Relato: Esmeralda, puta a los 8 primera parte



Relato: Esmeralda, puta a los 8 primera parte

CAPITULO UNO

Espero no aburrirles con esta historia, la historia de mi vida, una vida que me ha llevado a reflexionar con lo que ocurri� en los primeros a�os de mi existencia, y que transcurri� en una localidad de M�xico, en los primeros a�os de la d�cada de los ochentas, para que ustedes tengan una idea de mi vida d�jenme contarles que mi madre me trajo al mundo cuando ella era casi una adolescente, su novio la dejo pre�ada a los 14 a�os y su madre, que era una devota religiosa puso el grito en el cielo, que grande es la hipocres�a en la gente, mi abuela intento que mi madre me abortara, pues le importaba mas el juicio de la gente que su propia hija, mi madre, rebelde por naturaleza, escapo de su hogar con otro hombre mayor que ella y que para colmo era casado, un hombre al que no le importaba que mi madre, embarazada de mi, anduviera de zorra con cuanto hombre se cruzara en su camino.

Cuando yo nac�, fui un estorbo para mi madre, que siempre fue una puta declarada, como dec�a mi bisabuela Trini, madre de mi abuelo, aun me estremezco al recordar a mi bisabuela Trini, una mujer extremadamente delgada, siempre vestida de negro y con el cigarro en los dedos, pero lo que mas asustaba de ella, eran sus ojos negros como la noche y sin un rastro de bondad, ella hab�a tenido 15 hijos �Pues la mujer que no tiene hijos es una mula�, como mi madre sent�a que yo le quitaba libertad, me dejo con mi abuela Rosaura, que estaba embarazada de su octava hija, Alicia, de acuerdo a su fervor religioso mi abuela Rosaura, le pon�a nombres b�blicos a mis t�os: No�, Mois�s, Israel, Gabriel, Jos� y Pedro, mis t�as ten�an nombres mas terrenales: Elizabeth, Sandra, M�nica y Alicia.

En el siguiente orden:

Elizabeth
Israel
Sandra
No�
Mois�s
M�nica
Gabriel
Alicia
Jos�
Pedro

Yo era hija de la mayor: Elizabeth, quien a pesar de ser muy morena, dio a luz a una ni�a rubia como el sol, pues hab�a heredado los rasgos de mi padre, lo �nico que le agradezco es que me puso un nombre muy bonito: Esmeralda.

Crec� dentro de una familia muy numerosa, pues las tres hermanas de mi abuela, contaban con 6 o 7 hijos, en ese entonces los m�todos anticonceptivos eran poco conocidos y las mujeres, a veces, quedaban embarazadas durante su cuarentena, por lo que era com�n verlas con un bebe en brazos y ya con un embarazo de meses.

Los ecos del incesto por parte de mi familia llegan a mi mente muy lejanos, en pl�ticas que eran murmullos:

�Dicen que se ha metido con todas sus hijas�

�Rosaura lo sorprendi� en la cama de Sandra�

�Tal vez Esmeralda es hija de �l�

De quien hablaban en voz baja era de mi abuelo Antonio, mi abuelo trabajaba de alba�il en una constructora muy grande, trabajaba como burro y era muy listo, por lo cual fue avanzando en su trabajo hasta quedar de encargado de algunas obras, era un hombre muy moreno, de pelo negro ondulado y tremendamente varonil, con una presencia irresistible, pero con una desmedida afici�n por el sexo femenino, como yo me cri� con mis abuelos como si fuera una hija mas, me daba cuenta de todo, es mentira que una ni�a no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor, en las miradas de complicidad de mis t�as con mi abuelo, como las cargaba en sus fuertes y venosos brazos, o las sentaba en sus piernas, como se peleaban por estar con el, en esa casa no hab�a el calor de hogar, pues mi t�a se la pasaba en el Templo, que estaba a varias calles de la casa, una casa enorme de dos plantas y con tantos cuartos que no era raro perderse en esa casa, que a mi en lo personal siempre me inspiraba miedo, ahora se porque: casi no tenia ventanas, por lo que siempre estaba en penumbras en su interior, y ahora comprendo el porque, mi abuelo buscaba la privacidad, para ocultar sus perversiones, sus incestuosas relaciones con su familia.

Cuando yo tenia cuatro o cinco a�os, era de las mas peque�as de la familia, pues mi t�a todav�a dio a luz a dos ni�os: Jos� y Pedro, que aun ignoro como fue que lograron vivir, pues mi t�a era una desobligada de lo peor, escond�a su pereza en su fe religiosa, castigaba a mis t�as mayores al no mandarlas a la escuela, para que ellas cuidaran a mis t�os peque�itos, prepararan la comida y limpiaran la enorme casona, mientras ella se encerraba en su recamara todo el d�a �con fuertes dolores de cabeza�, mi abuelo no le reclamaba nada, hab�a un acuerdo no escrito entre los dos, el tenia la libertad de hacer con sus hijas lo que le diera la gana y mi abuela recib�a a cambio el no tener que hacer nada en la casa, as� que pr�cticamente ella no exist�a, pod�an pasar d�as sin que yo la viera por la casa, si alguien no quer�a comer, no com�a, si alguien no se quer�a ba�ar, no se ba�aba, si alguien no quer�a ir a la escuela, no asist�a a clases, claro que para nadie era extra�o este singular estilo de vida, las hermanas de mi abuela estaban enteradas de lo que pasaba en la gran casona, aun recuerdo a una de ellas pregunt�ndome si mi abuelo me tocaba alguna parte de mi cuerpecito, y yo con toda la inocencia del mundo le respond�a que si, que mi abuelo me tocaba la popo, as� le dec�a yo a mi colita, pero en mi mundo infantil no me daba cuenta del morbo que una linda ni�a despertaba en la gente mayor.

Recuerdo bien ese d�a que estaba jugando a las mu�ecas con una de mis t�as, mi abuelo llego a nuestro cuarto y se acost� en la cama en la que est�bamos sentadas mi t�a Alicia y yo, claramente me di cuenta de que mi abuelo meti� su mano debajo de la falda de Alicia, a lo cual ella respond�a con risitas nerviosas, ella era menor que yo por meses, y mi abuelo me miraba de una manera extra�a, ya no era el cari�oso abuelo de antes, asustada baje mi rostro, mientras el mov�a su mano muy despacio debajo de la ropa de mi peque�a t�a, met�a su mano gruesa y morena en las piernas de Alicia y despu�s se lo llevaba a la nariz, aspirando los sudores de su peque�a hija, de reojo admiraba el rostro de mi t�a, me daba cuenta que lejos de molestarle, abr�a mas sus piernitas para que mi Abuelo pudiera acariciarla sin problemas.

�A que est�n jugando? -Preguntaba yo con ingenuidad-

�estamos jugando a ver quien se r�e primero� �me contesto mi abuelo Antonio.

�Puedo jugar?

Por toda respuesta, mi abuelo me tomo de la cintura y as� como estaba yo de peque�a me sent� encima de el, montada arriba de su cuerpo, debo aclarar que en ese momento no sent�a absolutamente nada, pero mi instinto me dec�a que est�bamos haciendo cosas malas, en el ambiente flotaba un raro sentimiento de que era prohibido lo que nos hacia nuestro abuelo, mi tierno cuerpo era manipulado por mi abuelo quien lo frotaba contra su enorme cuerpo de se�or adulto, imagino que en ese entonces andar�a en los 30 o 35 a�os, no lo se, pero de lo que si estoy segura es de que el se robo a mi abuela siendo muy ni�a, quien apenas contaba con 12 a�os cuando mi abuelo la enamoraba, en ese entonces nadie se escandalizaba de que mi abuela fuera pretendida por un hombre de 21 a�os, los padres de mi abuela quienes eran originarios de Coahuila estaban acostumbrados a que las hijas fueran pretendidas desde los 11 o 12 a�os, y mi abuelo Antonio era un hombre proveniente de una buena familia, contaba con un trabajo estable y lo mas importante para la familia de mi abuela�tenia dinero, aun recuerdo la foto de bodas, una enorme fotograf�a en blanco y negro donde mi abuelo esta sentado en un elegante sill�n, mientras mi abuela de pie, admira embodada el perfecto perfil de mi abuelo, casi podr�a jurar que se parec�an mas a un padre con su hija haciendo su primera comuni�n, pues la diferencia de edades y estaturas era muy evidente.

La desmed�a atracci�n que mi abuelo sent�a por las ni�as no se calmo al casarse con mi abuela, pues las hijas de sus hermanas sufrieron del acoso de mi abuelo, aunque con ninguna paso nada malo, sus hermanas evitaban a toda costa dejar a sus hijas con un hombre tan peligroso.

Ese d�a mi abuelo se limito a tocarme todo mi cuerpo y a darme un beso muy raro, pues me tomaba de mi cara con una mano al mismo tiempo que trataba de meter su lengua en mi boca, yo no abr�a mi boquita pues me daba miedo la manera en que me besaba, al contrario de Alicia, mi peque�a t�a, ella solamente abr�a su boca y dejaba que mi abuelo metiera su lengua en su brillosa boquita infantil.

Pero no solo de mi abuelo recib�a ese manoseo, mis t�os mayores, sobre todo mi t�o No�, aprovechaban cualquier oportunidad para perseguirnos a las m�s chicas, M�nica, Alicia y yo lo ve�amos como un juego, pero para mi t�o era la oportunidad de apretarnos el pecho y tocarnos las nalguitas, No� contar�a con 15 o 16 a�os y ya no estaba estudiando, mi abuelo no les exig�a estudio, solamente terminaban la primaria y si ellos ya no quer�an estudiar los pon�a a trabajar con �l, en la construcci�n, el cual era un trabajo duro, de mucho esfuerzo f�sico, por lo que todos mis t�os ten�an un cuerpo muy atl�tico, hab�an heredado la altura de mi abuelo y los rasgos de mi abuela, por lo que en esa casa no hab�a gente fea, al contrario, la belleza f�sica abundaba en esa casa.

Al irse mi madre de casa, mi t�o Israel quedo como el mayor, as� que todos deb�amos obedecerlo, a sus 18 a�os era un hombre hecho y derecho, al verlo cualquiera dir�a que tenia 24 o 25 a�os, pues su pasi�n por la cerveza, el desvelarse con sus amigos en las cantinas lo hab�an envejecido prematuramente, Israel tenia un car�cter muy violento, con el no se discut�a nada, varias veces lo vi golpeando a mi t�a Sandra, pues no la dejaba tener novio, mi abuela, de acuerdo a sus antiguas costumbres, no la defend�a, pues para ella, Israel era el hombre de la casa, junto con mi abuelo cuidaban de las mujeres de la casa.

Un d�a me di cuenta que mi abuelo sal�a de la recamara de las mujeres mayores, entre y vi a Sandra llorando, tenia la ropa revuelta y el cabello en desorden, ella tendr�a unos 13 o 14 a�os, y ya parec�a una mujer adulta, su pecho era el de una mujer ya desarrollada, en cuanto me vio se limpio los ojos y me pregunto que buscaba, me acerque a ella y me di cuenta de que tenia sus calzones en una mano, le pregunte que porque lloraba y me dijo que le dol�a la cabeza, era una mentira, pues mi abuelo la forzaba a tener sexo con el, meses despu�s Sandra escapo de casa con un amigo de Israel, como era menor de edad, no la dejaron casarse con su novio, pero a ella no le importo, se quedo viviendo en casa de sus suegros, al irse Sandra de casa, �nicamente quedamos tres mujeres, M�nica, Alicia y yo, claro aparte mi abuela Rosaura, la devota. Nosotros �ramos las consentidas de los hombres de la casa, pero en especial yo, que no era hermana de ellos, era la sobrina�la ni�a rubia con nombre de piedra preciosa: Esmeralda.

Casi la mayor�a de mis t�as eran morenas como mi abuelo, �nicamente Sandra tenia un color mas claro, sin llegar a ser blanca, me preguntaba porque yo tenia el cabello dorado, y mis t�as el cabello negro, tiempo despu�s al ir con mi una de las hermanas de mi abuela, me se�alo a un hombre rubio como el sol�mira ni�a, ese hombre es tu padre, mi padre proced�a de una familia rica, que era due�a de varios camiones de pasaje, y hab�a embarazado a varias chicas, entre ellas a mi madre, quien por cierto nos hab�a mandado una carta cont�ndonos que viv�a en Oaxaca.

Mi mundo se limitaba a jugar con mis t�as y con alguna amiguita de mi barrio, aun no tenia edad para ir a la escuela, desconoc�a completamente el mundo exterior, pensaba que era normal el que un hombre te tocara el cuerpo, pues mis t�as no protestaban cuando mis t�os las acariciaban, un d�a mientras No� se ba�aba en uno de los ba�os de la planta alta, yo iba pasando de casualidad cuando mi t�o asomo su cara por la puerta, me llamo y me pregunto si le llevaba un jab�n para ducharse, fui a la alacena y tome un jab�n muy perfumado, en cuanto llegue a la puerta de ba�o, llame a mi t�o para darle el jab�n, cuando de pronto abri� la puerta quedando ante mi completamente desnudo, nunca hab�a visto un hombre grande desnudo, ya hab�a visto a varios ni�os encuerados y a mis t�as y a mi nos llamaba la atenci�n sus cositas de hombre, No� tenia un cuerpo muy bonito, muy bien proporcionado, pero lo que mas me llamo la atenci�n fue ese pedazo de carne que le colgaba abajo del ombligo y en medio de un mont�n de pelos negros, fue una imagen que se quedo grabada para siempre en mi mente infantil, el primer hombre desnudo que vi en mi vida fue No�, el consentido de mi Abuela Rosaura, fue la segunda vez en mi vida que vi esa mirada extra�a en un hombre hacia mi, que apenas era una ni�a muy peque�a, no se porque esa mirada lejos de asustarme provoco en mi cuerpo un extra�o calor que sub�a de mis pies y recorr�a toda mi espalda hasta llegar a mi cabeza, mi coraz�n lat�a r�pidamente, No� estaba frente a mi acarici�ndose su polla con la lujuria en su rostro, poco a poco su miembro fue cambiando de tama�o hasta quedar apuntando hacia mi.

�Te quieres ba�ar conmigo? �me pregunto mi t�o, yo siempre me hab�a ba�ado con mis t�as, nunca con un hombre, debo de confesar que la sola idea de estar en ese peque�o cuarto con No� me tenia las mejillas ardiendo, record� a mi abuelo metiendo su mano debajo de la falda de mi t�a Alicia, aun sin esperar una respuesta, No� me tomo de la mano y para cuando me di cuenta, ya estaba adentro con el, su polla se balanceaba de un lado a otro y me di cuenta de una bolsa de piel llena de pelos que colgaba entre sus piernas, su cuerpo brillaba por el agua que resbalaba por su cuerpo, yo solo vest�a una playerita sin mangas y un peque�o short rojo, r�pidamente No� me desnudo y coloco mi ropita a un lado de la suya, vi como abri� la llave del agua caliente, tan caliente que me quemo la piel al tocarme, No� se dio cuenta y despu�s abri� la llave del agua fr�a para regular la temperatura, adentro del peque�o cuarto el vapor del agua le daba una atm�sfera como de un extra�o sue�o, de nuevo ese sentimiento de lo prohibido se percib�a en el ambiente, cuando No� se volteo para tomar el shampoo sus nalgas quedaron frente a mi, eran redondas y tenias vellos negros y de en medio de sus nalgas sobresal�an unos pelos negros, tomo un poco de shampoo en sus manos y lo esparci� en mi cabello, el cual me llegaba a media espalda, mis t�as mayores siempre me lavaban el cabello y el cuerpo, as� que no me extra�o que No� lavara mi cabello y mi cuerpo largo y delgado sin ninguna curva pues aun era muy ni�a, mis ojos no se despegaban de su polla que segu�a dura y levantada era como un im�n que atra�a mis ojos hacia esa zona de su cuerpo adulto, con el la misma espuma que escurr�a de mi cabello, Noe lo esparc�a por mi pecho acariciando dulcemente mis diminutos botones que tenia como pezones, sus manos siguieron movi�ndose hasta llegar a mi parte baja, y observe como No� pasaba la espuma por mi rajita, mi t�o acerco mi cuerpo al suyo y al fin pude sentir ese pedazo de carne tibia en mi cuerpo, a pesar de ser tan dura la rica tibieza que desped�a me llevo a tocarla con curiosidad, mis dedos apretaban la carne masculina lo que provoco que No� arqueara su cuerpo muy excitado, tomo mis manos y las puso en el grueso tronco de su virilidad, movi� de arriba hacia abajo mis manos y a cada movimiento la piel que cubr�a la punta de su polla se retra�a mostrando su glande colorado y un peque�o orificio en la punta de su polla dejaba ver un liquido cristalino y baboso como la baba del nopal, No� acabo de lavar mi cabello y despu�s fue el turno de el para lavar su cuerpo, observe muy bien como pasaba la esponja tallando su hermoso cuerpo llenando de espuma toda su anatom�a, yo segu�a manipulando su verga con toda la inocencia del mundo, como si aquello fuera una forma diferente de lavarse el cuerpo, de pronto No� quito mis manos de su polla y el mismo empez� a jalarse su polla en mis narices, los movimientos veloces de su mano encandilaban mis ojitos, �cierra los ojos y nos los abras�.� Me dijo con una voz ronca, obediente cerr� mis ojos y al hacerlo claramente sent� como algo caliente escurr�a por mi frente y se deslizaba a un lado de mi nariz, abr� mis ojos asustada pensando que era sangre, pues ya una vez me hab�a pegado en un escal�n y esa vez la sangre escurr�a por mi cara, me lleve mi manita al rostro y tome eso que escurr�a por mi rostro, cuando lo vi, era un liquido mas espeso que el atole de avena, No� segu�a moviendo su mano alrededor de su polla y claramente vi como otro chorro de atole sal�a de la punta de su polla y se depositaba en mi pecho, estaba asustada pensando que era otro tipo de sangre, pues la que yo conoc�a era roja, pero esta era de un color diferente, los temblores en el cuerpo de mi t�o eran muy extra�os, un delgado hilo de saliva escurr�a por su barbilla y tenia los ojos cerrados con una expresi�n de gozo, como la que yo hacia cada vez que me com�a un chocolate, mi t�o me puso de nuevo debajo del chorro de agua y lavo mi cara, pero yo tenia mi mano cerrada con aquella viscosa sustancia que hab�a salido de la polla de mi t�o No�, despu�s de ese primer ba�o, No� enredo mi cuerpo con una toalla y en brazos me llevo a su cuarto, en el piso de abajo se escuchaba el ruido de la televisi�n y alguna que otra voz de mi t�as, era s�bado en la tarde de un d�a de Junio, cuando llegamos al cuarto que mi t�o compart�a con otros integrantes de la familia me deposito suavemente en la cama, el venia envuelto con una toalla blanca enredada en la cintura, me puso de pie y me dijo que me iba a vestir, que fuera una ni�a buena y que el siempre me cuidar�a, en ese preciso momento naci� entre los dos una complicidad muy especial, yo estaba orgullosa de ser la ni�a consentida de el, sent�a que era mi padre, el extra�o vaci� que hab�a en mi coraz�n estaba lleno por primera vez en mi corta vida, lejos estaba de pensar que el me ve�a como una hija, me puso de pie en la cama y me quito la toalla que cubr�a mi cuerpo, a pesar de que era la primera vez que estaba desnuda frente a un hombre mas grande que yo, no sent�a temor de nada, ni siquiera cuando el acerco su rostro a mi cara y me beso, pues en lugar de miedo, al estar mi cuerpo pegado al suyo de nuevo un estremecimiento recorri� mi cuerpo, estaba desnuda frente a mi t�o y con su lengua adentro de mi boca, las orejas me ard�an al sentir como sus manos recorr�an mi cuerpo, sus dedos acariciaban mi diminuta rajita provoc�ndome muchas sensaciones en mi cuerpo. . .sus dedos estaban calientes, �que rica panochita tienes Esmeralda, cu�dala que es m�a� me dijo mi t�o al o�do mientras sus dedos segu�an toc�ndome en esa parte tan intima, ahora ya sabia que esa peque�a parte de mi cuerpo se llamaba �panochita�, las voces de alguien subiendo por las escaleras aparto a mi t�o de mi cuerpo, yo estaba con los temblores en mis piernas por lo que hab�a experimentado y me di cuenta de que mi t�o tenia la toalla levantada de la parte de enfrente, las voces siguieron por el pasillo y nos dimos cuenta de que entraron a otro cuarto, imagine que de nuevo No� vendr�a a besarme, pero por lo contrario me visti� con la misma ropa que yo tra�a, me dio dos monedas, las cuales tome con la otra mano, pues en mi otra mano aun tenia aquella sustancia espesa que hab�a salido de la polla de No�, y me dijo que no le dijera a nadie lo que hab�amos hecho, muy a mi pesar me fui de su cuarto, busque a una de mis t�as y nos fuimos a la tienda a comprar dulces para las dos, cuando �bamos caminando le mostr� a mi t�a Alicia lo que tenia en mi mano.

�Qu� cosa es eso Esmeralda?



CAPITULO DOS

A pesar de mi primer encuentro con mi t�o No� en la ducha, el no volvi� a intentar nada conmigo, pero si con mi otra t�a: M�nica, ella tendr�a unos 12 a�os y estaba muy bonita, hasta creo que ella era la consentida de mi abuelo Antonio, tenia un cuerpo bien desarrollado, unas piernas bien formadas y un rostro angelical, me di cuenta de lo que pasaba con ella y con No� un d�a que la busc�bamos Alicia y yo, fuimos al patio trasero a buscarla y como no la encontramos, fuimos al segundo piso, cuando �bamos subiendo escuchamos ruidos en un cuarto que estaba destinado para guardar herramienta de mi abuelo, como palas, picos, azadones y material de construcci�n, era un cuarto muy feo que siempre ol�a mal, claramente escuchamos el sonido de algo al caerse, nos quedamos viendo las dos y nos fuimos acercando sin hacer ruido, las voces de No� y su hermana llegaron hasta nosotros:

�hayyy No� me aprietas muy fuerte�� �la voz de mi tia era de dolor-

Hhoooooooommmmm mmmmmmhhhhaaaaaaaaaa ya mero acabo�ya mero acabo�
Volvimos a escuchar el sonido de algo al chocar con el piso, despues un largo silencio, Alicia y yo nos escondimos detr�s de un mueble, la puerta se abrio y vimos cuando salio M�nica, arreglandose su blusa escolar y momentos despues vimos a No� que venia abrochandose el pantal�n, ninguno de los dos nos habian visto, M�nica se fue a un cuarto y cerro la puerta, mientras No� se dirigio al ba�o, claramente se escuchaba el sonido que hacia al estar orinando pues no habia cerrado la puerta del ba�o, no sabia porque pero un sentimiento parecido a los celos nacio en mi pecho, me dio coraje ver que No� se habia encerrado en ese cuarto con M�nica, imagine que hacia lo mismo que conmigo, a mi corta edad de ocho a�os ya sabia lo que un hombre y una mujer hacian a escondidas, ya iba a la escuela, ademas escuchaba platicas de M�nica con sus amigas y siempre hablaban de lo mismo: sexo.




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Relato: Esmeralda, puta a los 8 primera parte
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