A partir de ese d�a comenc� a usar lencer�a todo el tiempo.
Para ir a la escuela, debajo de la ropa normal de hombre siempre me pon�a
prendas de mujer, es decir, tanga, brasier y hasta pantimedias cuando hacia fr�o
por la ma�ana o cuando sabia que el d�a completo estar�a fr�o. Incluso, en
ocasiones me pon�a toallas femeninas tambi�n. Siempre esperaba con ansia la hora
de llegar a casa para vestirme completamente de mujer. Empece a rasurarme las
piernas y las axilas frecuentemente.

El vello de mis brazos y del resto de mi cuerpo en general es
mas bien fino y pasa como vello de mujer, as� que no era necesario rasurar o
depilar. Dorm�a siempre con pijamas femeninas. En la escuela miraba mucho a las
chicas para ver como se vest�an e imaginaba como me ver�a yo con su ropa. En
clase me sent�a como una chica mas y tenia muchisimas ganas de estar con ellas
para platicar de mujeres. Pero eso solo qued� en deseos. Toda la gente que me
conoc�a tenia la imagen de mi de un chico normal, nadie sabia de mis gustos por
lo femenino y yo no ten�a intenciones de darlo a conocer. Desde entonces y hasta
ahora creo que es mejor mantener todo esto en secreto, siento que si todo mundo
supiera de mi tendencia femenina, vestirme de mujer perder�a el encanto.
Considero que es mucho mas interesante llevar mi personalidad femenina a
escondidas, tiene mas riesgos, hay que tener mas cuidado, es mas excitante.

Volv� a ver a mi amigo el siguiente fin de semana, cuando me
llam� para decirme que quer�a verme, tuve sensaciones extra�as, no sabia como
reaccionar ante �l. D�as antes descubri� y me hizo descubrir la mujer que hab�a
en mi, pero ahora no sabia que intenciones tenia conmigo, sobretodo por que �l
siempre hab�a tenido relaciones cl�sicas, de hecho estaba intentando salir con
una chica y la situaci�n conmigo era muy diferente y muy complicada, ni �l ni yo
quer�amos que la gente supiera lo que paso entre nosotros. Lo que era claro es
que las cosas nunca volver�an a ser como antes, yo sent�a que no pod�a volver a
comportarme con �l como hombre, hab�amos sido hombre y mujer en la cama yo no me
ve�a de otra manera con �l. As� que le pregunte en que plan venia y le aclare
que ante �l yo ya solo podr�a estar en mi plan de mujer. Su respuesta no fue ni
de aprobaci�n ni de rechazo, fue mas bien de confusi�n. As� que esperar�a a que
llegara para saber la situaci�n.

Me prepare para recibirlo, me puse un pantal�n color beige
ajustado que torneaba bien mis caderas y mis piernas, una blusa con varios
colores claros combinados, debajo un coordinado de tanga y brasier color blanco;
para ocultar todo rasgo masculino me puse unas pantimedias debajo de la tanga,
de esta manera de la cintura para abajo lucia muy femenina. Para darme forma de
mujer de la cintura para arriba el brasier era de copa grande y firme, as� no
requer�a de relleno. Me puse tambi�n unas zapatillas cerradas color rojo y
algunos accesorios para completar el toque femenino a mi apariencia, es decir,
perfume, maquillaje discreto, aretes, pulseras y un collar. Cuando lleg� me dijo
que me ve�a muy bien con esas prendas.

Platicamos respecto a lo que suceder�a con nosotros. Y luego
de dar cada quien sus razones, acordamos dejar pasar un poco de tiempo para
aclarar la situaci�n de cada quien, para asimilar completamente lo que ocurr�a
entre nosotros y para saber que era lo que realmente quer�amos los dos.

Pero ese mismo ida, no dejamos pasar la oportunidad repetir
lo del fin de semana anterior, la oportunidad de acariciarnos, de besarnos, de
desnudarnos, de poseernos, de recorrer nuestros cuerpos, de darnos el placer que
un hombre y una mujer pueden darse cuando est�n juntos. Volv� a hacerlo m�o
cuando tuve otra vez su pene a mi merced, disfrute muchisimo jugar con la
cabecita de su miembro y o�r sus voz llena de placer. Y luego �l volvi� a
hacerme suya, volv� a sentir mi sensualidad y mi femineidad a flor de piel
cuando me despojo de mi blusa y mi pantal�n. En ese momento solo quer�a ser
mujer para �l, empez� a penetrarme suavemente para acoplar su pene a mi ano y
para no lastimarme, lo met�a y lo sacaba d�ndome mucho placer, de vez en cuando
me lo introduc�a todo de una sola vez, eso era algo que me encantaba. Ambos
volvimos a disfrutarlo enormemente.

El fin de semana siguiente volvimos a hablar. Despu�s de otra
sesi�n intima hombre-mujer concluimos que hubo un momento en el que �l como
hombre me hab�a aceptado a mi como mujer, un momento en el que yo me acepte a mi
misma como mujer y a �l como hombre. Y en realidad hab�amos empezado a ser
pareja en ese mismo instante de aceptaci�n, casi sin darnos cuenta hab�an pasado
ya dos semanas de ese primer d�a. Acordamos que llevar�amos esa relaci�n al
margen de nuestras respectivas actividades sociales y laborales. Seria nuestro
secreto, lo cual requer�a de una discreci�n absoluta en todos los sentidos. Era
algo nuevo para los dos, �l hab�a desistido en su idea de salir con la chica a
quien intentaba conquistar, as� que yo representaba su nueva conquista y
sobretodo su primera relaci�n fuera de lo cl�sico y �l para mi se convert�a as�
en el primer hombre en mi vida de mujer. La idea de ser y sentirme la novia de
un chico me aprecia algo fant�stico, no sabia cuanto pod�a durar, as� que decid�
disfrutar cada momento al m�ximo.

As� pasaron casi cinco meses. Nos ve�amos dos veces por
semana, al principio era �l quien venia a mi departamento, aveces nos qued�bamos
ah�, platic�bamos y hac�amos el recuento de lo que pasaba. Otras veces sal�amos
a caminar a las afueras de la ciudad o a cualquier lugar donde supi�ramos que no
hab�a gente y siempre para cerrar perfectamente nuestra jornada juntos,
termin�bamos en la cama para satisfacer nuestros deseos. Cada d�a lo
disfrut�bamos un poco mas. Yo sent�a que cada vez aprend�a algo nuevo como
mujer, siempre pon�a mi mejor esfuerzo para ir mejorando la manera de hacerle
sexo oral y de darle mayor placer. Y el tambi�n buscaba como penetrarme mejor,
como satisfacerme completamente. Nos divert�amos buscando nuevas posiciones y
repet�amos muchas veces las que nos gustaban mas.

Cada momento ten�a algo especial, pero hab�a dos
espec�ficamente que me volv�an loca, el primero cuando me quedaba semidesnuda
ante �l, me encantaba por que recordaba el primer ida que me quito mi vestido y
recordaba que fue en un momento as� en el que me sent� completamente mujer por
la primera vez. El segundo momento que me enloquec�a era el orgasmo de los dos.
Sent�a una gran satisfacci�n cuando �l terminaba y depositaba su semen dentro de
mi, el hecho de provocarle un orgasmo a un hombre era mi mayor recompensa como
mujer y el hecho de que yo tuviera un orgasmo producido por la penetraci�n de un
pene en mi ano era mi realizaci�n como mujer.

Las cosas iban bien. Tanto �l como yo hab�amos aprendido a
llevar esa doble vida, no sin incidentes ni momentos de angustia, sobre todo por
que hab�a que disimular ciertas cosas todo el tiempo. Por ejemplo, el usar
lencer�a me obligaba a cuidar siempre mi vestimenta. Siempre usaba tanga y
aveces pantimedias, para evitar que se notaran, casi siempre era suficiente usar
pantalones de mezclilla, pero si la camisa o playera quedaba fuera corr�a el
riesgo de que se me notara la tanga al agacharme o algo as�. En cuanto al
brasier, las cosas eran mas complicadas, para ir a la escuela me pon�a brasier
de copa chica y muy delgaditos en todos los sentidos, para ocultarlo mas, deb�a
ponerme primero una playera pegadita, que a veces tambi�n era de mujer y ya
encima la playera normal de hombre. Varias veces estuvieron a punto de
descubrirme.

Pero un ida, platicando con algunos compa�eros uno de ellos
me dio palmaditas en la espalda y sinti� la presencia del brasier, sent� que la
tierra se habr�a bajo mis pies, afortunadamente alguien nos llamo desde el
sal�n, lo cual acaparo la atenci�n de todos y �l no tuvo tiempo de decirme nada,
todos fueron hacia el sal�n y yo me dirig� al ba�o para quitarme mi brasier y
evitar cualquier altercado posterior, pero mi compa�ero se dio cuenta y me
sigui�; antes de que pudiera despojarme de mi prenda femenina, me dijo lo que
hab�a sentido cuando las palmaditas y lo que paso por su mente, los nervios no
me ayudaron para inventar alguna excusa convincente as� que decid� explicarle mi
gusto por lo femenino y mis tendencias.

Le ped� que no lo divulgara, la verdad es que me ten�a a su
merced y yo ten�a miedo de que pudiera chantajearme, afortunadamente entendi� la
situaci�n y acept� no decir nada bajo la condici�n de que me alejara
progresivamente del grupo de compa�eros. Volv� a respirar, la condici�n no ser�a
dif�cil de respetar por que el final del semestre estaba cerca y era muy
probable que yo cambiar�a de escuela para el siguiente a�o.

Platique con mi novio del incidente. No hubo mayores
problemas y continuamos nuestra relaci�n. As� pasaron casi dos meses mas. Todo
iba bien, pero sab�amos que todo podr�a terminar pronto, le hab�an propuesto una
promoci�n en el trabajo, un puesto muy atractivo pero en otra ciudad. Y yo
planeaba cambiar de escuela para adecuar mi carrera a mis gustos profesionales,
as� que probablemente ir�a a otra ciudad que no seria la misma a la que �l ir�a.
Mientras llegaba el momento de decidir segu�amos aprovechando el tiempo para
continuar nuestra relaci�n. Yo estaba disfrutando tanto con mi rol de mujer que
cada vez que �bamos a la cama me preguntaba si el placer que sienten los hombres
es igual de intenso al que sentimos nosotras, quiz�s si o quiz�s no, pero como
quiera que sea creo que yo no cambiar�a por nada mi placer de mujer.

Finalmente ambos tuvimos respuestas positivas de nuestras
respectivas actividades profesionales y entendimos que ah� terminar�a todo. Sin
embargo acordamos que antes de decir adi�s, pasar�amos algunos d�as juntos. Sus
papas tenias una gran casa, un rancho mas bien, en un pueblo un poco alejado de
la ciudad. Como ellos tendr�an vacaciones en periodos diferentes no hubo
problemas para tener la casa solo para nosotros dos durante algunos d�as.

Pasamos 9 d�as juntos solo el y yo. 9 d�as en los que la
�nica ropa masculina con la que tuve contacto fue con la suya cuando lo
desnudaba para hacerlo m�o y ser suya. 9 d�as en que fui mujer de tiempo
completo, en que me tuvo a su disposici�n como mujer y en que �l estuvo ah� para
ser mi hombre. Fueron 9 d�as maravillosos que pusieron fin a mi primer relaci�n
como mujer. Despu�s de eso, cada quien seguir�a su camino para buscar otras
experiencias, quiz� el volver�a a buscar otra chica como yo, quiz� volver�a a
tener relaciones cl�sicas, por el momento no lo sab�a. Y yo, tal vez buscar�a
otro chico, tal vez no, tampoco lo sab�a por el momento, lo �nico cierto es que
hab�amos terminado con una �poca en nuestras vidas que nos dejaba hermosos
recuerdos. Y ahora cada quien deb�a continuar su vida en ciudades diferentes.