Soy esclava transexual, de una mujer 1
Nac� como nac�, y solo encontr� el sentido de vivir siendo
mujer. Pero ella �mi ama- me hace superarme y ser feliz, como nunca antes.
Mi inici� es parecido y distinto, como el de todas nosotras,
las transexuales. Siempre es muy similar. Ya de muy peque�a, al contrario
que los ni�os de mi edad no jugaba al f�tbol, ni a guerras o me arrimaba a las
ni�as, he sentido siempre muy bien con ellas. Lo �nico que me diferenciaba de
las otras ni�as, era que ten�a una colita.
Ellas no ten�an eso igual, si me tocaban me dejaba hacer. Si
pon�an mi mano sobre su cosita, me hac�an envidiarlas. Por eso empec� a ponerme
braguitas, que les ped�a a ellas, que comprensivamente me las cedieran,
haci�ndome feliz.
Me dejaba peinar y maquillar por ellas. Me vest�an y me
sacaban esto o aquello. Cuando no estaban sus mamas y papas, me llevaban a su
casa y me usaban como una maniqu� de carne, o como una mu�equita. Me dec�an
ponte esto, haz lo otro y yo iba y lo hac�a, me lo pon�a y me paseaba. Se corri�
la voz, entre las chicas que me llevaban con ellas. Me tocaban, sin miedo y yo
estaba contenta, porque me hac�an sentir una de ellas.
Mi f�sico era ani�ado, y me vest�an con su ropa. Me invitaban
a helados, al cine. Entraba con ellas en el lavabo, y me dec�an como me ten�a
que sentar. Y lo que no me dec�an me lo aprend�a yo solita. Y ellas, sent�an
morbo con llevarme con ellas y con hacerme pasar por otra m�s.
Pasaba el tiempo, y entrando al lavabo con ellas, me dejaban
poner cosas de ellas y salir as�. Eso desde los seis a�os, empez� a marcar mi
c�rculo de amistades. Y yo segu�a, consider�ndome m�s ni�a cada d�a. Me gustaba,
usar ropas de ni�a y me sent�a mejor, si ellas me la pon�an, y sal�amos juntas.
Pasaban los meses, y en casa se dieron que sal�a en grupo con
ni�as. Y la cosa se hizo natural, en mi forma de vestirme. Solo que tras salir
de casa, m�s o menos unisex para no dar la nota. Luego, me cambiaba por turnos,
con las de mi edad y complexi�n. Yo sent�a una gran emoci�n y un embrujo al
poder vestirme y se como ellas.
Con una par de chicas hice amistad, en sus casas me ve�an
como alguien del grupo, alguien tranquila. Me empezaron a llamar Ana, me quedaba
con ellas, jug�bamos juntas. Incluso dorm�a con ellas. No usaba pijamas, me
pon�a ropitas de ellas. Si era ropa usada, sin manchar, pero puesta me gustaba
m�s: "era como si me transmitieran una parte de ellas".
Era un ritual, al que un par de ellas se engancharon. Me
hac�an ponerme sus faldas, sus blusas y sus zapatos de tac�n o sandalias. Y sus
calcetines y ropas femeninas, para mi eran regalos preciosos.
Al lado de ellas, como una m�s supe gustos, marcas y empec� a
seleccionar en el modo de vestir. Las ve�a ponerse cosas y yo las imita,
preguntaba a las mayores y ellas me daban las explicaciones de c�mo conjuntar de
mejor modo y porque ponerse tal o cual cosa. Y yo, era femenina.
Con favores, que les dedicaba y con su comprensi�n, me iban
apartando ropas de ellas o de sus hermanas. Yo las guardaba, las usaba un tiempo
y luego se las retornaba, para que las pudieran lavar. As� no se acumulaba mucha
ropa, que pudiera ponerme en evidencia con mis papas.
Sobre los 12 a�os, ellas "naturalmente" quer�an saber cosas
de c�mo son los chicos y como sienten. Y me ten�an a m�, como su sumisa amiga,
para experimentar mirando y pregunt�ndome (claro, que muy chico yo no lo era,
pero all� ellas).
Empezaron a usar compresas y tampones, con el cambio de ni�a
a mujer. Yo me fijaba en alguna, y compraba la misma marca, la misma medida que
ella y usaba eso los mismos d�as que ella. Y les era obediente y tolerante en
todo.
Me qued� en casa de una amiga, cuando mis padres salieron al
extranjero. A mi petici�n y con excusas accedieron, ahorr�ndose un billete y una
estancia. Hablaron con los padres de ella, y nos hicieron felices a ella y a m�.
El pelo me lo fui dejando largo, me paseaba en casa de ella.
Cuando est�bamos solas, me pon�a su ropa m�s ajustada y sus top m�s ce�idos, con
falditas cortas.
Yo no me excitaba apenas, como hombre. Pero sent�a una
turbaci�n, en hacer estas cosas, pasando por Ana. Hasta creo, que algunos
pensaban que ten�a una hermana, y yo les segu�a el juego. As� me paseaba, as�
crec� as� me acostumbre a estar con ellas, sumisamente entregada. Y con unas
ganas tremendas, de ir m�s all�, sin saber con quien ni como. Pero intuyendo,
que yo misma ten�a mi camino.