Ya les he contado acerca de como fueron mis primereas experiencias sexuales
con las mujeres llamadas maduras en los relatos "Susana, la mejor madura..." y
en "Susana, siempre Susana". Lo cierto es que no hay nada comparable a hacer el
amor con una mujer mayor, lo que sigue es un poco la continuaci�n de mi vida
sexual, las distintas experiencias y como Susana, tal vez sin quererlo, me fue
transformando en un amante de mujeres maduras.
En cierta oportunidad en la que est�bamos tirados en la cama jugando al juego
que m�s nos gusta me dice que deb�a irme ya que estaba esperando a su masajista,
mientras me vest�a lleg� la masajista... una mujer de unos 54 a�os, un tanto
rellenita, pechos muy voluminosos y caderas bamboleantes; instantaneamente sent�
deseos de tener sexo con semejante hembra.
Pasaron los d�as y mis tardes con Susana seguian su rumbo de sexo a m�s no
poder, pero dentro m�o iban creciendo los deseos de tenes sexo con la masajista
con lo cual le ped� a ella que me pasara su tel�fono as� podr�a concertar un
turno para que me hiciera masajes descontracturantes; Susana al darme el
tel�fono me dice sonriendo: "te va a dejar como nuevo".... eso mismo quiero
pensaba yo sin decirlo.
Finalmente concertamos un turno y fu� a parar a su departamente devenido en
sal�n de masajes, al abrir la puerta me encuentro una mujer inmensamente
voluptuosa por cualquier lado que se la mirara, un delantal blanco que me hac�an
trabajar los ratones a m�s velocidad que el tren bala, sobre todo porque
intentaba descubrir que era lo que se encontraba por debajo de aquel prominente
escote.
Me hizo acostar en la camilla boca abajo solamente con mi boxer y empez� a
hacerma masajes en toda la espalda con sus cremas, estuvo as� practicamente 25
minutos, era impresionante la calentura que hab�a logrado darme, mi pene estaba
dur�simo, sent�a esas manos recorrerme la espalda y cada tanto sent�a que me
rozaba con alguna parte de su cuerpo y eso me pon�a m�s caliente todav�a, en un
momento decide darme vuelta y gracias a la apertura que tienene los boxers salt�
mi pene erecto a la superficie, yo no me d� cuenta que estp hab�a ocurrido hasta
que sent� su mano all� y luego su boca que lo chupaba muy delicadamente.
Baj� mis boxers e inmediatamente se puso encima m�o, para mi sorpresa no
llevaba nada debajo de ese delantal blanco, lo desabroch� y pude ver su cuerpo
en total dimensi�n moverse hacia arriba y hacia abajo una y otra vez, luego nos
dimos vuelta y seguimos con la faena hasta que acabamos agitad�simos los dos.
Me mir� y sonri�, la levant� de la camilla y la sent� en un sill�n que se
encontraba en esa misma habitaci�n, me arrodill� en el piso y acerque mi lengua
a su vagina, ella pas� sus piernas por mi cabeza y comenc� a chupar y chupar,
gem�a apasionadamente, me acariciaba y yo hac�a lo mismo con sus pechos. Lo
hicimos una vez m�s sobre el sill�n y cuando acab� pego un alarido
indescriptible de placer reprimido durante largo tiempo. Otra vez me mir� y se
sonri�, al preguntarle por qu� se sonre�a dijo: "Susana ten�a raz�n, sos el
mejor amante que una mujer puede desear".
Pas� el tiempo y compart�a mis horas entre Susana y la masajista, llamada
Zulma, vaya que eran buenas esas horas.
Tengo m�s encouentros por contar, que los ir� contando a medida que el tiempo
me deje, mientras tanto si tienen alg�n comentario o sugerencia o incluso alguna
pregunta pueden hacerla directamente a
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Los dejo con la certeza de que nos volveremos a encontrar con otro relato.