Lo m�o no pretende ser un relato, solo aspiro a recordar y
contarles aventuras, experiencias o situaciones vividas a lo largo de mis mas de
55 a�os, seguramente algunas de ellas van a ser narradas con descripciones de
�mbitos/lugares demasiado pormenorizados, extensos di�logos, plagado de
eufemismos y fundamentalmente con pocos detalles de los momentos culminantes, o
sea con una intenci�n de cuento con vuelo "literario/rom�ntico", pero as� fueron
las cosas o me hubiera gustado que as� fueran.

Creo ser un tipo que no escapa a la media de los hombres, en
otras palabras nunca fui un atleta sexual y mucho menos un maratonista, nunca me
fije en mi madre/hermana/t�as con otros ojos que el de parientes, esto no
significa que no sepa apreciar la belleza est�tica femenina, debo reconocer que
a alguna prima si la mire como objeto de deseo (este es el caso que
recuerdo y que me animo a escribir), sexualmente hablando he tenido una vida
normal, tuve algunas (pocas) relaciones con maduras, he participado (una vez) en
sexo grupal (no me convenci�), he integrado alg�n tr�o, he sido adorador
fan�tico de Onan, hoy un simple participante, nunca me la med�, estoy seguro que
jam�s voy a figurar en el libro de los records.

Nunca prob� ni probare drogas (excepto el cigarrillo) nunca
practique ni practicare sexo homosexual (quien lo haga esta en todo su derecho),
ni zoofilia, ni sado y mucho menos no consentido ni pedofilia, en fin un tipo
com�n, aun tengo alguna asignatura pendiente, sexo interracial, con estas
aclaraciones previas voy al texto.

Nac� a fines de los 40 en un barrio de clase media media de
Buenos Aires. capital de la Republica Argentina en el seno de una familia
cl�sica, padre, madre, una hermana 4 a�os menor y yo, infancia inocente y feliz,
juventud rebelde y so�adora y madurez acorde con los tiempos que nos tocan
vivir.

Forme parte de la "barra de la esquina" en la que aprend� en
base a imaginaci�n y mentiras (de experiencias reales, cero) como era la "vida"
por esos tiempos. Piratas, cowboys, indios, pelota y mas adelante dados, cartas,
billar, club, pileta, f�tbol, b�squet, en fin una infancia com�n a la �poca, con
el correr de los a�os fuimos descubriendo que hab�a dos sexos, bueno, realmente
eran tres, varones, mujeres y mama/hermana, el primer indicio de la
diferencia de g�neros lo tuvimos cuando nos dimos cuenta que las nenas no pod�an
orinar de pie, creo que a partir de ese momento la barra comenz� a dividirse en
"nosotros" y "ellas" y ambos bandos paulatinamente dejamos de compartir los
juegos, "nosotros" cre�amos seguir siendo iguales y "ellas" pasaron a ser
engre�das y mariconas, no nos importaba demasiado, total, "ellas se lo pierden".

MENTIRA, a partir de esa divisi�n nos fuimos dando cuenta que
"ellas" a pesar de que no serv�an para jugar a la pelota o a los piratas, hab�a
algunos juegos compartidos que eran muy interesantes, "el doctor", "las
visitas", "las escondidas", "la mancha", realmente no sab�amos muy bien porque,
pero que eran interesantes, eran interesantes.

Paso el tiempo y una noche de verano mientras convers�bamos
los varones en nuestra esquina fijamos la atenci�n en la barra de las mujeres,
se reun�an en la vereda de la casa de una de ellas en diagonal a nosotros, nos
miraban, comentaban en voz baja, sonre�an, parec�a que les caus�bamos gracia,
intrigados comisionamos al Pecoso, era el mayor y ya hab�a comenzado la escuela
secundaria, a que cruzara la calle y averiguara que era lo que les causaba tanta
gracia, apenas intento comenzar la charla fue echado, y de muy mala manera.

No entend�amos que hab�a pasado, si hasta ayer �ramos amigos,
que hab�a cambiado para que de un d�a para otro lo �nico que nos conectaba era
un saludo casi protocolar, no sab�amos que, pero algo era diferente.

Una noche despu�s de cenar nos reunimos en nuestra esquina,
como habitualmente lo hac�amos, notamos que El Enano estaba inquieto, casi no
participaba de la charla, nos llamo la atenci�n y le preguntamos que le pasaba,
luego de meditarlo y ante nuestra insistencia nos confeso que "hab�a visto a una
mujer desnuda", no pudimos menos que re�r ya que todos lo hab�amos hecho,
incluso el, en una revista sueca que El Pecoso le hab�a escamoteado a su padre,
nos dejo con la boca abierta cuando nos dijo que la que el hab�a visto era real,
de carne y hueso, cuando pudimos asimilar y entender lo dicho lo llevamos, casi
arrastrando, a la canchita, era un terreno desocupado cercano y lo acribillamos
a preguntas, a quien?, donde?, cuando?, como?, en ese momento se dio cuenta que
hab�a sido el primero y �nico que hab�a presenciado semejante acontecimiento,
nos cont� que despu�s de cenar hab�a sentido ganas de mear (orinar), se hab�a
dirigido al ba�o y al entrar se encontr� con que su t�a se estaba ba�ando, se
hab�a quedado duro como una estatua y que no le hab�an alcanzado los ojos para
recorrer tanto f�sico, la t�a hab�a armado un esc�ndalo, le grito que se fuera y
que cerrara bien la puerta, lo hizo y salio corriendo a juntarse con nosotros,
luego nos enteramos que fue castigado con una semana sin salir a jugar, previo a
un reto fenomenal por parte de los padres, acicateados por la t�a (una verdadera
arp�a, a�os mas tarde con El Enano tramamos y concretamos la venganza), y una
serie de recomendaciones tales como, "si la luz esta prendida quiere decir que
esta ocupado", "antes de entrar se golpea" y fundamentalmente que nadie,
absolutamente nadie se tenia que enterar de tan vergonzosa situaci�n.

Lamentablemente las recomendaciones llegaron tarde, ya nos lo
hab�a contado, a partir de ese d�a mi cabeza comenz� a funcionar aceleradamente,
yo tambi�n tenia que vivir la misma "experiencia sexual", comenc� a pensar que
elementos femeninos tenia a mano, mi mama, jam�s, pertenec�a al tercer sexo, mi
hermanita, lo mismo y con el agravante que era muy chiquita, t�as, no, eran
viejas, viv�an lejos y adem�s solo las ve�a en reuniones familiares, primas,
�dem y tambi�n eran muy peque�as, las chicas de la barra, imposible, si casi no
saludaban y� nadie mas, se hab�an acabado las mujeres, Que chico era mi mundo!.

Creo que todos en la barra hab�an tenido el mismo resultado,
nunca lo charlamos, por unos d�as eso nos deprimi� un poco, bueno� bastante,
bueno� mucho, pero, por suerte, el tiempo hace que todo se olvide y de a poco
nuestra rutina volvi� a la normalidad, excepto para El Enano, a partir de ese
trascendental hecho paso a ser el �dolo de la barra, era el �nico que hab�a
"debutado" y deb�a reiterar continuamente y con lujo de detalles su experiencia.

En una ocasi�n y a ra�z de un suceso penoso, pero normal, la
muerte de un t�o de mi papa, al cual no conoc�a ya que con esa parte de la
familia (t�os y primos de mis padres) la relaci�n era casi nula, nunca supe
porque, pero as� era, ocurri� un hecho que marcar�a un cambio en mi vida.

All� fuimos los 4, si bien no era el ideal de paseo, al menos
era una salida fuera del barrio adem�s para mi era una experiencia totalmente
nueva, al llegar note que el ambiente estaba pesado, agobiante, mis padres
saludaban y nos presentaban a mi hermanita y a mi,

"cuanto tiempo sin vernos, lastima que sea en estas
circunstancias", "que linda esta la nena y que grande el nene (yo), es todo un
hombrecito", "deber�amos reunirnos mas seguido", "un d�a de estos nos hablamos y
combinamos para que vengan a cenar"

Soporte besos de viejas pintarrajeadas y babosas, palmadas en
la cabeza de viejos trajeados e insoportables, conoc� a un mont�n de parientes
que jam�s hab�a visto y que seguramente no volver�a a ver sino hasta el pr�ximo
velatorio. Por ese entonces era normal que los velorios se realizaran en los
domicilios particulares, este era un caser�n a mitad de cuadra, jard�n al
frente, en el medio la casa habitaci�n seguida de un gran terreno con huerta.
�rboles frutales y de sombra mas algunos canteros de flores multicolores y en el
fondo, donde se acababa el lote el infaltable gallinero.

Me aburr�a sobremanera y cuando mis padres fueron a presentar
sus respetos a la sala mortuoria aproveche y comenc� a recorrer los ambientes en
busca de chicos o chicas de mi edad para hacer mas ameno el momento, por mas que
busque no encontr� a nadie, lo mas cercano era una mujer de aproximadamente 25
a�os (en ese momento para mi toda una mujer, hoy una criatura), delgada, con
anteojos, no muy alta, cabello recogido, falda y saco oscuros, resignado me
quede en ese grupo escuchando an�cdotas de tiempos pasados, la mayor�a ten�an
como protagonista al finado, el tiempo que duro ese grupo fue casi divertido, el
mismo se deshizo y vuelta a aburrirme, pero la gran desaz�n fue cuando mis
padres decidieron que yo me quedar�a con mi padre a pasar la noche acompa�ando a
los deudos y mi madre volver�a a mi casa con mi hermanita apenas comenzara a
caer el sol.

Rendido a mi suerte deambule sin rumbo fijo, hasta que en una
de las vueltas me acerque a mis padres quienes estaban charlando con dos parejas
un poco mas grandes que ellos, resulto que los varones eran primos hermanos de
mi padre, uno de ellos, luego me entere, resulto ser el padre de esa mujer joven
que hab�a visto antes, al rato esta se acerco a la mini reuni�n y los padres la
presentaron a los m�os y a mi.

El comentario provoco sonrisas en los mayores, me dio
verg�enza, me sent� incomodo, tanto que apenas pude me aparte y me dirig� hacia
la parte trasera buscando un lugar tranquilo donde no me molestara nadie, no
quer�a escuchar ni siguiera el runr�n de las charlas, deambulando entre los
�rboles frutales arranque algunas ciruelas y las com�, de aburrido nom�s,
encontr� una bolsa de ma�z, tome un pu�ado y comenc� a lanzar los granos uno a
uno en el gallinero divirti�ndome viendo como las gallinas re��an, totalmente
abstra�do en ese menester me sobresalte cuando escuche

Era Graciela, se produjo un incomodo silencio, no sabia que
decir para cortarlo�

- Te cuento que yo tambi�n estoy aburrida, en la cena queres
sentarte cerca m�o?

Fuimos a una pizzer�a cercana y por suerte la cena se
prolongo gratamente, con Graciela estuvimos charlando durante toda la comida,
parec�a ser una muchacha divertida y de sonrisa f�cil, antes de tomar el postre,
mi madre comenz� a despedirse anunciando que volv�a a mi casa, ped� permiso para
acompa�arla hasta la estaci�n de tren, asegurando que apenas lo tomara volver�a
a la pizzer�a, Graciela ofreci� acompa�arnos, con la seguridad que iba con una
persona mayor y recomend�ndonos que volvi�ramos en seguida, mi viejo dio la
autorizaci�n mientras el segu�a charlando con los padres de Graciela y mas
parientes que se hab�an acercado durante la comida.

Nos despedimos de mi madre y comenzamos la vuelta a la
pizzer�a

Mientras com�amos el postre seguimos charlando y me entere
que tenia 26 a�os, soltera, trabajaba en un estudio contable muy importante en
la zona c�ntrica de la Capital Federal y estaba finalizando la carrera de
Ciencias Econ�micas.

Volvimos al velatorio y me propuso seguir charlando en el
jard�n, acepte de inmediato, lo estaba deseando, me cont� que hab�a estado de
novia hasta hacia poco tiempo con un muchacho de su barrio y que despu�s de casi
9 a�os hab�an terminado, le pregunte que hab�a pasado despu�s de casi una vida
de noviazgo, me respondi� que no tenia ganas de hablar sobre el tema, yo le
coment� que hab�a terminado la primaria, que en marzo comenzaba la escuela
secundaria comercial, que practicaba nataci�n y b�squet, me pregunto si tenia
novia y respond� que no.

Al escuchar fachero mi inocencia interpreto que hab�a una
segunda intenci�n, mis antenas se pusieron en alerta roja, la intuici�n me
indicaba que deb�a pensar una respuesta inteligente ya que era una muchacha con
mucha m�s experiencia y con una sonrisa, respond�:

El resto de la noche se me hizo corta, hab�a tenido una
extensa charla con una muchacha grande y sin darme cuenta hab�amos jugado a la
seducci�n, no era tan dif�cil como yo cre�a, me sent�a raro, creo que bien,
nunca hasta ese d�a hab�a hablado con una mujer hecha y derecha en forma
personal, es decir de igual a igual, las mujeres de su edad eran personas
mayores y no estaban en el rango de mi visi�n, pens� que si lo intentaba con
alguna chica de mi edad se pod�an abrir toda una serie de posibilidades que
hasta ayer no exist�an, obviamente Graciela no calificaba, nunca se fijar�a en
mi, no obstante sin haber ocurrido nada especial se me hab�an alborotado las
hormonas.

Con el inicio de la escuela secundaria comenzaron las
actividades "de grandes", hab�a poco tiempo para reuniones en la esquina, entre
el estudio y la actividad deportiva casi todo se limitaba a los fines de semana,
comenzaba la �poca de ir al cine, los pantalones largos, tener mi propia llave
de casa, permiso para llegar mas tarde, los cumplea�os de 15, los primeros
acercamientos con chicas, los partidos de f�tbol en cancha profesional con
camisetas y todo, mi registro como jugador federado en b�squet y nataci�n, los
bailes, mi primera actividad laboral, tuve mis primeras y �nicas (hasta ese
entonces) vacaciones sin mis padres, los asaltos y algo totalmente in�dito para
la monoton�a del barrio, comenc� a hacer teatro (esto merecer�a un relato
separado, tal vez alg�n d�a me decida), realmente los fines de semana resultaban
cortos y agotadores, mi s�bado comenzaba muy temprano, ganaba unas monedas
repartiendo diarios y atendiendo la parada, almorzaba, iba a jugar a la pelota
con mis amigos (cuando no hab�a torneos de b�squet o nataci�n), ensayaba alguna
obra con el grupo de teatro, cenaba, iba a bailar o a alg�n boliche a jugar
bowling mientras tomaba un trago, o a alguna (a veces la m�a) casa a tomar mate
mientras le�amos alg�n texto o alguien tocaba la guitarra o a un asalto.

De la feliz coincidencia de dos de esas actividades, el
teatro y un asalto, surgi� espont�neamente y sin planificaci�n previa mi primera
y maravillosa "primera vez" con una "madura" y como frutilla del postre
"infidelidad incestuosa".

Resulto que con el grupo de teatro presentamos en horario
vespertino en una Sociedad de Fomento en Lanus (ciudad del Gran Buenos Aires,
muy pr�xima a la Capital Federal), la obra "Los de la mesa 10" de Osvaldo Dragun
y all� fueron mis padres con mi hermana, algunas de "ellas", todos los muchachos
de la barra, ya alguno con su "filito" (novia), mis amigos de b�squet, los de
nataci�n, padres, parientes y amigos del resto del elenco, la presentaci�n salio
mejor de lo que esper�bamos, yo me sent�a en el aire, estaba feliz, nos
saludaban y felicitaban (recordar que gran parte del p�blico estaba compuesta de
amigos y parientes, absolutamente parciales). Uno de los besos recibidos fue el
de una muchacha que me impacto, delgada, no muy alta, buenas formas (no
exuberante, lo justo), cabello casta�o largo hasta mitad de la espalda, lentes,
hot pants, saco tejido hasta el piso, botas pirata, era Graciela.

- felicitaciones, gal�n

- salio bien, no?

- muy bien, y tu papel me gusto mucho

- gracias, no sigas que me da verg�enza.

- te vas a ruborizar?

- seguro, la falta de costumbre, vio?

- pues, comenza a acostumbrarte� No me recordas?

- no (ment�), y pido disculpas, es imperdonable.

- Graciela, te suena?

- Graciela�, mi prima?

- la misma.

- no puede ser, y como te enteraste?

- vivo cerca y me dieron un volante.

- que alegr�a, verte es lo mejor del d�a, superior a los
aplausos y felicitaciones.

- ahora la que se va a ruborizar voy a ser yo.

- Y tus viejos, como andan?

- Est�n por ah�, vinieron con nosotros, quer�an ver al famoso
de la familia.

Jaj� jaj�

- tambi�n ellos?, despu�s los busco para saludar.

- seguro que est�n con tus padres.

- Perd�n, escuche nosotros, te puedo hacer una pregunta
personal?

- si, claro

- quien es el se�or que te acompa�a?

- Enrique, mi novio

- Hola, dos cosas, primero te felicito y segundo para que
viniste.

Jajajajaja, al tipo no le causo ninguna gracia, pero al ver
que los dem�s festejaban mi ocurrencia, no le quedo mas remedio que esbozar una
forzada sonrisa.

Recuerdo que a ese insufrible de Enrique lo aborrec�, me
estaba quitando la posibilidad de aunque mas no fuera ver un rato mas a mi
prima. Como hab�a cambiado, el ultimo y �nico recuerdo que tenia era el de una
mujer formal con traje sastre y se hab�a convertido en una chica moderna que
llamaba, y mucho, la atenci�n, en un segundo mis permanentes ratones se
transformaron en elefantes y la testosterona amenazaba con desbordar. Pero en mi
interior sabia que era como tratar de barrer una escalera para arriba,
imposible.

Para aquellos j�venes que no saben que era un asalto, les
cuento que era una reuni�n de chicos y chicas en una casa particular donde los
varones llevaban la bebida y las chicas la comida, todos aportaban discos
simples/dobles, long play de vinilo y los escuch�bamos en un Winco, adem�s cada
uno de los invitados a su vez llevaba amigos/as, se bailaba, beb�a (en general
gaseosas, aunque siempre hab�a alguna bebida espirituosa que alguien hab�a
aportado en secreto, por supuesto sin el conocimiento de los mayores) y com�a,
al finalizar se dejaba la casa mas o menos en condiciones para que los due�os de
casa nos permitieran realizar otra reuni�n.

El asalto estaba bueno, m�sica, baile, comida en abundancia,
las chicas con sus mejores galas, pantalones pescadores, hot pants (hoy mini
shorts), sacos tejidos (que arrastraban por el piso), remeras de Banlon,
peinados de peluquer�a (batidos) y los varones con los cl�sicos pantalones
oxford y camisas transparentes, el hermano de la chica de la casa tocaba la
guitarra y junto con algunos amigos hab�a formado un grupo folkl�rico, hab�a
m�sica para todos los gustos, en la planta baja, pop, twist, pachanga, rock and
roll, cumbia y en la terraza una improvisada pe�a folkl�rica, cerca de las 11 de
la noche una chica me aviso que en la puerta hab�a una mujer que preguntaba por
mi.

Intrigado fui a ver quien era y al verla quede con la boca
abierta, estaba igual que a la tarde, esplendida, radiante, para com�rsela.

Hice la presentaci�n general en voz alta, sin explicar quien
era, la invite a que se pusiera c�moda y que se sintiera entre amigos, dejo la
cartera y el saco en el dormitorio y nos integramos a la reuni�n, mis amigos mas
�ntimos se fueron acercando con dos motivos fundamentales, uno, robarle un beso
y dos, averiguar quien era y de donde diablos hab�a sacado a semejante "minon",
a todos y cada uno la presente como Graciela, sin mas datos, y los fui
despachando, la convide con un trago e inmediatamente la tome de la mano y
comenzamos a bailar al ritmo de Los Beatles.

Luego de un rato de baile, charla y risas, me dijo;

La tome nuevamente de la mano y nos dirigimos a la terraza,
la pe�a estaba muy animada y concurrida, tanto que hab�a una sola silla vac�a.

As� lo hicimos y nos integramos al canto, entre palmas,
empanadas y vino, yo me sent�a en la gloria, era lo que me faltaba para rematar
un muy buen d�a, por la tarde aplausos y en ese momento estaba con mis amigos
disfrutando de una reuni�n incre�ble con la mujer mas linda del asalto y sentada
en mis piernas, que mas pod�a pedir, estaba tan contento que sin darme cuenta la
tome de la cintura y le di un beso en la mejilla.

En ese momento mis neuronas colapsaron, aun no hice
nada para que me agradezcas y hoy no somos primos, no lo pod�a creer, no
era posible, un imberbe de 16 a�os con una mujer de 29, no, imposible.

Entre zambas y chacareras fue transcurriendo el tiempo,
manten�a la mano en su cintura y con la otra segu�a el ritmo de la m�sica en su
muslo desnudo, estaba en otro mundo, en una dimensi�n en la que a pesar de estar
rodeados de gente yo sent�a que est�bamos solos, no se en que momento ocurri�
pero me encontr� con una de sus manos rode�ndome el cuello, casi abraz�ndome, y
con la otra segu�a el ritmo apoyada en la m�a, volv� a la realidad cuando sent�
un fuego en la mejilla

Me tomo de la mand�bula y rozo con sus labios los m�os,
intente darle un beso mas h�medo y con una sonrisa me dijo

Me sent� un idiota, por dejarme llevar hab�a arruinado ese
momento casi m�gico, sent� que todo se hab�a ido al mism�simo infierno, con un
gesto le ped� permiso, me levante y fui a la planta baja en direcci�n al ba�o,
necesitaba un ratito para estar conmigo mismo ordenando las ideas.

Al salir fui a la mesa y me serv� un trago

Era Laura, una de mis compa�eras de teatro, una morocha
interesante con la que ten�a una muy buena relaci�n amistosa y nada m�s (cabe
destacar que en ese momento de mi vida cualquier cosa con pollera y un poco de
formas era atrayente, no era el caso de Laura realmente era fascinante)

Simult�neamente con el mirame, la tome de la cintura y
atray�ndola hacia m�, roce sus labios con los m�os. No se porque lo hice, tal
vez por el ambiente, la m�sica, la euforia del momento, la suma de ginebras, la
revancha de lo que yo cre�a un rebote con Graciela, en fin, no se porque, pero
as� me salio.

Me dirig�a hacia la escalera, aun procesando la charla con
Laura con una sensaci�n rara en los labios, cuando vi a Graciela en el descanso
de la escalera con una mueca queriendo dibujar una sonrisa, me acerque y me
dijo;

En ese momento algo me dijo, esta es tu noche, es hoy o
nunca.

Respond� con gesto adusto.

Se produjo un silencio muy molesto, realmente no entend�a esa
reacci�n, cre�a que se trataba de una broma, pero evidentemente no era as�Quien
entiende a las mujeres?

Le di la indicaci�n pertinente y confundido me sent� en un
sill�n a esperar. Al cabo de un rato bastante prolongado, la vi venir y esta vez
con una sonrisa franca.

� Tarde mucho, bebe

Comenz� a acariciarme la cabeza y me dio un beso h�medo,
sent� su lengua pretendiendo invadir mi boca, respond� como pude, era mi primer
beso sensual, sent� que el tiempo se deten�a, no quer�a que se acabara, hab�a
entrado en un mundo totalmente desconocido y era maravilloso. Quede con los ojos
cerrados prolongando el momento.

Aun temblando me acerque al Winco y puse un Long Play de Neil
Sedaka, al parecer yo no era el �nico que esperaba ese momento, ya que alguien
apago la luz de la ara�a central quedando el ambiente iluminado solamente por
una l�mpara de pie.

Me acerque, la tome de la mano y comenzamos a bailar, puse
mis manos en sus hombros, ella me tomo de la cintura y apoyo la cabeza en mi
pecho, lentamente fui bajando las manos a su cintura ejerciendo una suave
presi�n atray�ndola hacia mi hasta que nuestras pelvis se juntaron, para ese
entonces "mi amigo" ya se hacia notar latiendo en la parte baja de su abdomen.

Nos dejemos llevar por la m�sica, comenc� a acariciarle la
espalda desde la nuca a la cintura muy lentamente, mientras le besaba suavemente
la cabeza aspirando su embriagador perfume, sabiendo que mi memoria lo iba a
recordar por siempre.

Fue un momento milagroso est�bamos bailando con su espalda
pegada a mi pecho, sus manos hab�an llevado las m�as a su vientre sosteni�ndolas
firmemente, tenia los ojos cerrados, hab�a ladeado la cabeza y le estaba
acariciando con la lengua el hombro, el cuello, el l�bulo de la oreja, ella con
movimientos circulares casi imperceptibles rozaba con sus nalgas mi sexo,
suspirando muy suavemente.

De golpe alguien cambio la m�sica y encendi� nuevamente las
luces de la ara�a, la sala se lleno de ruidos, risas y un tropel de chicos y
chicas bajaba por la escalera, hab�an dado por finalizada la pe�a y ven�an todos
a bailar al ritmo de La Charanga del Caribe, maldije para mis adentros, fuimos a
la mesa tomados de la cintura, nos servimos un jugo de naranja con ginebra y me
llevo hacia un sill�n de un cuerpo ubicado en un rinc�n de la estancia,
casualmente vac�o, me hizo sentar y abraz�ndome por la espalda se sent� encima
m�o apoyando su cabeza en el hombro.

Se llevo el dedo �ndice a su boca lo beso y lo apoyo en la
m�a

Nuestras bocas se juntaron y las lenguas se entrelazaron como
buscando desplazar una a la otra de su lugar de origen, comenc� a acariciar con
una mano su nuca atray�ndola hacia mi y con la otra busque rozar su abdomen bajo
la remera, sent� su piel sensualmente calida.

Me olvide por completo donde est�bamos, recorr� todo su
cuerpo cent�metro a cent�metro percibiendo la suavidad de su piel, sus
encantadores y peque�os pechos coronados por dos pezones que quer�an romper la
tela de su remera, sus piernas hasta donde la posici�n lo permit�a, me pareci�
que tenia la bombacha h�meda, sus nalgas perfectas y firmes.

El "mirame" se estaba convirtiendo en una palabra clave en
nuestro juego de seducci�n, nuestras miradas se enfrentaron y comenzamos a jugar
con los labios para finalizar en un profundo beso.

���������������������������..

Seguimos charlando un tiempo mas, yo mim�ndola y ella
aceptando los mimos, bebimos, bailamos un poco y tal como estaba previsto se
despidi� saludando en general, yo me quede hasta el final de la reuni�n tratando
de responder con evasivas las preguntas de mis amigos, en un momento que quede
solo saque un cigarrillo y aproveche para acomodar un poco las ideas, al fin
Eros se acordaba de mi, en un rato mas pasar�a a engrosar las filas de los
hombres, nunca mas tendr�a que rendirle culto a Onan, al menos no con tanto
fanatismo.

Jugaba b�squet en el mismo club que yo pero el ya era jugador
de primera, un ala p�vot de casi 2 metros con un lomo que impon�a respeto.

No lo pod�a creer, tantos a�os de sequ�a y en una noche dos,
a una la ver�a en un rato y la otra me estaba proponiendo el juego de la
seducci�n, le tire todos los perros, total si rebotaba igual tenia a una en el
banco de suplentes, use la palabra clave, si en una hab�a dado resultado tal vez
en esta tambi�n funcionaria.

Lo hizo y le di un besito en los labios.

En ese momento apareci� el hermano, nos saludamos y ofreci�
acercarme a mi casa en su auto, por supuesto acepte, ayudamos a acomodar un poco
el desbarajuste que hab�amos armado en la casa, nos despedimos y subimos al
auto.

Fue un viaje corto y ameno, hablamos fundamentalmente de
b�squet y como hab�a estado el asalto, al arribar a mi casa agradec�, salude a
Omar con un apret�n de manos y al pretender hacer lo mismo con Laura, esta me
atrajo hacia ella y me beso en los labios.

Aun faltaban casi 4 horas para encontrarme con Graciela, puse
el despertador con tiempo suficiente como para tomar un ba�o y desayunar y me
dispuse a dormir, estaba desvelado, eran demasiadas sensaciones nuevas, una a
punto de concretarse y otra con grandes posibilidades, totalmente distintas,
Graciela, tal como la llamaba Laura, una veterana, con la que no entend�a porque
se hab�a fijado en mi, y la otra una chiquilina de mi edad, con la que tampoco
entend�a nada, porque, si hasta ese d�a la relaci�n hab�a sido amistosa, nos
hab�amos rozado los labios, como dec�a Graciela, a una amiga no se la besa en la
boca, sumido en estos pensamientos me dorm� y me despert� con el campanilleo del
despertador.

Me levante como un resorte, me fui a ba�ar, luego fui a mi
cuarto, eleg� entre las pilchas (ropa) que tenia, no era mucha por cierto, las
mejores, me di un ba�o de Crandall (por entonces una marca de fragancia de moda
entre los varones), arme el bolso y fui a la cocina a desayunar, encontr� a mi
viejo ya levantado y preparando el mate.

Me miro de arriba abajo, y dijo:

Me fui reflexionando que si el viejo lo dec�a, deber�a tener
raz�n. Llegue unos minutos antes de la hora convenida, no estaba, espere 5, 10,
15 minutos.

Como pude creer que era una cita, que ingenuo, me jode pero
es l�gico, es demasiado grande para mi, hay dos posibilidades, se divirti�
conmigo, me ilusiono y ahora estaba disfrutando de su burla, o, no fue
diversi�n, se dejo llevar y cuando tomo conciencia se arrepinti�.

Estaba ensimismado masticando bronca cuando me di cuenta que
hab�a llegado al sentir un bocinazo, el fitito estaba irreconocible, lo hab�a
transformado de auto de paseo en uno de transporte de cargas, paquetes, cajas,
bultos, bolsas, el portaequipajes con mas paquetes, bultos y cajas.

Me acaricio la nuca y nos fundimos en un beso prolongado y
h�medo, en ese momento el mundo volv�a a tener colores y segu�a girando, yo ya
ten�a un apodo "bebe", no me disgustaba, en su boca sonaba bien, mas tarde deb�a
crear alg�n sobrenombre para ella.

Fue un viaje corto, estaciono sobre la Avenida C�rdoba a
pocas cuadras de Callao frente a un edificio de departamentos que se notaba
nuevo, descargamos la carga deposit�ndola en el hall de entrada luego de dos
viajes en ascensor hasta el piso 14 ingresamos a un departamento en el que se
sent�a un ligero olor a pintura, me indico que dejara los paquetes en el living,
que me pusiera c�modo y la esperara ya que ella iba a realizar unas compras,
ofrec� acompa�arla neg�ndose rotundamente.

Quede solo e intrigado, donde estaba?, de quien era ese
departamento?, lo recorr� y vi que era un dos ambientes amplio, living comedor,
dormitorio, ba�o completo y cocina comedor, no hab�a muebles excepto una mesa
chica con dos bancos y tel�fono (en esa �poca todo un lujo), abr� la ventana del
living, tenia vista a una gran plaza, prend� un cigarrillo y me dispuse a
esperar observando el panorama, era un d�a de sol radiante, temperatura
agradable, pens� que cerca de medio d�a iba a hacer calor, la vista se perd�a
entre azoteas, terrazas y alg�n otro edificio alto.

Tardaba (realmente hacia muy poco que se hab�a ido, era mi
ansiedad) y comenc� a pensar cual iba a ser mi estrategia, no tenia la menor
idea, hasta ese momento todo hab�a ido fluyendo casi naturalmente, pero esto era
distinto, desconocido, record� lo que hab�a visto en innumerables revistas
pornogr�ficas suecas (en blanco y negro) pero no servia de mucho ya que lo que
mostraban era el momento culmine, como corno hab�an llegado hasta ah�?, era un
misterio insondable, record� una pel�cula (tambi�n en blanco y negro) que hab�a
visto con mis compa�eros de teatro en un proyector de S�per 8, tampoco servia,
era sin sonido y si lo hubiera tenido, no entend�a el sueco, adem�s comenzaba
con un mont�n de gente ya desnuda, vaya uno a saber donde, desaforados todos
contra todos.

Me sobresalte cuando sent� un abrazo por la espalda y labios
que me besaban el l�bulo de la oreja.

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La estreche en un abrazo y pego su cuerpo al m�o, apoye el
ment�n en su cabeza, me abrazo por la cintura, suspiramos ambos

Siempre tene en cuenta que son dos, uno solo no sirve,
record� las palabras de mi viejo, por un instante quise no o�rlas, se hombre
pero caballero.

Me aparte mir�ndola a los ojos, note su mirada brillante, a
punto de quebrarse.

�����������������������������.

Nos miramos a los ojos y lentamente comenc� a desabotonar uno
a uno los botones de su blusa respondiendo ella haciendo lo propio con mi
camisa, asombrado vi que no llevaba corpi�o, nos abrazamos sin despojarnos de la
ropa e iniciamos un sensual rozamiento de nuestros torsos, me besaba el pecho,
me mordisqueaba las tetillas, me sent�a incomodo, por una cuesti�n de diferencia
de estatura solo pod�a acariciarle la espalda, besarle la frente y la cabeza,
pero no quer�a dejar de sentir sus pechos rozando mi piel.

Llevamos dos de los bultos grandes hasta el dormitorio, los
desarmamos, eran dos frazadas y un cubrecamas, las frazadas las doblamos en
cuatro a lo ancho y las pusimos una sobre otra luego encimamos el cubrecamas
doblado de la misma forma y encima una sabana tambi�n doblada, parec�a una
mullida cama turca, apago la luz, quedo la estancia iluminada por la claridad
que entraba del living, se acost� boca arriba aun con la blusa desprendida y
elevando los brazos me propuso acercarme.

En la penumbra observ� extasiado la imagen que presentaba,
cabello suelto esparcido alrededor de la cabeza, sin lentes, torso semidesnudo,
pechos firmes rematados por pezones endurecidos en medio de una aureola rosa
oscuro, casi marr�n, vientre duro totalmente plano, pantalones de tiro bajo que
dejaban ver un ombligo diminuto, chatitas (algo parecido a zapatillas sin taco,
de cuero), era una diosa pagana, la encarnaci�n del sexo.

Me saque la camisa y me acerque apoyando las rodillas a cada
lado de su cadera, comenc� a acariciarle la cabeza, la cara, el cuello, con las
yemas de los dedos recorr� el contorno de su busto pellizcando muy delicadamente
los pezones, ella solo suspiraba, se dejaba hacer, esta actitud de entrega me
animo y le bese el rostro, nos confundimos en un beso largo y profundo, la punta
de mi lengua comenz� a recorrer salivando sus pechos y besando alternativamente
cada pez�n, segu� bajando y lamiendo cada cent�metro de su piel deteni�ndome en
el pubis, la mire a los ojos, su mirada asent�a anhelante, la sent� entregada,
desabroche la cintura de los pantalones, levanto la cadera ayud�ndome, le quite
el calzado, la acaricie y bese desde la punta de los pies hasta las ingles me
extasi� besando el interior de sus muslos, sent� que me tomaba del cabello e
incorpor�ndose me atrajo hasta que me beso, se arrodillo, me aflojo el cintur�n,
me quito el pantal�n y el slip, comenz� a acariciarme y besarme, con una mano me
tomo el miembro e inicio un lento ritmo masturbatorio mientras que con la otra
me acariciaba los test�culos, me sent�a en la gloria, present� la eyaculacion y
la detuve.

Puse mis manos en su cintura, introduje las manos entre la
piel y el el�stico de de la bombacha y comenc� a deslizarla hacia abajo mientras
que con las palmas le acariciaba las nalgas, la acost� y termine de sacarla, en
esa posici�n observe que estaba totalmente depilada, me acerque y bese los
muslos acerc�ndome a la vagina, lami su derredor aproxim�ndome a los labios
mayores, con sus manos intento impedirlo, gimiendo