Relato: Triple penetraci�n, no consentida pero bien as...





Relato: Triple penetraci�n, no consentida pero bien as...


TRIPLE PENETRACI�N, NO CONSENTIDA PERO BIEN ASIMILADA.




( Interracial)




El nombre lo dice todo





Regresaba de la cl�nica, de atender a mi esposo, hab�a pasado
la tarde entera con �l, mim�ndolo y engri�ndolo, por que el pobre realmente lo
necesita. A una semana de su operaci�n de pr�stata, a�n se siente adolorido y
fastidiado, lo �nico que lo alienta es la idea de que pronto se restablecer� y
que eventualmente quedar� otra vez en condiciones de atenderme en la intimidad,
tan bien, como lo hac�a hasta hace un buen tiempo atr�s.



Por ahora �l prefiere aferrarse solo las versiones optimistas
y hace o�dos sordos a quienes afirman que ya no quedar� igual que antes, en fin,
con resignaci�n pienso que el tiempo lo dir�.



Conocedor de mi temperamento ardiente, hab�a pasado los dos
�ltimos a�os muy preocupado y temeroso de que yo pudiese consolarme con otro
hombre, �l sab�a que debido a su dolencia no estaba cumpliendo con el debido
esmero ni con la frecuencia que mi fogosidad exige.



Debo confesarles que si bien tengo el cerebro cargado de
fantas�as, estas en ning�n momento hicieron peligrar mi fidelidad, por que nunca
pasaban de ser eso, simples fantas�as que solo me serv�an como inspiraci�n para
alg�n l�brico sue�o o para una que otra caricia de auto complacencia.



Antes de entrar de lleno al relato que les tengo en cierne,
solo quiero decirles que quienes me conocen no dudan en afirmar que soy una
mujer hermosa; no los voy a cansar con una descripci�n detallada, para que a su
vez ustedes puedan imaginarme como mejor lo prefieran, tan solo les dir� que
tengo 40 a�os y que mi rasgo f�sico mas saltante es mi imponente trasero.



Me faltaba un corto trecho para llegar a casa, yo conduc�a el
auto a diferencia de lo acostumbrado. Lo usual es que yo viaje en el asiento de
atr�s y que conduzca el chofer.



Desde hace poco tiempo lo est� haciendo Jos�, a quien hemos
hecho debutar en el puesto, apenas cumpli� los 18, lo ayudamos a obtener su
licencia de conducir y ahora ya le hemos asignado el cargo formalmente; �l es
hijo de nuestra fiel servidora del hogar de tanto tiempo, una se�ora afro
latina, de muy buena disposici�n para el trabajo y adem�s de muy buen car�cter.



Al llegar a casa me di con la sorpresa de que un veh�culo se
encontraba obstaculizando la entrada a la cochera, lo reconoc� de inmediato, se
trata del coche de Marianne,la enamorada Gustavo mi �nico hijo; ella es una
extranjera que le lleva 5 a�os de edad y que de tanto traj�n a mi muchachito lo
trae seco, ustedes me entienden, lo hace trabajar horas extras en la alcoba.



Tan solo me estacion� detr�s del auto de Marianne, no quise
hacer mayores problemas, Jos� estaba con permiso para atender a sus dos primos
que vinieron a visitarlo desde muy lejos y seguramente Marianne le estar�a dando
curso a mi hijito aprovechando que ten�an la casa a su disposici�n.



No me equivoqu�, al cruzar el umbral, siento los ruidos
caracter�sticos, la parejita estaba en una rec�mara del segundo piso disfrutando
de los placeres de la carne, solo eso me faltaba, me dije a mi misma,
como si no fuera suficiente estar permanentemente necesitada de calor humano.



Como fondo musical ten�an "The Barry White�s Collection", a
buen volumen, para cubrir los gemidos de placer que Marianne emit�a mon�tona y
repetitivamente. El coraz�n me lat�a a mil por hora; sab�a que estaba mal espiar
en la intimidad a mi propio hijo con su pareja, pero me compadec� de mi misma y
opt� por aprovechar la circunstancia que el destino hab�a puesto en mi camino y
darme un gustito.



Conocedora de que mi presencia no hab�a sido advertida y que
nadie perturbar�a el disfrute que pensaba obtener del espect�culo, me despoj�
nerviosamente de mi faldita y de mi peque�a prenda �ntima que a estas alturas ya
se encontraba h�meda; para mayor comodidad y a fin de evitar hacer ruido,
tambi�n me quit� los zapatos, en tal forma que qued� peladita de la cintura para
abajo.



La apremiante ansiedad que se apoder� de mi, no fue �bice
para llevar con migo mi inseparable neceser, el que lejos de contener elementos
de costura, se encuentra cargado de todo lo indispensable para el disfrute de la
autocomplacencia, rutina a la que ya me estoy acostumbrando resignadamente.



El dormitorio ligeramente iluminado y la cortina no del todo
cerrada, me brindaban la posibilidad de espiar desde la obscura terraza sin ser
descubierta, sin acercar demasiado el rostro a la mampara ten�a ante m� un
electrizante espect�culo, no se si mas er�tico a�n por tratarse de mi propio
hijo, pero lo real es que ya ten�a yo la respiraci�n alterada y una gran humedad
entre las piernas.



Gustavo ten�a a Marianne piernas al hombro al filo de la
cama, se ve�a con toda claridad las arremetidas de la hermosa pieza de mi hijo,
entrando y saliendo de la dilatada y anegada vulva de Marianne que
cadenciosamente mov�a las caderas y gem�a al comp�s de los chasquidos de la
carne.



Yo, con desesperaci�n, me apretaba los pezones y me amasaba
los senos que ya los hab�a liberado del sujetador, sin sacarme la blusa. Puse
mis temblorosos dedos entre mis piernas y se deslizaron con facilidad, una
abundante y tibia descarga facilitaba el manoseo de mi reci�n rasurada vulva.



Sin cambiar de posici�n Marianne le brinda a mi muchacho su
acceso posterior y el con evidente avidez la penetra por el ano, instintivamente
empec� a acariciar mi carnoso trasero que altanero se ergu�a y reclamaba ser
atendido. Al tratar de introducirme uno de los artefactos que traje en el
neceser, not� que a�n no ten�a ese acceso del todo transitable.



Para facilitar la inserci�n, coloqu� en mis dedos abundante
carga de crema lubricante y me introduje dos por atr�s, uno por uno, con
paciencia y delicadeza, hasta quedar bien lubricada y dilatada.



Ya me lat�a toda la zona genital, con una mano me frotaba el
cl�toris y con la otra dirig�a la entrada y salida del "juguete de goma" en mi
�vido agujero posterior.



Nuevamente cambian de posici�n, �l se acuesta de espaldas
sobre la cama y Marianne se dispone a montarlo, mientras con orgullo mi hijo
luce su hermosa pieza genital, que la ofrece a su pareja sacudi�ndola
provocadoramente.



Presa de la lujuria, cambi� el consolador que estaba usando
por el mas grande que tra�a en el neceser, mi sexo me ped�a una pieza como la
que ten�a ante mis ojos.



Marianne, en esta posici�n y de espaldas a mi, dirige el
miembro de mi hijo con ambas manos y se lo introduce lentamente, disfrut�ndolo
en toda su extensi�n, mientras su reci�n desocupado trasero, a�n entreabierto,
contin�a pulsando descontroladamente, acompa�ado de incesantes gemidos de gozo.



Simult�neamente yo proced� con mi propia inserci�n, como si
inconscientemente estuviese deseando ser penetrada por aquel instrumento que
ten�a ante mis ojos, as� fuese de mi propio hijo; sin dilaciones me introduje el
instrumento de goma hasta el tope, llen�ndome la vagina por completo.



Me quemaban los genitales y me palpitaba el ano, repudiaba la
idea de excitarme al pensar que estaba a punto de gozar con la imaginaria tranca
de mi propio hijo, pero mi corrida era inminente, ya estaba en el camino sin
retorno, se me ven�a inevitablemente un tremendo orgasmo.



Sorpresivamente sent� la presencia de un intruso y sin poder
evitarlo, en forma repentina fui invadida por el trasero, un tremendo miembro
viril hab�a incursionado en mi mas rec�ndita intimidad sin mi consentimiento, lo
que muy a mi pesar precipit� involuntariamente el intenso orgasmo ya que ven�a
en camino; su gran mano oportunamente colocada sobre mi boca evit� que fuera
descubierta por mi hijo, ahogando el grito de sorpresa y a la vez, de
desconcertante placer que me provoc� la inesperada enculada por qui�n ya se
encontraba murmur�ndome al o�do.




Shhhhhhhhhhh��, perd�n se�ora pero ser�a terrible que el
joven Gustavo nos descubra espi�ndolo, por favor le pido que me perdone por esto
pero no lo pude evitar, cuando usted lleg� tuve que esconderme para que no me
sorprendiera de mir�n.




Hice denodados esfuerzos para poder hablar, el coraz�n se me
quer�a salir y no ten�a cuando terminar ese maldito orgasmo que me ten�a fuera
de control, pero finalmente logr� decir, con voz entrecortada:




Jos酅, esto que has hecho estᅅest� muy mal. Jos�, Jos� no
seas atrevido, deja ya de seguir movi�ndote y s�camela, si s�camela �� de una
vez.



Pero madrecita, te juro que yo ya no me estoy moviendo,
replic� Jos�, sin intenciones de sac�rmela.





En ese momento tom� conciencia que no era �l, sino yo quien
instintivamente hab�a continuado con el movimiento y lo que es mas grave, el ano
no dejaba de palpitar, como si tuviese voluntad propia, estrechaba al
oportunista intruso y le expresaba su satisfacci�n y agradecimiento.



Mientras tanto en la rec�mara mi hijo pone a Marianne en
cuatro patas y la empitona por el culo, para mi desgracia eso ten�a que pasar.
Marianne comienza a sacudir las caderas con furor y a gemir con mas fuerza, era
evidente que se ven�a.



Yo lamentablemente perd� los papeles y no pude evitar
seguirle el ritmo, Jos� due�o de la situaci�n me estrujaba las tetas, mientras
reiniciaba un furibundo mete y saca.



Se me ven�a otro orgasmo que empezaba a tomar forma, el clima
de lascivia era indescriptible, ten�a la tranca del Jos� clavada en el culo y
para su deleite yo le giraba las caderas fren�ticamente, imagin�ndome que era el
miembro viril de mi hijo; el negro me ten�a atravesada y yo vencida por la
carne, le ped�a en tono c�mplice que no pare de moverse.



Inesperadamente se produjo la incursi�n de un nuevo intruso,
una segunda persona se deslizaba por entre mis abiertos muslos y sin ninguna
autorizaci�n de mi parte, hab�a tomado posesi�n de mi entrepiernas con su
carnosa boca, su �gil lengua ya estaba haciendo de las suyas con mi vulnerable e
indefenso cl�toris.



De que me sacaba el orgasmo, con toda seguridad me lo sacaba,
ya no ten�a ninguna duda de eso, el placer simult�neo que estaba recibiendo era
nuevo para m� y mas fuerte que mi voluntad, as� es que decid� asimilar la
situaci�n y entregarme al gozo sin ofrecer resistencia alguna.



Se trataba de uno de los primos de Jos� que estaba de visita,
no atin� a otra cosa que sujetarme con ambas manos de su cabeza prendi�ndome de
su ensortijada cabellera, mientras sacud�a la pelvis vigorosamente, para
incrementar la fricci�n.



Luego de estimularme oralmente los genitales con gran
habilidad, el primo de Jos� que se encontraba completamente desnudo, se tendi�
de espaldas en el piso y me ofreci� su erecto �rgano, que luc�a una gran cabeza
contrastante con la negrura de su venoso tronco y recios test�culos



Solo tuvo que decirme: Mami m�ntate en �sta que es para
ti,
y tales palabras resultaron suficiente argumento para desmantelar
todos los principios de decencia que hab�a conservado inc�lumes durante toda mi
vida. Despu�s de todo lo ocurrido, ya era tarde para dar marcha atr�s, yo me
encontraba fuera de mi sano juicio y lo que es mas importante, mi tremendo
orgasmo era impostergable, se ven�a incontenible como lava de volc�n.



Jos� sin sac�rmela del culo me acompa�� en el descenso hasta
ponerme en posici�n, una vez que el cabez�n del otro negro qued� engarzado en la
entrada de mi vulva, comenz� la penetraci�n mas placentera de mi vida, mientras
me resbalaba hacia abajo, sent�a cent�metro a cent�metro, la incursi�n de
aquella corpulenta y quemante morcilla que pulsaba en mi interior, me parec�a
mentira lo que me estaba ocurriendo, en mi sano juicio jam�s lo hubiese
permitido, pero ya se me ven�a con certeza absoluta, los dos invasores rotaban
las caderas acompasadamente, mientras sus tremendas herramientas parec�an querer
atornillarme; todo mi ser convulsionaba fren�ticamente, el mas intenso orgasmo
de mi vida era incontenible, se me vino con abundante cantidad de flujo
lubrificante, ambos accesos sexuales se estremec�an jubilosos y el vendito
placer continuaba prolong�ndose y no ten�a cuando finalizar.



Luego ocurri� lo inaudito, un tercer negro se par� frente a
m�, con una trancota similar a las de los oros dos, con seguridad se trataba de
una caracter�stica anat�mica de familia.



Luego de exhibirla con orgullo, me pidi� que se la chupe,
pero antes de dejarme decidir, el atrevido ya la hab�a colocado entre mis labios
sin ning�n permiso.



Completamente inerme, dej� que la metiera libremente dentro
de mi boca y mientras se la succionaba, reconoc�a que gracias a encontrarme con
la boca llena no hab�a gritado, lo que evit� nuevamente que mi hijo nos
sorprendiera al acecho.



El orgasmo que estaba terminando empalm� con uno nuevo que se
sintoniz� en cadena a continuaci�n del anterior, no era para menos, nunca en mi
vida hab�a sido penetrada por tres a la vez, ni siquiera por dos, y menos a�n
por tan calientes, grandes y negras morcillas; debo confesar que una de mis
fantas�as preferidas era la de ser enculada por un negro y ahora ten�a tres
adentro.



Como estar�a cabalgando durante mi reciente orgasmo al que
ten�a debajo, que a pesar de sus esfuerzos no pudo evitar una torrencial
descarga seminal, la que me inund� hasta rebalsar, los espasmos de su miembro
durante la eyaculaci�n, me indujeron de inmediato a un nuevo cl�max lo que nos
permiti� llegar a darla en forma simult�nea.



Con gran destreza procedieron a hacer relevos y el que estaba
de pi� mientras se la chupaba, cambi� de sitio con el que acababa de darla y me
penetr� en la misma posici�n, llenando el vac�o dejado por el anterior, eso me
permiti� saborear la leche del que me hab�a hecho gozar tan rico y me di el
gusto de mamarle hasta la �ltima gota.



A estas alturas lo que acontec�a en el dormitorio de mi hijo
hab�a pasado a un segundo plano y ya no le prest�bamos atenci�n, yo me sent�a
insaciable y quer�a seguir gozando, es mas, quer�a gritar de placer y dar rienda
suelta a toda la irrefrenable locura que se hab�a desencadenado en mi de un
momento a otro.



Le ped� a Jos� que fu�ramos con sus primos al anexo de
servicio que se encuentra ubicado en una edificaci�n contigua, para seguirla con
mayor libertad, solicitud que fue aceptada con prontitud y esmero.



Una vez instalados en el dormitorio de Jos�, mas seguros y
sin riesgo de ser descubiertos, pude dar rienda suelta a todos mis deseos
reprimidos, me convert� en una desprejuiciada insaciable, los tres muchachos se
portaron de maravilla, demostraron ser unos sementales de competencia y me
dieron un servicio de primera dej�ndome absolutamente satisfecha y sexualmente
saturada, hasta no poder mas.



Ellos por su parte, estaban felices y ya quer�an asegurar una
pr�xima sesi�n, a la brevedad posible, los primitos de Jos� no quer�an
desperdiciar ni un momento de su estada en la capital y vigor sexual es lo que
mas les sobra.



Lo cierto es que durante ese primer pasional encuentro, a los
tres los hice probar mis tres conductos del placer, es decir los tres me
culearon, a los tres se la chupe y a los tres los cabalgue a mi real antojo; me
sacaron incontables orgasmos de muerte, me hicieron gozar y gritar como una
perra en celo y yo les saque mas de dos polvos a cada uno de ellos, la verdad es
que no sabr�a decir cual de los tres es el mejor, por que todos son unos
verdaderos "coito t�cnicos" de lujo.



Ultima noticia, los primitos de Jos� han prolongado su estada
y van a quedarse unos d�as mas en la ciudad, yo estoy entusiasmad�sima con la
idea, pienso aprovecharlos al m�ximo, ahora que ya les perd� la verg�enza,
quiero mandarlos de regreso a su provincia con los test�culos vac�os para que se
acuerden de m� cada vez que vengan a visitar a Jos�, ya saben que ser�n
bienvenidos y que tendr�n casa comida y todo lo dem�s, que es lo que mas les
gusta.



Jos� se ha hecho acreedor a un merecido aumento de sueldo,
cambio total de vestuario y de menaje de dormitorio, despu�s de todo, esto
tambi�n va servir para mi mayor comodidad, por que todas las tardes, mientras mi
esposo est� trabajando, pienso hacer mi siesta en ese dormitorio, es bien sabido
que una buena enculada te hace dormir como un angelito.



Aunque todav�a me da vueltas por la cabeza la imagen del
miembro erecto de mi hijo, la fantas�a de refocilarme con �l, se ha ido
diluyendo un tanto de mi mente por el momento, aunque ahora ya no tengo muy
clara la diferencia entre una fantas�a y la realidad.



Con tanto semental a mi disposici�n ya no me queda mucho seso
para fantasear.



Mi neceser de juguetes sexuales entrar� de vacaciones
forzosas y la verdad es que ya no me preocupa tanto la idea que me atormentaba,
respecto al desempe�o sexual de mi esposo luego de la operaci�n, ya que algunos
m�dicos me aseguraron que no ser�a igual que antes y que tendr�a que armarme de
paciencia para superar tal situaci�n.



Yo por mi parte estoy feliz y muy excitada con la sola idea
de la triple penetraci�n, la verdad me ha gustado mucho y me chorreo de solo
recordarlo.



Despu�s de todo, no tengo de que preocuparme, por que cuando
no cuente con los tres, siempre podr� tener a mi disposici�n a mi entusiasta,
aprovechado y aventajado colaborador que cumple sus nuevas tareas con gran
entusiasmo y dedicaci�n y siempre existe la posibilidad de hacer venir a sus
primitos con alguna frecuencia buscando alg�n buen pretexto.



Felizmente, Jos� es sumamente discreto y cumple su doble rol
a la perfecci�n, nadie que nos ve juntos podr�a sospechar de las furibundas
encamadas que disfrutamos, estoy segura que ni mi esposo lo notar� cuando vuelva
a casa, por que cuando estamos ante otras personas, Jos� se muestra sumamente
atento y respetuoso, pero a solas es muy distinto, aunque sigue siendo muy
atento, me falta el respeto a su regalado antojo, lo cual me satisface
sobremanera.




OCTOPUSI 22/01/2005


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