LA TARDE DEL PORTERO
Mi madre, mi hermano y yo viv�amos en un departamento en un
segundo piso, en un barrio c�ntrico de la capital. Mi madre, tras la muerte de
mi padre, trabajaba como secretaria ejecutiva en una importante empresa, puesto
que se hab�a ganado con su trabajo eficiente, hecho que le hab�a valido la
confianza del gerente general. Debido a su trabajo, mam� pasaba todo el d�a
fuera de casa y, en ocasiones en que hab�a reuniones de junta Directiva de la
empresa, regresaba hasta bien entrada la noche.
Mi hermano, iba a cumplir entonces los 17 a�os y estudiaba en
el mismo colegio que yo, estando pr�ximo a graduarse. Yo, por mi parte, ten�a 14
a�os y era un estudiante com�n y corriente, que comenzaba a sentir las
inquietudes de la adolescencia.
El edificio en que viv�amos ten�a tres pisos y varios
apartamentos. Para cuidar de los servicios del edificio, los due�os pagaban a un
portero, que hac�a las veces de administrador, quien se encargaba de que todo
funcionara bien: revisaba los sistemas el�ctricos, los servicios de agua y
drenajes, etc. Este administrador viv�a en un peque�o apartamento cerca de la
entrada, por lo que era necesario pasar ante �l siempre que entr�bamos o
sal�amos.
Cada vez que pas�bamos cerca del portero, al entrar o salir,
especialmente cuando �bamos o regres�bamos del colegio, �ste se le quedaba
viendo a mi hermano y a veces le dec�a algunas palabras que yo no llegaba a
entender, aunque notaba que, a mi hermano, se le dibujaba una sonrisa en el
rostro. El portero era un hombre alto, de unos 45 a�os, con incipientes canas y
algo de barriga.
Una tarde, despu�s de comer, yo deb�a ir a un partido de
f�tbol con otros chicos del colegio, por lo que mi hermano se quedar�a solo en
casa. Not� que estaba algo nervioso y se ve�a ansioso de que yo me fuera.
Extra�ado por su actitud, me fui pregunt�ndome qu� estar�a tramando mi hermano,
cuando me encontr� con Clara, la hija de los vecinos en el pasillo y me
entretuve charlando con ella.
En esas estaba cuando o�, dentro de nuestro apartamento, el
ruido de algo de cristal que se romp�a. Extra�ado, me acerqu� a la puerta y
escuch� a mi hermano hablando por tel�fono. Obviamente hablaba con el portero y
le ped�a que llegara a cambiar una bombilla que hab�a roto accidentalmente.
Termin� haciendo �nfasis con sus palabras:
- Estoy SOLO en casa.
Aquello me dio mala espina, as� que me desped� de Clara y, en
vez de ir al partido de f�tbol, sal� al patio trasero del edificio y, sin
dudarlo, trep� por encima de unos lavaderos, para alcanzar la cornisa del
segundo piso y entrar a nuestro departamento por la ventana de la cocina. Sin
hacer ruido, esper�.
Unos momentos despu�s, llamaron a la puerta. Era el portero,
que llegaba con una escalera de mano. Me ocult� en un sitio desde donde pod�a
verlo todo y observ�. Mi hermano lo hizo pasar, mostr�ndole que la bombilla rota
del techo de la sala. El portero puso la escalera y, subiendo en ella, empez� a
trabajar.
Mi hermano se par� frente a �l y lo miraba fijamente, al
tiempo que le dec�a algo en un tono muy suave, que no pude escuchar. El portero
suspendi� su trabajo y not� que se le formaba un bulto en su pantal�n. La vista
de mi hermano estaba fija en ese bulto y, avanzando su mano lentamente, comenz�
a tocarlo y acariciarlo suavemente. Fue entonces, cuando el tipo descorri� el
cierre de su pantal�n y se sac� la verga, que estaba muy dura y ten�a unos 20 cm
de largo. En esa �poca jam�s hab�a visto la pija de un adulto, por lo que lo
miraba asombrado. No sab�a que iba a hacer mi hermano.
Carlos, as� se llamaba mi hermano, se acerc� y de pie delante
del pene del portero, que le quedaba a la altura de su cara, se la llevo a la
boca y empez� a chuparla. Aquello me dej� helado. Yo ni siquiera imaginaba que
se hicieran cosas como esas.
Mi hermano estuvo un rato chup�ndolo y el hombre pon�a los
ojos en blanco. De pronto, detuvo los �mpetus de Carlos y baj� de la escalera.
Para entonces, mi hermano hab�a comenzado a quitarse la ropa, qued�ndose s�lo
con el calzoncillo y el portero lo imit�, desnud�ndose completamente.
Se acerc� a Carlos, lo tom� en sus brazos y estamp� en sus
labios un beso feroz. Los dos desnudos caminaron hasta el sof�, donde mi hermano
se acost�. El hombre lo tom� por las caderas, lo coloc� al borde del asiento y,
sac�ndole el calzoncillo, le levant� las piernas, dejando al descubierto la
abertura de su culo. Le escupi� en el ano y en su propia verga y, con habilidad,
se la fue metiendo lentamente por el culo, al tiempo que Carlos gem�a como loco.
- �Te duele? -pregunt� el portero
- �Dale! -grit� mi hermano-. �Dale duro por favor!
El hombre sigui� en su tarea y se la fue metiendo sin trega,
para detenerse cuando ya la ten�a bien clavada. Al ver todo aquello, no pude
evitar sacarme mi propio pene y empezar a masturbarme sin dilaci�n. Estaba muy
caliente y no recordaba haberme hecho otra paja tan sabrosa ni excitante como
aquella. Poco tiempo transcurri�, antes de que tuviera mi orgasmo y eyacul�
regando mi semen por el piso.
- Hac�a mucho que te deseaba -le dijo el portero a mi
hermano.
- Ahora soy tuyo -respondi� mi hermano, jadeando.
El tipo empez� a bombear mas fuerte en el culo de Carlos y se
la meti� duro, hasta el tope, al tiempo que lo vi contraerse, mientras mi
hermano se sacud�a como un epil�ptico.
Ambos se quedaron inm�viles durante un rato, que a mi me
pareci� una eternidad. El portero se despeg� de Carlos y su verga le colgaba,
brillando, llena de jugos. Mi heremano se incorpor� y se la limpi� con su boca y
poni�ndose de pie, intercambiaron un beso, mientras el hombre le apretaba el
culo con rudeza.
El portero se visti� lentamente, y mi hermano lo acompa�o
hasta la puerta, cerr� y se dirigi� hacia el ba�o, momento que aprovech� para
salir de la casa, tratando de hacer el menor ruido posible.
Volv� luego de un par de horas. Mi hermano se ve�a relajado y
contento, como si no hubiera pasado nada. Esa noche, la cena fue normal y Carlos
estuvo muy conversador.
A partir de ese momento, puse m�s atenci�n en el
comportamiento de mi hermano, ya que me imaginaba que muy pronto, la aventura
iba a repetirse y yo quer�a estar all� para presenciarla.
Pasaron tres d�as, en los que observ� que cada vez que pasaba
con mi hermano junto al portero, ambos se miraban muy intensamente Carlos casi
se sonrojaba. Al cuarto d�a, en que yo ten�a nuevamente un partido de f�tbol con
mis compa�eros de colegio, Carlos aprovech�.
Al pasar junto al portero, se detuvo y le pidi� que pasara
por la tarde a revisar un grifo que goteaba. Yo no recordaba haber visto ning�n
grifo gotear, pero reconoc� que la excusa era v�lida.
- Mi hermano tiene que ir a un partido de f�tbol, pero yo lo
voy a estar esperando -agreg� Carlos.
Despu�s del almuerzo, me prepar� a ir al partido como si todo
fuera lo m�s normal del mundo. Sal�, me dirig� al patio interior del edificio y,
como la vez anterior, trep� a la ventana de la cocina. Hube de aguardar unos
quince minutos.
O� el timbre de la puerta. Era el portero, que no tra�a
herramienta alguna. Mi hermano le invit� a pasar y, apenas cerraron la puerta,
se besaron con pasi�n. Despu�s, se dirigieron a la habitaci�n de mi hermano.
Lamentablemente, cerraron la puerta de la habitaci�n, por lo
que no pod�a ver nada. Volv� r�pidamente a la cocina, sal� por la ventana y me
arrastr� por la cornisa hasta estar frente a la ventana del cuarto de mi
hermano, donde pude colocarme para observar sin ser visto.
Carlos estaba acostado boca arriba en la cama, en
calzoncillos, abierto de piernas. El hombre lo miraba con ojos lujuriosos y se
desnud� r�pidamente. Su verga apareci� bien dura, se acost� en la cama sac�ndole
el calzoncillo a mi hermano y se aplic� a mamarle la verga con avidez. A trav�s
del vidrio de la ventana escuchaba los gemidos de mi hermano y lo ve�a agarrando
al portero de la cabeza.
Al ver la avidez con que aquel hombre mamaba la verga de mi
hermano, tuve un primer orgasmo que me dej� un poco m�s relajado, pero mi pene
segu�a excitado. Carlos se coloc� de tal manera de poder practicar ambos un
"69". Tras unos cinco minutos, el portero se acomod� y, haciendo girar a mi
hermano, lo coloc� en cuatro patas y, poni�ndose atr�s de �l, baj� con su boca y
empez� a chuparle el culo, mientras le met�a los dedos. Mi hermano mov�a las
caderas de puro gusto. En un momento, el portero estaba apoyado sobre su verga
sobre la entrada de su culo. Empuj� un poco con su glande, metiendo una parte en
el culo de mi hermano. Carlos grit� un poco y le pidi� que, por favor, fuera
despacio. El portero se qued� detenido un momento y luego empez� a metersela
despacio, en tanto mi hermano mov�a el culo ayud�ndolo en la penetraci�n. Sigui�
con este movimiento y se la fue metiendo despacito, hasta que se la enterr�
completamente, hasta tenerlo empalado a fondo. Ver al hombre enterrando su pene
en el culo de mi hermano y qued�ndose clavado en �l, me provoc� un segundo
orgasmo, que me dej� conmocionado.
El portero empez� a bombear duro, mientras mi hermano mov�a
sus caderas en forma circular, acompa�ando el movimiento del hombre y empez� a
gemir y a gritar cada vez m�s fuerte, hasta que pude ver que su pene eruptaba
una leche blanca, mientras se estremec�a de placer.
El portero continu� en su bombeo bien duro y, poco a poco,
fue aumentando el �mpetu de sus embestidas. Le daba cada vez m�s duro hasta que,
agarrando a mi hermano por los hombros, empez� a atacarlo inmisericordemente.
Carlos gritaba que le encantaba aquello y que le siguiera partiendo el culo. El
portero ten�a una sonrisa de felicidad, lo sigui� bombeando hasta que se
contrajo y le clav� el pene hasta el fondo, cayendo ambos sobre la cama, en lo
que supuse era la llegada de su orgasmo.
Reposaron un rato hasta que el hombre se sali� de mi hermano.
Le bes� el culo a Carlos y le dijo que se ten�a que ir. Se visti� y sali�. Mi
hermano qued� tirado sobre la cama un rato. Luego se puso de pie y, agach�ndose,
separ� sus nalgas y se toc� el agujero del culo. Casi me muero al verlo bien
abierto, con aquellos restos de semen que sal�an de �l.
Pese a la incomodidad del lugar, me masturb� nuevamente,
hasta que acab� en abundancia. Mi hermano, sin darse cuenta de su presencia, fue
hacia el ba�o.
Baj� de la cornisa y corr� hacia la calle. No pod�a dejar de
pensar en aquello y, esa noche me masturb� otras dos veces m�s, recordando lo
visto.
Tres d�as m�s transcurrieron. Carlos era miembro del equipo
de debates del colegio y aquel d�a debi� quedarse a ensayar con sus compa�eros,
depu�s de clases. Yo, corr� a casa. Al llegar pas� echando una nota por debajo
de la puerta del portero y sub� al departamento. Esper� nervioso.
Unos diez minutos despu�s, son� el timbre de la puerta. Fui a
abrir. Era el portero, preguntando por mi hermano. Lo hice pasar, cerr� la
puerta y plant�ndome frente a �l, le toqu� el paquete y le dije:
- Mi hermano no est�... �pero yo s�!
Por un instante, el portero se qued� callado, pero luego me
mir� con una sonrisa p�cara. Sent� en mi mano la reacci�n de su pene, que crec�a
r�pida y apreciablemente. Por sobre la tela pude palpar su tronco erecto y duro.
Era quiz�s m�s grande y grueso de lo que hab�a calculado al verlo de lejos.
Calcul� ahora que medir�a unos 22 cm. �l se abri� la bragueta y, aprovechando la
ocasi�n, comenc� a practicarle una paja de lujo.
- Chup�mela -me orden�.
Me puse de rodillas y me ubiqu� entre sus piernas. Mientras
tom� su miembro con una mano, mi lengua empez� a jugar con sus test�culos
peludos. Me los met� en la boca de a uno y luego los dos juntos. Lo paje�
suavemente, mientras le chupaba toda la zona genital.
Finalmente, mi lengua comenz� a recorrer su tronco desde la
base, lentamente, hasta que llegu� a su glande, el que devor� golosamente. Mis
labios se sellaron alrededor de su pene y comenc� un mete y saca con la cabeza
que lo hac�a delirar de placer.
Sus manos se adue�aron de mi cabeza y me ensart� a�n m�s su
verga en mi boca. Tras unos momentos de aquel deleite, el portero me detuvo.
Entonces me levant� y, tom�ndolo de una mano, lo llev�
conmigo hasta mi habitaci�n. Una vez adentro, comenz� a besarme y sobarme todo
el cuerpo, al tiempo que me iba desnudando. Ya desnudos, ca�mos en la cama y �l
comenz� a acariciarme el culo con sus manos. Me sent�a muy excitado y ten�a una
respetable erecci�n.
El portero lo not� y me agarr� el pene con sus manos.
- �Guau! -exclam�-. �Est� que quema!
Me masturb� con lentitud y suavidad, mientras yo gem�a de
placer, d�ndome cuenta de que no podr�a soportar aquel deleite. Unos momentos
despu�s, sin previo aviso, eyacul�, lanzando una respetable cantidad de semen
entre las manos de mi amante.
El portero se meti� mi pene, a�n erecto, entre su boca y
comenz� a mamarlo y lamerlo, hasta dejarlo completamente limpio. Esta acci�n, me
devolvi� r�pidamente la erecci�n.
Pese al orgasmo, yo estaba a�n muy caliente y excitado, lo
que, entre sollozos, me hizo pedirle que me la metiera.
El portero se tendi� boca arriba en la cama y yo, siguiendo
sus instrucciones, lo mont�. Puse una pierna m�a a cada lado de su cintura y
tomando por detr�s de mi espalda su dura verga, ayudado por su mano y su
experiencia, me fui ensartando en el culo cada cent�metro de su pija, hasta que
finalmente, me clav� por completo, haciendo caso omiso del dolor que sent� en un
primer momento y que, estando tan caliente, prefer� ignorar.
Y comenc� a cabalgar lentamente, ayud�ndome con mis piernas y
sus manos, que me levantaban para que su verga tuviera m�s juego. Yo me sent�a
en el cielo, la pija del portero realmente me llenaba.
Estuvimos en aquel movimiento de �mbolo, durante m�s de
veinte minutos, hasta que �l comenz� a apurar en sus embestidas y entonces me
dijo que estaba por venirse.
Entonces, nos detuvimos y nos desconectamos. Cuando se hubo
serenado, me pidi� que me pusiera en cuatro patas y yo le obedec�. Con una mano
me toqu� el orificio del culo y lo sent� enormemente dilatado.
El portero se coloc� atr�s de m� y apunt� su estoque contra
mi ano abierto. Sin detenerse y sin piedad, me ensart�. Lanc� un grito de dolor.
El portero se qued� quieto durante un momento, peremitiendo
que mi recto se acostumbrara a su tronco. Tras unos segundos, comenz� a moverse
de nuevo, lentamente al principio y m�s r�pido despu�s. Mi cuerpo respond�a de
manera nunca vista y mi excitaci�n iba llegando a la c�spide otra vez.
Su pene entraba y sal�a de m� fren�ticamente. Cuando anunci�
la llegada de su orgasmo, me tir� hacia adelante para desconectarnos y con
rapidez me di vuelta. Mi boca se apoder� de su pija y tras un par de movimientos
r�pidos de mi mano, su pija derram� su rica leche dentro de mi garganta. El
portero deliraba de placer y, cuando acab�, lanz� un gemido prolongado que tem�
se escuchara afura del apartamento.
Segu� chupando y chupando, hasta que no qued� una gota de
leche. Entonces, comenc� a pajearme y en menos de diez segundos, descargu� mi
semen sobre su vientre.
Yo me acost� a su lado y le pregunt� si la hab�a pasado bien,
a lo que contest� afirmativamente. Entonces, le pregunt�:
- �Con qui�n la pasaste mejor, con mi hermano o conmigo?
No me contest� durante unos momentos. Entonces, comenz� a
re�rse y me dijo que nunca antes le hab�a pasado algo as�. Me pregunt�:
- �Aceptar�as compartir mi amor con tu hermano?
- Claro que s� -le respond�-. �Claro que s�!
�l me bes� y yo me di cuenta de que una nueva etapa se abr�a
en mi vida; una nueva etapa que durante muchos meses me dar�a enorme placer.
Autor: Amadeo
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