaba entre mis brazos y sus manitos intentaban acariciarme con cierta
torpeza. En un momento la sent� sollozar y apart� su rostro del m�o para
interrogarla:
- �Qu� ocurre July, est�s llorando?
- No es nada.
- Vamos linda, que te ocurre.
- Es la �ltima vez que vengo....... ya no vendr� m�s y jam�s
lo ver�.
- �Por qu�, qu� te pasa...no te entiendo?
- Ir� a terminar mis estudios a Trujillo y no volver� porque
toda mi familia se
mudar� tambi�n para all�.
- Y eso �te entristece mucho?
No me respondi� y cerr� mis labios con sus besos cada vez m�s
intensos y m�s apasionados. Sus manos cogieron a las m�as y luego de besarlas
las coloc� sobre cada uno de sus juveniles y torneaditos muslos tan deseados por
m� y desde entonces las palabras sobraron y fueron nuestros cuerpos los que
hablaron el lenguaje de la piel y del deseo.
Ella s�lo besaba mis labios sujeta de mi cuello y yo
masajeaba sus muslos en movimientos ascendentes hasta ver perderse mis manos
baja la corta falda de su vestido negro; mientras me invad�a el deseo de poseer
aquel fr�gil cuerpo de la ni�a que empezaba a convertirse en mujer entre mis
brazos; pero, no queriendo ser vil me detuve un instante y buscando su mirada la
interrogu�:
- July, �Est�s segura e querer seguir?...�A�n hay marcha
atr�s?
- Ma�ana me ir� y quiz�s nunca vuelva a verlo y quiero que
con usted se
quede mi.....virginidad.
Sus palabras nublaron mi entendimiento y no pens� en las
consecuencias ni en que Julissa era menor de edad; s�lo sent� el deseo de
saborear ese delicioso manjar y de verla gozar. Era mi nueva amante y a�n antes
de hacerla m�a sab�a que despu�s se ir�a y que volver�a a quedarme solo; tan
solo como antes; pero, al parecer ese era mi destino y ya nada me importaba.
Separ� a July de mi lado y la despoj� de su corto vestido
negro y regal� a mis ojos la imagen de una bella mujercita llena de deseo y de
ansiedad casi desnuda. Recuerdo que llevaba puesto un delicioso conjunto de
lencer�a blanca de encaje que la hac�a lucir a�n mas sexy y angelical que de
costumbre. Ella se me acerc� y con un cierto rubor disimulado me quito el saco,
la corbata y la camisa haciendo gala de la agilidad de sus dedos. Palp� y
recorri� con sus labios sin pintar mi dorso desnudo y al llegar a mi cintura me
despoj� con mi ayuda de mis pantalones hasta que quedar en mis b�xer que
in�tilmente ocultaban mi erecci�n.
Pronto ca�mos en la alfombre azul de mi oficina en donde ya
desnudos recre� mi vista con el contraste del color oscuro de la superficie y la
blancura de su piel. Mis manos y mis labios disfrutaron nuevamente del calor de
una virgen mujer y disfrut� viajando por su fr�gil silueta hasta detenerme en
ese par de senitos que sin terminar de madurar recib�an las viriles caricias de
mis manos y el succionar ansioso de mis labios. Mis lascivos tanteos provocaron
en mi amante sin estrenar sus primeros suspiros y gemidos de placer. Descubr� el
rubor en sus mejillas como prueba irrefutable de su calentura y eso me excit�
a�n m�s.
Segu� entonces mi viaje descendente por su vientre plano y
acarici� su monte de venus como quien acaricia a un tibio pichonzuelo antes de
su primer vuelo y separ� sus piernesitas para descubrir la flor de su sexualidad
y al hacerlo se la lam� con tanta pasi�n que yo mismo me sorprend� y que a ella
la desquici�, pues, comenz� a jadear tan fuerte que de haber estado alguien
cerca nos hubiesen descubierto y sent� las contracciones de su sexo en mi rostro
y tuve la certeza de que aquella chiquilla estaba disfrutando su primer orgasmo.
La mesa estaba servida y el manjar prohibido estaba en su
punto , s�lo restaba saborearlo con lentitud para disfrutarla m�s y gozarlo
mejor. Por unos segundos me levant� y masaje� la hinchada cabeza de mi
herramienta mientras la observaba desnuda y abierta de piernas como una inocente
ni�a disfrutando de su sue�o infantil. Me acomod� con sutileza felina sobre ella
casi sin rozarla, separ� sus humedecidos labios vaginales y deslic� mi miembro
por aquella estrecha hendidura de su anatom�a y con un m�nimo esfuerzo lo
deposit� en el fondo de su intimidad y ella apenas si se sobresalt�. Y pens� "En
cuanto la hembra es mas joven su desfloraci�n es mas placentera".
Ella me recibi� sin molestias y con su aprobaci�n y ayuda
inici� el rutinario y cada vez m�s acelerado "mete y saca" que acab� llen�ndonos
de un placer indescriptible que elev� el volumen de sus gemidos y jadeos a
niveles descontrolados. Julissa y yo est�bamos envueltos en la magia de la
pasi�n y despu�s de varios minutos acabamos estallando en un tremendo orgasmo
que dejo a nuestras piernas llenas de nuestros propios jugos.
Debimos haber nos quedados dormidos unos pocos minutos antes
de incorporarnos simult�neamente, nos miramos y.....
- Estuviste deliciosa.
- Eso deber�a decir yo de usted.
- �Seguir�s trat�ndome de usted?
S�lo sonri�, nos incorporamos, nos limpiamos, nos vestimos y
me pidi� que no sali�semos juntos. Me bes� y mientras me abrazaba dijo con
cierta tristeza �"Nunca lo olvidar�"-. Mientras la esperaba que se alejase
record� la tarde en que me cont� que la hab�an vacunado contra el t�tanos en el
colegio y baj� un poquito su faldita para que le viese si no le hab�an dejado
rojita su caderita y r�o mucho vi�ndome abochornado por tal encargo.
Se hab�a ido y tal vez tampoco jam�s la ver�a. Nuevamente
estaba solo y me preguntaba que extra�o maleficio alejaban de mi vida a las
mujeres que me amaban; entonces, ni sospechaba que en unos d�as mas conocer�a a
quien me acompa�ar�a el resto de mi vida.
No dejen de leerme, soy el Caballero Azul; y, de escribirme a
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