Relato: Primo y prima casada e infiel



Relato: Primo y prima casada e infiel

Me gustar�a, en realidad me excita mucho, contarles lo que
estoy viviendo. Hasta hace pocos d�as estaba pasando el momento m�s depresivo de
mi corta vida ya que tengo 19 a�os. Hace tres meses qued� embarazada y dada la
precaria situaci�n econ�mica de mi familia como la de mi actual marido, el
metej�n que este tiene conmigo y la presi�n de mis padres, cuando se enteraron,
termin� casada con alguien que si bien le tengo cari�o no me atrae sexualmente .
As� esos primeros meses del embarazo, con sus nauseas, v�mitos y mareos
terminaron por minar seriamente mi animo.


Vivimos en un balneario popular , cerca del mar de esos que
en verano se llena de gente de clase media que ocupa sus casas de veraneo pero
que el resto del a�o en especial algunos barrios m�s alejados del centro del
pueblo quedan desiertos.


Mis d�as transcurr�an mon�tona y crecientemente
disconformidad . Despues que mi marido sale para su trabajo yo arreglo la casa y
al mediod�a acostumbro a ir a lo de mis padres, que viven en la otra punta de la
localidad, a almorzar, lo que tambien supone un forzado gran ahorro para nuestra
econom�a domestica. Esta costumbre es por todos fomentada, por un lado para que
no estuviese sola la mayor parte del d�a y por otro lado como mi madre es una
gran cocinera pr�cticamente todos los d�as vuelvo, a la tardecita a mi casa con
la cena preparada siendo esta la forma que mis padres tienen de ayudarnos
econ�micamente-. Despu�s del almouerzo ellos hacen sus cosas; si el d�a est� feo
su siesta es obligatoria y sino ambos salen a hacer el mantenimiento y limpieza
de casas y jardines aun vac�as de veraneantes . Mientras tanto yo, en la pasada
primavera, deambulaba solitaria sin ganas de nada, todo me parec�a errado, mi
embarazo, mi matrimonio, la situaci�n econ�mica y de mi salud. Pero mi familia
dec�a que yo era un poco hipocondr�aca


Al inicio del verano comenz�, cada vez con mayor asiduidad, a
llegar por casa de mis padres Adri�n. un primo, un poco mayor que yo, un tiro al
aire, que andaba recuper�ndose de una lesi�n en una pierna producto de un
reciente accidente de moto. Ya casi no le dol�a, lo peor ya hab�a pasado y sab�a
que todo era cuesti�n de tiempo Un buen atorrante, viviendo, ahora, en una
m�sera pieza pero aunque independiente, en casa de su madre, que al jubilarse,
se hab�a mudado hace poco mud�, a instancia de mi padre, su hermano, a nuestro
barrio. Hab�a andado los �ltimos meses de mochilero, por todo el norte de Brasil
donde es verano todo el a�o, con una francesa bastante mayor que �l y que
bancaba todos gastos. Andaba desocupado, aunque sab�a hacer un poco de todo y
pasaba el d�a entre la playa y buscando hacer alguna changa; cuidando casas y
jardines o haciendo algun mandado en la bicicleta o un destartalado ciclomotor.
Nunca ten�a un centavo.


Conmigo siempre hab�a tenido m�s que buena onda incluso
algunos intensos y llenos de morbos pero escarceos sexuales infantiles, cuando
pas�, una semana de verano con su familia en nuestra casa. Despu�s de eso,
nuestros encuentros se redujeron a dos o tres veces siendo adolescente cuando
fu� a terminar la secundaria a la ciudad.


La cuesti�n es que, ah� est�bamos, ninguno de los dos en su
mejor momento, al contrario. Por su lesi�n en la rodilla, a nadie le llamaba la
atenci�n que anduviera, por estos d�as, siempre en la vuelta y sin hacer nada ,
Hac�a ya un par de d�as que nos ven�amos quedando a solas de conversaci�n
prolongada , hablando, m�s que nada , de mis desgracias que aparec�an como
irremediable. Pero los cuentos de sus recientes andanzas hasta me divert�a y me
entretn�a pero por otro lado hac�a m�s lamentable la hora de volver a la
monoton�a de mi hogar y vida conyugal.


Al tercer o cuarto d�a de vernos, como siempre a primera hora
de la tarde, con la excusa de arrimarles unas herramientas a mis padres
caminamos lentamente por las aun desiertas calles arboladas u rodeadas de
peque�as casas enjardinadas. Como siempre yo Hablaba, de mi infelicidad con mi
marido, con el cual no me entusiasmaba nada, de como me hab�a retra�do en la
relaci�n a mis antiguas amistades, etc. pero que sin embargo con �l pod�a
conversar de todo y olvidarme por un buen rato de lo que yo sent�a como mi
desastrosa condici�n. Pareci�, por su silencio, entristecerse solidariamente
pero inmediatamente reaccion� alegremente y agresivamente me dijo. - "Mira, que
a mi no me divierte nada que me agarren de pa�o de lagrimas y menos que lo hagas
tu , al contrario, contigo lo m�ximo toalla mojada, te conosco de que eras una
audaz y traviesa ni�ita "- a la vez que en un movimiento rapid�simo hizo
chicotear la camiseta que ten�a en las manos, hasta apenas hacerla tocar mi
cola. Pegu� un salto, me asute m�s por la sorpresa y el chasquido, aunque doli�
como un peque�o pinchazo No me pude contener. Lo mire con furia indsimulada y lo
insult� groseramente: - -"Hijo de puta" - Levante un poco el borde de la corta
solera y v� una peque�a mancha m�s oscura resaltaba levemente en el nacimiento
inferior de mi rosada nalga derecha. Se la mostr� diciendo "-Mira la marca que
me dejastes, no sab�s que a mi enseguida se me hace un machuc�n. Guacho puto, no
te lo voy a perdonar" Exager� muy a prop�sito -Me mir� con asombr�. Pero con un
tono m�s conciliador le lanc� una amenaza tranquilizadora "-No te preocupes yo
tambi�n te conozco y s� como vengarme" Pero esto ya son� a otra cosa y ambos
re�mos de buena gana. Era la primera vez que aludimos a nuestro pasado.


Sinceramente se disculp� y volviendo al tono amistoso me
explic� que se rebelaba y le daba rabia tanto pesimismo que le pod�a resultar
contagioso sobretodo a lo del futuro y presente econ�mico. Y para demostrarme su
solidaridad me consol� graciosamente, poniendo mil ejemplos, contando excitantes
an�cdotas de viajes, parejas exitosas y frustradas o amistades coloridas. Me
dec�a de c�mo pod�a estar tan pesimista y depresiva, que la barriga que se me
estaba formando me quedaba linda, que los senos me crecer�an, al gusto de muchos
hombres, que me preocupara en cuidarme y no me dejara caer ya que a muchas
mujeres el embarazo las embellec�a, que lo que hoy me parec�a ruin ma�ana ser�a
una alegr�a , que imaginara que tendr�a solo 35 a�os cuando el ni�o o la ni�a
llegara a los 15, que viviera el presente pensara que por lo menos ahora ten�a,
por ejemplo la ayuda de mis padres , un joven sano como marido que parec�a que
me adoraba queriendo lo mejor para mi, una casa prolija, atenci�n m�dica,
incluso nuestra amistad. etc. En fin que me concentrara en eso, por lo menos
hasta los primeros meses de la criatura, y que la vida m�s all� de las
circunstancias hay que encontrarle la vuelta, seg�n las preferencias
individuales, para que se nos presente disfrutadle etc. etc. Parec�a que no
acababa nunca de encontrar argumentos optimistas para que dejara de sentirme
enferma y desdichada, algunos muy divertidos y sensuales que me fueron aflojando
ya que lo hac�a con la humildad de reconocer que sus palabras eran tambi�n para
darse animo a si mismo .



Un jueves, especialmente caluroso para la �poca, final de la
primavera mi padres salieron, enseguida de almorzar, a tomar cuenta de una casa
ubicada a unas cuadras que ser�a ocupada ese fin de semana. Yo me qued�
terminando de levantar la mesa y de arreglar la cocina. No hab�an pasado ni 10
minutos cuando apareci� mi primo, con su natural buena onda que volv�a de la
playa. Yo me alegr� porque hasta ese momento me esperaba un tarde muy aburrida
ya que me sent�a sin fuerza para nada. En seguida, se ofreci� para ayudarme con
las tareas mientras se com�a algunos restos del almuerzo y mataba su sed,
agreg�ndole agua helada a un gran vaso de vino, que mi padre hab�a dejado sin
tomar . Cuando finalizamos, dejando todo impecable, me dirig�, tratando de
reponerme de uno de mis habituales mareos, a mi cuarto de soltera, que aun
conservaba las dos camas gemelas que en mi infancia compart�a con mi �nica
hermana, 8 a�os mayor. Era uno de los lugares m�s frescos de la casa, ya que
ten�a ventilador en el techo y una ventana, con persianas, dirigida en direcci�n
al no muy lejano mar. Agotada me tire displicentemente en una de las camas y as�
me encontr� Adri�n cuando entr� diciendo "-Lleg� el medicamento" con las dos
tazas de t� a modo de digestivo que se hab�a quedado preparando en la cocina.
Confiaba en que ayudar�a a que me sintiera mejor. �l prefiri� sentarse, por lo
de la arena de la playa, despatarrado y desparramado en un almohad�n en el
estrecho espacio del piso que quedaba entre la pared, donde se apoyaba, y el
lateral de mi cama; todo el largo de sus piernas desaparec�an debajo de esta.
Est�bamos bien cerca y habl�bamos en voz baja, para que no se oyeran nuestras
voces desde el Jarr�n y la calle. Con la inutil esperanza de que entrara un poco
de aire fresco la ventana estaba abierta pero las persianas bajas, dejando
entrar una suave luz.


Estaba m�s guarango y zafado que nunca, yo le dec�a que era
el vino, mientras brome�bamos con lo de los mareos. Era agradable la sensaci�n
de estar ah� la conversaci�n transcurr�a en la intimidad de mi antiguo cuarto.
Recostada perezosamente hacia su lado me acariciaba lentamente mi pancita
parcialmente descubierta.


Mi barriga, aun peque�a, pas� a ser el tema central de
conversaci�n conduciendo irremediablemente al l tema del sexo del bebe en
camino. Yo no ten�a preferencia clara, aun no me hab�a hecho los estudios, a
pesar de estar entrando en el cuarto mes. Mi marido hablaba de un var�n. Adri�n,
mirando fijamente mi pancita y haci�ndose el m�stico, me pide que la muestre
toda y me asegura que con una mirada minuciosa me dar� una certera opini�n. No
estaba en mi negarme, era totalmente normal pero verme de pantaloncitos cortos y
holgados con la camiseta arrollada hasta debajo de los senos sin sost�n tirada
en una cama bien cerca de alguien que no era mi marido, y que siempre me hab�a
resultado atractivo observ�ndome detenidamente me estremeci�.


En el mejor momento de mi exhibici�n, estaba yo por decir
algo cuando apoyando su mano en mi panza para llamar mi atenci�n me hace un
gesto con la otra mano se�al de silencio. Sentimos ruidos, nos quedamos
paralizados, por unos instantes su mano permaneci� suavemente apoyada y sus
delicados movimientos fueron nuestra forma de comunicaci�n. Era mi madre que
volv�a.


En realidad no est�bamos haciendo nada malo, pero Adri�n
nervioso bajo r�pidamente mi camiseta cubri�ndome. Me miraba como preguntando
que hacer, pero mi madre no entr� a ese cuarto, quizas pensando que yo estaba
descansando entre dormida. Solo coment� desde afuera y en voz alta que hab�a
vuelto porque se hab�a olvidado de algo y que todav�a ten�an trabajo para rato.
No fue necesario que se enterara que no estaba sola.


La sorpresa, hasta miedo, sin duda nos excit� a ambos y me
volvi� al momento en que siendo una ni�a que a�n no hab�a cumplido los 9 y mi
primo rondaba ya los 11 a�os, casi somos sorprendidos por mi hermana , hoy
casada, dos hijos y viviendo en otra provincia, cuando jugando a los doctores
donde la mayor�a de las veces yo era la paciente aunque tambi�n supe hacer de
doctora, me estaba bajando las bombachitas para mostrarle el culito mi primo
para que lo examinara ya que �l esa vez hac�a de experto e imaginativo doctor y
yo de ansiosa y no muy obediente paciente que padec�a una dolencia reiterada que
imaginativamente llam�bamos "culito perezoso". Aprovechamos que desde peque�a
ten�a per�odos con una tendencia al estre�imiento, con algunos dolores de
estomago, a lo que mis padres siempre andaban record�ndome deb�a comer mucho m�s
verduras y en especial frutas y no algunas comidas o golosinas. Con mi primo en
su papel de doctor por guiado por las cosas que yo, como su paciente, le dec�a
que sent�a conclu�amos que la causa estaba en que mi ojetito por pereza o alguna
otra raz�n no se abr�a lo suficiente para que todo lo que com�a en alg�n momento
saliera y acumul�ndose en mi pancita me produc�a dolor. M�s all� de ser un juego
prohibido no parec�a tan irreal. Ya hab�a o�do de unas peque�as velitas de
vaselina que venden en la farmacia que se introducen en el anito de los bebes
para facilitar que movilicen el vientre.


Ahora otra vez en situaci�n del miedo de casi ser
sorprendidos, en nada especial, pero esa sensaci�n me moviliz� mucho. Sent� de
todo. Aproveche, nerviosa, para levantarme para de ir al bano, lo necesitaba,
pero en realidad tambien quer�a ir al dormitorio de mis padres que desde su
ventana se ten�a una amplia visi�n de la calle donde se encontraba la casa en
que ellos, en ese momento, trabajaban. As� pude cerciorarme de que mi madre
realmente se alejaba. R�pidamente volv� cuarto, y me tire en la cama lanzando un
profundo y sonoro suspiro. Adri�n a�n permanec�a sentado en el suelo
reponi�ndose del susto y se le ve�a excitado. Lo tranquilic� dici�ndole que
hab�a visto como mi madre se alejaba y que el mismo hab�a escuchado que
demorar�an en volver, adem�s, igual estaba todo bien, no est�bamos haciendo nada
malo. �l discrep� con esto �ltimo. "- No s� si es tan as� que est� todo bien.
Prefer�a no estar cuando tus padres vuelvan, no sea cosa que piensen algo
extra�o o que ingenuamente luego hagan alg�n comentario delante de tu marido,
tray�ndonos m�s problemas y lo peor ser�a que complicaran nuestra ya agradables
reuniones de la tarde. Reci�n, total de que tu madre no me viera, casi me meto
debajo de la cama"


Me pareci� sensato y le d� la raz�n. Aunque me pareci�
gracioso y exagerado lo de tenerlo debajo de la cama. Mientras pensaba esto en
silencio, nos miramos y divertidos volvimos a la carga en lo que hab�amos
quedado. Mi pancita imp�dicamente volvi� a quedar completamente al descubierto
cuando con atrevimiento y sin pre�mbulo me subi� la camiseta y yo misma me baj�
un poco el frente del short, apareciendo a la vista algunos vellos bien debajo
de mi obligo. Acerc� su cara para verla en su plenitud; yo tambi�n la miraba con
la misma curiosidad como si no fuera la m�a, suavemente pos� una mano y mis
vellos se erizaron, cerr� los ojos y mientras me acariciaba lentamente,
recorriendo el borde inferior junto al el�stico del short me dijo que ser�a una
ni�a. Yo me recobr� y en tono de broma le pregunt� "-�Como lo sabe doctor?" . Su
respuesta fue: "Primero: en nuestra familia ya hay demasiado machitos, excepto
la hija mayor de tu hermana. El resto de la nueva generaci�n son varones. as�
que una nena seguro que ser� mas divertido. Segundo: como a mi me gustan m�s las
mujeres y supongo ellas de mi.- me pareci� que el proyecto de bebe se erizaba
todo cuando puse mi mano, no hay dudas, no puede ser m�s que una mujer y por
�ltimo por la intuici�n que surge de conocerte mucho como tu antiguo m�dico, no
precisamente de cabecera.- y poniendo cara de situaci�n agrego- Y si esto no as�
tendr� que resignarme a compartirte con otro hombre m�s"


Yo estaba muy divertida y lo acus� de ser un farsante
degenerado. Re�mos mucho. Siempre me habido encantado hablar de sexo con �l ya
que yo no pon�a limites ni para mi propia imaginaci�n. As� fue que luego el tema
pas� mis tetas: si ya estaba sintiendo alg�n cambio, si me hab�an crecido o si
me dol�an. Yo que si y que no. Y si me imaginaba amamantando, si lo har�a en
p�blico etc. Yo le coment� que Julio, mi marido, muchas veces, parec�a
obsesionado con quermelas besar pero no consegu�a evitarme y que realmente lo
evitaba. Le cont� que los contactos amorosos eran escasos porque no sent�a
ninguna atracci�n sexual por �l, mismo siendo un joven normal de 21 a�os, Pelo
rubio ondulado, piel blanca con algunas pecas, ojos claros, cara redonda, de
estatura mediana, llenito sin llegar a gordo, linda cola, pulcro, trabajador,
cari�oso y super paciente conmigo. Lo que menos me gustaba era como me besaba en
la boca, porque entre otras cosas fumaba tabaco un poco. Pero, a la hora del
sexo, a su falta de imaginaci�n en la previa, aunque tambi�n la verdad es que yo
tampoco aportaba mucho, lo agravaba con que se acababa enseguida. Parec�a que
cada d�a con los nervios empeoraba quiz�s porque en el fondo yo
responsabilizaba, y �l lo sab�a, de ser esto la causa de mi prematuro y no
deseado embarazo. Termin� cont�ndole a mi primo que eran muchas las veces que
rechazaba, a mi marido, con las m�s variadas excusas y que las pocas veces
hac�amos el amor yo siempre asum�a una actitud pasiva. De vez en cuando me daba
l�stima, por su insistencia y para salir del tr�mite lo masturbaba hasta que
r�pidamente acababa. La verdad, no era que no me gustara o me desagradara, no me
excitaba ni �l ni la situaci�n que viv�amos y que aprovechando su paciencia,
muchas veces me comportaba con �l como una ni�a mal criada con una pizca de
sadismo.


Estaba jugada, sin remedio, contando hasta mis cosas m�s
intimas pero a la vez ya se me ve�a que estaba excitada y alegre, como si no
hablara de mi misma . Entonces, mi primo, divertido y riendo, me dice que no
est� mal ya que en eso era integra y sincera conmigo misma comportandome
realmente como era, y en ciertos aspectos, seg�n �l, como me gustaba ser.


Un divorcio, ni mucho menos, era en estos momentos
inimaginable. La cuesti�n estaba en buscarle la vuelta para encontrar lo
disfrutable de la situaci�n principalmente comenzando por levantar mi autoestima
y no reprimi�ndome. Y que lo mejor era probar ya algunos cambios y momentos que
me diviertan. "- Ojal� tengas raz�n".le dije. A lo que �l divertido dijo: "
Ahora mismo puede ser uno de esos momentos, de viviir el presente. por ejemplo
subiendo unos pocos cent�metros esa horrible camiseta y mostrar esos senos de
los que hemos estado hablando tanto" Yo ya me hab�a dado cuenta de que al
exhibir mi barriga tambi�n dejaba a la vista la curva inferior de mis tetas,
pero la situaci�n, en consonancia con la conversaci�n, me resultaba muy
agradable, disfrutaba tanto viendo la ansiedad que le provocaba a mi primo ,
dada la insistencia de sus miradas hacia el nacimiento de mis senos. Ahora era
�l el que me devolv�a la pelota.


"-Vos est�s loco" le contest� sin perder el buen humor, y que
no estaba ahora dispuesta a perder, en el que me encontraba despu�s de tanto
tiempo. Le record� estaba casada, embarazada, que siendo primos ya no �ramos ni
ni�os ni siquiera adolescentes, que est�bamos en la casa de mis padres, que las
cosas estaban demasiado morbosas. etc. Pero como a�os antes el mismo juego, con
parecidos y divertidos ruegos, asegurando que liber�ndome mejorar�a mi animo y
salud , de las promesas graciosas de que no pasar�a de solo verlas etc.


" Sos una cagona, no podes ni con subir una camiseta menos de
diez cent�metros" "No me digas que porque estas casada ya no son tuyas" " Si se
las estas guardando para el bebito aun faltan cinco meses " "Tenes miedo y
terminas pensando como tus padres" " , " Tarde o temprano alg�n d�a tendr�s que
amamantar en p�blico, estando yo presente y recordaras sin duda este d�a y tus
tetas pero abran cambiado y yo me abr� perdido para siempre lo que son ahora" O
suplicaba "- Dale, Si quer�s te ayudo y lo hago yo"


Con cosas como estas me provocaba y hasta me peleaba. Sus
argumentos transformaban todas mis objeciones en excitantes ingredredientes y
cada vez me parec�an m�s irrebatibles y calentones. Sabia, porque lo conoc�a que
ya no se conformar�a con una negativa absoluta y que tarde o temprano ten�a que
mostrarselas o desaparecer�a por muchos d�as pero a la vez estaba conciente que
al hacerlo, asum�a que me comportaba como una putita calentona, infiel e
incestuosa. Con solo pensar esto, mi cuerpo reacci�n, fue imposible ocultar que
mis tetitas estallaban y mostraban, aun m�s, sus delicadas pero voluptuosas
curvas debajo de la arrollada camiseta de algod�n que parec�a subirse sola aun
m�s a medida que mis tetas se endurec�an.


Lo mir� suplicante, me encanta que me obligue a hacer lo que
en el fondo yo deseo y pero a la vez quer�a que esta vez fuera �l quien lo
hiciera. .Entendi� mi mirada y su mano delicadamente subi� poco a poco la
camiseta, mientras yo observaba atentamente, primero de un lado apareciendo una
teta y luego del otro quedando ambas a la vista. me parecieron m�s hermosas y
sensuales que nunca.


Ah� estaba yo tirada de costado en la cama, con el
pantaloncito en el borde del nacimiento de mis pendejos, mi incipiente
barriguita y las tetas totalmente al descubierto endurecidas apuntando hacia la
cara de mi primo, muy escasa distancia , que continuaba sentado en el piso, Su
expresi�n, me impresion� y agrad�, sus labios entre abiertos en una sonrisa de
admiraci�n, felicidad perversa y triunfo, sus ojos me parecieron afiebrados, su
mano derecha instintivamente se dirigi� a su entrepierna apret�ndose sin
detenerse para continuar en una sensual caricia por su pierna. Inesperadamente,
para mi que segu�a observ�ndolo atentamente , despu�s de morder y pasar
delicadamente su lengua por sus carnosos labios, abri� la boca tragando aire
para luego soplar directamente a mis pechos haci�ndome llegar un brisa que
culmin� por endurecer aun m�s mis viol�ceos pezones. Yo me contorsion� levemente
como sensual culebra. Sus manos avanzaron e inspeccionaron casi cl�nicamente
cada mil�metro de mis duros y carnosos pero no muy grandes senos.


El calor se hac�a agobiante, yo ya estaba toda transpirada y
mientras Adr�an toqueteaba mi barriga, sopesaba mis tetas y daba peque�os
pellizcos a mis pesones, reanudamos nuestra sexual conversaci�n: Me dec�a que
mis tetas le parec�an delicadas y proporcionadas como las de una adolescente, a
lo que yo le confes� que siempre hab�a deseado que fueran m�s grandes como la de
algunas de mis amigas. �l aseguraba que con el correr del embarazo, se ir�an
llenado de leche y crecer�an incluso el amamantar y las caricias del bebe
ayudar�an a verse m�s plenas. Mis manos ahora se juntaron con las suyas, y
coment�ndole como me gustar�an que fueran apret� mis tetas desde los costados
con ambas manos para que al juntarlas se vieran m�s exuberantes. " Me alucina
que cuando queres seas tan exhibicionista-" me dijo en tono de cumplido- Todo
era super exitante -" Ahora, mostrame como dar�s de mamar "-me pidi� con la voz
cada vez m�s ronca. Acced� tomando una de ella con las dos manos, la apret� para
que sobresaliera como quien se prepara para dar de mamar adelantando
instintivamente un poco mi cuerpo quedando a cent�metros de su la cara y aquella
boca tan actractiva abanz� y se pos� en el desafiante pes�n.


Hinc�ndose en los almohadones para avanzar se sobre mi,
chup�, lami�, mordi� y comi� como ni�o hambriento. Pasaba su mejilla por mis
tetas mientras me besaba la barriga y met�a su lengua en mi obligo mientras
introduc�a debajo del elastico su mano buscando mi conchita. Yo misma lo ayud�
baj�ndome m�s el pantaloncito y su lengua de mi ombligo descendi� a mi cl�toris
y su mano lleg� mi raja empapada, posando el dedo mayor en la abertura. Su boca
jugueteo con mi botoncito haciendo que mi cuerpo se contorsionara de forma
insoportable, me di� un descanso volviendo su boca a mis tetas. Sent� que en
realidad quer�a mirame a la cara mientras su dedo me penetrara. "-Despacio por
favor, solo una puntita" supliqu�. As� lo hizo, setir ese dedo era una sensaci�n
perfecta.


Ahora mis manos apretaban su cabeza con fuerza contra mis
tetas que eran chupadas lamidas y mordidas. "-No me vayas a dejar marcas"
parec�a no o�rme, quiz�s porque lo que realmente yo quer�a era que me las
comiera crudas mientras su dedo intensificaba lentamente su masturbaci�n "-
"-Por favor no me lastimes con los dienes, No podr�a explicarle a mi marido otra
marca" le dije mientras bajaba mi mano apresando su dura verga por encima de la
bermuda -" Ya vi� la que me dejaste en la cola" insist� suplicante y morbosa.
Par� de devorarme las tetas para mirarme a los ojos y su dedo entr� otro poco a
modo de perversa interrogaci�n " -La vi� mientras me cambiaba y quer�a saber
como me lo hab�a hecho" - Otro dedo se apoy� en mi cl�toris haciendo delicados
movimientos circulares. Nuestras caras estaban juntas, sent�a su boca en mi
cuello y oreja "-Y que le dijiste" Una corriente nerviosa bajo a los m�sculos de
mi vagina que se contrajeron apresando su dedo y llevandolo m�s profundo de mi
interior.


El lo sacaba un poco y me concha lo absorb�a. Era otra forma
en la que dialog�bamos: las palabras al oido, las miradas a los ojos que
trasluc�an nuestros pensamientos m�s morbosos, los ritmos y contracciones de los
cuerpos acorde y que reaccionaban a esas palabras y pensamientos que sin duda
estaba en el juego. "-Le dije que era un tatuaje" Mi mano que ya hab�a logrado
f�cilmente que la cabeza de la pija apareciera desnuda por debajo la pierna de
la bermuda, la sent�a en cada caricia palpitar y encabritarse a cada estimulo.
"- Me ped�a que se lo mostrar bien ,y siguiendo la broma, insist�a con saber
quien me lo hab�a hecho" La pija de mi primo saltaba en mi mano que disfrutaba
de su suavidad y los movimientos de sus dedos en mi concha se hicieron m�s
violentos, ayudados por los de mi otra mano que machacaban mi cl�toris. Era la
mejor paja de mi vida, una calentura que no recordaba haber sentido nunca.


Gem�a casi gritando. Mi primo busc� mi boca vorazmente con la
suya, era nuestro primer beso pero sin duda el m�s desenfrenado. Era el
principio de un extra�o cl�max. Entre mordiscones y leng�etazas logr� safar mi
boca para ya sin fuerzas poder decirle entrecortadamente "- "-Me mor�a de ganas,
de que supiera que fuiste tu el que marcaste mi culo" Quer�a todo y m�s Nuestros
pensamientos, palabras y cuerpos desencadenaron un intenso orgasmo Su verga se
hinch� y en cortas convulsiones mojaba abundantemente mi mano. El calor se me
hizo insoportable y sent� como que me orinaba con ganas irresistibles, inundando
mi entrepierna, mi cuerpo se contrajo. Todo me daba vueltas me faltaba el aire.
Realmente hab�a sido sorprendida por tan intensa sensaci�n y �l parec�a querer
m�s. Apoyando mi mano en su cabeza le ped� parar para reponerme nos quedamos en
silencio acompa�ando las intermitentes e inevitables convulsiones de mi cuerpo.
Est�bamos sofocados y empapados, la respiraci�n entre cortada, el coraz�n a mil,
era sacudida por espor�dicas convulsiones, Me dol�an los ovarios y ri�ones,
necesitaba ir al ba�o. Quer�a tranquilizarme. No pod�an encontrarnos en ese
estado hasta me flaqueaban las piernas. Me asust� en serio. Era una tarde
demasiado caliente.


Espero que les haya gustado la forma en que les cont� lo que
estoy actualmente disfrutando.. S� que muchas mujeres tienen tambi�n historias
verdaderas o fantas�as que se mueren de ganas de hacerlas realidad que las
cuentan en otro estilo, m�s directo, sin tanto pre�mbulo, y que en menos espacio
describen situaciones m�s extremas. y morbosas. La raz�n de tantas
disgregaciones en mi relato es por un lado: que las situaciones er�ticas que
estoy viviendo donde mi cuerpo es protagonista tienen unos componentes
psicol�gicos y sociales que las hacen, para mi, muy excitantes; y por otro, si
recibo algunos comentarios de amigas lectoras, en especial casadas o en pareja ,
que me incentiven a seguir escribiendo lo er�tico que me vaya ocurriendo en
estos d�as, habr� un pr�ximo relato en que el cual no tendr� que explicar tanto
por ejemplo la situaci�n familiar, etc.etc. y poder ir directo y sin demora, ,
aunque la previa siempre me excita, a la acci�n, porque ya hubo algunos
encuentros con mi primo que me gustar�a compartir. Anna




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Relato: Primo y prima casada e infiel
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