Relato: Sonia y su familia (03: morbo en la playa nudista)





Relato: Sonia y su familia (03: morbo en la playa nudista)


SONIA Y SU FAMILIA (III: MORBO EN LA PLAYA NUDISTA)




Carlos hab�a llevado a su familia a playas nudistas desde
hac�a a�os, cuando Sonia era muy peque�a. Eso hac�a que ella hubiera visto
muchas pollas a su corta edad, y que de alguna manera se hubiera acostumbrado a
tal visi�n. Sol�an ir Carlos, Sonia y el hermano de �sta, tambi�n llamado Carlos
(para diferenciarlo con su padre lo llamar� Carlos Jr.); y en ocasiones los
acompa�aba el abuelo y alg�n primo o amigo de alguno de ellos. Aunque su padre
siempre se hab�a excitado viendo a Sonia desnuda jugando por la playa, sobretodo
cuando ella se sentaba a jugar con la arena y se le pegaba un poco de arena
mojada en su dulce rajita, y �l la limpiaba toda antes de volver a casa; siempre
evitaba mostrar su excitaci�n y de hecho consegu�a, no sin mucho esfuerzo, no
tener erecciones.


Carlos Jr., que es tres a�os mayor que su hermana (es decir,
tiene 15 a�os), es un chico muy impetuoso y activo. Seg�n le confes� a su propia
hermana, no ha tenido relaciones sexuales con ninguna otra chica salvo con ella.
Sonia nunca acab� de creerse completamente esta confesi�n; en primer lugar por
su car�cter abierto y decidido, que lo convert�an en el "l�der" de su grupo de
amigos, y en segundo lugar, por el poll�n considerable que ten�a su hermano a
pesar de su edad. Carlos Jr. era un joven bastante delgado, casi con un aspecto
enclenque, lo que provocaba al verle desnudo y con el rabo tieso una sensaci�n
rara; de c�mo si eso no le fuera con �l. Para Sonia, la polla de su hermano era
extremadamente larga, aunque no muy gruesa, lo que hac�a remarcar m�s esa
cualidad longitudinal. Sonia era joven, pero ya hab�a experimentado algunas
sensaciones por las que las chicas se sienten atra�das; y tener al alcance una
buena polla era una de ellas. Sin duda, la suya era una familia de hombres
superdotados; abuelo, padre e hijo ten�an unos miembros enormes, de momento en
un orden generacional. Pero Sonia sent�a una terrible curiosidad por c�mo ser�a
el pene de su hermano una vez �ste fuera ya un hombre adulto.


A pesar de que le resultara pr�cticamente imposible, cre�a
posible que pod�a ser m�s grande que el colosal instrumento de su abuelo. En
cualquier caso, ella deseaba seguir con ellos en estas condiciones para
comprobarlo. Y es que ese deseo de seguir igual, de no romper la situaci�n
establecida, era lo que la llevaba a ser tan d�cil y obediente con el apetito
sexual de su familia. De hecho consideraba natural que eso sucediera, ya que en
una casa en la que conviv�an tres grandes pollas y una inocente hembra era como
una bomba de relojer�a, que tarde o temprano iba a explotar; y era
responsabilidad suya el dar placer a los tres hombres de su vida, accediendo a
sus peticiones.


A una temprana edad ya se hab�a familiarizado con el contacto
f�sico de su cuerpo desnudo con el de su hermano, padre y abuelo. En las playas
nudistas se pon�an mutuamente crema protectora solar, y eso despertaba miradas,
algunas curiosas, otras m�s inquietas, de la gente que se hallaba cerca de
ellos. La peque�a Sonia se colocaba a horcajadas encima de su padre, que restaba
boca abajo, y le pon�a tiernamente la crema por la espalda.


En esta posici�n, Carlos pod�a sentir la rajita de su hija,
ligeramente abierta, en contacto con su trasero; y eso le provocaba erecciones
que disimulaba por el hecho de encontrarse boca abajo. Cuando se daba la vuelta,
su hija le masajeaba todo su cuerpo. A�n recuerda la primera vez que lo hizo, al
llegar a su miembro, le pregunt� t�midamente: "Aqu� tambi�n, pap�". Su padre,
tremendamente excitado, pero manteniendo su polla morcillona, le contest�: "S�
hija, s�". El contacto de la mano de su hija con su caliente rabo, acompa�ado
por el movimiento que hac�a arriba y abajo para aplicarle la crema, le puso a
mil y le provoc� una erecci�n de caballo que disimul� ech�ndose de nuevo boca
abajo. La misma operaci�n repiti� Sonia con su hermano y con su abuelo. La otra
gente que se dio cuenta no pod�a evitar mirar el espect�culo, aunque de forma
disimulada. Hab�an chicos de la edad de Sonia que miraban embobados lo que
suced�a; y padres de familia que a pesar de todo, se hab�an excitado viendo la
familia de Sonia.


Y es que ver a la joven Sonia yendo hacia al agua, cogida de
la mano de su abuelo, cuyo poll�n se balanceaba poderosamente, no pasaba
desapercibido, especialmente por las mujeres, y que a pesar de estar fl�cida
resultaba ser m�s gruesa que los delgados brazos de su nieta, despertaba en
varias personas sus deseos sexuales m�s profundos. Los tres hombres de Sonia
tambi�n se fijaban en las dem�s chicas desnudas que pod�an observar ah�,
sobretodo si estaban en familia. La peque�a Sonia tampoco no dejaba la
oportunidad de dejar de contemplar otros penes aparte de los tres de su familia
que tan bien conoc�a.


En ocasiones, jugando por la arena de la playa, se hab�a
topado con alg�n amigo de su padre o alg�n compa�ero suyo de clase, y no ten�a
reparos en dirigir su mirada a sus reposadas pollas simplemente porqu� le
gustaba y quer�a verlas. A ella no le importaba ni le molestaba que la vieran
desnuda y la miraran detenidamente su co�ito; y por ese motivo, cre�a que a las
dem�s personas no les importar�a si ella les escaneara sus cuerpos con sus
brillantes ojos. Es m�s, si de ella dependiera, le gustar�a tocarlas y ponerlas
duras para ver como son en estado de erecci�n; pero no con el fin de calentarles
o excitarse ella misma, era m�s inocente que todo eso; sino con el simple fin de
ver sus pollas tiesas, ya que ella hab�a crecido en un ambiente donde le era
sumamente com�n ver rabos empalmados.


Pero, a pesar de todo, sab�a lo que deb�a y no deb�a hacer.
S�lo hab�a otra persona, aparte de su familia cercana, con la que hab�a
intentado verle la polla tiesa: su primo Andr�s, de 16 a�os. En alguna ocasi�n
les acompa�aba a las playas nudistas, ya que era de su gusto tambi�n exhibirse
p�blicamente. Andr�s era conocedor, debido a un inter�s y una curiosidad
natural, de los atributos del hermano de Sonia, de su padre y de su abuelo. �l
dispon�a de una polla nada irrisoria en t�rminos generales, pero se encontraba
lejos de las cantidades de sus parientes. Nunca se sent�a acomplejado; es m�s,
siempre presum�a de ello siempre que se daba la ocasi�n; pero le fastidiaba que
su primo Carlos Jr. la tuviera ostensiblemente m�s grande que la suya, siendo un
a�o menor. Sonia hab�a mostrado un inter�s creciente en el miembro de su primo;
cada vez que iban juntos en la playa nudista, o bien se encontraban all�, no
pod�a evitar mirarlo lo m�s detenidamente posible.


Y es que para ella, esa polla era diferente a las dem�s,
ten�a una particularidad. En una ocasi�n, mientras jugaban por la arena, Sonia
se qued� embobada observando fijamente, una vez m�s, el peculiar pene de Andr�s.
�ste se mostraba, l�gicamente, algo inc�modo por la actitud de su prima, aunque
a decir verdad no le molestaba en absoluto el inter�s que mostraba hacia su
rabo. �l tambi�n hab�a tenido la oportunidad de fijarse perfectamente en el
maravilloso cuerpo de Sonia. En ocasiones, estando ella estirada boca arriba en
la arena de la playa, �l la cog�a de los pies y se los pon�a a la altura de su
cintura, por lo que ten�a a la vista un co�ito perfecto. Ella, por su parte, no
dejaba pasar la oportunidad de rozar con sus pies o con lo que fuera, el sexo de
su primo. Pues en esa ocasi�n a la que se hac�a referencia, Sonia se hab�a
quedado absorta contemplando la polla de su primo, casi de forma grotesca.


-Sonia, qu� miras?


No hubo respuesta alguna.


-Sonia, se puede saber qu� est�s mirando? Qu� est�s haciendo?


-Perdona, Andr�s, pero es que�


-Es que, qu�? Qu� te pasa?


-Como es que no tienes� ah�...


A Sonia se le entrecortaba la palabra, ayud�ndose de los
gestos, por lo que se�alaba el glande de Andr�s.


-Joder, Sonia, no puedes ser m�s basta?


A Andr�s le preocupaba que esa situaci�n fuera observada por
la otra gente que se encontraba en la playa, por lo que procur� mantenerse
calmado y hablar normalmente con su prima.


-A ver, qu� me quieres decir?


-Bueno, es que los otros chicos tienen piel aqu�, y t� no
tienes


-Ah, es eso, es que me han hecho la circuncisi�n Sonia


-Qu� es eso?


-Pues es una operaci�n que nos hacen, no a todos, s�lo a
quienes no pod�amos echar la piel hacia atr�s, no s� si me entiendes, t� eres
muy joven para entender eso todav�a


-S� que lo entiendo, que no soy tonta eh? Adem�s yo ya he
visto muchos penes por aqu�


-Jajajaja�es que te gusta verlos?


-Bueno�a ti no te gusta ver a chicas desnudas? �Sonia a veces
se mostraba algo descarada, e inconscientemente se llev� una mano a la parte
superior de su rajita para rascarse suavemente- Adem�s, tu pene es bonito, no
como otros que se ven por ah�


La naturalidad y la aparente despreocupaci�n con qu� enton�
esas palabras eran irrevocables, pero Andr�s se estaba empezando a poner
nervioso.


-Si no te importa deja ya de mirarme la polla, vale?
Venga�l�nzame la pelota


Sonia le hizo caso. Apart� la mirada de la entrepierna de su
primo y, d�ndose la vuelta, se agach� para recoger la pelota hinchable que
hab�an tra�do para entretenerse con algo. Andr�s, en momentos as�, dirig�a su
mirada hacia su alrededor, como inspeccionando el terreno y enter�ndose de la
gente que llegaba y se iba�pero en esta ocasi�n, sin poder evitarlo, se fij� en
el culo tenso y redondeado de Sonia. Advirti� una piel extremadamente suave, que
resaltaba m�s con el magn�fico bronceado que luc�a. En un alarde de temeridad,
concentr� m�s su mirada con el fin de apreciar su co�ito desde esa sugerente
postura. Lo hab�a visto decenas de veces, pero ahora sent�a una imperiosa
necesidad de contemplarlo pacientemente. Apenas sin darse cuenta, su polla
segu�a en estado de flacidez, pero se hab�a alargado unos cent�metros y hab�a
adquirido un mayor volumen. De repente le vinieron a la mente fantas�as
lujuriosas con su dulce prima. Nunca hab�a tenido pensamientos impuros hacia
Sonia, pero c�mo le gustar�a, en este momento, foll�rsela all� mismo, de vivir
en un mundo sin prejuicios y con una libertad sexual completa. Se la imaginaba a
cuatro patas, con las piernas bien separadas, ofreci�ndole su tierna rajita, con
la cabeza vuelta y dedic�ndole su mirada angelical, a la vez que le dec�a:
"hazme tuya, amor". Andr�s no dudar�a en sujetarla con firmeza por la cinturita,
y ensartarle su dura polla en ese co�ito tan calenturiento. Sus penetraciones
ser�an de esc�ndalo, la tomar�a por completo. Una y otra vez, sin descanso,
hasta el fondo, escuchando el impacto de sus huevos en el cuerpo de Sonia�pammm,
pammm, pammm�.PAFFF!!


El pelotazo que se llev� en la cara hubiera sido de esc�ndalo
de no haberse tratado de una pelota hinchable. Pero le cogi� totalmente
desprevenido, y eso bast� para que perdiera el equilibrio y cayera en la arena.


-Ayyy perdona, Andr�s!!!


Andr�s volvi� a la realidad de golpe. Lanz� una r�pida mirada
a su polla, pensando en qu� estado la encontrar�a, y sobretodo si Sonia lo
hubiera visto excitado. De repente, se percat� que la arena estaba ardiendo y se
dispuso a levantarse.


-Joderrr�como quema!!


Cuando se puso bien erguido, y sin apenas tiempo para
percatarse, vio venir corriendo como una loca a su prima, con la intenci�n de
lanz�rsele al cuello, como le gusta hacer. Andr�s s�lo pudo reaccionar abriendo
los brazos y hacer fuerza para no caer de nuevo a la arena al recibir el impacto
del cuerpo de Sonia en el suyo. Exhibiendo una encantadora sonrisa, Sonia se
abalanz� sobre su primo, rodeando con sus brazos el cuello de Andr�s, y con sus
piernas, el cuerpo del afortunado chaval, de modo que qued� totalmente
suspendida en el aire. Los pies de Sonia, cruzados para no caerse, tocaban
ligeramente las nalgas de Andr�s, sus pechitos rozaban graciosamente el imberbe
pecho de su primo, y su rajita se restregaba por el bajo vientre del muchacho.
�ste sent�a un gusto indescriptible, el tacto de unos labios vaginales de doce
a�itos justo por encima de su polla le disparaban su hormonas ya de por si
alteradas. Esto le llev� a ser un poco m�s atrevido, y de empezar agarr�ndola
por la espalda, sin querer tocarla demasiado, termin� sujet�ndola, pasando por
su cintura, por ambas nalgas.


-Perdona�te hice da�o? �le susurr� Sonia al o�do de su primo


-No, claro que no, no te preocupes Sonia


Andr�s estaba exhibiendo ya una tremenda erecci�n. No hab�a
nada que hacer, era imposible contenerse ante tanta provocaci�n, qui�n sabe
hasta qu� punto inocente. Sonia todav�a no se hab�a percatado.


-Sonia�tienes que bajar


Andr�s se sent�a avergonzado, pero a la vez con una calentura
capaz de llevarle a cometer las mayores locuras.


-Espera, un poquito m�s porfiii


-Que no!! Baja ya, joder!!


-Ayyy�que antip�tico eres cuando quieres!!!


Sonia descruz� las piernas y se dej� caer, momento en que su
rajita entr� en contacto con el rabo tieso de su primo. Sinti� una cosa bien
dura que presionaba su co�ito. Por su parte, Andr�s le pareci� sentir como los
labios vaginales de su prima le abrazaban la polla, la envolv�an y la
impregnaban de sus pegajosos fluidos. Andr�s se encontraba fuera de si.


-Oh, oh�qu� te pasa, Andr�s?


-Ya ves qu� me pasa! No hagas preguntas tontas, quieres?


-Joer, perdona si yo�yo no quer�a que�


-Anda, d�jalo


Andr�s estaba preocupado ahora por qui�n lo pudiera ver en
esa situaci�n, y se pudo de espaldas a la gran parte de la gente que se
encontraba en la playa. Estaban a unos cuantos metros del lugar d�nde estaban
asentados con sus toallas, y no quer�a hacer ese trayecto en ese estado. Pens�
en tumbarse boca abajo en la arena hasta que se le pasara la calentura, pero las
altas temperaturas le hizo disuadir de esa idea. As� que, como soluci�n de
emergencia, se puso en cuclillas. Sonia se mostraba algo confusa, con un ojo
procuraba vislumbrar alguna salida a la situaci�n embarazosa que viv�a su primo,
y con el otro no dejaba de contemplar esa bonita polla en su m�ximo esplendor.


-Ahh, espera�toma Andr�s!!


Sonia le acerc� la pelota hinchable a su primo, quien se pudo
sentar sobre ella. De este modo pudo tomar una posici�n m�s digna y discreta, y
se sent�a m�s a salvaguarda de posibles miradas indiscretas. A pesar de eso,
hab�a que hacer algo con esa erecci�n, y no parec�a que se le fuera a pasar as�
como as�; sent�a una dureza extrema debido al contacto con el co�ito de su prima
de 12 a�os. Ella se le acerc� y sin mediar palabra, se sent� encima de una de
las piernas de Andr�s. El glande entr� en contacto con la pierna de Sonia.


-Qu� haces ahora, Sonia?


-Nada, me siento aqu� contigo; tranquilo que no te ve nadie


-Ya, pero con tu aqu�como quieres que se me pase esto?


Andr�s se�al� t�midamente su polla, que palpitaba
intensamente y mojaba moderadamente la pierna de su prima con el l�quido
preseminal que ya reluc�a su glande.


-Pues�haz algo


-Que haga algo? Qu� me est�s diciendo, Sonia?


La cara de consternaci�n de Andr�s era m�s que evidente. Su
prima le dejaba caer comentarios de �ndole sexual en plena playa.


-Pues eso�que te toques para que se te baje


-T�a, t� flipas, no? Me est�s diciendo que me haga una paja
aqu� contigo?


-Quieres que te la haga yo?


-Juasss!! A ti se te va la bola, no?


Andr�s estaba estupefacto. Las terribles ganas de que se
cumpliera la intenci�n de su prima se manifestaban en una actitud a la defensiva
y de constante sorpresa. Con un simple "s�" habr�a bastado para sentir la
habilidad de una muchacha de 12 a�os con su mano en su objetivo de saciar el
apetito sexual que se le hab�a despertado a Andr�s. Pero su pretendida
formalidad y responsabilidad siendo el mayor de ambos, llev� a que Sonia se
sintiera molesta y, de repente, se pusiera en pie y soltara un escueto:


-Pues ah� te quedas


-Nooooooo!! espera Sonia, no me dejes as� por favor!!! No me
dejes solo, ven por favor�


Andr�s se hab�a girado de tronco y cabeza, dirigi�ndose a
Sonia, con sus piernas separadas y con su polla en todo su esplendor. Ahora, por
primera vez, sent�a que su prima ten�a algo especial, desprend�a ciertas
"substancias" y emociones fuera de lo com�n, y m�s a su temprana edad. Al
tenerla sentada en su pierna, sinti� una intensa calentura en su entrepierna, y
aunque fuera algo inesperado, sab�a sin temor a equivocarse que la rajita de
Sonia estar�a en esos momentos bien mojadita. La vio alejarse por la arena en
pasitos muy cortos. En un �ltimo intento de no perderla, a�adi�, en unas
palabras que sonaron p�rdidas en el aire:


-Ven, por favor Sonia�ay�dame!!


Andr�s, desencantado, se reincorpor� en su posici�n de
espaldas a la playa. Sonia ten�a raz�n al fin y al cabo, deber�a masturbarse si
quer�a bajar esa erecci�n; la �nica manera de conseguirlo ser�a descargando esa
leche ya fabricada y aguardando en su interior para, con unas buenas sacudidas,
darle el impulso suficiente para sacarla al exterior. As� pues, se puso manos a
la obra, nunca mejor dicho, y mirando a lado y lado para cerciorarse que no se
acercaba nadie, agarr� con firmeza su erecta polla, d�ndose un gusto inmenso, y
empez� con un suave vaiv�n con la mano, sabiendo que no iba a tardar en
correrse. Sus pensamientos los centraba, naturalmente, en lo que acababa de
vivir junto a Sonia, y cerr� los ojos para visualizarla en su mente. Qu� gusto
le daba mene�rsela al aire libre y fantaseando con su morbosa prima. A partir de
ese instante, Sonia se convirti� en su particular musa, y nada se le antojaba
m�s que saborear su tierna rajita, lamer sus dulces pezoncitos, y sentir su
c�lida boca en su polla. La corrida estaba al caer�cuando de repente escucha en
su o�do derecho, en un tono muy suave:


-Se puede?


-Joderrrrrrrrrrrrr


Andr�s tuvo un sobresalto con may�sculas. Casi pierde el
equilibrio y se cae de la pelota hinchable, y trat�, in�tilmente, de taparse,
como si dispusiera de ropa a mano. En unos segundos se calm� y recobr� su pose
por entonces ya habitual, sintiendo las manos de Sonia en sus hombros.


-Has vuelto?


-S�, vengo a ayudarte


-A ayudarme?


-Eso me pediste, no? O escuch� mal?


-Bueno�s�


Andr�s era un ganador con las chicas. Sab�a como
conquistarlas y embaucarlas con su trato exquisito, pero extra�amente, se sent�a
cohibido e incluso algo intimidado con su prima de 12 a�os. Deber�a manejar �l
la situaci�n, pero en cambio, se sent�a sometido a voluntad de ella. Y eso se
hizo evidente cuando Sonia volte� el cuerpo de su primo y se sent� nuevamente en
su pierna, en la misma postura que la vez anterior. Y sin mediar palabra, puso
una mano encima del poll�n de su primo, y despu�s de palparlo durante unos
segundos, notando su extrema dureza, lo agarr� como mejor pudo y lo empez� a
masturbar animadamente.


-Ohhhh diosssssssss


A Andr�s se le cerraban los ojos del placer que sent�a,
mientras que Sonia los manten�a bien abiertos sin perderse detalle como la piel,
aunque no estuviera toda, tambi�n recorr�a parte de su polla y cubr�a
parcialmente su glande cuando ella hac�a el movimiento hacia delante.


-As� va bien?


-Aghhhhhh, me voy a correr ya!!!!


Con apenas cuatro sacudidas la polla de Andr�s explot�. La
excitaci�n acumulada acab� por ser desbordante. Como desbordante fue la corrida,
que dej� bien pringada las piernas y muslos de Sonia. Ella recibi� la descarga
con una naturalidad sorprendente, a ojos de Andr�s por supuesto, y continu� la
masturbaci�n, a menor velocidad, hasta que dej� de salir semen caliente. Al cabo
de unos segundos, en los que Andr�s procuraba regresar a la realidad, Sonia dijo
con una sonrisa en la boca:


-Lo conseguimos, jeje


Su mirada se posaba en la polla de su primo, que lentamente
perdi� dureza y volumen, y regresaba a su estado de flacidez. La situaci�n era
como para que no se le bajase, pero Andr�s se sent�a muy agotado, con los
nervios a�n a flor de piel, y con una sensaci�n de desahogo inmensa.


-Ufffff Sonia�perd�name, joer, estaba que ya no pod�a m�s


-Tranqui, si es normal�adem�s fue por mi culpa


Acto seguido se levant�, a la vez que el esperma de su primo
empez� a deslizarse a lo largo de su mitad inferior corporal.


-Venga, ahora ya podemos volver


-Ehh�s�, pero oye Sonia, no se lo digas a nadie por favor,
vale?


Ella levant� una mano y hizo el gesto de silencio, figurando
una cremallera en su boca. Se dio la vuelta y tom� el camino de regreso hacia
d�nde estaba su familia y sus pertenencias. Mientras andaba se iba agachando
sensiblemente para recoger con sus dedos el semen que segu�a en sus bonitas
piernas. Andr�s contemplaba el espect�culo, a unos pasos por detr�s de ella, y
observ� como Sonia alzaba su brazo hasta dejar su mano lechosa a la altura de su
cara. Qu� har�a? Oler el semen? Meter sus dedos en su boca y tragarlo para
limpiarse toda? A Andr�s s�lo le sobrevino un "Joderrrrr" de asombro y cierta
resignaci�n. Y siguiendo a su querida primita, con la pelota hinchable cubriendo
sus partes temiendo que su polla volviera por sus fueros, se encamin� de vuelta
a su toalla, d�nde de buen seguro tendr�a que tumbarse boca abajo, sin perderse
detalle del maravilloso baile sensual que ofrec�an las suaves nalguitas de
Sonia.





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