En Venezuela, en algunos cybercaf�s, por la cuesti�n del
Porno, no dejan entrar a menores sin el acompa�amiento de un adulto, as� que
a veces he ido a los Centros de Navegaci�n en compa��a de mi querido t�o.
Pero �l no le para, ve sus cosas, revisa su correo, lee los peri�dicos y
hasta revisa alguna p�gina porno a mi lado, mientras yo hago lo m�o; En una
ocasi�n en un cub�culo semiprivado para dos, pero �l estaba a mi izquierda,
como medio metro mas adelante, de modo que yo lo ve�a a �l, de espaldas,
pero �l no pod�a verme a m�, as�, estando yo cateando con un chamo, que me
mandaba cosas muy calientes, alc� mis piernas, me sub� la falda y me di a la
tarea de castigar mi cl�toris �recuerden que no acostumbro usar pantaletas-
al lado de mi t�o, quien para colmo se estaba "vacilando" un descomunal
video porno, la corrida que me ech� en aquel lugar p�blico fue, como de
costumbre, fenomenal, moj� mi falda y la silla y algo cay� tambi�n en el
piso. Como s� que eso suele pasar siempre me llevo un su�ter o un cuaderno
grande para tapar la mancha h�meda que queda entre mis piernas.

Pero no siempre han sido gratas �stas experiencias de
cachondeo p�blico. En otra ocasi�n, recuerdo que fue una de las primeras,
todav�a no hab�a follado con Choclo, mi perro, estuve buscando y
averiguando, preguntando a gente en los "Chats", al platicar con uno, �ste
me pregunta cosas y todo, entonces se me acaba el tiempo de alquiler de la
m�quina y me despido, pero el muy est�pido me sigue enviando cosas y
preguntando sobre follar con perros, ya hab�a pagado y me estaba yendo
cuando el encargado del negocio ve la ventana del chat abierta y la
conversaci�n que ten�a con el tipo, quedo entonces al descubierto:

En otra ocasi�n parecida, uno de mis "cyberamantes"
comete una indiscreci�n con una desconocida, a trav�s de un chat en una
computadora y todos mis secretos fueron develados (aunque en parte fue mi
culpa), las consecuencias de tan grave asunto lo expongo en la historia
"les presento a Teresita".

�Lo �ltimo que me pas�? Fue algo sumamente extra�o,
pero a su manera, cachondo: Fui a uno de los mejores cybercaf�s que hab�a
en aquel pueblo, que no era el m�o, con cub�culos de tabiques que ofrec�an
cierta privacidad, era peque�o pero c�modo y muy concurrido por gente de
toda clase y era atendido por una muchacha muy bonita, como de veinte
a�os, que sol�a ayudar mucho a lo clientes. All� estaba yo hab�a ido
vestida muy c�moda, con un Top azul claro que dejaba mis hombros y mi
vientre desnudos, y un short blanco de algod�n, adem�s de sandalias.
Estaba ensimismada en la pantalla, en mi vicio, mi rutina, leyendo relatos
er�ticos, viendo videos y fotos calientes que me enviaban mis amigos y
amigas; Chateando con un tipo, teniendo "cybersexo", mi calentura era tal
que me desinhib� por completo, abriendo mis piernas y tratando de meter
mis deditos entre el short y la pierna derecha, para alcanzar mi almeja
rebosante de jugos, calladita fui aguantando mi corrida y el short qued�
generosamente mojado, de forma demasiado evidente.

"�Ups! Creo que tuviste un percance, �no mi ni�a?".

Estaba viendo mi entrepierna humedecida cuando escuch�
esas palabras. Dirig� mi mirada hacia mi izquierda, all�, a mi lado
sentado, frente a otra computadora, se encontraba un se�or, tez blanca,
calvo, de lentes, medio obeso pero de buena presencia, vestido con
sencillez pero con pulcritud, camisa blanca manga larga y pantal�n azul
claro de vestir, deb�a tener, no s�, quiz�s unos cincuenta a�os.

"No te preocupes, mi cielo, esa cosas suelen pasar, no
hay que alarmarse, no te preocupes", me dice este desconocido al tiempo
que toma su pa�uelo blanco, y con delicadeza y naturalidad va secando con
su mano derecha mis muslos, yo simplemente estaba anonadada, creo que
hasta ten�a la boca abierta, no me atrev�a a decir nada.

"Vaya, muchacha, s� que tuvisteis una buena acabada,
har� falta otro pa�uelo", se esmera el hombre en sus trabajo, posa
directamente su pa�uelo en mi entrepierna presion�ndolo con suavidad a la
altura de mi vulva empapada.

"ya va preciosa, creo que no lo estamos haciendo bien",
acerca su silla y cambia el pa�uelo a su mano izquierda, al tiempo que
parece arroparme con su brazo derecho, pas�ndolo por mi hombro derecho.
"Quiz�s si lo pusi�ramos directamente...", desabrocha el bot�n y baja el
cierre del short, as�, logra meter el pa�uelo - y su mano- y tener acceso
directo a mi concha.

"As� est� mejor, aunque se me ocurre...a ver, alza tus
caderas", parec�a una aut�mata, no pensaba , no razonaba, estaba fuera de
m�. Le obedezco y me alzo un poco por encima de la silla, el desconocido
con toda naturalidad del mundo me va bajando el short a la altura de mis
muslos, mis nalgas denudas se posan otra vez sobre la fr�a y mojada silla
de pl�stico. Se esmera �ste caballero en secar mi cuca, presionando su
pa�uelo contra ella, en un momento lo suelta ente mis piernas y se da a la
tarea de palpar con sus dedos mi sendero del placer.

"A ver, si, tus labios son delgaditos, los de mi hija
son mas gruesos, ella es como de tu edad, la pepita si la tienes gruesita,
eso me gusta", cada detalle de mi cuchara es examinado por �ste
desconocido, quien logra incluso separar un poco mis bordes, para
escudri�ar la entrada. De repente, su mano derecha toma el top que llevo
puesto, desde abajo y lo sube, dejando mi modesto seno derecho al aire,
quedando en una especie de "semi-topless", sus dedos juguetones aprietan
mi peque�a teta, con su pulgar y su �ndice, pellizca y jala mi pezoncito,
con su rostro mas cerca de mi, puedo o�r su resuello excitado. Veo su
calva muy cerca y mi visi�n perif�rica me permite ver algo que me acelera
a�n mas el coraz�n: La joven encargada, de pie, del otro lado del
cub�culo, con ojos y boca bien abiertos, nos observa.

No s� que le dir�a mi faz, nos miramos fijamente, no
recuerdo bien si yo ten�a cara de angustia, de excitaci�n o simplemente de
inexpresividad, lo cierto es que nuestros rostros se miraron, mientras el
hombre segu�a meti�ndome mano, en aquel sitio p�blico, con gente
charlando, caminado aqu� y all�. La muchacha ten�a su mano izquierda
apoyada sobre el tabique que separaba mi computadora de la que estaba
enfrente, justo donde estaba ella con otro cliente, ignorante de lo que
pasaba tan cerca de �l; Pod�a ver como los dedos de la muchacha aflojaban
y apretaban el tabique, �qu� significaba eso?

El sujeto segu�a explorando mi concha, "Tienes pocos
pelos, mi ni�a, �uy! Te arranqu� unos, los voy a guardar de recuerdo, son
muy suaves",el hombre, peinando con sus dedos mi vello p�bico logra
desprender algunos, meti�ndoselos en su bolsillo de la camisa.
Contrariamente a lo usual, la pelambre de mi chochito es suave y lisa,
como una pelusilla, en lugar de ser grueso y crespo, como el de mis
hermanas, por ejemplo.

"�Uy mi ni�a, mira como me dejaste el pa�uelo! Eres una
chama incre�ble, como botas jugos, este pa�uelo no lo lavar� jamas, �mmmm
que rico!"

Efectivamente. El pedazo de tela hab�a quedado empapado
en mis jugos, se lo llev� al rostro, oli�ndolo con fuerza, "ya se me acab�
el tiempo", dice, "espero volverte a ver, chao mi ni�a", me da un tierno
beso en la mejilla y se retira del local con su trofeo en la mano,
quedando casi como en Shock ante aqu�lla aventura tan extra�a, no me d�
tiempo de reaccionar cuando en lugar del se�or se sienta una colegiala,
para hacer uso de la computadora. Me v� enseguida, extra�ada, tal vez
temerosa, al ver una chica con el short abajo, ense�ando la cuca y con una
teta afuera, debi� pensar que era una loca. Con lago de lentitud me subo
el short, me acomodo el top, mientras soy observada por las dos chicas,
todav�a me quedaba tiempo en la computadora, pero ya la verg�enza no me
dejaba. Con mi cuadernote tapo mi entrepierna manchada y me largo de all�,
hasta el momento no he ido mas a ese cybercaf�.

Por que claro, debo hacer hincapi� en que soy muy
"jugosa", cuando me excito, suelo empaparme toda mi concha, �en una
ocasi�n logr� colectar casi un cuarto de litro en una botella de refresco!
(Ariadna, mi hermana de 18 a�os, es peor, una vez la v� masturbarse y
observ� como al correrse logr� disparar sus jugos con una fuerza
incre�ble, como los chicos cuando botan su leche, eso es lo que se llama
"Eyaculaci�n femenina"). Recuerdo que una tarde, fui con una amiguita, la
�nica que ten�a, Juliana, a un cybercaf�, estaba atestada de gente y no
hab�a sillas, as� que ella, que es mas alta y fuerte que yo, convino en
dejarme sentar en sus piernas, nada inusual, las chicas solemos hacer eso
y a nadie le llama la atenci�n. pues bien, resulta que nos pusimos a
catear y ver cosas porno que un chico nos enviaba por la pantalla, y
bueno, pas� lo de siempre: Me corr� como una perra en celo, llevaba una
falda y sin pantaletas, Juliana llevaba un pantal�n blanco, cuando sinti�
la tibieza de mis jugos en su muslo ya se hab�a regado mucho, se par�
enseguida y me tumb� al piso, me insult�, dici�ndome cochina, perra loca y
otras cosas y se fue, la verdad parec�a como si ella se hubiese orinado,
yo qued� espatarrada en el piso, algunos se rieron y otrs mas pudieron ver
con placer mi rajita entreabierta y mojadita. Me levant� con torpeza y ,
llorando de la pena me fui sin pagar, otro cybercaf� donde no he ido mas,
y Juliana ya no me habla.

�stas son s�lo algunas an�cdotas, peque�as confesiones
de situaciones que mi condici�n de puta me ha hecho vivir, por supuesto,
que me han pasado experiencias de sexo brutal, dignas de contarlas con
detalle, y es que no creo que pare de vivir, y mientras siga por el mundo,
viviendo, puteando y follando, yo seguir� disfrutando...y seguir�
confesando mis experiencias a ustedes, solo deben estar pendientes...