Relato: Dulce ni�a, bella madre-2 Recuperada la calma, cubr� de besos su linda carita y le di las gracias por haberme hecho gozar.
-Gracias a ti Juan, tienes una verga deliciosa y quiero casarme contigo.
�Ah, con la nena! �Ten�a cada ocurrencia!
Ahora quer�a ser mi esposa. Pero no se re�a cuando me lo dijo as� que prefer� cambiar de tema.
Vamos a lavarnos mu�equita que ya es tarde y no nos vayan a sorprender tus padres.
Se levant� y me dio un fuerte beso en la boca. Luego fue al ba�o a lavarse y ponerse el calz�n ya que lo hab�amos dejado all�.
Lav� la colorada cabeza de mi verga en el lavadero mientras ella se limpiaba los restos de leche que sal�an de su vagina.
-No quisiera que te vayas Juan. Porque no te quedas a esperar a mis padres y as� me haces compa��a un poco m�s.
En realidad no hab�an transcurrido ni treinta minutos desde mi llegada. Y como tambi�n ten�a ganas de disfrutar un poco m�s de la mu�equita se me ocurri� un plan.
Llam� a Susy y le cont� que dos hombres de mal aspecto hab�an tocado la puerta de la casa y que se sorprendieron cuando el que les atendi� fue un adulto. Le expliqu� que al parecer sab�an que Estefan�a estaba sola y se llevaron un chasco al verme.
Y el plan dio resultado. Asustada me suplic� que hiciera compa��a a su hijita hasta que ellos llegaran y que no tardar�an m�s de una hora en volver.
-Eres muy listo-me dijo la nenita � Me ha dado hambre �Quieres comer algo?
Vaya con la nena. Si hasta en eso parec�a una mujercita de m�s edad.
Est� bien pero yo te invito. � Fui a una bodega cercana y compre unos dulces junto a una botella de Coca-cola.
Cuando regres� ella ya hab�a copiado la tarea de mi hijo en un papel y me lo entreg� orgullosa de haber ganado un tiempo precioso.
Trajo dos vasos y luego de servirnos se acomod� en mi pierna sent�ndose a horcajadas en ella. Su faldita se le remango y mientras com�a se mov�a como columpi�ndose.
�Te gust� estar conmigo Juan?
Sus ojitos me miraban curiosos tratando de leer mis pensamientos.
�Gustarme? Me has enloquecido de placer Estefan�a. Pero, �C�mo siendo tan peque�a sabes tanto de sexo?
Desvi� su mirada un poco inc�moda.� Me juras que no se lo vas a contar a nadie?
-Te lo juro-dije solemnemente.
La Historia de Estefan�a
Todo empez� el a�o pasado. Roberto, mi primo que vive con nosotros siempre se sentaba en la computadora por largas horas.
Siempre que entraba al cuarto para pedirle que se saliera y me dejara jugar, �l se pon�a nervioso y le ve�a que cerraba las p�ginas que estaba viendo.
Un d�a que nos hab�amos quedado solos �l se encerr� en el cuarto de la computadora. Como la puerta tiene un huequito por donde se mete la llave, me puse a espiarle.
Grande fue mi sorpresa cuando vi que estaba sentado pero ten�a su pene en la mano. Era la primera vez que se lo ve�a y me pareci� enorme.
Miraba la pantalla mientras se estrujaba el pene movi�ndosela de arriba hacia abajo.
Me pareci� que se estaba haciendo da�o pues su cara estaba contra�da y sudorosa.
Preocupada de que algo malo estuviera pas�ndole ingres� al cuarto sin darle tiempo a nada.
Mi r�pida entrada no le permiti� ocultar lo que estaba viendo en la computadora. Me acerqu� y por primera vez pude ver lo que llaman una pel�cula pornogr�fica.
Asustado y sin guardarse su pene me cogi� de los brazos y me suplic� que no se lo contara a mi mam�.
Pero eso no hab�a pasado por mi cabeza. En mi colegio hay una ni�a que siempre me hab�a hablado que ella ve�a ese tipo de pel�culas y que le produc�an un calorcito rico en su vagina.
As� que le dije que no dir�a nada pero ten�a que dejarme ver la pel�cula con �l.
Mi primo acept� contento. Como hab�a una sola silla me pidi� que me sentara en sus piernas.
Acomod� su a�n duro pene entre ellas y sent� la cabeza frotarme mi conchita.
En la pel�cula dos negros met�an sus enormes penes en la vagina y el culo de una rubia de enormes tetas.
Al parecer le estaban dando mucho placer pues gem�a y ped�a que se la metan m�s y m�s.
Al ver esa escena record� lo que me hab�a dicho mi amiga Alexandra y comprob� que era verdad. Un delicioso calorcito me recorri� el cuerpo. En mi conchita sent� un cosquilleo que me estremeci�.
Pero mi primo no permaneci� inactivo. Sin pedirme permiso arremango mi calz�n y por un costadito empez� a frotar la cabeza de su pene con mi conchita.
En la pantalla la rubia se hab�a metido un pene en la boca y lo chupaba con avidez. No s� porqu� pero en ese momento desee tambi�n tener uno para chupar. Imagin� que tendr�a un sabor delicioso porque lo lamia como si fuera un rico helado.
Mi primo cada vez m�s audaz, hab�a subido mi polito y manoseaba mis pezones d�ndome unas cosquillas que lejos de fastidiarme o hacerme re�r, me produc�an un placer hasta entonces desconocido.
�Deja que lo meta a mi boca! Le ped�, pues supon�a que era bien rica, ya que la rubia parec�a disfrutar mucho mam�ndosela a los negros. Sin esperar su aprobaci�n, me agach� entre sus piernas y empec� a lamerle y chuparle el pene tal como lo hac�a la chica.
Sent� un sabor salado pero no desagradable; sin embargo el olor que desped�a me hizo sentir un cosquilleo entre las piernas mucho m�s intenso que al mirar la pel�cula. Sent�a mi calz�n mojado como si me hubiera orinado y mientras se la mamaba me lo quit� y lo tir� a un rinc�n.
Sintiendo que estaba por eyacular mi primo me hizo sentar nuevamente entre sus piernas. Bien lubricada y ya sin la molestia del calz�n, la cabeza de su pene se aloj� con facilidad en la entrada de mi co�ito virgen.
Mis muslos estaban bien abiertos y ahora sent�a que la cabeza se introduc�a un poco m�s haci�ndome un cosquilleo divino. Me concentr� en la pel�cula, pues la rubia estaba siendo penetrada por sus dos agujeros y gozaba desenfrenadamente pidiendo que la penetren con m�s fuerza. Mi primo me hab�a sujetado de la cintura y me sub�a y baja sobre la cabeza de su pene produci�ndome una sensaci�n muy, pero que muy rica.
Ahora la rubia se las chupaba a los dos negros y se me hizo agua la boca imagin�ndome que era yo la que se los mamaba.
-Aaaaaayyyy!!!
No pude evitar lanzar un grito. Mi primo hab�a introducido su pene en mi conchita y me hab�a causado un dolor agudo. Se qued� quieto un instante mientras yo sent�a palpitar su dura verga en mi interior trasmiti�ndome unas sensaciones agradables haci�ndome olvidar el dolor del rompimiento de mi virginidad.
A pesar de lo adolorida que estaba, me imagin� que era la verga de uno de los negros. Me inclin� hac�a adelante y mi primo empez� a mover su pene dentro de m�. El dolor desapareci� como por arte de magia y fue reemplazado por un cosquilleo enloquecedor. Pero cuando m�s a gusto estaba, mi primo me mordi� la nuca sin hacerme da�o y empez� a convulsionar. Dentro de m� pude sentir los chorros de esperma que eyaculaba disfrutando de haberme arrebatado mi virginidad.
Yo sent�a que mi cuerpo ard�a y quer�a seguir movi�ndome sobre su pene, pero se le hab�a puesto fl�cido y se escurri� fuera de mi vagina sucio de sangre y semen.
Viendo mi excitaci�n, se arrodill� entre mis piernas y limpi�ndola con su camisa me empez� a comer el co�ito deliciosamente.
Su lengua parec�a una mariposa aleteando suavemente sobre mi sexo ardiente. Pero lo que me hizo estallar llev�ndome hasta el cielo fueron sus dedos. Meti� uno en mi vagina y el otro en mi culo y me imagin� que eran los negros que me estaban clavando sus dos vergas ya que empez� a meterlos y sacarlos r�pidamente haci�ndome conocer la divina sensaci�n de mi primer orgasmo.
Desde ese d�a, hac�amos el amor a cada rato. Me ense�o a mamarle la verga y tomarle toda su leche; aprovech�bamos cualquier oportunidad para que me la meta. Cada vez que nos qued�bamos solos ve�amos todo tipo de pel�culas porno y me gustaba chuparle su pene que despu�s de ver los vergones que ten�an los actores ya no me excitaba tanto y anhelaba tener una de ellas para chuparla y meterla en mi cosita.
Por eso sent� curiosidad cuando tu verga me frot� al saludarnos. En ese momento me acorde de las vergas de las pelis porno pues la sent� enorme. A prop�sito te segu� al ba�o y observ� cuando te la sacaste para orinar.
Al verla pude constatar que era tan grande como la de los negros y ante la posibilidad de hacer realidad mi fantas�a perd� la cabeza; y lo dem�s ya lo sabes.
�Y si yo te rechazaba?-Se ruboriz� y sonriendo dijo:�Ni por un momento consider� que pudieras hacerlo�
Antes de concluir su relato ya hab�a terminado de comer y hab�a liberado mi pene.
Entre chupadas y lametones termin� la excitante historia de su iniciaci�n.
Le quit� su ya arrugado calzoncito y me di a succionarle la conchita que estaba lista para ser penetrada nuevamente.
Regresamos a la cama y ahora fue ella la que quer�a ensartarse en mi verga.
-�Oh Dios! �La quiero toda adentro Juan! �me dijo estruj�ndola ansiosamente.
�Qu� manera de gustarle la verga a esta criatura! Las palabras se atropellaban en su boca por lo ansiosa que estaba.
Se la acomod� en la dilatada entrada y cent�metro a cent�metro se la fue engullendo.
Su carita resplandec�a de belleza. De sus labios entreabiertos se deslizaban gotas de saliva. Sus ojitos estaban cerrados y su mente y cuerpo estaban saboreando el grosor y dureza de ese monstruo que la penetraba.
Cuando por fin mi verga alcanz� el fondo de su matriz, tuve que sostenerla de la cinturita para que el resto no la lastime. Empez� a cabalgarme moviendo su cabecita en un frenes� salvaje. Su largo cabello casta�o se le hab�a desatado y le ca�a en cascada sobre su sudorosa y congestionada carita.
�Ay! �Ay! �Ay! �Te amo! �Te amo! � gritaba sin dejar de mover su peque�o trasero con rapidez.
A pesar de lo que ya hab�amos gozado la peque�a alcanz� el orgasmo r�pidamente y yo tampoco pude resistir mucho tiempo pues su peque�a vagina me aprisionaba el pene frot�ndomelo maravillosamente. Y explot� en su interior mientras la jalaba para comerme su boquita y beberme la saliva que escapaba por ella.
Solo el que alguna vez ha disfrutado de una vagina estrecha puede comprender el placer que me proporcionaba esta hermosa criatura.
Mi verga a�n continuaba aprisionada en su interior. La peque�a yac�a agotada encima de mi cuerpo y sus labios me daban dulces besos en el pecho. �Oh Juan tu verga me ha hecho gozar mucho!-murmur� suavemente.
-Igual que la de tu primo seguramente princesa-le dije para ver que dec�a.
Levant� su cabecita y me mir� con cari�o- Nada que ver con la de �l. Ni bien me la mete ya se est� vaciando y a m� me deja con las ganas. Es la primera vez que alcanzo un orgasmo con una penetraci�n pues �l me hace llegar con su boca.
Nuevamente nos fuimos a asear y despu�s pusimos en orden la cama. Limpiamos los restos de semen del piso y nos sentamos en la sala a conversar.
-Cu�ntame de tu amiga Alexandra-le ped�.
Ella es mi compa�era de colegio y creo que t� la conoces-
-S� pero quiero que me cuentes como es ella y que es lo que sabes de sus costumbres.
-Mira de ella tengo mucho que contarte y mi mam� ya debe estar por llegar. Mejor dime cuando voy a volver a verte.-
Era cierto, con la curiosidad no me hab�a fijado la hora.
-Para vernos eso depende m�s de ti que de m� mu�equita. T� sabes que yo hago movilidad a algunos alumnos del colegio y ser�a bueno que te pudiera movilizar a ti tambi�n.
Se qued� pensando un momento y despu�s la carita se le ilumin� de alegr�a.
-Dalo por hecho. Mi pap� ya est� cansado de irme a recoger y le voy a decir que te contrate.
Yo no me sent�a tan seguro pero le di el beneficio de la duda.
Me cogi� de la mano y me la apret� fuertemente.
-A partir de ahora voy a ser tu mujer y mi primo no me va a volver a tocar-
En verdad que sus palabras me asustaron un poquito. No parec�a una ni�a de diez a�os habl�ndome sino una mujer enamorada.
La abrac� y bes� emocionado.
-Tienes que jurarme que no se lo vas a contar a nadie princesita-le ped� un poco preocupado.
-Te juro que ser� nuestro secreto mi amor-respondi� muy segura de s� misma.
Continuar�..
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Relato: Dulce ni�a, bella madre-2
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