Esa noche no pod�a conciliar el sue�o, las im�genes de la
cogida con Alejandra se repet�an una y otra vez. Las sensaciones por la forma
como ten�a sus orgasmos y la forma como mamaba la verga me ten�an perplejo. Si
alguna vez me calent� igual que como este d�a, la verdad no lo recuerdo. Tal vez
era el efecto por estar haciendo algo prohibido, fue muy diferente a cuando
estoy con mi esposa. Pens�, si Alejandra siempre ser� as� de caliente o le
pasar�a lo mismo que a m�, es decir, si tambi�n influy� el hacerlo con un hombre
que no era su marido. Varias preguntas se repet�an en mi mente: �C�mo estar�a
Alejandra en esos momentos. �Arrepentida? �Le habr�a gustado? �Estar�a igual que
yo, pensando en lo ocurrido? Cada vez que recordaba sus suaves y grandes nalgas,
entraba en un estado de excitaci�n, que mi mayor deseo era volver a disfrutar
con Alejandra. Otra pregunta a la que encontraba respuesta era a como
reaccionar�amos en nuestro siguiente encuentro. No tuvimos tiempo suficiente
para discutir ampliamente lo ocurrido. Simplemente acordamos guardar el secreto,
pero �ser�a suficiente?

Muchas veces pens�, esa noche, en llamarle por tel�fono y
aclarar lo ocurrido, en cuanto tomaba el tel�fono me arrepent�a y colgaba. Cerca
de las diez de la noche, decid� terminar con la preocupaci�n y le llam�. Ella
contest� despu�s del primer timbrazo:

Yo insist� hasta que la convenc� de decirme el papel de
Miguel. Resulta que m�s o menos al mes que el ten�a fuera, Alejandra se hab�a
�alterado� un poco por la falta de sexo. Se lo coment� a Miguel, �l en la misma
situaci�n, le narr� como extra�aba las relaciones sexuales con ella. Seg�n
Alejandra, ella tambi�n le record� detalles de su intimidad, cayeron en un juego
er�tico por tel�fono que termin� por calentarles mucho, y ahora cada vez que
Miguel habla tienen su sesi�n.

Su risa me tranquiliz�. Alejandra estaba consiente y conforme
con lo ocurrido.

La calma lleg� a mis pensamientos. Imagino que yo ten�a una
sonrisa tan grande que casi mord�a mis orejas. Me dispuse a ver la televisi�n,
poco a poco fui quedando dormido.

Despert� sobresaltado por el timbre del tel�fono, lo primero
que hice fue ver la hora, eran las 00:25. El tel�fono sigui� sonando,
despert�ndome por completo.

Era el canal The Film Zone, se mostraba una pel�cula er�tica,
casi pornogr�fica. La escena era de un tipo cogi�ndose a una linda jovencita en
una alberca. Las im�genes dejaban muy poco a la imaginaci�n, la pantalla evitaba
ver la penetraci�n, aunque se deduc�a que en la pel�cula original si se
mostraba.

Alejandra me explic�, que el resto del d�a, despu�s de que
qued� sola estuvo en un estado excitado. Por la noche, esper� en su recamara,
con ansias, la llamada de Miguel, de lo cual yo me hab�a percatado cuando le
llam� unas horas antes. Finalmente Miguel llam� e iniciaron su juego er�tico por
tel�fono. Cuando estaban muy calientes, Miguel le propuso que abriera y usara un
regalo que le hab�a enviado hace dos semanas. Alejandra se neg�. Miguel insisti�
mucho, y cuando casi la convenc�a, por alguna raz�n, la comunicaci�n se
interrumpi�. Mientras esperaba que Miguel le llamara nuevamente, Alejandra
encendi� el televisor. Cambiando los canales lleg� al 60. La pel�cula y toda la
situaci�n anterior, la pusieron en un estado extremadamente �alterado�.

Pens� que quer�a continuar su juego er�tico, por tel�fono,
que dej� incompleto con Miguel. Esto ser�a una experiencia nueva para m� y me
encant� la idea.

Ahora, en la pel�cula, estaba una mulata, muy guapa,
cabalgando a un tipo. La cara de la actriz, denotaba mucho placer.

Me levant� como rayo. Me lav� los dientes y puse algo de
colonia. Pas� a ver a mi hijo en su recamara. Me asegur� que se encontraba
profundamente dormido y sal� hecho la madre. En el tiempo m�s corto que yo me
pudiera imaginar, tres o cuatro minutos, estaba tocando el timbre de la casa de
Alejandra. �P�sale! -me dijo por el interf�n- estoy en mi recamara.

La puerta de la recamara se encontraba entreabierta, la luz
tenue de la l�mpara del bur� y del televisor iluminaban la habitaci�n. Toqu�
suavemente la puerta, Alejandra me contest� impaciente: - P�sale, p�sale. Me
qued� perplejo viendo a Alejandra sobre su cama. Estaba recargada sobre las
almohadas, con sus rodillas muy abiertas y sus pies juntos. A su lado, se
encontraba una bolsa de pl�stico, con alg�n paquete dentro. Alejandra ten�a el
brassier debajo las tetas, con una mano acarici�ndose los pezones. La otra mano,
por debajo de su tanga, meti�ndose uno o quiz� dos dedos en su vagina. Su rostro
denotaba una sensualidad especial por la forma como mov�a sus labios y sus
suaves suspiros.

Empec� a remover mis ropas con calma, pues supuse que pasar�a
un rato largo con ella. Nadie habl�, no era necesario, sab�amos que esa noche
era de cogedera. Mientras yo me desvest�a, ella sacaba sus dedos de la vagina,
llev�ndolos a su boca. Tan pronto estuve desnudo, tom� mi palo bien parado y lo
sacud� al aire ense��ndoselo, su boca dibuj� una leve sonrisa. Me sub� a la
cama, gateando me acerqu� a ella. Todo estaba calma, con el volumen bajo del
televisor, reinaba un ambiente completamente sexual. Me hinqu� junto a
Alejandra, al momento que ella sacaba el dedo de su vagina para ofrec�rmelo.
Tom� su mano con las dos m�as, y proced� a recorrer mi lengua en todo su dedo,
absorbiendo sus jugos. Ella volvi� a introducirlo en su sexo y me lo ofreci�
nuevamente. Justo antes de meterlo en mi boca, pegu� un brinco por el pinche
susto del timbre del tel�fono. Hasta Alejandra grit� asustada. Inmediatamente
contest�:

Mientras Miguel explicaba las razones de la interrupci�n y el
tiempo largo para llamarle nuevamente, yo pens�: �Puta madre! �Ya vali� madres!
Ya me hecho a perder la noche este cabr�n. �Ni hubiera venido! �Vine nada m�s a
lo pendejo! Mi pito reaccion� igual que yo, se apachurr� por completo. Alejandra
daba respuestas cortas, asentando entender lo que hab�a ocurrido con Miguel.
Obviamente que yo solo o�a la conversaci�n y respuestas de Alejandra:

Con se�as de mis manos y hombros le pregunt� �Qu�?. Ella
se�al� la bolsa con el paquete dentro, sobre la cama.

Era obvio que ella quer�a terminar la comunicaci�n, pero
tampoco le pod�a dar un cort�n a Miguel.

Despu�s de quitarle la envoltura al paquete, pude ver que se
trataba de un consolador. �Ay cabr�n Miguel! �Lo que le anda comprando a su
mujer! � Pens�. Alejandra sigui� su conversaci�n:

Saqu� el aparato de su envoltura, era dorado de tama�o
regular, de la mitad a la punta muy liso. De la mitad hacia atr�s con finas
canaladuras y una tapa negra.

Ah� comprend� su negativa, en la tarde, a que le agarrara sus
pechos. Seguramente era como m�s r�pido se excitaba. Me qued� mirando con
detalle sus senos. Eran de tama�o regular, con las areolas muy grandes y los
pezones muy peque�os, que apenas se notaban como dos leves prominencias.
Alejandra le fingi� a Miguel, que usaba el aparato en sus tetas. Pues el
consolador estaba en mi mano.

Alejandra, retir� mi mano, aunque su reacci�n fue evidente,
por la forma en como se inflamaron sus areolas. Miguel sigui� insistiendo, yo
volv� a poner el aparato sobre su pecho, sin que ella lo retirara. Por el
contrario, dio dos peque�os gritos suaves, y sus ojos se cerraron a la mitad.
Ver su cara y sus pechos excitados tambi�n me estaba afectando a m�. Pero no
deb�a delatar mi presencia. Alejandra continu� d�ndole los detalles a Miguel, y
yo, manejando el consolador:

Deb�a tener las tetas muy sensibles, el t�rax de Alejandra
hacia movimientos lentos y tensos. Suaves suspiros sal�an de su boca mezclados
con palabras de cuanto le gustaba que el consolador estimulara sus pezones. De
repente, estir� su mano y agarr� mi verga.

Pinche Alejandra, se calent� de volada. Mientras yo segu�a
acariciando sus tetas, le hablaba a Miguel pretendiendo que ella ten�a el
aparato en sus manos, y acariciaba m� falo. Yo sent�a muy ching�n, pues todo lo
que le dec�a a Miguel se lo hacia a mi palo.

Yo quer�a decirle cuanto me gustaba verla as� y sus caricias,
pero no pod�a delatar mi presencia. Yo tom� el consolador con mi mano izquierda,
juguete�ndole sus pechos, mi mano derecha la deslic� por su abdomen, directo a
su sexo. Acaricie con suavidad su vulva sobre su tanga. Poco a poco fui metiendo
mi mano acariciando sus labios vaginales, y luego su cl�toris. Alejandra dio un
grito m�s fuerte. Ella solt� mi palo y su mano la dirigi� hacia su tanga
levant�ndola hasta donde el el�stico lo permiti�.

Entend� que deb�a ponerle el consolador sobre su sexo. Eso
hice. Los jadeos de Alejandra fueron muy fuertes. Ella levantaba lo m�s que
pod�a su tanga para darme espacio y mover el aparato sobre su cl�toris. Sus
tetas quedaron libres, yo me agach� para mam�rselas, manteniendo mi brazo
estirado con el consolador en su sexo. Lo que a continuaci�n pas� me asust�:
Alejandra dio el grito de placer m�s fuerte que yo haya escuchado. Incluso pens�
que le hab�a lastimado por lo que me detuve.

Presuroso, regres� a mamarle las tetas, solt� el aparato y
continu� acariciando su sexo con mi mano. Inmediatamente comenc� a meter y sacar
mi dedo en su vagina. Mi lengua lam�a con fuerza sus areolas y sus pezones se
sent�an muy duros como dos botones de camisa. Alejandra tuvo un largo orgasmo.
Sus jadeos y gemido duraron, no se cuanto tiempo, pero fue mucho. Hasta que
Alejandra, gir� su cuerpo para que yo dejara de acariciarle. Segu�a hablando
sofocada por tel�fono.

Alejandra dio varios besos al auricular, para que su esposo
los oyera.

Ella llev� su boca a mi falo, iniciando una mamada
sensacional. Ella mantuvo el auricular en su oido y la bocina la acercaba a su
boca. Mamaba mi verga haciendo mucho ruido, a ratos la sacaba para preguntarle a
su esposo, que le parec�a. Alejandra regresaba a mamarla con m�s ganas. En medio
de lo m�s ching�n de la mamada, ella se detuvo.

Finalmente colg� el tel�fono y apag� el vibrador.

Alejandra hizo a un lado su tanga, dejando al descubierto su
velludo y jugoso sexo. Pronto me encontr� entre sus piernas, con mi boca
comi�ndole el �changuito�. Levant� mi mirada para verle, ella ten�a sus manos
sobre sus tetas y su cara hacia muecas de gozo y placer. Clave mi cara en su
sexo, frotando mis labios y nariz sobre su vulva. Con mis dientes le di peque�as
mordidas a sus labios vaginales y el cl�toris. Alejandra mene� su cuerpo hacia
uno y otro lado, presionando mi cabeza contra su �changuito�. Ella levant� su
cadera de la cama, su cuerpo se tens� y movi� muy r�pido su sexo choc�ndolo
contra mi cara. Escuch� el gemido que hac�a Alejandra con su boca cerrada, el
cual par� hasta que ella la abri� expulsando mucho aire

Yo me qued� inm�vil. No hab�a duda que ella a�n no estaba
satisfecha. Ella se dirigi� hacia mis pies. Ah� se despojo de su brassier y
tanga. Pas� su mano sobre su pubis y sexo dici�ndome:

Alejandra tom� mis pies y separ� mis piernas. Desliz�
suavemente la punta de los dedos desde la parte interna de mis tobillos hasta
los muslos, muy cerca de mis huevos. Despu�s las pas� varias veces por la parte
interna de mis muslos. La caricia de sus u�as hicieron enchinar mi piel. Hizo el
mismo tipo de caricias en la bolsa de mis huevos. Se sent�a sensacional. Luego
fue su lengua la que recorr�a la parte interna de mis muslos, acerc�ndose cada
vez m�s a mis huevos. Finalmente, le dio unas lamidas a mi escroto. Mi verga
estaba muy erecta, pegada a mi abdomen. Yo cerr� mis ojos. De repente, o� y
sent� las vibraciones del consolador sobre mis huevos. Lo que oblig� a que
abriera los ojos. Alejandra, con su cara muy excitada, habl�:

As�, hincada como estaba entre mis piernas, retir� el aparato
de mi pene, para ponerlo sobre sus tetas. Alejandra exclam� un �uyy! cuando lo
sinti� en sus pezones. La otra mano la ten�a acarici�ndose el �changuito�. En
segundos su calentura se elev� al m�ximo. Ella me ve�a con su cara llena de
lujuria. Llev� el consolador a su sexo, separ� un poco las piernas y lo apuntalo
en su vagina, Se meti� casi la mitad e inclin� su cuerpo para poner su lengua
sobre mi escroto. Yo pod�a ver �nicamente el movimiento de su hombro y brazo,
sin duda, ella met�a y sacaba el consolador de su vagina. Sigui� subiendo su
lengua sobre mi poste, lamiendo todo lo largo, desde su base hasta la cabeza.
Con su mano, lo separ� de mi abdomen, y lentamente lo introdujo en su boca. Poco
a poco su mamada fue aumentando de intensidad, al igual que el movimiento de su
cadera y de su brazo con el cual se masturbaba. Su espalda se arqueaba hacia
arriba y descend�a bruscamente, metiendo en su boca mi palo casi por completo y
supongo que tambi�n clav�ndose un buen tanto del consolador. Volv� a cerrar mis
ojos, abri�ndolos casi inmediatamente porque Alejandra volvi� a gritar fuerte.
-�Aaayyyyy!!! �Aaaaaayyyyyhhh! Se estaba viniendo. Sac� mi verga de su boca,
dej� caer su cabeza a un lado de mi cadera, segu�a meti�ndose el consolador, y
con su mano masturbaba mi palo. Fue un orgasmo muy intenso pero corto. Ella se
incorpor� diciendo:

Ella quer�a que yo me acostara en sentido trasversal a la
cama. Sin saber exactamente por qu�, yo obedec�. Ella me cabalg� viendo ella
hacia mis pies. Se sent� en cuclillas, se acomod� mi falo en su vagina dej�ndose
caer de sent�n. Mi verga entr� toda, ella se levantaba para dejarse caer
nuevamente con sentones muy fuertes. Sus rodillas las separ� a lo m�ximo. Ella
dec�a con voz muy excitada:

Yo puse mis manos en sus nalgas, ayud�ndole en su movimiento
hacia arriba. Ve�a muy claramente su ano y sus labios vaginales alrededor de mi
poste engull�ndolo. �Que rico!

Alejandra voltio su rostro, sin dejar de coger, para
confirmar donde ten�a yo mi mirada. Al percatarse que le ve�a por atr�s, ella me
corrigi�.

Yo mov� ligeramente mi espalda, para ver, se trataba de un
espejo muy grande junto al closet de la recamara, al situarnos en esa parte de
la cama, nuestros cuerpos quedaron exactamente frente al espejo. La luz de la
l�mpara del bur� era suficiente para ver con claridad las im�genes reflejadas.
Ella de frente ten�a la vista completa de c�mo su �changuito� se com�a mi
�pl�tano�. �Ay cabr�n! Pens� que ese espejo estaba ah� a prop�sito. Alejandra no
dejaba de moverse, sin retirar la vista de c�mo se le met�a toda la reata. Sus
sentones, cambiaron por movimientos hacia delante y atr�s, en ocasiones hacia
c�rculos, siempre con todo el pl�tano dentro. Sus jadeos y gemidos de cuando se
viene aparecieron. Ella hizo su cuerpo hacia atr�s, yo lleve mis manos a sus
tetas para apretarlas y acariciarlas con fuerza. Con esto sus gemidos fueron m�s
largos y fuertes. De pronto o� el �bbbbzzzzzzz� del consolador y lo sent� sobre
mis huevos. Alejandra lo manipulaba pas�ndolo por mis huevos, en la entrada de
mi palo en labios vaginales. Las vibraciones llegaban hasta mi miembro,
produci�ndome un placer muy grande. Ella movi� el aparato por todo su sexo,
dej�ndolo largo tiempo sobre su cl�toris.

Nuevamente su orgasmo le lleg�. Se vino y se vino y se vino,
de una forma que nada mas una mujer que haya tenido la verga dentro con un
vibrador en su cl�toris lo podr�a describir. �Como disfrut� esa cogida! �Como me
alegr� que despu�s de coger, como hab�a pasado esa tarde, yo tardara en venirme!
Yo quer�a seguirle dando pl�tano a su changuito el resto de la noche.

Le segu� masajeando las tetas y ella movi�ndose como loca,
hasta que ella se detuvo. Sin decir nada, Alejandra simplemente se voltio, dej�
el aparato, y me cabalg� con su cara frente a mi. Llev� sus manos a sus nalgas,
separ�ndolas e introduci�ndose nuevamente mi palo. Por supuesto que yo mov� mi
espalda, para ver en el espejo como Alejandra se cog�a mi verga. Ella sub�a y
bajaba su cadera, con su movimiento, ella bajaba sus nalgas cuando mi palo sal�a
casi por completo. Ella tambi�n quer�a ver, voltio su cara hacia el espejo.

Ver como mi verga se hund�a en el sexo de Alejandra, .la
verdad, es algo que nunca olvidar�. Yo puse mis manos en su estrecha cintura,
para controlar los movimientos de su cadera. Ella dej� que mis manos impusieran
el ritmo. Lento, dejaba yo que mi palo entrara por completo para sacarlo igual,
lentamente hasta tenerlo fuera por completo, e igual de lento, volverlo a meter.
Todo en mi cerebro fue silencio, mi vista quedo fija en el espejo. Los latidos
de mi coraz�n rebotaban en las sienes de mi frente. Por el espejo yo disfrut�
como nunca, ver como mi palo desaparec�a entre las grandes nalgas de Alejandra.
Parec�a que las im�genes corr�an en c�mara lenta. Varias veces, al querer
introducirla, mi palo chocaba en su ano, Alejandra hacia su mano hacia atr�s,
para corregir la posici�n o bien, en un segundo intento, entraba nuevamente en
su changuito. Poco a poco, al ir sintiendo m�s fuertes los apretones de su
vagina, mis manos fueron aumentando la velocidad con que mov�a su cadera. El
golpeteo de mis muslos con las nalgas de Alejandra se hizo r�tmico poco a poco
fue aumentando de volumen. Alejandra, entendi� que pronto vendr�a mi
eyaculaci�n, comenz� a darme una fuerte cogida. Ella puso sus manos sobre su
cintura, sus movimientos fueron muy sincronizados, mi palo casi se sal�a, pero
ella se encargaba de meterlo. Nuestros cuerpos estaban sudando profusamente.
Ella se agach� para poner sus tetas sobre mi pecho, aferrando sus manos a mis
hombros. El sudor de nuestros cuerpos hacia que sus tetas se resbalaran
tall�ndose contra mi pecho. Sent� las contracciones de su sexo en mi palo, ella
llev� sus tetas muy cerca de mi boca, dici�ndome:

Presuroso proced� a hacerlo. Me introduje una teta en la boca
lo m�s que pude. Con mi lengua pod�a sentir que toda la areola hab�a quedado
dentro. La empec� a mamar, luego luego los ruidos de mi mamada se mezclaron con
gemidos de Alejandra.

Alejandro apret� mi cabeza contra su pecho cuando sinti� mi
venida dentro de ella. Hice una especie de gru�idos cuando estaba eyaculando.
Una y otra vez, le clav� mi verga lo m�s profundo que pude, tratando de
depositar todo mi semen dentro de ella. Los jadeos de Alejandra se convirtieron
en gritos nuevamente.

Sus gritos y gemidos fueron calm�ndose, hasta convertirse en
una respiraci�n muy agitada. Los dos est�bamos sofocados. Ella se dej� caer en
la cama junto a m�. Nos quedamos en silencio un rato largo. Hice el intento de
abrazarla, sin que me lo permitiera.

Era cierto que su rostro reflejaba cansancio por lo ocurrido
ese d�a. Me levant� de la cama y en silencio me vest�. Ella se acomod� para
descansar en la cama. Antes de salir de la habitaci�n, ella con una leve sonrisa
en su rostro, me recalc�:

Regrese a la casa, feliz con mi sonrisota. Mientras intentaba
dormir, pens� mucho tiempo en la cogidota con Alejandra, y en como nos hab�a
ayudado el pinche consolador. Me naci� la idea de adquirir uno de esos aparatos
para usarlo con mi mujer.

Cada vez que me acuerdo de lo que pas� con Alejandra, m�s me
convenzo que debo comprar un vibrador, aunque no encuentro una excusa para
suger�rselo a mi mujer. Nos hemos reunido con Miguel y Alejandra, como si nada
hubiera pasado entre su mujer y yo. Digo como si nada, por que cada vez que le
veo el trasero, luego luego se me para. Ojal� y pronto me pida alguna ayuda.