Imagino que si est�n leyendo este relato, es porque ya han
le�do el anterior que publiqu� con el t�tulo de ��. Brevemente les recuerdo que luego de iniciar mi
educaci�n sexual con mi padre y con Gabriel, uno de los trabajadores de la
estancia, todo volvi� a la normalidad aunque no por eso dejamos de practicar.
Cuando yo ten�a diecis�is a�os de edad, comenc� a asistir a
una escuela preparatoria en Paso de los Toros, una peque�a ciudad en el centro
del pa�s, sobre el R�o Negro. La estancia de mi familia estaba a menos de veinte
kil�metros de all�, y todas las ma�anas mi padre me llevaba al liceo donde yo
estudiaba. Luego, por las tardes, a veces asist�a a clases de ingl�s o a clases
de m�sica. A m� siempre me hab�a gustado aprender piano, y estaba haci�ndolo
entonces.
Poco m�s de un a�o antes un a�o antes, Gabriel se hab�a
casado con una muchacha de la zona y se hab�a mudado a Paso de los Toros. Yo lo
visitaba frecuentemente, pero s�lo eran visitas amistosas y corteses. No hab�a
oportunidad de hacer nada si su esposa estaba all�. Pero �l frecuentemente iba a
visitarnos a mi padre y a m� a la estancia y, cuando iba sin su esposa, pod�amos
recordar viejos tiempos.
Mi padre segu�a cogi�ndome frecuentemente y, si bien nunca lo
hablamos expresamente, quedaba claro que lo hac�amos porque a ambos nos gustaba
y no porque �l estuviese �ense��ndome� sexo. Sin embargo, yo prefer�a que me
cogiera Gabriel. Quiz� porque �l era m�s joven, porque su forma de cogerme era
m�s en�rgica y siempre parec�a estar haci�ndolo con furia y mucha adrenalina.
As� sigui� todo normal, hasta que yo me traslad� a Montevideo
para estudiar en la universidad. Yo ten�a dieciocho a�os, reci�n cumplidos.
En Montevideo, mi padre compr� un bonito apartamento ubicado
sobre Bulevar Artigas, a pocas cuadras de la Embajada de Brasil. Para m� era una
gran oportunidad de vivir solo en un c�modo apartamento, sin tener que darle
cuenta de mis movimientos a mi padre o a Gabriel. Pese a que nunca antes les
hab�a tenido que explicar cosas a ellos, yo sab�a que les entrar�a un poco de
celos a ambos saber que yo ten�a tanta libertad.
En efecto, yo ya ten�a casi la altura que tengo ahora, el
pelo ya se me hab�a oscurecido, y r�pidamente se corri� la voz que era un
acomodado chico soltero del campo estudiando ingenier�a civil, y que estaba
viviendo solo. A los tres meses de estar viviendo solo en Montevideo, tuve mi
primera novia. A�n la recuerdo y, de hecho, a�n la veo porque es la hermana
menor de un compa�ero de clases que tuve en la universidad. Cecilia ten�a el
cabello claro y algo rizado, sus ojos eran casta�os y su rostro dejaba ver los
rasgos franceses de su familia materna. Cecilia no fue la primera mujer con
quien yo cog�, o tuve sexo, pero s� fue mi primera novia. Ella estaba por
cumplir diecisiete a�os, en el invierno siguiente.
Una tarde, ocurri� algo que nunca hab�a imaginado. Mi padre
me hab�a llamado d�as antes para avisarme que pasar�a unos d�as conmigo en el
apartamento debido a unas cosas que deb�a realizar en Montevideo. Por alguna
extra�a raz�n, yo cre� que llegar�a a la hora de cenar y por eso no me preocup�
cuando Cecilia �quien estuvo esa tarde en mi casa� comenz� a insinu�rseme para
coger juntos en mi cama. Ella encendi� el equipo de audio que yo ten�a, comenz�
a bailar lentamente frente a m� hasta que se me acerc� y yo tambi�n comenc� a
bailar con ella. Yo sent�a los brazos de ella que me rodeaban, mi cuerpo contra
el de ella. Mientras bail�bamos, comenc� a acariciarle la espalda y las nalgas
a�n por encima de su minifalda. Recuerdo que ten�a la sensaci�n que el tiempo se
hab�a detenido y que no exist�a nada m�s que nosotros dos, la m�sica suave y el
hechizo del momento. Ella se relaj�, y seguramente comenz� a sentir la dureza de
mi verga presionando contra sus piernas. Cuando ella levant� la vista, ella me
pregunt�:
��Es cierto que tienes un video porno?
�S� �respond� yo�. Te lo mostrar�
Acto seguido, la conduje a mi habitaci�n y encend� el video.
Al instante apareci� en escena un hombre que estaba cogi�ndose a una joven mujer
en un establo. Se ve�a todo tan real, y ambos parec�an estar goz�ndolo. Yo, por
mi parte, estaba �nicamente seguro de dos cosas: la dureza de mi verga que
estaba por explotar, y la excitaci�n que estaba consumiendo a Cecilia. Pas� mi
brazo por encima de su hombro, y con el otro comenc� descaradamente a
acariciarle sus tetas incluso por debajo de su ropa. Yo le murmur� al o�do �voy
a cogerte ahora como ese hombre� y, al ver que no puso resistencia, no me
detuve. No pude desvestirla con la calma que habr�a querido yo, pero seguramente
eso era un s�ntoma de cu�n ansiosos est�bamos. Con mis manos, la hice dar
vueltas y ponerse en cuatro patas. Con mi boca comenc� a besarle en su culo y su
concha, separ�ndole los labios vaginales con mis dedos. Yo o�a sus gemidos de
placer y eso me excitaba m�s, y m�s� tanto que sent�a a mi verga como si fuese
una bomba de presi�n mientras yo me tragaba sus primeros jugos. Luego yo me
tend� boca arriba en mi cama y ella, usando h�bilmente la lengua y los labios,
empez� a recorrer mis orejas y mi cuello. Tom� su cabeza entre mis manos y la
gui� hasta mi hinchada y dura verga. Sin soltarle la cabeza, suavemente la
guiaba hacia arriba y hacia abajo para que no cesara de hacerlo, de trag�rsela.
En ese momento, Cecilia no lo not� �gracias a dios� pero mi padre abri� la
puerta de mi habitaci�n y durante un instante observ� lo que hac�amos. Hab�a
llegado al apartamento y, como ten�a su propia llave, no tuvo que llamar para
que le abriese. Mi padre me mir� y me hizo un gesto, indic�ndome que me
tranquilizara porque �l no har�a nada que perturbase a Cecilia. En ese momento,
cuando ella saca mi verga de su boca, me dice que posiblemente estuviese en sus
d�as de ovulaci�n y yo sab�a que no ten�a preservativos conmigo entonces. Pero
eso no me impedir�a cog�rmela. Estaba tan caliente y excitado que no iba a
dejarme vencer por la falta de preservativos, o �forros� como les decimos
vulgarmente aqu�. Sab�a c�mo remediarlo. La hice acostarse sobre mi cama de
espaldas y yo me arrodill� en medio de sus piernas, las cuales levant� y separ�.
Me dej� caer lentamente sobre ella, besando sus tetas y su cuello, mientras con
mi mano guiaba a mi verga hasta la entrada de su culo. Su esf�nter era peque�o y
carec�a de dilataci�n porque, seg�n asever� ella, nunca la hab�an penetrado por
el culo. Pero eso no iba a detenerme en aquel momento, debido a la cantidad de
leche que sent�a acumulada en m�, as� que un empuje con fuerza y logr�
introducir m verga en su peque�o culo. Sent� un fuerte quejido de su parte y yo
�que hab�a aprendido mucho con mi padre y Gabriel� sab�a que le hab�a dolido.
�C�lmate, ya pasar� �le dije yo antes de besarla en los
labios.
La raz�n por la que la besaba en los labios ahora era para
ahogar cualquier tipo de quejido o incluso grito que ella pudiese emitir. Yo
estaba tan caliente que no pude ser lo suficientemente delicado como para
mitigar su dolor en su trasero. Comenc� a embestirla con cada movimiento de mi
verga dentro de su culo, y de mi cuerpo sobre el de ella.
�C�lmate, ya pasar� �insist�a yo de tanto en tanto, cuando mi
respiraci�n me lo permit�a�. Ya te acostumbrar�s, y te gustar� mucho.
Esa vez no cambi� de posici�n. Se la met� una y otra vez, sin
parar nunca de cog�rmela, hasta que sent� que mi verga estall� dentro de su
estrecho culo. Ella a�n trataba de quejarse aunque no pod�a hacerlo en verdad,
yo era m�s grande �y estaba encima de ella� y no pod�a m�s que resignarse.
Adem�s, supe que casi al final ella comenz� a gozar de esa gran cogida por el
culo.
Luego de eso, cuando los dos est�bamos completamente
relajados, le dije a Cecilia alguna excusa para que se fuera y no supiera que mi
padre estaba en el apartamento. Ella lo acept�, no sospech� nada raro, y minutos
despu�s se fue. Yo cerr� la puerta de mi apartamento estando a�n desnudo y,
antes de que pudiera darme vuelta, siento que mi padre me acaricia la espalda.
Ten�a el torso desnudo y no llevaba pantalones, s�lo sus calzoncillos.
�Veo que has aprendido a coger muy bien �dijo �l, con cierta
iron�a.
�S�, pap� �respond� yo�. Fue porque he tenido buenos
maestros.
Se acerc� a m� y me bes� largamente en la boca, haci�ndome
sentir su lengua. Quise zafarme pero �l ya me hab�a abrazado con firmeza. Sus
dedos grandes ya buscaban mi agujerito para introducirse en mi esf�nter. Trat�
de negarme amablemente dici�ndole algo que yo cre� coherente, pero no tuve
suerte.
�Ahora no, pap� �dije yo�. Estoy extenuado por cogerme a
Cecilia.
�He venido desde la estancia hasta aqu� para verte, Sebasti�n
�dijo �l, mostr�ndome que hablaba en serio�. Hazme el gusto.
�Por favor, pap� �reiter� yo.
Lo �nico que tuve como respuesta fue un apret�n en las nalgas
que me acerc� a�n m�s a �l. Me condujo a mi habitaci�n, donde instantes antes yo
hab�a cogido a Cecilia y me tendi� en la cama. �l acab� de desnudarse y se ech�
junto a m�. Comenz� a sobarse la verga mir�ndome con descarada lascivia. Cuando
su verga adquiri� cierta dureza, �l me dijo:
�Chupa mi verga.
Entonces comenc� a hacerlo, pero not� que ya no era lo de
antes. Durante cinco a�os mi padre y Gabriel me hab�an cogido peri�dicamente,
algunas veces lo hac�an juntos y otras lo hac�an individualmente. Y lo hab�a
disfrutado todo ese tiempo, pero ya no me estaba llamando mucho la atenci�n.
Sent�a que yo deb�a coger, que para eso hab�a aprendido con ellos. Yo
chup� la verga de mi padre en toda su extensi�n, con lambetazos abarcando
tambi�n sus huevos. Antes de echarse afuera toda su leche, para mi desgracia, mi
padre me indic� que dejara de chuparle la verga y me dijo que me pusiera en
cuatro patas. As� lo hice, y �l r�pidamente se arrodill� entre mis piernas y
detr�s de mis nalgas. Comenz� a introducirme algunos de sus dedos h�medos con su
saliva y, de repente coment�:
�Parece que nadie te ha hecho nada en el culo �ltimamente.
Est� bastante cerrado.
�Eso es lo que quiero �dije yo, haci�ndole ver mis
preferencias�. Quiero coger, y no que alguien me coja.
�Trata de entenderme, hijo �dijo �l, sin dejar de calentarme
con sus dedos�. Yo soy tu padre y t� eres mi hijo, somos la �nica familia
directa que ambos tenemos� �Por qu� no podemos complacernos?
�Pap�, yo�
�No me niego a ninguno de tus caprichos �dijo �l
apresuradamente�. Hasta te doy dinero cuando t� me lo pides, �por qu� te niegas
a lo �nico que te pido yo?
Incre�blemente, no encontr� argumento para objetarle lo que
acababa de decirme, y por eso permanec� en silencio un instante. A veces yo o�a
mi propia respiraci�n y ca� en la cuenta que estaba gimiendo, a�n disfrutaba lo
que mi padre me hac�a. De pronto sent� una de sus manos presionando sobre mi
espalda, haciendo que me echara completamente sobre la cama. Cuando lo hice, mi
padre comenz� a masajearme los hombros y el resto de la espalda. �Todo eso
era tan relajante! Mi cuerpo comenz� a aflojarse y las manos de mi padre
bajaron hasta mi cintura primero, y luego siguieron por todo mi trasero. De
alguna forma, mi padre se estaba preocupando por m�, haciendo que yo disfrutara
cada momento de su cogida. Sus manos separaron mis nalgas para masajear y sobar
la parte exterior de mi ano, toda esa zona er�gena que adem�s de relajarme,
estaba excit�ndome. Mi padre, sin dejar de mover sus manos, se ech� sobre m� y
me susurr� a mi espalda que estaba feliz por m�, sinti�ndose orgulloso de tener
un hijo tan bueno y amable con �l, que hab�a sido siempre un buen estudiante en
la escuela y otras cosas hasta que, repentinamente, comienzo a sentir c�mo �l
introduce su verga en mi culo. Ni siquiera pude pensar en resistirme debido a lo
relajado y flojo que me sent�a luego de su masaje. �l no me la meti� toda de un
golpe, sino que lo hizo gradualmente y por esa raz�n casi no me di cuenta que la
ten�a toda dentro de m�. Puso sus brazos por debajo de mi pecho y me abraz�
sujet�ndome, para moverse hacia atr�s y hacia delante encima de m�. Estaba
arremeti�ndome lentamente, como si no tuviera prisa en acabar, mientras me dec�a
frases halagadoras al o�do. Y de pronto, mi padre comenz� a gemir m�s aprisa.
�Sebasti�n, me acabo ahora �exclam� �l.
Lo que recuerdo de esa vez es su gran cantidad de leche
dentro de m�, al punto que parte de ella sali� de mi culo y qued� derramada en
las s�banas, y tambi�n que me qued� profundamente dormido. Coger y ser cogido
casi al hilo hab�a sido mucho para mi cuerpo. Me dorm� y, seg�n tengo entendido,
mi padre se durmi� conmigo.
Durante los d�as que permaneci� en Montevideo, mi padre me
cogi� varias veces y tuve que inventarle algunas excusas a Cecilia para que no
fuese continuamente a mi apartamento. Mi padre no quer�a ser interrumpido.
Recuerdo que estuvo cuatro d�as en Montevideo, paseando y visitando amigos
aunque su raz�n m�s importante estaba en la casa.
As� pas� el tiempo. Y los a�os tambi�n. Algunas veces mi
padre ven�a a visitarme y otras veces era Gabriel quien lo hac�a. Ambos con un
mismo deseo: cogerme. Como decimos en Uruguay, los dos eran "h�biles
declarantes". Cuando yo les dec�a que no quer�a que me cogieran m�s que aunque
estaba todo bien con ellos, cualquiera de ellos sab�a disuadirme para hacerlo
"una vez m�s".
Cuando yo ten�a veintitr�s a�os de edad, Cecilia ya no era mi
novia aunque ten�amos una buena relaci�n amistosa debido a su hermano.
Oficialmente yo no ten�a novia, pero estaba saliendo con una muchacha llamada
Andrea. Ella ten�a mi misma edad y se hac�a evidente en su rostro el origen
eslavo de su familia materna. A�n ahora, cuando pienso en ella, la recuerdo como
una muchacha realmente hermosa.
Era comienzos de oto�o del 2000. Y aprovechando unos d�as
libres en la universidad, fui a la estancia a visitar a mi padre. Invit� a
Andrea, y ella acept� porque le agradaba mi padre �a quien hab�a visto una vez�
y tambi�n le agradaba el campo. Al llegar a la estancia, kil�metros m�s al norte
de Paso de los Toros, me encontr� con Gabriel que estaba trabajando con mi padre
para suplantar al capataz que se hab�a ido por unos d�as con su familia. Gabriel
estaba qued�ndose en la estancia sin su familia y, como una broma, le dije al
verlo:
�Creo que no podr� atenderte esta vez, yo tengo a
alguien a quien atender ahora.
�Tal vez �murmur� �l con picard�a�. T� sabes que muchas cosas
pueden pasar.
Al segundo d�a de estar all�, luego del almuerzo, comenz� a
llover torrencialmente sobre el campo. Quienes hab�amos vivido en el campo
sab�amos que no parar�a en poco tiempo. Mi padre se anim� a predecir que
llover�a a�n por la noche. Gabriel, Andrea, mi padre y yo permanecimos dentro de
la casa sin poder montar a los caballos ni haciendo nada que fuese fuera de la
casa. Andrea se ofreci� a preparar una torta y Gabriel prepar� un buen mate
amargo, bebida caliente muy popular en el campo del Cono Sur. El fuego estaba
encendido en un rinc�n de la cocina, raz�n por la que toda la casa estaba
realmente c�lida.
Luego del mate, ya cuando estaba cayendo la noche, mi padre
sirvi� vino o whisky seg�n el gusto de cada uno de nosotros. Ordenadamente y
conversando entre todos, cada uno de nosotros nos bebimos al menos un vaso de
una bebida alcoh�lica. Nadie se embriag�, pero s� fue suficiente para
deshinibirnos. Hablando de varios temas, sin que nadie se lo propusiera
realmente, la conversaci�n se fue tornando un poco m�s m�rbida y perversa hasta
que Gabriel comenz� a hablar de sus fantas�as sexuales. Su facilidad de palabras
hac�a que se expresara abiertamente sin que por eso su relato pareciera obsceno
o atrevido. Incluso Andrea parec�a interesada en o�rle. Y al final, Gabriel se
dirigi� a mi padre y le pregunt�:
��Cu�l es su fantas�a, patr�n?
Y entonces mi padre cont� su fantas�a. Sin reconocerse
p�blicamente como un bisexual, y menos como un gay, mi padre cont� que sus
fantas�as se relacionaban con un muchacho joven a quien deseaba hacer que su
trasero se comportase como un trasero femenino. Sin decirlo expresamente,
Gabriel y yo supimos que ese muchachito era yo. Gabriel no me pregunt� nada a m�
y, en cambio, s� le pregunt� a Andrea quien �para mi sorpresa� confes� fantas�as
que incluso yo desconoc�a entonces.
�Mi fantas�a se parece a la suya, se�or �comenz� ella,
refiri�ndose a lo dicho por mi padre�, pero con ciertas especificaciones. Me
gustar�a ver a un muchacho joven siendo cogido por su padre.
En ese momento se produjo un silencio inc�modo. Gabriel, mi
padre y yo pensamos lo mismo pero ninguno de nosotros dijo algo al respecto.
Luego Gabriel dijo que mi padre y yo podr�amos cumplir la fantas�a de Andrea,
que yo deber�a cumplirle ese deseo. �l hablaba haciendo que todo pareciera una
broma, pero mi padre y yo sab�amos que no era tan as�. En un abrir y cerrar de
ojos, vi que tanto a Gabriel como a mi padre se les estaban hinchando la verga.
Estaban excit�ndose. Mi padre, como si todo fuese a�n una broma, se par� y
comenz� a caminar hacia el otro lado de la mesa, donde me encontraba yo. All�,
asegurando que todos le oyeran, mi padre me pregunt�:
��Har�as eso por Andrea?
�S�lo si ella me lo pide �respond� yo, deseando a toda costa
que ella no lo hiciera.
Gabriel y mi padre miraron a Andrea pero ella, sinti�ndose
intimidada, no dijo nada.
De alg�n modo Andrea supo que si ella lo ped�a, las cosas
suceder�an as�. Gabriel se acerc� a ella y, apoy�ndole una mano en el hombro
volvi� a preguntarle si quer�a que eso sucediera ahora. Antes de responder, ella
not� que mi padre estaba sob�ndose su verga por encima de sus pantalones. El
ambiente estaba excit�ndose en el aire, y eso era algo que todos percib�amos sin
excepci�n alguna. Al final, tras varios intentos de parte de Gabriel, ella
respondi�:
�Est� bien, me gustar�a verlo.
Entonces mi padre me llev� hacia la alfombra, estando ahora
mucho m�s cerca del fuego, y comenz� a desvestirse frente a la mirada de
nosotros. De alg�n modo yo esperaba que Andrea dijese que hab�a malinterpretado
las cosas, que cre�a que todo era una broma. Pero no tuve esa suerte. La vi a
los ojos, y not� que estaba calent�ndose a m�s no poder. Gabriel se me acerc�,
cuando mi padre estaba completamente desnudo, y quiso ayudarme a quitarme la
ropa pero no se lo permit�. Me desnud� yo solo. En ese momento, mi padre y yo
est�bamos completamente desnudos ante la mirada expectante de Andrea y los ojos
excitados de Gabriel. Mi padre se par� detr�s de m� y, poniendo sus brazos sobre
mi pecho, comenz� a acariciarme los pezones. Mientras tanto, yo sent�a c�mo su
verga iba creciendo y presionando contra mis nalgas. Yo estaba nervioso. Si bien
no era la primera vez que mi padre y Gabriel me hac�an algo, nunca antes me lo
hab�an hecho delante de una muchacha. Mi padre mir� a Andrea y sin dejar de
acariciarme le pregunt�:
��Esta era tu fantas�a?
�Creo que s� �su voz no fue muy convincente.
��C�mo que �creo que s��? �Gabriel indag� en esa pregunta.
�En verdad �murmur� ella aunque todos la o�mos� me gustar�a
ver a un muchacho joven siendo cogido por su padre�
Mi padre me apret� m�s hacia �l.
��Quieres que yo me coja a Sebasti�n?
�Eso ya no depende de m�, se�or �respondi� Andrea.
Entonces mi padre me gir� mi cabeza y me dio un fuerte beso
en la lengua. Para mi asombro, pese a mis nervios, eso provoc� una gran
excitaci�n en m� que se not� en la erecci�n de mi verga. Antes que pudiera
reaccionar yo, sent� que alguien me tomaba la verga y comenzaba a masturb�rmela.
Era Andrea, de rodillas frente a m� y ya pronta para chup�rmela.
Mi padre me indic� que me sentara sobre la alfombra. Lo hice
y Andrea, arrodill�ndose entre mis piernas, sigui� chup�ndome mi verga. Mi
padre, de pie junto a m�, acerc� su verga y la introdujo en mi boca.
�M�renos�exclam� �l�, estamos cumpliendo la fantas�a de Andrea�. Andrea me mir�
c�mo me ve�a yo con la verga de mi padre en mi boca, y sonri� con lascivia.
Gabriel, quien a todo esto hab�a permanecido observando, se acerc� a Andrea y
comenz� a quitarle su ropa. Comenz� por sus zapatos, luego sus jeans y luego
sigui� hasta dejarla completamente desnuda. �l se desvisti� en un santiam�n.
Luego se dispuso a chuparle su concha y a introducirle algunos dedos que la
excitaron formidablemente.
Yo no s� muy bien qu� pas�, pero Gabriel tom� a Andrea y la
sac� de mi verga. La llev� un par de metros de m� y �l comenz� a darle su propia
verga por la boca de ella. Entonces qued� solo con mi padre. Mi padre me indic�
que me pusiera en cuatro patas. Lo hice, contra mi voluntad, y r�pidamente �l se
arrodill� tras mis nalgas. Sin muchos pre�mbulos, �l dirigi� su verga hacia mi
agujero y me penetr�. Ah� fue mi gran humillaci�n: saber que Andrea me observaba
c�mo era cogido por mi padre. En ese momento, ella y Gabriel estaban enfrascados
en un gozoso 69.
�Parece que est� goz�ndolo �dijo ella.
�Entonces no los interrumpamos �coment� Gabriel.
Luego mi padre cambi� de posici�n. Hizo que me echara de
espaldas sobre la alfombra. �l levant� y separ� mis piernas, introduci�ndome
nuevamente su verga en mi culo. All� mi padre comenz� a arremeterme otra vez,
m�s en�rgicamente ahora. Gabriel y Andrea se acercaron a nosotros. Andrea se
coloc� sobre m�, en posici�n 69, raz�n por la que ella comenz� a chupar mi verga
y yo a explorar sus labios vaginales con mi lengua. En ese momento me excit� un
poco m�s. Estaba siendo cogido por mi padre mientras yo hac�a un 69 con Andrea.
Los movimientos r�pidos de mi padre en mi culo se combinaban muy bien con la
lengua de Andrea en mi verga. Pero de pronto Gabriel se arrodill� poniendo cada
una de sus rodillas a cada lado de mi cabeza. Pude ver c�mo tom� su verga con su
mano y la introdujo dentro de la concha de Andrea. �l estaba cogi�ndose a mi
novia, y yo mientras deb�a conformarme con un simple 69. Yo, al lamer con mi
lengua la concha de Andrea estaba lamiendo la fren�tica verga de Gabriel.
Finalmente sent� que mi padre se acababa dentro de m�. Cre�
que eso era el fin, pero no fue as� exactamente. Cuando mi padre retir� mi verga
de mi culo, le dije a Andrea que se volteara. Que yo me la coger�a ahora. La
hice tenderse boca arriba sobre la alfombra y r�pidamente introduje mi verga en
su concha. Comenc� un arremetido mete-saca que supe la estaba excitando mucho.
Tambi�n comenc� a besarle las tetas y a abrazarla con fuerzas, quiz�s por un
instinto que me indicaba que esa posesi�n era m�a. Sin embargo, mi padre se
arrodill� junto a nosotros y mir�ndome a m� me dijo:
�Aparta tu cabeza, hijo.
Yo levant� mi cabeza y casi al instante mi padre estaba
introduciendo su verga en la boca de Andrea. Antes que yo pudiese decir algo,
sent� que alguien estaba manoseando mis nalgas. Era Gabriel que se aprontaba a
cogerme. Le hice se�as con mi mano que no lo hiciera, pero fue in�til. Instantes
despu�s siento que bruscamente entra su verga en mi culo, haciendo que yo emita
un quejido que llam� la atenci�n de Andrea.
�No te preocupes por �l �le dijo mi padre a ella, sin retirar
su verga de la boca de ella�. S�lo es Gabriel que est� penetr�ndolo.
As� se dieron las cosas. Yo sobre Andrea, cogi�ndomela, y
Gabriel cogi�ndome a m�.
Justo antes que yo acabase dentro de Andrea, Gabriel sali� de
encima de m� �sin acabarse �l� y dijo que deb�amos cambiar de posici�n. �l se
ech� sobre la alfombra y le indic� a Andrea que se colocara sobre �l,
cogi�ndosela por la concha. Luego me dijo a m� que me la cogiera por el culo a
ella y finalmente mi padre se coloc� sobre m�. No era f�cil para movernos, pero
debo reconocer que fue excitante para todos. Ah� comprob� que Andrea hab�a sido
virgen hasta ese momento, al menos por su culo. Y yo era quien estaba
rompi�ndoselo. Andrea comenz� a emitir quejidos y grandes gemidos. Estaba
alcanzando un orgasmo. Fue algo sincronizado porque yo estaba ech�ndole toda mi
leche dentro de su culo. Luego, mi padre me tom� de la cintura y me apart� de
Andrea. Inmediatamente ella sali� de encima de Gabriel y se dej� caer en un
sill�n cercano, exhausta.
Entonces Gabriel y mi padre, que a�n estaban prontos para
acabar otra vez, me tomaron del brazo y me dijeron lo que har�an. Mi padre se
ech� sobre la alfombra y me dijo que yo me colocara sobre �l, introduciendo su
verga en mi culo. Yo cre� entonces que Gabriel iba a meterme su verga en mi
boca, pero no fue as�. Siento que con sus dedos comienza a introducirse en mi
culo, el cual ya era cogido por la verga de mi padre, y as� record� lo que sus
amigos me hab�an hecho a�os antes en Salto. Gabriel iba a penetrarme junto con
mi padre.
No lo pude resistir, y grit�. Mi padre trat� de ahogar mis
gritos bes�ndome en la boca.
Yo mir� a Andrea quien observaba c�mo mi padre y Gabriel me
cog�an.
Sent�a mucho dolor y, quiz�s por eso, me desmay�. Despert�
tiempo despues en mi habitaci�n, desnudo en mi cama.