Relato: Doble premio Llegue a mi apartamento a eso de las seis de la tarde,
ansioso y expectante, pues era el d�a que llevaba esperando toda la semana.
Hab�amos acordado encontrarnos al fin Daniel y yo, para conocernos, conversar, y
quien sabe, intimar un poco.
Aliste el ambiente de la sala, organiz�ndola lo mejor
posible, velas encendidas por aqu� y por all�, en sitios estrat�gicos, m�sica
suave, y una botella de licor, whisky fue mi escogencia, lista con sus vasos.
Fui a la cocina a preparar el hielo, y estando en la mitad del proceso son� el
timbre. Mi coraz�n lati� aceleradamente: "Debe ser el" pens�, y me dirig� con la
hielera hacia la puerta. Mire por el visor y ah� estaba el parado, aparentemente
tambi�n expectante.
Abri la puerta. "Hola, Daniel, finalmente nos encontramos,
sigue por favor" El me devolvi� el saludo, muy cortes, extendi�ndome su mano:
"Hola, como est�s?".
Entramos a la sala, y coloque la hielera al lado de los
vasos, deseando que el hielo entre nosotros dos se derritiera mas r�pido que el
que acababa de sacar de la nevera. Serv� sendos tragos para los dos, y nos
sentamos en el sof�.
Charlamos de todas las cosas posibles, trabajos, partidos de
f�tbol, carros, mientras nos �bamos dejando llevar por las copas. Los dos
ligeramente mareados, nos mir�bamos a los ojos, y entonces decid� avanzar.
Extend� mi mano hacia la suya, y se la tom� acerc�ndola a mis labios, para
rozarla con los m�os. Sent� su vibraci�n, y dirig� mi mirada hacia su
entrepierna. Daniel no pas� por alto mi gesto, y me dijo: Busca lo que quieras,
por favor, no tengas temor. Le solte la mano solo para dirigir la m�a al sitio
deseado, y empec� a sobarle su sexo por encima de la ropa. Daniel se baj� la
cremallera, sacando su verga de su encierro. "Est� preciosa" le dije yo.
"Gracias" contest� Daniel. Despu�s de unos cinco minutos de caricias y besos en
la cabeza y tronco de ese objeto de mi deseo, Daniel me dijo: "Quisiera ponerme
m�s c�modo". "Claro, papi, no te preocupes, por favor!" contest�.
Daniel se par� del sof�, con su verga erguida saliendo por la
bragueta del pantal�n. Yo no pod�a quitar los ojos de ella, que ganas sent�a de
tomarla de nuevo en mis manos. Al hacer el adem�n de acercarme para tocarlo, el
dijo: "Espera, no seas impaciente, d�jame arreglarme.
Se retir� un poco hacia atr�s, fuera de mi alcance, y se
empez� a desvestir, quit�ndose todas sus prendas una a una, lentamente, hasta
quedar desnudo frente a mi. Esto me hizo excitarme a�n mas de lo que estaba, y
decid� liberar mi verga de su encierro, baj�ndome los pantalones y los
interiores. Daniel se sonri� al ver mi tronco tieso y palpitante. "Ahora sigue
el resto" y se dirigi� hacia su morral, extrayendo de el todos los elementos
necesarios para convertirse. Daniel estaba totalmente depilado, sus piernas,
brazos, pecho y espalda, hasta su miembro estaba totalmente limpio de vellos, lo
cual le daba un aspecto muy especial, adorable por cierto.
Empez� a vestirse mientras yo continuaba excit�ndome mas y
mas, masturb�ndome muy lentamente. Primero se coloc� una peluca negra de capul.
Su rostro se ve�a precioso, aun sin maquillaje. Luego continu� coloc�ndose un
cors� negro, de encajes, con boleros en la parte inferior, y con tiras de
liguero que colgaban por sus piernas, que desde donde yo estaba ubicado, se
ve�an sedosas y brillantes. Daniel se volte� de espaldas para recoger las medias
de seda que hac�an juego con el cors�, negras con encaje en el muslo, y al
agacharse por ellas pude ver sus nalgas redondas ya apetitosas en todo su
esplendor. Solt� un gemido, que no pas� desapercibido pues Daniel, ya casi
Daniela, se quedo est�tica, agachada, mir�ndome por entre sus piernas. Se coloc�
entonces las manos en sus nalgas y se las separ� lentamente, dej�ndome ver la
antesala a su gruta, al sitio que ya no resist�a la espera para llenar con mi
tronco carnoso, que parec�a fuera a reventar en mi mano.
Daniel se volvi� a colocar de frente, y empez� a enrollar
lenta y seductoramente sus medias en sus piernas, tal como si fuera una escena
sexy de una pel�cula rom�ntica. Se apunto las medias al cors� liguero, y
concluyo el proceso calz�ndose dos zapatos de tac�n, del n�mero 10, alt�simos,
que hicieron resaltar autom�ticamente sus muslos y sus nalgas. Se ve�a
esplendorosa, super excitante, totalmente deseable, como cualquier propaganda de
ropa interior.
"Est�s divina", le dije, y Daniel, mejor dicho, ahora si
Daniela dijo: "Ya casi, mi amor". Empez� a caminar de un lado a otro, movi�ndose
cual modelo de pasarela, mientras iba coloc�ndose los aderezos: l�piz labial,
aretes, collar, pulsera que le hacia juego a los dos anteriores, y, claro est�,
un perfume femenino, que ol�a exquisito. Ahora si soy Daniela, dijo con una voz
mas delgada que la suya propia, para no desentonar con su apariencia. Empez� a
acercarse lentamente al sof�, con su verga libre, pues no se hab�a colocado
pantys, lo cual me hacia enloquecer de arrechera. El verla as�, totalmente
femenina, salvo por su entrepierna, salvo por su miembro precioso que se me
antojaba manjar exquisito. Cuando estuvo frente a m�, su verga enhiesta y
palpitante qued� a cent�metros de mi cara. Abr� mi boca dispuesto a recibirlo en
ella, ansioso y caliente. Mientras tomaba con mis labios su miembro y lo
consent�a a placer, jugueteando con su cabeza y su tronco, Daniela iba
quit�ndomela ropa prenda por prenda, camisa, zapatos, medias, pantalones,
interiores. Para cuando me acabo de desvestir, los movimientos que hab�amos
realizado, necesarios para que ella pudiera quitarme las ropa, me ten�an
acostado boca arriba en el sof�, con mi verga enhiesta apuntando hacia la cara
de Daniela, y la verga de ella llenando mi boca. El 69 estaba ya planteado de
esa forma, y Daniela procedi� a tragar lentamente mi miembro, que al sentir el
calor de su boca se hincho en forma tal que pens� que iba a soltar toda la
leche. Pero Daniela estaba preparada, hab�a tomado con dos de sus dedos mi verga
por la base y la apretaba fuertemente, mientras empezaba a sacarla y meterla de
su boca con movimientos r�tmicos, cada vez mas r�pido. Yo al no poder resistir
mas y empec� a sentir el orgasmo, pero sus dedos aprisionantes no dejaban que
llegara en mi totalidad. La presi�n empez� a aumentar dentro de m�, sensaci�n
que nunca antes habi� experimentado. Saque la verga de Daniela de mi boca, pues
encontraba necesario gemir, como si fuera gata en celo. Al escucharme ella, saco
su verga de mi boca se arrodillo en el piso frente a ella, y afloj� la presi�n!
Juro que nunca antes hab�a sentido lo que en ese momento. Fue
como si todo estallara dentro de mi. El semen empez� a brotar de mi miembro en
forma impresionante, nunca hab�a sentido que saliera con tal vigor y en tal
cantidad. Daniela se ocupaba de recibir escupitajos de espema en su cara,
retorci�ndose de placer. "Oh, papi, que rico, como tienes de leche, si,
sueltala, vamos, es m�a me la he ganado" Yo seguia dando espasmos en el sofa, y
soltando esperma en la cara de Daniela.
Cuando hube acabado, ella se irgui� y pude ver entonces lo
que hab�a originado mi derrame: su tronco estaba hinchado y palpitante, ansioso
de ser usado, de explotar en r�os de leche caliente. No resist� esta visi�n, y
me volte� en el sof�, ofreci�ndole mi cuerpo a ella. Se acaball� sobre mi y
coloco su herramienta en la entrada.
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Relato: Doble premio
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