Cuando me despert�, mi Tio estaba durmiendo placidamente. Mi
madre no estaba, pero se le o�a canturrear en la cocina. Me levant� y me dirig�
hac�a donde estaba. No pod�a reprimir su estado de �nimo. Conservaba todav�a el
corto camis�n que llevaba en el momento de su inmolaci�n y por detr�s se ve�an
ciertas manchas de semen y alguna que otra de sus propios excrementos, pero a�n
as� se ve�a resplandeciente. Me besaba continuamente mientras preparaba mi
desayuno y var�as veces estuve a punto de preguntar algo sobre el tema, pero no
lo hice.
Esa misma noche, tras comprobar hasta la saciedad que
estuviera dormida, mi madre se paso silenciosamente a la cama de �l, se puso en
la misma posici�n que la noche anterior, y se restreg� contra �l, hasta que
despert�. En unos segundos desaparecieron las bragas de mi madre y con el
camis�n levantado mi t�o la penetr� casi de un solo envite. Mi madre tuvo que
morder la almohada para no gritar, pero todo fue moment�neo. Enseguida se amold�
a los movimientos de su hermano y ya si le dol�a, no hubo apariencias de ello.
Mi t�o la penetraba casi salvajemente. La sacaba hasta el l�mite y profundizaba
de un fuerte golpe de caderas. Mi madre temblaba y reprim�a su emoci�n cada vez
que la sorprend�a un orgasmo y tras media hora de intensa follada, sus
intestinos fueron regados por una catarata de esperma.
Los d�as se suced�an casi del mismo modo, hasta que mi madre
tuvo que volver al trabajo. Mi t�o ya estaba totalmente recuperado y ya hac�a
una vida normal. Ambos se entristecieron mucho el primer d�a de separaci�n
nocturna. A las 6 de la tarde mi madre deb�a de partir y no regresaba hasta las
9 de la ma�ana siguiente. Ambos esperaban los s�bados y domingos para retozar
durante horas en la peque�a cama. En aquellos momentos yo ignoraba si pod�an
sospechar que yo estaba al corriente de todo, pero me parec�a casi imposible que
pensaran que en tantas ocasiones que lo hab�an hecho, no me despertara ni
siquiera una vez para verlo.
Pas� el tiempo y lleg� de nuevo el verano. Hasta ese momento
no estaba demasiado tiempo en casa, y mi t�o se comportaba de manera natural.
Pero una tarde, acababa de irse mi madre, cuando me dijo que iba a ver una
pel�cula, y si quer�a verla con �l. Me sent� a su lado, vestida con un camis�n
que me llegaba hasta las rodillas. Al cabo de un rato me cogi� de los hombros
acurruc�ndome contra �l.
Su mano se pos� en mi muslo derecho, por encima del camis�n y
fue movi�ndola poco a poco, hasta llegar a la rodilla y empezar a subir muslo
arriba por debajo del camis�n. Aquella sensaci�n de su piel sobre mi piel, y el
recuerdo de los asaltos nocturnos con mi madre, hizo nacer un peque�o oc�ano
entre mis piernas.
Poco a poco, fue subiendo hacia arriba y como estaba sentada
de costado, con las piernas encima del sof�, lleg� justamente a mis nalgas,
objeto natural de su deseo. Al principio tocaba por encima de mis bragas, pero
en un momento dado me susurr� al o�do que me las sacara, cosa que hice casi al
instante. Una vez sin la barrera que formaban, levant� mi vestido, y ahora s�,
me acariciaba las nalgas con pasi�n pero suavemente, momento en el cual ya
notaba mis flujos corres muslo abajo.
No se el rato que llev�bamos as�, cuando me dijo que le
gustar�a intentarlo. Yo me preguntaba que era lo que quer�a intentar, pero
enseguida me mand� al cuarto de ba�o a coger el lubricante que tantas noches
hab�a visto a mi madre usar. Lo recog�, y casi temblando me situ� en la misma
posici�n al lado de �l, Estaba ya desnudo y su maravillosa verga, era un m�stil,
repleto, enhiesto� Suavemente me aplic� crema en mi ano, y poco a poco lo fue
ablandando hasta que pens� que ya era momento de intentarlo. Me hizo subir
encima de �l, con las piernas abiertas sobre sus costados, y dirigi� su polla
hasta colocarla en la misma entrada de mi ano. Me presion� tirando de m� hacia
abajo y m�s o menos la mitad del glande penetr� forzando mi esf�nter. Me qued�
parada porque dol�a como demonios. Me incorpor� un poco y sujetada en sus dos
manos reten�a el peso de mi cuerpo para no empalarme. Notaba de vez en cuando
como mi ano iba cediendo y en un momento dado todo el glande penetr�,
produci�ndome otro momento de dolor.
Me solt� las manos y mi propio peso fue haciendo el resto. La
sensaci�n de sentirme totalmente llena, empez� a superar el dolor que todav�a
persist�a. Enseguida empez� el movimiento, primero suave, y luego paulatinamente
mas r�pido, hasta que parec�a una centella entrando y saliendo de mi dolorido
culo.
M�s de veinte minutos de penetraci�n y recib� mi primera
raci�n de semen. Me qued� all� exhausta, abrazada a �l y notando como su polla
se iba haciendo m�s peque�a dentro de m�. Hubo un momento en el que pens� que
cuando se saliera del todo iba a ocurrir un desastre, por lo que prefer� salirme
controladamente e ir corriendo al ba�o.
Aquella tarde noche lo repetimos 3 veces m�s, y lo mismo los
siguientes d�as, hasta que lleg� el s�bado y con �l los d�as festivos de mi
madre. Una profunda crisis de celos me embarg�, mientras mi t�o la sodomizaba
con todas sus energias, aguantando muchisimo, dado la cantidad de veces que lo
hab�a hecho esa semana. Mi madre aguantaba con apariencia extra�ada las furiosas
embestidas, y por primera vez, quise notar en su cara un rictus de verdadero
dolor.
Estoy en una encrucijada. Los d�as laborables, soy la
muchacha mas feliz del mundo. Lo hacemos en cada rinc�n de la casa y mi ano se
abre como una flor nada mas sentir palpitar el pene de mi amante. Los fines de
semana me aflijo de tal manera que estoy a punto de echarlo todo a rodar y
contarlo, pero se que con eso posiblemente perder�a a uno de los dos, y eso no
lo quiero.