El domingo fuimos a pasear a un parque con Nerea, �ramos la
imagen de una familia feliz, pase�bamos enamorados sin importarnos nada m�s, no
exist�a nadie m�s que nosotros tres.

Empez� la semana y empec� a dedicarme de lleno al trabajo
ten�a un mont�n de problemas que resolver hab�a problemas con la entrega de
algunas medicaciones y dem�s, empezaba una semana de esas llenas de problemas,
me cruce con Jorge y nos saludamos con una sonrisa y un suave beso en la
mejilla. Me sent�a feliz, sent�a algo con Jorge que no pod�a definir bien que
era, pero seguro que ten�a que ver con algo como enamorarse, no quer�a pensar
demasiado en el tema, porque me sent�a tambi�n muy enamorada de mi marido.

El mi�rcoles me dispuse a cumplir con mi sana rutina de salir
temprano del trabajo. Hab�a llegado tarde ese d�a alrededor de las nueve de la
ma�ana y al mediod�a ya estaba y�ndome a comer sola a un restaurante en
Sarmiento y Montevideo. Despu�s de comer empec� a recorrer las librer�as
buscando un manual de procedimientos que quer�a conseguir. En un momento y casi
sin darme cuenta me encontraba caminando como sin rumbo, ya sab�a que era lo que
eso significaba, pero no entend�a que iba a buscar con el Sr. Fern�ndez. Eran
como explosiones internas, que me llevaban a buscarlo cuando cierto tipo de
acontecimientos se suced�an, era una figura especial en mi vida. De alguna
manera sent�a que era el que dominaba la parte m�s oscura de mi ser y el que se
comunicaba libremente con ella. Me anuncie con la secretaria que me indico,
luego de anunciarme que pod�a pasar.

Al entrar en su oficina lo vi parado detr�s de su escritorio,
ten�a a diferencia de otras oportunidades un gesto serio en su rostro. Sra.
Tense, tardo usted demasiado en venir, ya no es una embarazada caprichosa que
necesita todo el tiempo que la comprendan. Iba caminando hacia su escritorio y
me detuve en medio de su amplia oficina, se acerco caminando lentamente hacia
mi, sigui� diciendo, me parece que Ud. Se�ora, se ha estado portando muy mal y
empez� a dar vueltas alrededor m�o mir�ndome. Ni siquiera se tom� la molestia de
comunicarse para informarme si aceptaba Ud. el puesto que le propuse o no.
Nuestra relaci�n a cambiado, dijo tomando asiento, Ud. Sabe que no se ha portado
bien y que merece su castigo, pero le comunico que estoy muy furioso y
seguramente ser� m�s rudo que lo habitual, as� que todav�a est� a tiempo de
darse la vuelta y retirarse, luego no quiero reclamos. Me empec� a desnudar como
una aut�mata en medio de su oficina, cierre la puerta, me ordeno. Fui caminando
lentamente y yo sola me acomode en su regazo sacando mi cola m�s desafiante que
nunca. Sent� la dureza del primer golpe y luego una serie como de veinte
seguidos alternando en mis cachetes. Sent�a mi cola caliente y me ard�a un poco.
Me sigui� golpeando un rato no muy largo. Se detuvo y lo vi sonre�r.

Me indic� levantarme y que vaciara su escritorio y me
acomodara ofreciendo las nalgas apoyada en el mismo, as� lo hice, mientras el
Sr. Fern�ndez levantaba el tel�fono y le dec�a a su secretaria, se�orita
Cecilia, p�dale por favor al Sr. Cesar que venga a mi oficina. Me acomode sobre
su escritorio como el indico y sent� un par de golpes m�s. Luego sent� que me
lubricaba, me explico que era un lubricante distinto, al agua para poder hacerlo
con preservativo.

Sent� que golpeaban la puerta. �Qui�n es?, pregunto
Fern�ndez. Cesar se�or, fue la respuesta. Se dirigi� hacia la puerta y
abri�ndola hizo pasar al sujeto. Era un hombre de unos veintipico, morocho,
vestido con ropa de limpieza. Los ojos se le abrieron desorbitados y en su
mameluco se noto enseguida que empezaba a abultarse. Pase Cesar por favor, le
dijo al sujeto. No me mov�, ni siquiera un cent�metro, sent�a que este era un
juego distinto y me sent�a dominada por primera vez por una fuerza maligna que
me atra�a con pasi�n. La se�ora es la esposa de un gerente de otra sucursal, es
altanera y caprichosa, como son en general las esposas de los gerentes, por algo
nunca quise casarme, dijo sonriente. Quiz�s colaborar�a Ud. Conmigo en tratar de
escarmentar a la se�ora.

Mire Ud. Cesar, la Sra. Tiene una nena de apenas tres meses y
mire como ofrece el culo encima de mi escritorio, �colaborar�a Ud. Conmigo en
escarmentarla? Por toda respuesta el muchacho se empez� a desabrochar el
mameluco, en poquito tiempo estaba desnudo ten�a una pija de dimensi�n normal.
Se acerc� a mi boca y lo primero que hice fue olerla, me encantaba el olor que
ten�a, me sent�a una adicta a la verga, empec� a jugar con mis labios sobre su
cabecita mientras lo miraba a los ojos. Ve Ud. Cesar no le ment� una autentica
perra caprichosa, dijo Fern�ndez mientras se acomodaba detr�s m�o metiendomela
de una en la concha y empezando a cogerme con furia, me agarraba de las caderas
y me cog�a con una furia suprema.

Mientras Cesar me tomo de la nuca y me empez� a coger con
furia la boca. Son todas unas putas las esposas de los gerentes..., siempre les
digo a los muchachos, se mueren por una pija. Son todas iguales, putas, son. Y
sigui� cogiendome la boca hasta que se tenso y sent� una cantidad de leche
tremenda, mientras Fern�ndez se acercaba al o�do y me dec�a que lo tragara todo.
Me sigui� cogiendo durante un rato largo, el muchacho se hab�a quedado parado
mirando la escena, su pija ya hab�a reaccionado de vuelta. Fern�ndez le dijo,
agarra un forro en el segundo caj�n de la derecha y preparate que como perrita
que es le encanta sentirla en el culo.

El muchacho parec�a no poder creer nada de lo que suced�a
como si esperara que alguien viniera a despertarlo de un profundo sue�o.
Fern�ndez se sali� dej�ndole el lugar al muchacho, dici�ndole, dale duro que
como soy bueno la lubrique para que no sufra. Sent� que entraba y empezaba a
serrucharme con furia, su cuerpo se apoyaba sobre el m�o y empez� a apretarme
las tetas que me dol�an, pero igual tuve un orgasmo profund�simo que no pude
disimular en lo m�s m�nimo. Fern�ndez le pidi� que parara y se levantara pero
sin sacarla, as� lo hizo y el Sr. Fern�ndez aprovecho la posici�n para volver a
cachetearme fuerte las nalgas. Me estuvo dando un rato y le pidi� al joven que
me cogiera de a ratos y parara, que tratar de no acabar.

Cada vez que paraba me daba nalgadas cada vez m�s duras,
empec� a tener un orgasmo profundo y que parec�a no terminar. Ahora si te dejo
el terreno libre le dijo al muchacho y se vino hacia la cabecera metiendomela en
la boca y cogiendome hasta soltarme chorros de leche en la boca que volv� a
tragar. Me levanto la cabeza hacia el y me beso profundamente metiendome la
lengua hasta la garganta, mientras el muchacho terminaba de serrucharme y
sac�ndola y sac�ndose el forro, me tiraba la leche en las nalgas y luego la
repart�a con las manos.

Fern�ndez le ordeno al joven vestirse y salir y que si
alguien se enteraba, y el sab�a que el manejaba esa informaci�n, si escuchaba el
m�nimo rumor se quedaba sin trabajo. Sali� el joven y me ayudo a levantarme, me
sent�a conmocionada, me acarici� en la cara y me dijo acu�rdese que es mi perra.
Me ayudo a levantarme, todos los mi�rcoles la espero ac� a las dos, si no llega
a poder venir me avisa por telefono. Y vemos como lo resolvemos. Me ayudo a
vestirme y me despidi� en la puerta de su oficina, sal� a la calle y me puse a
llorar. Nunca me hab�a sentido as� y sobretodo sab�a que el mi�rcoles siguiente
estar�a en el lugar a la hora indicada.

Comentarios a

PD: Me encanta publicar mis relatos con el mail de mi esposo,
porque el recibe en su oficina montones de mail que me dedican y algunos muy
subidos de tono. a veces los abrimos juntos.

Si alguno me quiere escribir sin que lo lea el cornudo mi
direcci�n es:
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO