Mi trabajo es pajearlos... (06)
Por Mujer Dominante 4
Sandra y yo somos muy parecidas. Las dos trabajamos de putas,
y las dos pensamos que a todos los hombres habr�a que matarlos. Pero ella,
entonces, se dedica a las mujeres, en tanto que yo prefiero matarlos a pajas.
Gustos son gustos.
Cuando yo veo una buena poronga chorreando semen, no s�, me
conmueve. Especialmente si soy yo la responsable, la que hizo que es poronga
termine chorreando su leche. Porque yo saco un placer especial de dominar a los
hombres.
�Cuantos hombres que no quer�an tener nada conmigo terminaron
con sus porongas chorreando semen...!
Algunos quieren rechazarme porque soy negra. A pesar de mi
suculenta exhuberancia. Otros se tientan, pero intentan no tener nada conmigo
porque aman a sus novias o esposas. Pero ni los unos ni los otros pueden nada
conmigo. Una manita h�bil y caliente, r�pida para encontrar donde trabajar es
m�s de lo que la d�bil voluntad de los hombres puede resistir.
A veces una debe proceder de un modo subrepticio, haciendo
que la caricia no parezca deliberada, sino casual, accidental. Por ejemplo,
apoy�ndoles el culo "sin querer", o roz�ndolos con las caderas, o presionando un
muslo contra sus miembros durante un baile, o haciendo que sientan mis tetones
con cierta insistencia, por ejemplo en el subte, o bailando, que se yo, �hay
tantas formas de lograr que una tranca se vaya parando...!
Y ah�, bueno, una ya puede meter mano, y terminar con la poca
resistencia que restara.
Aunque en algunas ocasiones no he tenido necesidad de meter
mano. Con el pap� de Zulma, una compa�era de la escuela, por ejemplo. El hombre
nos hab�a ido a buscar a un baile, y yo andaba muy cachonda por tanto roce de
cuerpos. Y alguien iba a tener que pagarlo... Y me pareci� que lo adecuado era
que lo pagara el pap� de Zulma, quien era el responsable de tener que habernos
ido m�s temprano de la fiesta, cuando una deseaba tener algunos roces m�s. Claro
que yo apenas ten�a catorce a�os, y estaba bien que nos hubiera ido a buscar
temprano. Pero en aquel momento no me lo parec�a.
As� que me sent� entre �l y Zulma, en su auto, Apret�ndole su
muslo con el m�o, como para que sintiera mi calor, y frot�ndoselo lentamente. Ya
a tan tierna edad hab�a aprendido que el calor es algo maravilloso, hace parar
cualquier verga. Y las frotaciones, ni hablemos. As� que puse mi mejor empe�o, y
pronto pude poner al "papi" al palo, cosa f�cil de observar en su pantal�n.
Zulmita iba mirando por su ventanilla, silenciosa, enojada con su pap�, por lo
mismo que yo. As� que no se dio cuenta de nada.
Yo tra�a en mi falda el paquete con el gran mo�o rosa ganado
en el concurso de baile, pues era bastante buena en eso. Y as�, como a la
distra�da, lo corr� un poquito, como para rozarle el bulto. El hombre no se
atrevi� a decir nada, para evitar poner en evidencia su erecci�n. As� que pude
proceder tranquilamente, como si tuviera la v�ctima atada y a disposici�n de lo
que yo quisiera hacerle. Y lo que yo quer�a hacerle era frotarle el miembro con
el paquete. Al principio haci�ndome la distra�da, pero cuando ya lo tuve a mi
merced, le fui dando frotones m�s decididos y deliberados, sin intentar
ocultarle al hombre mis intenciones. Y creo que al advertir mi deliberaci�n en
lo que le estaba haciendo a su pene, el hombre se calent� m�s all� del punto de
no retorno. Que esa casi nena, amiga de la hija, le estuviera dando frotones en
la cabeza de su muy erecto miembro, usando el paquete con total deliberaci�n, lo
volvi� loco. La respiraci�n se le fue acelerando, y cuando v� que ya lo ten�a
listito listito, le abrac� el brazo para que sentiera el volumen de mi tet�n
caliente �ya a esa edad estaba muy desarrollada- y con algunos frotones m�s con
el paquete, rubricados por algunos apretones de mi tet�n en su brazo, lo tuve
corri�ndose, procurando hacerlo silenciosamente, para que su hija no lo notara.
Despu�s le saqu� el paquete, y pude ver la mancha de semen que le estaba
brotando desde la c�spide de la carpita que se le hab�a formado en el pantal�n.
Durante su orgasmo se descontrol� un poco y casi chocamos. Yo le mir� la mancha
en el pantal�n, como para que �l supiera que la hab�a visto, y le dediqu� una
encantadora sonrisa. �Las pajas que se habr� hecho pensando en m�, desde esa
noche...!
Y yo tambi�n, claro. Esa noche se consolid� mi predilecci�n
por la dominaci�n de los hombres. Los hombres tienen su lado m�s d�bil en el
m�sculo que se les pone m�s duro....
As� que, primero hac�rselo poner duro, y luego abusarme del
hombre...
Ese momento, el momento en que s� que al tipo se le est�
empezando a parar, es un momento de �xtasis para mi, del placer perverso que
precede a mi dominaci�n. La sensaci�n de �xito de saber que tengo un nuevo nabo,
con su hombre asociado, a mi merced...
Y una vez que ten�a a un macho acostumbrado a mis pajas, mi
capacidad de abuso no conoc�a l�mites. Recuerdo que cuando ten�a diecis�is hice
un amiguito de catorce al que ten�a loco a pajas. A veces lo pajeaba frot�ndole
mi concha desnuda contra su bulto, hasta que se corr�a en los pantalones. Pero
despu�s tuve una idea m�s divertida para jugar a costa suya. Consegu� un
potecito de crema para manos vac�o, y lo convenc� de que deb�a ayudarme a
llenarlo con su semen. El chico sab�a que se ven�an pajas as� que no opuso
resistencia. Y yo le hac�a una paja y le hac�a derramar su leche en el hueco del
potecito. Y al retito empezaba de nuevo. Un chico a los catorce tiene una enorme
capacidad de recuperaci�n y una enorme producci�n de semen, as� que yo lo
aprovechaba a fondo. Pero no resist� la tentaci�n de abusar de �l. As� que
comenc� a hacerce siete u ocho pajas por d�a. Y cuando llenaba un potecito, lo
guardaba en la heladera y consegu�a otro vac�o. Al mes ten�a m�s de diez
tarritos en el freezer, pero mi amigo andaba con unas ojeras que le llegaban
hasta el suelo. Y para m�s, estaba enviciado con mis pajas, aunque estaba
quedando medio bobo, pero el nabo le hab�a crecido bastante. La mam� estaba
desesperada porque al nene le iba cada vez peor en el colegio y ella no sab�a
qu� cosa hacer.
Por suerte empec� a hacerle pajas al padre, y el chico fue
mejorando, aunque ya nunca fue el mismo. As� que el pap� s� se dio cuenta de lo
que le hab�a estado pasando al hijo, pero no pod�a decirle a la mam�. Aunque
esta, sin duda advert�a que algo deb�a de estarle pasando a su pareja, que la
requeria mucho menos para tener relaciones. Pero ese no era problema m�o, de
modo que cuando le agarraba la tranca al viejo, se la exprim�a bien exprimida.
Linda tranca ten�a el viejo. Por supuesto que se la chup� un mont�n de veces.
Hasta que me rog�, me pidi� de rodillas, con l�grimas en los ojos, que tuviera
piedad de �l. Me conmovi�, pero ya que lo ten�a de rodillas, hice que me chupara
la concha. Al fin y al cabo me lo deb�a. A partir de entonces, tres de cada
cuatro veces que nos encontr�bamos lo ten�a chup�ndome algo, y la cuarta lo
orde�aba bien orde�ado. Quer�a dejar a la mujer y casarse conmigo. Pero ah� lo
dej� y comenc� a voltearme a su hermano. Bueno, que salvo la mam� y el abuelo me
volte� a toda la familia, y al abuelo casi casi. Est�ba por baj�rmelo cuando
entr� la nuera y nos mir� con sospechas. Pena, porque el abuelo era negro y
deb�a estar muy bien armado. Adem�s ten�a menos de sesenta, as� que seguro que
le saltaba.
Bueno, que era bastante putita, a mis diecis�is. Y me andaba
orde�ando garchas por todos lados. Las negritas tetonas tienen mucho �xito en el
mundo de los blancos. Y en el los negros, ni hablar.
Tuve una experiencia con una blanca cincuentona, que todav�a
me calienta cuando la recuerdo. Fue mi primera experiencia l�sbica, y me gust�
mucho. Creo que la puta esa me hab�a echado el ojo. Pero cuando me invit� a
charlar a su casa no sospech� nada. Pens� que era una amable se�ora blanca que
quer�a platicar con una negrita de diecis�is.
Claro que cuando una tiene unas tetonas grandes y paraditas
como las m�as y un culito como el que yo ten�a, no debe ilusionarse demasiado
con la amistad interracial, a menos que involucre sexo.
No s� como sali� el tema, pero recuerdo que me fue llevando a
charlar sobre el cuidado vaginal y cuan importante es para una chica asegurarse
de no tener enfermedades en su vagina. Y cuando me tuvo completamente
involucrada en el tema, me propuso hacerme una revisi�n, como amiga que era.
Todav�a entonces yo no sospech� nada. Pero cuando me tuvo sin braguitas, con las
piernas abiertas en el sof� y su cara muy cerca de mi conchita "para
examin�rmela bien", sent� que me estaba calentando, y que si la se�ora amiga,
iba un poco m�s all� de lo que era dable esperarse, por m� estaba bien. Y sent�
que me mojaba un poco. Y mi "amiga" puso su mano a la entrada de mi vagina,
mientras con la otra mano apoyada en mi cl�toris me la "sosten�a" para hacer la
revisi�n bien hecha. A mi se me escap� un largo suspiro, y ella acentu� la
presi�n de su dedo sobre mi cl�toris. Y con la otra mano meti� un dedo en mi
vagina, diciendo que ten�a que comprobar si no ten�a hongos m�s adentro, y a mi
se me escap� otro suspiro. Estar all�, despatarrada, con las piernas tan
abiertas, y esa se�ora toc�ndome la concha, con su cara tan cerca como para
olerme, me estaba derritiendo, de modo que afloj� la poca tensi�n que me restaba
y dej� que empezara a moverme el dedo dentro de la concha, mientras me masajeaba
el cl�toris. Era una experta la vieja. Yo empec� a resoplar y ella fue
acelerando sus caricias hasta que me corr� con su rostro tan cerca de mi concha.
Entonces me enterr� la cara en mi pelambre, y pude sentir su nariz en el
interior de mi concha. Fue la mejor lamida de mi vida y, perdido todo disimulo,
termin� aferr�ndole la cabeza y frot�ndole mi conchita en la cara. Ah� fue
cuando acab� ella. Despu�s me llev� a su cama, y d�ndome un beso de lengua
cercano a la depravaci�n me llev� al cielo, y estuvimos haci�ndonos el amor, o
lo que quiera que fuera, durante horas. Cuando sal� de su casa, era otra.
Iba a verla siempre que pod�a, para que siguiera
pervirti�ndome. Una siempre ama a la persona que la pervierte.
As� que la muy reputa me tuvo lami�ndole la concha todas las
veces que quiso, y nos echamos montones del polvos, y el marido jam�s sospech�
nada. A veces llegaba a su casa y solo quer�a estarle lamiendo la concha, el
culo o lo que quisiera que le lamiera. Estaba emputecida con ella. Y durante
algun tiempo no quer�a saber nada con los hombres. M�s adelante me present� a
una amiga de ella, y entre las dos terminaron de pervertirme, y yo era una ojera
que caminaba. �Mi dios, cu�ntos y cuan buenos polvos me hicieron echar esas dos
putas...! Claro, a mis menos de veinte yo deb�a resultarles un bocadito del
cielo. Y bien que me chuparon toda...
Pero todo pasa y en un momento me encontr� comprendiendo que
orde�ar un pito produce leche y es m�s divertido. Pero desde entonces le perd�
la impresi�n a tener relaciones con otra u otras mujeres. Es muy chancho y
divertido. Las mujeres, una vez lanzadas, son mucho m�s chanchas y desenfadadas
que los hombres. Y si son putas, como Sandra, ni te cuento.
No ser�a mala idea ir una tarde a la casa de Sandra para
ayudarla con sus clientas...
Si te gust�, escr�beme a
.
Pero, por favor, no me mandes relatos para que los supervise, pues no tengo
tiempo. Para eso, mejor con�ctate con Bajos Instintos 4, que tiene un taller
virtual:
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