En 20 minutos estoy en casa de N�meroUno, que me estar�
esperando, pues no he recibido ning�n mensaje suyo avis�ndome de alg�n
impedimento. N�meroUno abre la puerta sin preguntar qui�n es. Sabe que soy yo.
Por eso me recibe desnudo, tap�ndose con la puerta, que cierra tras de mi. Le
doy las buenas tardes educadamente mientras me arrodillo.

�l me contesta al saludo mientras yo ya tengo su pene en mis
manos. S� que a N�meroUno le gusta notar como crece su verga en mi boca, asi que
sin ning�n pre�mbulo me la meto en la boca, entera, con los labios bien
apretados en su base, mir�ndole directamente a los ojos, mientras mi lengua
juguetona recorre su pene dentro de mi boca. El efecto es el esperado y poco a
poco su miembro crece en mi boca, endureci�ndose. Estos segundos los aprovecho
tambi�n para subirme la falda y, echando aun lado la estrecha tira del tanga,
masturbarme el cl�toris con mi mano derecha.

Su pene ya ha adquirido un buen tama�o y necesito hueco para
respirar. Me lo saco de la boca y agarro su base. Es la se�al que �l est�
esperando. Agarrando mi nuca con ambas manos, comienza a poseerme por la boca.
Yo me limito a apretar los labios fuertemente, a aguantar las arcadas cuando me
lo introduce hasta el fondo de la garganta y, sobre todo, a masajear mi co�ito.
Sus manos agarran fuerte mi cabeza, tir�ndome del pelo, saca su verga hasta la
punta, sin llegar a sacarla del todo, para empujar sus caderas y tirar hacia si
de mi cabeza. Su pene se mete en mi boca hasta que mi nariz roza con su vientre.

Y mi placer aumenta. No soy m�s que una boca que da placer,
un trozo de carne para el disfrute de un hombre. Acelero el movimiento de mi
dedo a medida que el hace lo propio con el movimiento de sus caderas. Pronto
llega al frenes�, sus gemidos se hacen m�s fuertes, mi cabeza va y viene a una
velocidad que casi me marea. de mi cl�toris surge un calor que aumenta cada vez
m�s. Empleo dos de mis dedos para que no quede ni un pedacito de este divino
�rgano sin rozar. Y entonces el estalla. Noto en mi boca los espesos chorros de
semen, acumulados durante siete d�as.

Salado, grumoso, llena mi garganta. A duras penas consigo
tragarlo. Y no s�lo por la cantidad que expulsa, si no porque mis propios
gemidos al alcanzar el orgasmo me obligan a tragar y jadear al mismo tiempo. No
es f�cil, pero la pr�ctica me permite hacelo sin sufrir demasiados atragantos.
Termina su corrida con su pene introducido al m�ximo en mi boca, dej�dome asi,
completamente ahogada durante unos segundos. Por fin retira lentamente su
miembro, mientras yo subcciono para aprovechar hasta la �ltima gota de su semen.
Ya con la polla totalmente fuera, espero la propina. Saco mi lengua y el, desde
lo alto, deja caer un escupitinajo de saliva que se estrella en ella. La saboreo
mientras me recompongo un poco la ropa. "Hasta el pr�ximo jueves", me despido de
N�meroUno mientras salgo por la puerta.

Tardo media hora en llegar a casa de N�meroDos. Maldito
tr�fico. Este trayecto no deber�a haberme llevado m�s de quince minutos. Todav�a
estoy dentro de horario, pero mejor no distraerse. N�meroDos abre la puerta de
su casa con una sonrisa. Nos saludamos con un par de besos y le comento lo mal
que est� el tr�fico y que deber�a ir pensando en mudarse a un sitio menos
c�ntrico. Mientras, camino por el pasillo rumbo al sal�n como cada jueves. Para
no perder tiempo, no me desnudo. Simplemente me pongo de rodillas en el suelo,
cubierto con una suave alfombra, con la cabeza apoyada en ella y mi culo en
pompa. Levanto mi falda dejando mi culo al aire, cubierto por la fina tira del
tanga. "Vaya, hoy si que traes ganas", me dice, "Ganas y prisa", contesto yo. Me
acerca el l�quido lubricante mientras se empieza a desnudar.

Pongo unas gotas del l�quido en mi ano y otra en mi dedo
anular. �l se arrodilla detr�s m�o y le oigo masturbarse mientras me mira como
inicio la dilataci�n de mi ano. Primero introduzco el dedo anular, con cuidado,
hasta el nudillo. Me echo un poco m�s de lubricante e inicio un suave
movimiento, introduciendo y sacando el dedo hasta que mi esfinter se dilata lo
suficiente. Cuando sobrepaso el nudillo facilmente, acompa�o el dedo �ndice al
anular. Hago fuerza en los bordes del ano meti�ndomelos en espiral, para ayudar
a la dilataci�n. No tardo en echarme m�s lubricante para introducir el tercer
dedo. En ese momento, aprovechando el lubricante que ha escurrido desde mi ano,
me introduzco un par de dedos de la otra mano en mi vagina. Asi permanezco unos
segundos, masturb�ndome ambas entradas, hasta que me noto suficientemente
excitada y retiro los tres dedos de mi abierto ano. Es la se�al que �l esperaba,
expectante y callado detr�s m�o. Se pone de pie y, sujetando su pene por la el
tronco, dirige su punta a mi ano.

Lentamente introduce la verga, dejando que mi esf�nter se
acostumbre a la invasi�n. Va introduciendo cent�metro a cent�metro a petici�n
m�a. Yo no dejo de masturbarme y, en cuanto veo que soporto el dolor y vuelve el
placer, le pido que introduzca un poco m�s. El proceso es lento, pero acabo
teniendo mi intestino lleno de su rabo, hasta los huevos, donde permanece quieto
hasta que mi dilataci�n es total. Llegado ese punto, le aviso con un escueto
"Ahora, foll�me el culo" y �l inicia el bombeo. Cuando �l saca su pene, yo
introduzco mis dedos en mi vagina. Y cuando estoy mucho m�s dilatada y su bombeo
se hace m�s brusco, invierto el movimiento y soy penetrada al mismo tiempo por
ambos sitios por su polla y mis dedos.

Agarr�dome de las caderas, poco a poco va tomando confianza y
las retenidas embestidas del principio se convierten en bruscos intentos de
met�rmela hasta los huevos. De vez en cuando escupe en mi ano para facilitar la
lubricaci�n. Pronto pierde el control y oigo el ruido de sus pelotas chocar
conmigo. Acelero mi mano cuando noto el orgasmo pr�ximo. Le aviso que me corro
y, como premio, recibo sus chorros dentro de mi culo, que yo aprieto fuertemente
para notar mejor su verga y darme m�s placer.

N�meroTres vive camino de vuelta a casa, a escasos 15 minutos
de N�meroDos. Pero hoy el tr�fico es un aut�ntico infierno. Decido dejar el
coche un poco m�s alejado que de costumbre, porque voy a llegar antes andando.
Toco a la puerta de N�meroTres y ella me contesta con un "Sube, guap�sima" que
contagia alegr�a. Hoy lleva una ropa interior muy, muy sexy, como de revista
porno, con braguitas, liguero y medias. Los pechos los lleva al aire, grandes y
hermosos, aunque algo abiertos, con esos grandes pezones oscuros.

Los sobo con mis manos y me los llevo a la boca. Ya los tiene
duros de antes de llegar yo. Seguro que ha estado jugando ella sola mientras me
esperaba. Tampoco me quito la falda, hoy me da m�s morbo asi. Me limito a
sentarme en el sof� y a quitarme el tanga. Ella se sienta en mis rodillas,
mirando hacia mi. No besamos mientras toco uno de sus pechos, estrechandolo en
mi mano. Pellizco su pez�n mientras ella chupa mi cuello, haci�ndome unas
excitantes cosquillas. Me pide que me tumbe. Se quita la ropa interior delante
m�o y yo disfruto con el pase privado de lencer�a.

Cuando se quita las bragas, veo que de su totalmente rasurado
co�ito asoma algo. Es el extremo de unas bolas chinas... se vuelve para que vea
que el otro extremo se pierde en su ano. Definitivamente, ha estado jugando sin
mi. Se tumba al rev�s que yo, en l apostura del 69, dej�ndome delante de la cara
su deliciosa rajita. Separo mis piernas para que ella tenga acceso a la m�a.
Est� muy caliente hoy, porque sin ning�n pre�mbulo se lanza a chuparme el
cl�toris, haciendo subcci�n con su boca y jugando con su lengua. Retiro las
bolas chinas del interior de su vagina y, separ�ndo los labios con los dedos,
introduzco mi lengua todo lo que puedo en su vagina. Gemimos casi al un�sono. Me
esmero en comerla bien toda la rajita, mientras ella hace lo propio.

Cuando yo meto mi lengua, ella hace un c�rculo con la suya
sobre mi cl�toris. Si me dedico a este, entonces ella introduce su lengua en mi
vagina. Y con este jugoso intercambio seguimos chup�ndonos y d�ndonos placer,
hasta que noto que ella esta apunto. Acelero mi lengua, me esmero en apretar
bien fuerte con ella y, cuando comienzan sus temblores, saco lentamente las
olvidadas bolas chinas de su ano. Su orgasmo es profundo, entre gritos y gemidos
que la impiden seguir comi�ndomelo a mi. Cuando ha acabado del todo, la obligo a
darse la vuelta, tumbada boca arriba. Coloco mis rodillas a ambos lados de su
cara y me siento sobre su boca. A los movimientos de su lengua sumo los de mis
caderas hacia delante y hacia atr�s. El orgasmo llega pronto y no puedo evitar
acordarme de N�meroUno, usando mi boca para darse placer igual que ahora hago yo
con N�meroTres.

El tr�fico ha mejorado y el camino a casa de N�meroCuatro es
r�pido. Siempre dejo a N�meroCuatro el �ltimo, porque, sinceramente, es lo
mejor. Es como cuando, despu�s de una comida excelente, sabes que la tarta de
queso del restaurante est� deliciosa. S�, los otros platos son magn�ficos, pero
est�s deseando llegar al postre para disfrutarlo.

Entro en la casa de N�meroCuatro sintiendo esos extra�os
olores que siempre la inundan, ex�ticos y desconocidos para mi. N�meroCuatro
deja la puerta abierta, no tiene nada que ser robado y los posibles ladrones
tienen mucho que perder si se encontraran con �l de frente. Me recibe en slips
blancos, que resaltan todav�a m�s sobre su negra piel. N�meroCuatro es un hombre
de color enorme, debe medir dos metros. Y lo tiene todo en proporci�n. La verga
de N�meroCuatro es la m�s grande que he visto en mi vida. Nunca la he medido,
�para qu�?, me llena completamente y eso me basta. Quiz� si la midiera me
asustara, asi que mejor dejar las cosas como est�n.

Me lleva de la mano a su cama, aunque conozco el camino
perfectamente. N�meroCuatro se tumba en ella. Definitivamente, hoy no me desnudo
para nadie. Vengo ya excitada, no necesito juegos, por lo que, sentada sobre el
vientre de N�meroCuatro, de espaldas a �l, comienzo a masturbar su pene mientras
�l levanta mi falda para ver mi culo. Mi boca se dirige a su pene, y, aunque lo
intento, no logro comerme m�s de la mitad del descomunal miembro oscuro. El ya
est� metiendo dos dedos en mi rajita, aprovechando que me agacho para hacerle la
mamada. Tiene una minga tan grande que noto hasta sus venas con mi lengua. Ambos
estamos listos, asi que me doy la vuelta, de rodillas, apoyo mis manos en su
pecho, sobre sus m�sculos pectorales.

Y me dejo caer, poco a poco, notando como su carne abre mi
carne, muy despacio, viendo como mi cuerpo se ve pose�do, invadido, ultrajado,
tomado. Cada cent�metro que va entrando en mi vulva me hace perder un poco m�s
de consciencia. Hay dolor, pero placentero. Tardo en tenerlo todo dentro, pero
es una espera necesaria, porque creo que de met�rmela de una sola vez acabar�a
en el hospital. Noto mi vientre dilatado por su enorme miembro. Noto mi vagina
completamente llena, saturada, noto polla en cada parte de ella, en el fondo, en
los bordes, en el exterior.

Estoy llena, llena de polla. Inicio un suave movimiento,
alzando mis caderas para sacar un poco de carne de mi interior. Y el vacio es
delicioso, pero la sesanci�n es f�til, porque al instante deseo estar llena de
nuevo. Y bajo sobre el miembro, y vuelvo a ser un mero t�tere manejado por �l.
Subo y bajo, lleno y vac�o. Cada vez un poco m�s vac�a, para volver a estar m�s
llena. Y ardo por dentro cuando �l decide tocar mis pechos por encima de mi
ropa. Y me corro una, dos y tres veces, saltando encima de �quel objeto vivo que
utilizo para mi placer. Y por fin el se viene conmigo, inundando mis entra�as de
semen caliente, que chorrea por mis muslos. Descanso para recuperarme del
esfuerzo y ahora es �l el que me posee a mi. Separo mis piernas y abro mi raja
con las manos para facilitar la penetraci�n. Con una mano sobre su fuerte
espalda y otra en su duro trasero, le invito a utilizarme. Y comienza el baile,
y bombea, y bombea, y bombea... Pierdo la cuenta de los orgasmos.

La cocina est� hecha un desastre otra vez. En el sal�n ha
debido haber una guerra. Me asomo a la habitaci�n de los ni�os y ya est�n
dormidos. Saludo a Paco y me voy directa a la ducha. Borro los recuerdos
f�sicos, pero en mi mente quedan v�vidos los mentales, imposibles de borrar. Me
meto en la cama y mi marido me besa "No, Paco, ya sabes que los jueves vengo muy
cansada de la gimnasia". Ma�ana tendr� que madrugar m�s para dejar la casa
recogida. Y es viernes. Siete d�as hasta el jueves. �Qu� ganas tengo de que
llegue el jueves!. Es que... el jueves es mi d�a.