Relato: El tri�ngulo





Relato: El tri�ngulo

EL TRI�NGULO



Una hermosa travesti negra entra en la vida de un matrimonio
aportando


nuevas experiencias que hizo renovar y ver el amor conyugal de
una nueva manera.



Alberto y Catalina son una pareja muy hermosa. El es muy
viril, cuerpo atl�tico, codiciado mucho por las mujeres. Por su parte Catalina
Es una rubia despampanante que no pasa inadvertida por la calle. El tiene 30
a�os y ella 25, tienen cinco a�os de feliz matrimonio y jam�s alguna sombra se
ha aparecido en sus vidas. Ambos tienen buenos trabajos as� que lo econ�mico no
es algo que les preocupe. Llevan una vida regalada, y la pasi�n y el sexo una
parte fundamental de sus vidas. Se han sido muy fieles. Jam�s ha habido un
enga�o entre ellos.



Son muy creativos en el amor y no se escatiman esfuerzos para
complacer al otro. Pero de un tiempo a esta parte Catalina a evidenciado un
cambio en su manera de ser. Ya no siente tanto placer a estar con Alberto, quien
por su juventud s�lo desea andar montando a su mujer en las partes menos
imaginadas. En una oportunidad, Sof�a, su mejor amiga, le confidenci� que
ocasionalmente ten�a relaciones con una trans. Catalina no ten�a idea de qu� se
trataba todo ese asunto y muy curiosa le comenz� a preguntar m�s detalles. Sof�a
le dec�a que era una experiencia inolvidable, hombres con cuerpos m�s hermosos
que muchas mujeres pero con su miembro en muy perfectas condiciones. Catalina no
pod�a creer tama�a aberraci�n , entonces Sof�a para vencer su incredulidad la
llev� una noche en su auto a un sector famoso por sus travestis. Andaba lento,
para que Catalina pudiera admirarlas. Ella, en su inocencia no pod�a creerlo,
las miraba una y otra vez. �No ten�an nada que enviidarles a una mujer! Miraban
hacia el auto haciendo se�ales para se detuvieran. Algunas de ellas eran
terriblemente j�venes, de una belleza insuperable. Se alejaron del lugar, algo
hab�a pasado en el interior de Catalina, no sab�a bien el por qu�, pero sent�a
que su conejita r�pidamente se hab�a humedecido.



Lleg� a la casa un tanto sofocada, no se pod�a quitar de la
mente, las im�genes de las travestis. Su esposo estaba viendo televisi�n, lo
salud� casi friamente y se fue directo al ba�o para calmar un poco esa fuerte
ansiedad que estaba sintiendo. El agua calm� un poco su calor, pero no otras
cosas que se le estaban comenzando a venir a la mente. Sali� de la ducha se
sec�, all� estaba Alberto esper�ndola para hacerle el amor. Por primera vez
despu�s de mucho tiempo, pretext� una jaqueca a fin de evitar los requerimientos
de su esposo. Se acost�, apag� la luz, pero no se qued� dormida f�cilmente, algo
le daba vueltas y vueltas por la cabeza...



Durante toda la semana anduvo inquieta, no entend�a o no
quer�a entender el por qu�. Pero en los momentos m�s inesperados le ven�an a la
mente los recuerdos de aquel paseo que hab�a dado con Sof�a. Los cuerpos
magn�ficos que pose�an la turbaban un poco, y m�s el saber que ten�an "algo
extra". Seguramente constitu�a una experiencia memorable. Sab�a que en alg�n
momento iba a sucumbir a ese extra�o deseo que la embargaba. Ya no pudo seguir
neg�ndose a los requerimientos sexuales de su esposo. Pero no la entusiasmaba
tanto. S�lo se limitaba a abriri las piernas para ser penetrada y ojal�
terminara lo antes posible, y mientras la cog�an pasaba por su mente aquellas
fantas�as que en alg�n momento tendr�a que hacer realidad. Por primera vez en su
vida fingi� un orgasmo para contentar a Roberto. Eso la hac�a sentir
despreciable, pero deseaba algo nuevo en su vida, que la encendiera como el
primer d�a que hizo el amor, y ese incentivo sab�a perfectamente donde
encontrarlo, en aquella calle.



El destino, con esos designios inexplicables le trajo la
posibilidad. Roberto ten�a que salir de viaje de negocios fuera de la ciudad,
era un asunto delicado, estar�a alejado aproximadamente un mes. Le pidi� que lo
acompa�ara y aunque pod�a hacerlo, arguy� que no pod�a abandonar lo boutique por
tanto tiempo. Roberto entendi� la situaci�n y no insisti� mayormente. Al d�a
siguiente Roberto se march� y ella lo fue a dejar al aeropuerto. Se sent�a
extra�amente feliz. Por primera vez comenzaba a gozar de esa libertad de estar
sin el esposo. Iba pensando en c�mo hacer para cumplir con su deseo. Esa noche
despu�s de comunicarse con Roberto, casi no pudo dormir, la ansiedad y el deseo
hab�an hecho presa de todo su ser.



En la ma�ana se despert�, hizo un d�a normal. Cerr� su local
y volvi� a la casa, a�n era temprano. Prefer�a, para conseguir su prop�sito
ampararse un poco en la oscuridad. Se dio un ba�o de tina, luego una serie de
cremas y lociones para estar arom�tica. Una tanga blanca muy peque�a, sost�n del
mismo color. Una blusa muy delgada coloro verde claro y una mini del mismo
color. Se maquill� discretamente. Mir� la hora. Todav�a era muy temprano. Estaba
excitad�sima. Su coraz�n estaba a mil. Un estremecimiento recorr�a su cuerpo por
completo. Su chocha le ped�a a gritos algo de acci�n, esa punzada tan
caracter�stica de cuando una hembra est� caliente por ser penetrada. Para darse
m�s �nimo se prepar� un whiskey con algo de hielo. M�s que beberlo, casi lo
trag�. La noche con su manto oscuro ya comenzaba a caer sobre la ciudad. El
lugar a donde deb�a ir estaba algo apartado de su casa. Unos cincuenta minutos.
As� que al llegar ya estar�a lo suficientemente oscuro. Baj� del departamento,
se dirigi� al estacionamiento, subi� al auto y parti�. Estaba entre nerviosa y
excitada, la idea de lo prohibido, el producir adrenalina la estaba reviviendo,
era lo que tanto hab�a deseado, probar lo nuevo, experiencias prohibidas. Le
comenzaba a gustar todo esto y se lamentaba de no haberlo hecho antes.



Al llegar al lugar disminuy� la velocidad, ya estaban las
primeras mariposas. Quer�a elegir bien, el precio no le importaba. Pero si iba a
ser la primera vez entonces tendr�a que valer la pena. Hab�a una trigue�a, buen
cuerpo, pero la cara no le gust� del todo, era muy evidente su verdadero sexo.
M�s all� una gordita que tal vez vivi� algunas glorias pasadas, pero a esta
altura de su vida dejaba bastante que desear. Una morena, preciosa, sus jenas
eran como una segunda piel, con unas tetitas peque�as, pero la encontr� muy
joven, quer�a algo con m�s experiencia. As� sigui� mirando en forma muy cr�tica,
en la esquina siguiente vio a una negra, m�s se le asemej� una mulata brasile�a,
era inmensa, por lo menos 1.80 mt. Pero con el cuerpo de una mis mundo. Todo
bien proporcionado al tama�o. Una cintura fina, unos muslos duros bien
torneados, un par de tetas de otro mundo, y su rostro era muy agradable.
Catalina se prend� de ella. Volet� en la esquina para volver a pasar por ah� y
hacer lo arreglos pertinentes. S�lo esperaba volverla a encontrar, ojal� que
nadie se la fuera a levantar antes. Grande fue su alivio al comprobar que
todav�a estaba all�. Acerc� el carro a la acera y baj� la ventanilla. La negrita
qued� mirando y con un caminar voluptuoso camin� hacia el carro y se apoy� en la
ventanilla. Al hacerlo, Catalina pudo observar las tetas preciosas luchando por
liberarse de su opresi�n.



-"Dime, linda qu� deseas? Tal vez un poco de acci�n al juzgar
por tus ojos" � dijo. Y sin esperar respuesta agreg�: -"Podemos pasar un rato
muy rico"- Catalina un poco avergonzada por haberse sentido descubierta, y
tratando de demostrar aplomo, replic�: -"Podr�a ser. Todo depende de cu�nto
est�s hablando". La negra la mir� fijamente, sonriendo, sus dientes eran
blanqu�simos, unas verdaderas perlas. �"Depender� del tipo de servicio que
desees,linda. Quieres aqu� en el auto, en un motel, servicio completo, quieres
mamarlo, o que te coma la concha, o que te lo meta. Todo se puede y todo tiene
un precio" � dijo. �"La verdad no s�" � dijo Catalina algo confundida. Luego
acot� �"Por lo visto hay tantas opciones que en este momento no s� qu� decir"-
La negra dijo inmdiatamente: -" No te preocupes, linda, podemos conversarlo y
llegar a un arreglo conveniente. �Me dejas entrar? dijo, asegur�ndose de esa
manera a la cliente. Catalina quit� el seguro de la puerta, la negra tuvo que
correr el asiento hacia atr�s ya que el espacio era insuficiente para ella. Una
vez adentro la negra se inclin� para saludar a Catalina de un beso en la mejilla
y luego le dijo: -"Me llamo Cassandra. �Y t�?" � "Catalina" �respondi�. �"Mmmm,
bonito nombre" �"El tuyo tambi�n" respondi� t�midamente, Catalina. No pod�a
dejar de mirar esos exquisitos muslos de �bano, el vestido le hab�a quedado tan
recogido que se asomaba un poco la punta de su tanga verde. Eso la puso a mil,
ya que imaginaba la sorpresa que se escond�a bajo esa prenda tan diminuta.



-"Bueno mi linda" � dijo. �Qu� vamos a hacer finalmente? �
dijo mientras cog�a la mano derecha de Catalina y la llevaba a su sexo. Cuando
su mano se pos� sobre la tanga pudo percibir el tama�o de la tranca. A pesar que
se encontraba apretujado, lo que pod�a palpar era para dejar sin habla.
�"���Dios m�o!!! � exclam�. Cassandra se abri� un poco m�s de piernas e hizo que
Camila presionara un poco m�s la mano sobre su sexo. �"Toca, linda, toca. Parece
que te gusta. Anda no seas t�mida" �y tomando de nuevo la mano de Catalina la
hac�a sobar su sexo. A estas alturas la pobre estaba hirviendo. S�lo hab�a sido
penetrada por Roberto. Y esta pIja era por lo menos el doble de la que estaba
acostumbrada. No sab�a ni qu� decir ni qu� hacer. �"Mira, linda. Que te parece
si vamos a un motel, hacemos de todo y me pagas 200 d�lares m�s cincuenta por la
caba�a" �T�midamente, catalina dijo: -"OK. Vamos" Cassandra le indic� por donde
ir. El motel no se ve�a tan mal, eran caba�as. El encargado las gui� a la caba�a
destinada. Se estacionaron y bajaron una especie de persiana para ocultar el
auto de posibles miradas indiscretas. Se bajaron y pasaron a la caba�a. No era
de gran lujo, pero estaba pasable para el uso que le iban a dar. La caba�a ten�a
un ba�o que quedaba muy escondido y la habitaci�n principal con una gran cama
redonda coronada en el techo por un gran espejo, situaci�n que se repet�a en las
paredes laterales cubriendo hasta la mitad del di�metro de la cama. Fuera lo que
se hiciera, se ten�a amplia visi�n desde varias perspectivas.



Cassandra dej� su cartera sobre una silla y luego le dijo a
Catalina: -"Bueno, nena, primero los dolarcitos" � y extendi� la mano. Catalina
con un poco de susto abri� su cartera, andaba con 300 d�lares, sus tarjetas de
cr�dito las hab�a dejado por seguridad. Y adem�s se hab�a quitado todas las
joyas. �"Aqu� tienes" � le dijo. Los tom�, revis� que estuviese la cifra exacta
y las guard� en su cartera. �"Parece que eres una se�orita de bien" � le dijo.
"Apostar�a que eres casada" �Catalina asinti� avergonzada. �"Seguramente est�s
aburrida de saborear lo mismo. La se�orita busca nuevas emociones y ya lo creo
que las tendr�s. S�lo te advierto una cosa: despu�s de esta noche no volver�s a
ser la misma. Te convertir�s en una viciosa del sexo". Catalina cada vez estaba
m�s confundida. La negra la tom� entre sus brazos, ella se ve�a diminuta a su
lado. �"Ahora ver�s lo que es hacer el amor con una transexual" � le dijo.
Acerc� su boca y comenz� a besarla. Al principio Catalina sinti� rechazo , pero
Cassandra era una verdadera maestra, sab�a bien lo que hac�a, su lengua causaba
verdadero estrago en los sentidos de Catalina, que poco a poco comenz� a sentir
el sabor de la saliva de su compa�era. Cassandra la agarr� fuertemente del
trasero y la atrajo hacia ella y le dijo: -"Veamos, putita que tienes para
ofrecer" se huzo hacia atr�s y le dijo: -"Qu�tate la blusa"- Camila, de pie
frente a ella. comenz� a desabotonar lentamente la blusa, hasta que lleg� al
�ltimo bot�n, luego la comenz� a deslizar por detr�s de su espalda. �"Usas ropa
muy fina" - le dijo. �"Seguramente eres la hembra de un tipo con dinero. Pero
parece que no te contenta mucho" Catalina no dec�a nada, cada comentario que le
hac�an s�lo la provocaba m�s. Deseaba ser sometida, humillada, insultada. Que la
hicieran sentirse menos que nada. �"Ahora sigue con el sost�n" � orden�
Cassandra. Muy obediente llev� las manos a su pecho y solt� el tirante que
estaba por la parte de adelante. Los separ� y quedaron sus tetas a la vista. No
eran muy grandes, pero se notaban firmes, turgentes, sus pezones duros en medio
de una hermosa aureola. �"No son ninguna maravilla" � dijo Cassandra. �"Parecen
de una perra flaca, pero a falta de algo mejor..." Sin hacer caso, Camila
comenz� a masajearse las tetas y a presionar sus pezones. �"Ahora sigue con el
jeans" volvi� a ordenar. Catalina solt� el bot�n del jeans y luego baj� la
cremallera. Su tanga breve asom�. Tom� los jeans por los costados y comenz� a
hacerlos para abajo, cuando llegaron a sus rodillas, se enderez� y termin� de
quit�rselos con los pies. Estaba preciosa con su tanga blanca. Su vello p�bico
trasluc�a, primorosamente rasurado en forma de una pir�mide invertida. Se puso
de espalda a pedido de Cassandra, quien quer�a ver su culo. Al verlo dijo:
-"Tienes un culo muy hermoso, creo que tendr� que probarlo" Al o�r esto,
Catalina comenz� a sudar. Recordaba la primera vez que Roberto la penetr� por
detr�s y todo lo que hab�a sufrido. Es ciero que ya el camino estaba m�s
expedito que aquella vez, pero si esa tranca era realmente como la estaba
imaginando.... se ver�a sin dudas, en serios aprietos.



-"Ahora quiero que te tiendas en la cama, me mires y te
masturbes, pero sin quitarte la tanga"�"Y pobre de ti si acabas! � orden�
Cassandra. Se acomod� en la cama, coloc� unos almohadones detr�s de la espalda
desliz� su mano bajo la tanga y comenz� a masturbarse mirando a Cassandra que
comenz� a quitarse el vestido. No llevaba nada m�s debajo. Su cuerpo era
precioso, su piel brillaba, d�ndole, su color una belleza ex�tica. Su tanga
min�scula no evidenciaba ni siquiera una verga peque��sima. Sus tetas, c�nicas,
como negra africana, y sus pezones dur�simos. Su veintre duro y bien formado.
Introdujo una mano por debajo de la tanga y sac� por la parte de arriba su falo.
Catalina qued� casi sin respiraci�n. Le parec�a incre�ble un falo tan grande
como ese. Comenz� a acariciarlo, su cabeza era prepotente, brillante, Catalina
sinti� que estaba a punto de desvanecerse ante tal prodigio. Inclusive la asalt�
un poco de temor tener que cobijar en su cuerpo tama�ana criatura.



Cassandra comenz� con una especie de masajeo masturbatorio,
pero preocup�ndose siempre que Catalina viera toda su majestuosidad. El tronco
se ve�a muy apetitoso, y por debajo dos inmensas bolas negras seguramente
repletas de semen caliente vibrante por salir. Catalina, con las piernas
abiertas, y su mano debajo de la tanga, estimulaba met�dicamente su cl�toris.
Hac�a mucho tiempo que no se masturbaba, desde que era una adolescente. Su
botoncito respond�a endureci�ndose a la estimulaci�n que le daba,
instintivamente comenz� tambi�n a mover sus cadera como si tuviera un falo
dentro de ella. Era tanta la excitaci�n que comenz� a advertir los s�ntomas
previos al orgasmo. Ten�a un deseo incontenible de continuar, pero no olvid� la
advertencia de Cassandra, y sus dedo se detuvieron , lo que le produjo una
profunda desaz�n.



El cuerpo de la negra era sencillamente magn�fico. Un cuerpo
de �bano esculpido a mano. Ni un gramo de grasa. Un cuerpo bien torneado,
fibroso, duro, que mezclaba los mejor de dos mundos. La figura armoniosa de la
hembra, la suavidad de su piel y la dureza del macho coronado con una pija
deliciosamente torneada, que seguramente iba a hacer sus delicias.



-"�Ven aqu�, perra!"- orden� Cassandra. Catalina se levant�.
Estaba preciosa con su tanga. La blancura de su piel, y su peque�ez al lado de
Cassandra contrastaba deliciosamente. La tanga, en la parte de su sexo, estaba
totalmente empapada, se�al que el deseo hac�a presa de ella. Se acerc�,
Cassandra comenz� a acariciarle las tetas, y apretujaba sus pezones caus�ndole
un peque�o dolor, pero era un dolor agradable, un dolor placentero. Se acer� m�s
y pudo sentir el calor de ese cuerpo negro que la ten�a loca. Apoy� su rostro en
las tetas negras, eran suaves y firmes. Las bes� completamente, y succion� sus
pezones, mientras que el miembro de Cassandra se apoyaba sobre su vientre suave
provoc�ndole mil sensaciones distintas.



-"�Te gusta mi pija, puta? le pregunt�. �"�Vamos, contesta!
�Te gusta mi perra, puta?" Catalina que adivinaba lo que deseaba escuchar
Cassandra le respond�a: �S�. S�.S�! Me vuelve loca. La quiero entera para m�.
Quiero que me la metas entera. Quiero sentir c�mo esa verga tuya entra en mi
chocha." �"Parece que est� muy caliente perra, seguramente tu macho tiene una
pija de porquer�a que no te satisface. Hiciste bien en venir conmigo. Ver�s que
no te arrepintes y volver�s por m�s. Eso te lo aseguro." � dijo Cassandra.



Luego tom�ndola de los hombros las empuj� hacia abajo. La
intenci�n era clar�sima. Catalina comenz� a descender y mientras lo hac�a su
rostro iba rozando el cuerpo de Cassandra. Era como acariciar un cuerpo de
m�rmol, pero vivo, con calor. As� arrodillada, su boca qued� justa frente a ese
falo erecto. Su glande la apuntaba amenazadoramente. primero lo tom� entre sus
manos, apenas pod�a cruzarlo. Lo hizo hacia atr�s y comenz� a mamarle las bolas.
Ese aroma tan particular que tienen los hombres en su sexo la embriagaba, le
record� a su marido, s�lo que aqu� era mucho m�s fuerte. Se extasi� mamando ,
parec�a una ni�a peque�a con un dulce. esta realmente lanzada a la vida y no se
detendr�a ante nada. Quer�a probar, sentir nuevas experiencias, esto le hac�a
sentirse deliciosamente viva, deliciosamente hembra.



Luego se apart� un poco, su rostro estaba totalmente empapado
en su propia saliva, era el momento de hacerle los honores a esa tranca que
ten�a frente a ella. Se acerc�, abri� la boca y comenz� a introduc�rsela en la
boca. Ubicada all� le pareci� m�s grande de lo que era en realidad, su boca no
dar�a para contener tama�o miembro. Se introdujo un poco menos de la mitad, el
glande le produc�a como una enorme hinchaz�n a un costado de la cara, que daba
la impresi�n en cualquier momento se romper�a y saldr�a por ah�. Catalina vio
que las cosas no estaban bien, habr�a que intentarlo de mejor manera. Se lo
quit� de la boca, aguant� la respiraci�n y a intentarlo de nuevo. Esta vez
mejor� bastante la t�cnica pero tampoco fue suficiente. S�lo pudo albergar una
tres cuartas partes de la pija, que ya estaba casi dentro de su garganta, y
apenas pod�a respirar. Debi� reconocer su incapacidad para realizar esa empresa.
pero se aplic� lo mejor que pudo con la porci�n que alcanzaba a cubrir
c�modamente. deseaba que la negra se viniese en su boca, se imaginaba grandes
cantidades de semen caliente debord�ndole por la boca. pero Cassandra era
dur�sima. Si ella no quer�a podr�a estar todo un a�o mamando y nada conseguir�a.




Pasar�an unos diez minutos y Cassandra la tom� fuertemente de
los cabellos, casi alz�ndola en vilo. �"�No sirves ni para puta" � le increp�.
�"�S�bete a la cama y col�cate como lo que eres: una perra!" Cassandra estaba
comenzando a descubrir que los insultos en ocasiones como estas pod�an tener una
fuerte caraga er�tica. Descubri� que ten�a su encanto ser sometida, insultada,
humillada. Se subi� a la cama y se coloc� en cuatro patas. Su exquisito trasero
miraba a Cassandra. de pronto un s�bito temor acudi� a su mente. Si Cassandra
decid�a darle por el culo, la pasar�a mal, pero muy mal. Esa pija le dejar�a el
culo bueno para nada, y si lo hac�a sin cuidado peor. Ya se imaginaba en una
cl�nica. �C�mo explicar algo as�? El sudor comenz� a perlar su frente. Esto ya
no estaba muy entretenido, y por unos momento se arrepinti� de hacer lo que
estaba haciendo, m�s por miedo que por otra cosa. Su pobre culito, tan bien
cuidado, es cierto que Roberto hab�a hecho algunas incursiones, pero siempre
exigi� que fuera con mucho cuidado y bastante lubricante. Ahora no hab�a nada de
eso, ni estaba en condiciones de exigir nada . Bueno ella solita se lo hab�a
buscado, lo que fuera se lo ten�a merecido.


Cassandra se acerc� y tom�ndola ambas piernas las separ�
bruscamente, provoc�ndole un fuerte dolor. �"�Seoara bien las piernas, perra!" �
vocifer�. Catalina las separ� lo m�s que pudo. Cassandra le hizo bajar la cabeza
hasta quedar apoyada de lado en la cama, luego le tom� los brazos y se los hech�
hacia atr�s. El culo de Catalina quedaba totalmente expuesto y por supuesto en
la indefensi�n m�s completa. Luego Cassandra tom� uno de los bordes de la tanga
y de un solo tir�n se la quito, obviamente dej�ndola inservible. El trasero de
Catalina ofrec�a una vista maravillosa. Su culo parado, dejando ver lo sonrosado
de su a�o, preciosamente delineado, muy cerrado y peque�o. En definitiva un culo
de hembra de primera clase. Mas abajo se pod�a ver parte de su vulva, y sus
labios suaves y ligeramente morenos. Una belleza de chocha que cualquiera
comer�a con gusto.



Su temor comenz� a acrecentar, todo indicaba que le iban a
penetrar su delicado culito. Catalina cerr� los ojos y apret� los dientes
prepar�ndose para lo peor. Sus manos crispadas agarrando fuertemente las
s�banas. Se la iban a hacer muy buena. Sinti� el roce del miembro en su trasero
cuando se acerc� Cassandra. Trat� de relajarse para que cuando ocurriera pudiera
al menos en algo mitigar el dolor. Pero eso s�lo era enga�arse. Cassandra la
cogi� con las manos por la cintura para asegurarla mejor. Catalina rezaba todo
lo que se acordaba. Ese ser�a el precio que tendr�a que pagar por su lujuria. Su
maravilloso culo destrozado. �"Ahora ver�s lo que es gozar, perra".- dijo
Cassandra. El miembro erecto comenz� a acercarse, �vido de esa carne joven y
palpitante, deseoso de entrar en las profundidades exquisitas de Catalina no
importando cu�l sea el camino a tomar. A pesar del temor de Catalina hab�a algo
en la situaci�n que la atra�a, de alguna manera la subyugaba. Nunca hab�a pasado
por la experiencia de sentirse tan indefensa, de quedar a los caprichos de otro
y de verdad ten�a su encanto, se estaba dando cuenta que exist�an muchas cosas
que desconoc�a en el �mbito de la intimidad y que s�lo le hab�a faltado la
oportunidad para irse descubriendo ella misma.



De pronto sinti� como si un rayo fulminante hubiese impactado
justo en medio de su sexo. No pudo evitar un bramido de yegua en celo. Una
mezcla de dolor, sorpresa, placer, todo centrado en una sola cosa. respir�
aliviada. Sus temores no se cumplir�an, Cassandra la estaba comenzando a
penetrar en su conchita h�meda y fresca. Pens� que la penetraci�n iba a ser
violenta, que de un solo envi�n se la meter�an completa. Tampoco eso sucedi�.
Con los ojos cerrados comenz� a imaginar lo que estaba sucediendo en su sexo,
como sus r�giles labios se apartaban ante el poder�o del falo que comenzaba a
entrar. Como sus m�sculos rend�an pleites�a a ese falo m�gico que le estaba
haciendo sentir un placer tan intenso. Como su interior se iba moldeando a la
forma de ese extra�o que ingresaba a su cuerpo. La penetraci�n era lenta pero
firme, sin dolor. Era tan grueso que llenaba su interior en su totalidad. No era
igual a cuando Roberto la penetraba, esto era mucho mejor. Dado su grosor, al ir
penetrando tambi�n estimula much�simo su bello boton rosado y eso la dejaba
queriendo m�s y m�s y m�s. Esra un espect�culo hermoso poder verlos. Un miembro
como pocos, erguido y orgulloso, negro como la noche, entrando a una blanca y
palida cavidad abierta a su m�xima expresi�n. La fragilidad y hermosura del
cuerpo de Catalina contrastaba enormemente con Cassandra que, siendo muy bella,
era lo opuesto. All� estaba la gracia. Catalina lanz� un leve quejido cuando las
bolas de Cassandra se estrellaron contra su trasero. Se dio cuenta que estaba
totalmente empalada. Se sinti� hembra como nunca por haber sido capaz de
albergarlo por completo. Sent�a su vientre como hinchado, como estando pre�ada,
pero no era precisamente un hijo lo que ten�a en su interior. As� se quedaron
quietas un momento. Catalina volaba por mundos desconocidos. Estaba plena, que
esos instante m�gicos nunca acabaran. Al rato, Cassandra comenz� a contraer sus
m�sculos haciendo que su miembro hiciera una suerte de movimientos espasm�dicos
dentro de Catalina, quien de a poco comenz� a sentir que el momento en que ver�a
la luz estaba pr�ximo a llegar. Poco pod�a moverse en la posici�n en que estaba,
as� que todo depend�a de Cassandra. Su respiraci�n comenz� a volverse jadeante y
entrecortada. Sus ojos se tornaron m�s brillantes que de costumbre, una puntada
que part�a del centro de su sexo se ramificaba por todo su cuerpo. Ya no ten�a
voluntad, ansiaba el momento del placer supremo que comenzaba a manifestarse
lentamente, aumentando su intensidad . Su mente estaba quedando en blanco, y
parec�a que un mill�n de hormigas recorr�an su cuerpo. Lib�lulas colmaban la
habitacion con su belleza y su frente coronada por lucecitas de luci�rnagas. Su
cuerpo se iba desintegrando, cada mol�cula, cada �tomo se dispersaba en
direcciones diferentes. No sab�a si estaba muerta o viva, si era realidad o
ficci�n, si estaba en el cielo o en la tierra, pero eso no le importaba en lo
m�s m�nimo. Su cuerpo comenz� a tensionarse, la sangre se agolpaba a borbotones
en su cabeza, las venas de su cuello parec�an a punto de reventar. Los ojos casi
blancos parec�an salir de sus cuencas. El placer se hac�a m�s intenso por
segundos, tanto que estaba a punto de desfallecer. El placer llegaba a doler.
Cuando pensaba que ya estaba en la cumbre, misteriosamente la cima se iba m�s y
m�s arriba hasta llegar a un punto que parec�a inalcanzable. No pod�a precisar
cu�nto tiempo llevaba as�, pero era un orgasmo casi infinito, que ya estaba
comenzando a enloquecerla. No estaba preparada para soportar algo tan intenso.
Hasta que lleg� el momento crucial, dio un alarido que rasg� el aire de la
habitaci�n, tanto que cada uno de sus m�sculos se aflojaron. Sinti� que las
entra�as se le remov�an que no hab�a nada en su lugar, los dedos de las manos y
los pies se separaron de una manera incre�ble.


Fue tanto, que sin poder
evitarlo, Catalina comenz� a orinarse, como estaba taponeada con el miembro de
Cassandra el or�n sal�a en numerosos hilillos corriendo en diversas diercciones,
al mismo tiempo se le afloj� el esf�nter, saliendo de su agujerito un liquido
semiacuoso de color caf�, que corr�a por sus gluteos y en la parte superior de
la tranca de Cassandra. A Catalina nada de eso le importaba, gritaba y sollozaba
como energ�mena, viviendo intensamente ese orgasmo que parec�a no terminar
nunca. Finalmente exhal� como un �ltimo suspiro, y qued� all� como un estropajo
inservible, casi sin respirar. Esta ida, en otro mundo. Cuando Cassandra retir�
su miembro, sinti� la ausencia, el vac�o en su interior y no le agrad�. Se hab�a
acostumbrado a tener en su interior esa tranca que ya cre�a parte de su ser.
Cassandra se dirigi� al ba�o para asearse. Al cabo de unos diez minutos sali� ya
vestida y arreglada como si no hubiese pasado nada. �"Vamos, tienes que
llevarme. No pretender�s que me pase toda la noche aqu�. Eso ya tiene otro
precio" � le dijo a Catalina. Ella no esperaba eso tan pronto, estaba agotada no
deseaba moverse en lo m�s m�nimo. �"Pero... pero... �y t�? T� no acabaste. No te
puedes quedar as�". respondi�. �"Mira bebita, yo nunca acabo con el primer
cliente. La noche es larga. Y si quieres eso, son cien d�lares m�s"- respondi�
Cassandra.


El dinero no le alcanzaba. As� que nada se pod�a hacer por ah�,
tampoco quer�a irse a�n, se sent�a incapaz de conducir. Pero la soluci�n a su
problema vino de la misma Cassandra. �"Si quieres quedarte, puedes hacerlo pero
me tienes que dar cuarenta d�lares para el taxi. A�n es temprano y puedo
levantar unos clientes m�s" �Catalina sac� las cuentas, le quedaban cincuenta
d�lares, seguramente Cassandra le dir�a que no ten�a cambio. Se incorpor�, abri�
su cartera y sac� el billete. Cassandra al verlo dijo inmediatamente: -"No tengo
cambio para darte" �Catalina sonri�. Tal como lo hab�a imaginado. �"No te
preocupes. Qu�datelo. Digamos que por "servivios distinguidos" � "OK" � dijo
Cassandra, tom� el billete y lo guard�. Luego agreg�: -"Si requieres de mis
servicios de nuevo, ya sabes d�nde encontrarme. Te puedo ense�ar algunas cositas
m�s. Y tal vez acordemos un precio conveniente para ambas. Le dio un beso en la
mejilla y desapareci� por la puerta.

Catalina se levant�, cerr� bien la puerta y puso la
cerradura de seguridad.


Se vio reflejada en los espejos de la pared, esta hecha
verdaderamente una miseria. Toda sucia, orinada y m�s despeinada no pod�a estar.
Sus ojos se hab�an empeque�ecido, su rostro cansado, pero con el semblante
inequ�voco de una hembra muy bien cogida. Quer�a quedarse as�, tal como estaba,
con todos los rastros y consecuencias de su calentura. Se tumb� en la cama y sin
darse cuenta se qued� profundamente dormida.



Se despert� ya a media ma�ana. Entreabri� los ojos y la luz
que entraba por el ventanal la encegueci�. Se refreg� los ojos. Parec�a que un
hurac�n hubiese pasado por la habitaci�n. estaba y se sent�a sucia, acudi� al
ba�o y el agua fresca la hizo reaccionar. Se ase� minuciosamente, especialmente
su vagina y su ano, quitandose los restos resecos que estaban pegados a su piel.
Mientras hac�a esto pensaba en lo imprudente que hab�a sido, primero expuesto a
que Cassandra le hiciera cualquier cosa, no hab�a usado preservativo �Si le
pegaba alguna infecci�n ven�rea o el SIDA? Alej� esos pensamientos r�pidamente,
pensando mejor en lo bien que lo habia pasado. Sali�, tom� la toalla y se sec�.
Su ropa estaba sobre la cama, toda arrugada. Tom� la blusa una inmensa mancha
producto del or�n.


La falda ten�a varias manchas de su propio excremento, y para
peor era de color blanco. Ya no importaba mucho la elegancia, el asunto era
salir luego de all� y regresar a casa. Aunque ya le estaba comenzando a rondar
la idea de un segundo encuentro con Cassandra, ya estaba un poco m�s enterada y
no ser�a tan tonta como esta primera vez. se puso el sost�n, la �nica prenda que
hab�a quedado limpia. Luego la blusa, su tanga no serv�a para nada, as� que
tendr�a que irse as�. No hab�a otro remedio. En general su ropa hed�a a esos
aromas que sabemos tan caracter�sticos.


Ella la reina de las fiestas, siempre la
m�s hermosa y la m�s arreglada, estaba all� como una puta pobre y revolcada,
pero secretamente le agradaba la idea de estar as�. era una nueva experiencia en
su vida.

Avis� por el cit�fono que estaba lista para irse, luego tom� sus cosas, sali� de
la caba�a y se subi� al auto. Durante el camino la asalt� otro temor. Que la
viera alg�n conocido en esa facha, para llegar a su departamento ten�a que tomar
el ascensor, vivia en el d�cimo quinto piso. Por suerte no ten�a que pasar por
el vest�bulo ya que pod�a hacerlo desde el subterr�neo donde estacionaba el
carro. Era una situaci�n un tanto dif�cil, pero hab�a que hacerlo. No hab�an m�s
opciones. Lleg� al edificio, entr� al subterr�neo, estacion� el auto, se bajo y
se encamin� hacia el ascensor. Apret� el bot�n de llamada. Esos segundos que se
demoraba en bajar le parec�an verdaderos siglos.


Finalmente la puerta comenz� a
abrirse, su coraz�n palpitba fuertemente, poer suerte no ven�a nadie en �l. Pero
quiz�s qu� podr�a suceder hasta el d�cimo quinto piso. Comenz� a subtir, en el
quinto se detuvo, nunca se le hab�a hecho tan peque�o el ascensor, parec�a que
los olores se intensificaban. Subi� un joven de unos 20 a�os, la mir� de arriba
abajo y luego se hizo el desentendido. En el octavo se subi� una se�ora con una
ni�ita, que reclamaba porque dec�a que hab�a mal olor, y no se callaba por m�s
que la mam� intentaba. Catalina no sab�a d�nde meterse. por suerte se bajaron en
el d�cimo piso y el joven un piso antes que Catalina. Cuando lleg�a a su piso
sali� r�pidamente y se dirigi� a su departamento. Sac� la llave y abri� la
puerta. Se desliz� r�pidamente. Se dirigi� a su habitaci�n para darse un nuevo
ba�o cuando siente una voz por detr�s suyo que fue como si la paralizara
mortalmente.


-"�Se puede saber qu� significa esto? � Rugi� una voz. Era
nada menos que Roberto. Catalina tratando de reponerse intent� decir algo pero
de su boca no pudo salir palabra alguna. �"��Mira c�mo est�s, como una puta
revolcada!!! �Toda inmunda! Y diciendo esto se acerc� a Catalina d�ndole un
fuerte rev�s en la cara que la hizo caer al suelo. Su labio inferior estaba
sangrando. Se limpi� con el brazo, apoyada en su miseria contra la pared. All�
se dio cuenta Roberto que su mujer andaba sin ropa interior. �"�No llevas nada
debajo!! � grit�. �"�Matarte es poco, puta!!" Y la tom� de los cabellos
levant�ndola en vilo. De nada val�an los gritos de terror y dolor que Catalina
daba. Casi sin darse cuenta le lleg� un violento cachetazo en la cara que la
hizo ver mil estrella. �"�Basta, basta, Roberto, por favor! �sollozaba Catalina.
�"D�jame explicarte! Y Roberto casi sin dejarla hablar le gritaba: "�Qu� vas a
explicar, puta, qu� vas a explicar? �Qu� estuviste culeando como una perra
caliente quien sabe con cuanto inmundo? �Eso me vas a explicar? �Qu� te dio una
indigeti�n y te cagaste la blusa y la falda? Seguramente usaste tus calzones
para limpiarte el culo. �Eso me vas a explicar?



Catalina con su rostro hinchado sollozaba como una ni�a. Si
Roberto la hubiera asesinado pod�a comprenderlo. Era el precio que deb�a pagar
por su desatino. A los empujones la llev� hacia la regadera quit�ndole la ropa a
los tirones hasta dejarla completamente desnuda. �"�Aseate, asquerosa! � le
dijo. �"Y no creas que esto termina aqu�. Reci�n est� comenzando! El agua sal�a
helad�sima. Pero prefer�a eso a enfrentar la furia de Roberto. Pero tampoco
pod�a quedarse todo el santo d�a bajo el agua. Una vez que hubo terminado,
sali�, tom� la toalla y se sec� con toda calma. El rostro le ard�a, seguramente
se pondr�a morado e hinchado. Sali� del ba�o, totalmente desnuda, estaba bella
como siempre. Roberto la miraba furioso esperando que terminara de vestirse,
pero no pod�a dejar de admirar ese bello cuerpo de mujer, tan armonioso, tan
suave y terso. Se preguntaba si no habr�a exagerado la nota, pero le parec�a que
el aspecto con que su mujer hab�a llegado no dejaba la m�s m�nima duda, y de
esta manera justificaba su actitud.



La vio desnuda cuando se dio vuelta para empinarse y sacar
ropa del closet. Siempre le hab�a gustado el cuerpo de su mujer, ese cuerpo lo
ten�a loco y �l en un momento de arrebato hab�a desfigurado su bello rostro,
pero hab�a perdido la calma no era para menos. Cuando ella se empin� y separ� un
poco las piernas, pudo apreciar por detr�s parte de su conejito, El morbo
comenz� a apoderarse de su mente. Le dieron deseos de cogerla como un animal ah�
mismo y met�rselo en cada cavidad que tuviera. Pero se contuvo y sigui�
mir�ndola. Catalina se puso una tanga blanca, una remera del mismo color con un
dibujo estampado y unos short de lycra, color negro que se apegaba
exquisitamente a su figura. Una vez que termin�, Rodrigo, con un tono en�rgico,
le pidi� que se sentara en la cama. Catalina obedeci�. Entonces le dijo:
-"Espero Catalina que me digas la verdad. Es cierto que perd� la calma, pero
verte en ese estado no era para menos. S�lo te pido que me cuentes toda la
verdad. No temas que ya no te har� m�s da�o. Una vez que hayas dicho todo lo que
tengas qu� decir, veremos cu�l ser� nuestra decisi�n para el futuro". Cada una
de las palabras pronunciadas por Roberto eran peor que una cachetada, eran
verdaderos cuchillazos que se clavaban en su coraz�n, porque a pesar de todo
ella amaba a Roberto de verdad, pero estaba consciente del error cometido. Por
lo tanto ya no quedaba nada m�s que la verdad. Le contar�a todo, absolutamente
todo cual hab�a sucedido. Y as� comenz� su relato.



Una vez que hubo terminado, Roberto hab�a escuchado
atentamente cada palabra de su mujer, mirandola a los ojos, le dijo: -"Est�
bien, Catalina, entiendo lo sucedido. Tal vez si hubi�semos hablado estas cosas
a su tiempo nada de esto habr�a pasado. Yo, debo confesarte, tambi�n me ha
pasado algo parecido, pero nunca me atrev� a dec�rtelo ni tampoco llevarlo a
cabo, dar un poco m�s de emoci�n a nuestras vidas. Tuviste la valent�a de
hacerlo. Te pido me disculpes por mi arrebato. La tom� suavemente del cuello, la
atrajo hacia s� y se dieron un apasionado beso.-"Eso s� que ahora con lo
sucedido, me tomar� una libertad y espero est�s de acuerdo" � dijo Roberto.
Catalina lo mir� intrigada y le pregunt�: -"P�deme lo que quieras" � "Pues bien"
� dijo Roberto �"Quiero que ma�ana que es s�bado traigas al departamento a esa
maravillosa negra que te hizo gozar tanto, a ver qu� podemos hacer entre los
tres". Catalina qued� at�nita. Tanto que le pidi� que repitiera lo que dijo,
s�lo as� qued� medianamente convencida. Su cabecita loca comenz� a enardecerse
nuevamente. Esta posibilidad que se estaba ofreciendo era muy tentadora e
interesante.



El d�a s�bado cuando ya casi estaba anocheciendo, se despidi�
de Roberto, ella ir�a a buscar a Cassandra. De lo que no se percat� Roberto, fue
que Catalina llevaba un peque�o malet�n. Baj� a buscar el carro, coloc� el
malet�n en el asiento del lado y parti�. esperaba tener suerte y poder encontrar
a Cassandra. Lleg� al lugar y comenz� a recorrerlo lentamente, las travestis ya
estaban pululando por el sector, y le hac�an se�as y gestos, algunas m�s osadas
le mostraban su miembro o el culo, esperando ansiosamente que cualquiera de las
dos cosas despertara el apetito del posible cliente. Dio la vuelta completa y
Cassandra no aparec�a por ninguna parte. Comenz� a desesperanzarse. �Eran tantas
las expectativas que se hab�a hecho! Dio una vuelta m�s, pero el resultado fue
negativo. En la tercera vuelta se detuvo frente a una travesti rubia, con una
piernas de miedo, se notaba que no tendr�a m�s de unos 19 � 20 a�os. Se acerc�
r�pidamente al carro. �"Hola linda" � le dijo. �"Mi nombre es Sasha. �Quieres
pasarlo rico? �Catalina la mir� casi desnud�ndola con la mirada y le dijo:
-"Perdona, pero ando buscando a Cassandra" �La conoces? Sasha, hizo un gesto de
decepci�n y respondi�: -"Esa negra calentona? Yo te puedo hacer m�s feliz.
Ll�vame, te cobro barato y nada pierdes con probar" -"Perdona" dijo Catalina lo
m�s dulcemente posible. �"Tal vez en otra ocasi�n. Ahora necesito urgente hablar
con Cassandra. �Puedes ayudarme? �"Est� bien, est� bien" � respondi�. �"Pero
primero deber�s darme algo de dinero para la suerte"- Bueno, dijo Catalina,
abri� su cartera y sac� un billete de cinco d�lares. �"Toma" � le dijo. �"Ahora
dime, �D�nde puiedo encontrar a Cassandra? Sasha guard� el billete, y le dijo:
-"Bueno, generalmente cuando no estpa aqu� es por dos cosas. Una porque se fue
con un cliente. Pero yo estoy de temprano aqu�, fui casi la primera en llegar, y
no la he visto. La otra posibilidad es que se haya ido a la Gran Plaza. A veces
se va a trabajar all�. No es seguro, pero es el �nico lugar donde podr�as
encontrarla" Catalina le agradeci�. Antes de partir, Sasha le dijo: -"Si no la
encuentras ven por m�. Puedo ser muy exitante. Estoy segura que no te
arrepentir�s" Catalina no dijo nada y parti� rumbo a la Gran Plaza. No quedaba
muy lejos de all�, ser�an unos quince minutos de viaje. Contrariada por las
dificultades iba cavilando qu� har�a si no la encontraba. Sasha le parec�a una
buena opci�n, por lo que hab�a visto era una de las m�s hermosas, pero sin duda
que la primera preferencia era por Cassandra.



Finalmente lleg� a la Gran Plaza. Nunca entendi� el por qu�
de ese nombre ya que no era muy grande que digamos. La iluminaci�n no era muy
buena, tal vez por eso Cassandra ven�a a este sitio. Muchos faroles estaban
quebrados, seguramente por los vagabundos y drogos que frecuentaban el sitio. Al
dar la primera vuelta le pareci� ver algo entre las sombras de unos �rboles,
pero ya era tarde para devolverse, as� que prefiri� dar la vuelta completa. Esta
vez lo hizo disminuyendo la velocidad. �Era ella! All� estaba amparada bajo la
sombra y oscuridad que le daban los �rboles. estaba m�s puta que nunca. Eso la
hizo enardecer su �nimo. Se estacion�. Cuando Cassandra vio que el carro se
detuvo, se acerc� casi sigilosamente. Al mirar por la ventanilla, treconoci�
inmediatamente a Catalina. �"�Vaya, si no es la putita! � exclam�. Y sin
preguntar meti� la mano por la ventanilla semiabierta, quit� el seguro, abri� la
puerta y se subi�. Salud� a Catalina con un beso en la mejilla y le dijo:
-"Estaba segura que volver�as, putita, estaba segura. �Quieres que vayamos al
mismo luigar? � le pregunt�. Catalina le dijo que no, que ten�a otros planes,
pero que primero le gustar�a acordar el precio. La negra le dijo que bueno, pero
primero que salieran de ah� ya que el sector era peligroso y la polic�a andaba
rondando por ah� hace rato. Catalina arranc� el auto y partieron. Se
estacionaron en una calle tranquila, poco iluminada y aparc� el carro.



-"A ver, que es lo que tienes en mente, zorrita" � le dijo.
Catalina no pudiendo quitar los ojos de las piernas de la negra le dijo: -"Bueno
quisiera la atenci�n completa, pero toda la noche. no en un hotel sino en mi
departamento..." Cassandra qued� pensando por un momento, sacando cuentas .
�"Bueno" � le dijo � por ser conocida y cliente por todo lo que deseas dej�moslo
en 200 d�lares."


A Catalina le pareci� razonable el precio, pero no le hab�a
dicho todo a�n... �"pero todav�a no te he dicho todo" � le dijo. Cassandra
contest� �"�Aaahhh! Bueno termina de una vez." y tom�ndole la mano se la llev�
sobre su sexo. Catalina se estremeci� y dijo: -"Es que tambi�n participar�a otra
persona..." �Cassandra sonri� y dijo: -"�Alguna amiguita? �"No. no." respondi�.
�"Se trata de mi marido" Cassandra la mir� asombrada y s�lo pudo exclamar:
"�Wauuuuuuuuu! O sea se trata de una reuni�n familiar" Por ser algo tan tierno
�agreg�- te lo dejo en 250 d�lares y nos cogemos todos con todos hasta que
quedemos botados. �Te parece? Catalina asinti�. Y luego le dijo: -"Cassandra,
antes quiero pedirte un favor" -"Cu�l ser�? respondi�. Entonces Catalina le
dijo: -"Quiero llegar contigo pero antes vestirme de puta muy puta, t� me
entiendes y quiero que me ayudes. Aqu� tengo alguna ropa que me servir�, pero
necesito un lugar donde cambiarme y maquillarme. Quiero darle una sorpresa a mi
marido" �"Bueno" dijo Cassandra �"Si quieres vamos a mi casa. No vivo muy lejos
de aqu�" �"OK" dijo Catalina y enfilaron hacia su casa.



LLegaron era un abarrio de aspecto muy humilde. Catalina
aparc� el carro, tom� su malet�n y bajaron. Cassandra sac� las llaves de la casa
de una carterita, abri�, encendi� la luz y pasaron. La vivienda era muy peque�a
y pobremente amoblada, alg�n desorden y cierto desaseo. Entraron al dormitorio
de Cassandra, la cama estaba sin hacer. Muchas fotos de santos y religiosos
pegados por toda la pared. �"Bueno, le dijo, est�s en tu casa, puedes comenzar a
cambiarte" Y ella se sent� en la cama esperando que Catalina comenzara con su
metamorfosis. Se quit� la ropa mientras Cassandra la miraba con ojos �vidos.
Qued� con sus pechos al aire. Cassandra no pudo evitar decirle que ten�a un
precioso par de tetas. Catalina que ya estaba m�s en confianza re�a p�caramente.
�"Si las tetas te gustan tanto... �Qu� me dices de esta cosita?" Y ech�ndose
hacia delante tom� su sexo con las dos manos. Ambas rieron de buena gana. La
noche promet�a. Catalina qued� desnuda y las miradas de Cassandra no le
molestaban en lo m�s m�nimo. Al contrario, se pod�a decir que le agradaban.



Primero se coloc� una tanga roja, muy peque�a y su tr�angulo
era trasparente dejando a la vista sus vellos. Luego un liguero del mismo color
y se coloc� unas medias de malla que le hac�an juego con el resto. El rojo
destacaba de sobremanera sobre su bella piel suavemente morena. Termin� con un
vestido elasticado del mismo color que se le pegaba a su cuerpo, dibujando su
contorno de una manera exquisita. Termin� con uns zapatos de tac�n que la hac�an
ver m�s alta y estilizaban a�n m�s su figura. Realmente parec�a una puta. Los
labios de un color rojo intenso, as� como la calentura que le daba sentirse
dentro de esas ropas. Imaginaba el entusiasmo que tendr�a su esposo al verla
as�.



-"Parece que realmente tienes vocaci�n de zorra" � le dijo
Cassandra. �"Te aseguro que si estuvieras en la calle los hombres se pelear�an
por una hembra como t�. En un a�o ser�as millonaria"- Agreg�.



Catalina se sinti� halagada por tales palabras, y algo se
estremeci� dentro de ella. Este juego le estaba gustando m�s de la cuenta. A lo
mejor ser puta no era tan malo despu�s de todo. Y ella podr�a ser de las
caras...



Una vez que termin� su arreglo, salieron de la casa, se
subieron al carro y se dirigieron al departamento. Catalina ten�a ganas de salir
y contonearse por la calle para que los hombres la desearan y se prometi� que no
muy tarde tendr�a que hacerlo. La excitaba mucho saber que los hombres la
miraran con lujuria y deseo. Una vez que llegaron, tomaron el ascensor y
subieron al departamento. Catalina abri� la puerta, hizo pasar a Cassandra,
estaba todo a media luz y una m�sica suave envolv�a delicadamente toda la sala.
-�Albertooo! � grit� Cassandra. �"�Ya llegamos cielito!" � Entonces apareci�
Alberto quien llevaba una bata de seda corta, color caf�. �"As� veo" � dijo.
-�Vaya Catalina, te ves muy bien vestida de esa manera, ignoraba que te vieras
tan bien de puta! Y mirando a su acompa�ante dijo:"T� debes ser Cassandra. Por
lo que veo eres guap�sima. Catalina se qued� corta en su descripci�n" Se acerc�
a ella y le dio directamente un beso en los labios, pero muy discreto.



Tomaron asiento, Roberto sirvi� unos tragos, conversaron un
poco, no m�s de unos 15 minutos. Entonces Roberto se puso de pie, se quit� la
bata. S�lo ten�a una zunga muy diminuta, se sent� en el sill�n que quedaba
frente a ellas y dijo: "Bueno muchachas, creo que es hora de dar inicio a la
funci�n. Quiero verlas follarse, acariciarse, besarse y todo lo que quieran. Yo
me sentar� a ver el show.Me imagino ser� excelente: una puta y una travesti,
seguramente que de este encuentro saldr�n chispas". Una vez que termin� se sent�
su mano derecha se fue por debajo de la zunga y extrajo su miembro erecto hac�a
rato, para comenzar a masturbarse mirando a esas dos hermosas hembras hacer el
amor.



Catalina y Cassandra se quedaron mirando fijamente. La
primera fue quien tom� la iniciativa. Se acerc� a la negra y su mano comenz�
desde la rodilla a subir por los muslos hasta llegar al sexo ardiente. All�
comenz� a sobarlo por arriba de la tanga. Catalina cerraba los ojos imaginando
ese miembro que iba a devorar por segunda vez. Entre tanto la negra besaba el
hermoso cuello de Catalina quien se quejaba suavemente, o mejor dicho eran
arrullos de placer muy intenso. Lentamente ambas se comenzaron a denudar una a
otra hasta quedarse solamente con las tangas.



Roberto, mientras acariciaba su miembro enhiesto iba dando la
instrucciones de lo que desaba ver. �"Catalina, col�cate detr�s de Cassandra y
que ella se ponga como perrita, tu la tienes que penetrar con tu lengua por el
culo y con tu mano masturba su miembro" Asi lo hicieron. Catalina literalmente
se com�a el culo de Cassandra quien mirando la pija de Roberto se calentaba m�s
y m�s con su miembro tomado por la mano de Catalina. Cassandra no pod�a evitar
mover sus caderas, era algo instintivo y superior a ella. Su miembro portentoso
brillaba con sus venas hinchadas y el l�quido presemeninal que ya comenzaba a
escurrirse. Los quejidos y bufidos de ambas rasgaban el aire y estremec�an por
completo a Roberto que, extasiado, miraba ese maravilloso cuadro que ten�a ante
sus ojos. La delicada y fr�gil belleza de su mujer que contrastaba teriblemente
con la belleza fuerte y firme de Cassandra.Su cuerpo de �bano oscuro brillante,
duro y femenino a la vez, era algo inexplicable, Roberto no sab�a bien qu� era,
pero algo lo atra�a muy fuertemente a gustar y gozar de ese cuerpo de todas las
maneras posibles, quitarse del cuerpo todos esos deseos que estaban comenzando a
aflorar, y que jam�s pens� podr�a tener alguna vez. Cassandra representaba lo
mejor de dos mundos en una sola persona. Eso lo enloquec�a hasta el paroxismo.



-"Catalina, ahora quiero que le mames la verga a Cassandra,
que te comas entera esa enorme pija, que demuestres todo lo puta y caliente que
eres" Catalina feliz con la situaci�n que estaba viviendo se hab�a prometido
estar magn�fica, el pedido de su esposo no le molest� para nada �todo lo
contrario! Su boca ya se lo estaba pidiendo, sentir ese aroma, esa dureza a
punto de explotar llen�ndole la boca. Se acost� boca arriba en la cama, quedando
su cabeza fuera de ella, de esta manera ser�a Cassandra quien llevar�a la
iniciativa, deseaba que Roberto la viera sometida a la superioridad de Cassandra
y que pod�an hacer lo que quisieran con ella. La negra se puso de rodillas
quedando su rostro ubicado en la entrepiernas. Ten�a desde all� una vista
fabulosa, ve�a desde abajo las bolas de Cassndra y su miembro, tambi�n su ano
entreabierto para cobijar su cabeza. Sent�a sobre su rostro el suave roce de sus
bolas. No pudo evitar la tentaci�n y su mano fue buscando su cl�toris. Cassandra
se apart� un poco tom� su miembro con la mano y con �l comenz� a recorrer el
rostro de Catalina. La dureza de la pija por sobre su rostro, nariz, orejas, en
fin por todas partes le encantaba y cada vez que pasaba cerca de su boca trataba
de acariciarlo con la lengua para sentir su textura y dureza. De pronto
Cassandra comenz� a castigarla en el rostro con su pija, la azotaba contra ella
y cada golpe era como llegar al cielo, haci�ndole ver estrellas. Catalina se
arqueaba de placer y que su marido la estuviera viendo aumentaba
considerablemente su placer. �"�D�melo, d�melo, por favor d�melooooooo!" gritaba
casu suplicante. �"�Quiero sentirlo en mi boca!" repet�a una y otra vez. Roberto
hac�a grandes esfuerzos para no venirse. Que su esposa estuviera suplicando por
una pija que no era la suya era algo muy motivador. Despu�s de un rato Cassandra
acept� las s�plicas de Catalina y lo coloc� dentro de su boca quien comenz� a
mamarla desesperadamente como si fuera una ni�ita de pecho. El sentir la pija en
su boca la transportaba, era una mezcla de sensaciones. Textura, sabor, dureza,
tama�o, todo era placentero. Su lengua recorr�a la porci�n de pija que ten�a
adentro y como se deslizaba entrando y saliendo de su boca. Si eso no era el
cielo, entonces tendr�a que ser algo muy parecido. Mientras sus dedos jugaban
implacablemente con su botoncito, electrizando completamente todo su centro.



Roberto decidi� que ya era hora de variar un poco y le dijo a
sus hembras: -"Ahora Cassandra quiero que te masturbes y eyacules en la concha
de Catalina, que quiero com�rmela entera con tu cremita" � Ante ese pedido,
ambas se acomodaron para realizar los deseos de Roberto. Cassandra de rodillas
entre las piernas de Catalina comenz� a masturbarse en�rgicamente, al acbo de
unos minutos el colapso se hizo evidente, acerc� su miembro a la concha de
Catalina y el r�o de semen blanco y viscoso no se hizo esperar, inundando la
cocha, los labios y el pubis de Catalina, que se retorc�a gustosa al sentir ese
l�quido tibio sobre su sexo. Cassandra casi exprimi� su sexo extray�ndole hasta
la �ltima gota para que cayera sobre Catalina. Una vez que hubo terminado su
faena se retir� para abrirle paso a Roberto que deseaba comer la concha de su
mujer. Se acerc� y la mir� complacida. El rostro de Catalina estaba hermosamente
desfigurado por la calentura y el deseo, d�ndole una belleza muy especial. All�
estaba su mujer esper�ndolo con las piernas abiertas para que �l pudiera saciar
sus instintos, su concha estaba completamente cubierta por el semen de Cassandra
que lentamente comenzaba a diluirse dispers�ndose delicadamente en delgados
hilillos entre sus vellos y por los suaves pliegues de su labios. Verla as�
cubierta por el semen de otro embriagaba de placer a Roberto, su hembra, la
hembra que le pertenec�a por completo estaba ah� esperando que le comieran la
concha tibia y palpitante. Extasiado con la visi�n de ver a Catalina as�,
primero la observ� por algunos momentos luego se acerc� a ella, a su pubis y con
la lengua comenz� a quitarle el semen. Sinti� un sabor salado fuerte, que le
agrad�, era primera vez que sent�a ese sabor as� que no pod�a comparar con nada,
cuando no dej� ning�n vestigio sigui� hacia abajo y comenz� a lamer
minuciosamente esa hermosa concha, sus jugos mezclado con el semen era un c�ctel
muy particular. Se bebi� todo con fruici�n, con una meticulosidad casi
exagerada. Luego la punta de su lengua comenz� a abrirse paso entre los
delicados labios de su mujer, abri�ndose paso entre ellos, penetrando de a poco,
buscando la perla ansiada, el bot�n que tocara las fibras m�s �ntimas de su
mujer y que era la llave para transportarla al cielo. Quer�a entregarle un
orgasmo intenso.La punta de su lengua encontr� el objeto de su b�squeda y apenas
roz�ndolo comenz� a acariciarlo, Roberto notaba como se iba endureciendo.Las
contracciones de Catalina le indicaban que su lengua ya estaba causando estragos
en su mujer, sus movimiento p�lbicos tambi�n lo confirmaban. S�lo tocaba el
cl�toris con la punta de la lengua, primero con movimientos horizontales, luego
verticales combinados con algunos circulares. Cuando sent�a que Catalina estaba
llegando, dejaba su lengua quieta, y de pronto la presionaba suavemente
arranc�ndoles suspiros desesperados. Catalina ante la imposibilidad de llegar al
cl�max mov�a su cabeza de lado a lado mordi�ndose un dedo. A todo esto Cassandra estaba comenzando a
resucitar nuevamente y la escena ante sus ojos la invitaban a participar de
alguna manera. Como Roberto esta de rodillas a la orilla de la cama con las
piernas de Catalina sobre sus hombros, se ubic� detr�s de �ste y comenz� a
acariciar sus nalgas. Roberto sinti� esas manos grandes y firmes que lo
acariciaban, le agrad� sentirlo, esas manos recorr�an completamente sus nalgas y
las apretujaban. Cassandra casi susurr�ndole le dec�a: -"Papito, que colita m�s
rica que tienes. Quiero com�rmela todita" � Y sus dedos comenzaban de a poco a
buscar las profundidades abismales de su orificio.



Catalina ya no sab�a en qu� dimensi�n se encontraba, le
lengua de su esposo acarici�ndola le hac�a olvidar todo. La sangre se agolpaba
en sus sienes, casi pod�a sentir cada latido que daba su coraz�n, bombeando
agitadamente, entrecortando su respiraci�n. Por m�s que trataba no lograba
venirse, Roberto la controlaba, jugaba con ella, la hac�a creer que ya llegaba
el momento para luego hacerla descender o dejarla all�, justo al borde
manteni�ndola en toda la fuerza de su ansiedad. Era una mezcla de sufrimiento y
placer. La desesperaci�n era fuerte, gem�a lloraba, gritaba por que la dejen ver
la luz. Por llegar al nirvana, ese momento m�gico en que nos fundimos con las
cosas, en salimos de nosotros mismos transfigurados por el placer.



Cuando Roberto sint�o que el dedo de Cassandra rodeaba
suavemente el borde de su esfinter, se estremeci�, acus� el golpe. Su primera
reacci�n fue la evitar que Cassandra siguiera con ese juego. Pero se
arrepinti�.El sentir ese contacto extra�o con una parte tan �ntima de su ser
pod�a resultar un juego peligroso. A momentos pod�a tambi�n sentir un breve roce
del miembro de Cassandra dando en la parte posterior de sus muslos, y cada vez
que suced�a ese contacto una puntada inexplicable recorr�a todo su ser. Luego
sinti� que Cassandra se agachaba un poco y su rostro se acercaba a su trasero.
Eso interrumpi� un poco el trabajo que estaba haciendo con Catalina. El sentir
la tibieza y suavidad de la lengua en su ano hizo que Roberto poco menos que
explotara. Luchaba por no dejarse llevar por Cassandra, as� que redobl� sus
esfuerzos con su lengua, Catalina aspiro una inmensa bocanada de aire que demor�
en exhalar, la tensi�n de su rostro evidenciaba que el orgasmo hab�a llegado. El
rostro de Roberto estaba totalmente empapado con la humedad de su mujer, apoy�
el rostro en el pubis de Catalina que estaba practicamente desfallecida y como
si fuera una putita abri� al m�sximo sus piernas para que Cassandra pudiera
penetrarlo mejor con su lengua.



Cuando Roberto estaba al borde del paroxismo, Cassandra le
dijo: -"Ahora papito me dar�s este culito virgen. Sentir�s lo que es ser una
nenita. Lo que siente tu mujer cuando se la metes. Ver�s lo rico que puede ser.
Qu�date tranquilito mi amor, Cassandra te har� muy feliz" Roberto no fue capaz
de decir absolutamente nada. S�lo se acomod� para que la pija de Cassandra
entrara a su agujerito. El miembro se acerc� y comenz� a presionar para entrar
all� donde nadie lo hab�a hecho antes. Catalina, a�n amodorrada por la
intensidad de su orgasmo no se percataba que estaban penetrando a su marido.
Roberto sinti� ese dolor tan caracter�stico que se siente cuando alguien es
penetradom por primera vez, o la pija es demasiado grande. Ese dolor agudo que
paraliza todo nuestro centro y que a la vez deseamos con toda el alma. Ese dolor
que nos hace sentir hembras, el sentir que nos horadan por dentro y que poco a
poco se va convirtiendo en el m�s dulce e intenso de los placeres. En ese
momento fua que Roberto entendi� tantas cosas. Ahora comprend�a a los gay,
sustraerse al placer de ser penetrado por una buena pija era algo que merec�a la
pena sentir por lo menos una vez en la vida. Apret� los dientes y sinti� como
comenzaba a perder su culo la virginidad. A medida que iba avanzando Roberto,
casi inconscientemente comenz� a mover su cola, dando de vez en cuando algunos
chillidos. Catalina, llevada por la curiosidad sali� de su letargo y vio el
rostro de su marido casi desfigurado y a Cassandra d�ndole por detr�s. No pod�a
creerlo. Roberto, su marido, chillando como una gatita en celo mientras le daban
por el culo. Lo mir� tiernamente y comenz� a acariciarle el rostro mientras le
dec�a:-"�Te gusta mi amor? �Verdad que la pija de Cassandra es divina?" Roberto
s�lo asent�a moviendo la cabeza. Catalina se incorpor� y se ubic� de manera que
pudiera mamarle el miembro a su esposo. Cas� no ten�a necesidad de moverse ya
que con los enviones de Cassandra por detr�s era innecesario. De esta manera
Roberto estaba cubierto por ambos lados y le hubiera sido dif�cil decir cual le
satisfac�a m�s. As�, atacando entre ambas, r�pidamente Roberto alcanz� el
orgasmo e inund� la boca de su mujer que hac�a esfuerzos sobrehumanos para que
ninguna gota se desperdiciara. Roberto estaba gratamente complacido en la
ambiguedad en que se encontraba, haciendo de hombre y mujer al mismo tiempo, las
dos eran cosas muy pero muy placenteras y tan distintas a la vez. Segundos
despu�s los estertores de Cassandra que indicaban claramente que se estaba yendo
dentro de su marido, momento que aprovech� para darle un beso apasionado a
Cassandra quien con sus espasmos apenas pod�a responder.



Agotados por la lujuria, los tres quedaron literalmente
botados cuan largos eran en la cama. Catalina estaba al medio, detr�s de Roberto
y delante de Cassandra, muy juntos los tres, tanto que casi se pod�a decir que
eran un solo cuerpo. Estuvieron as� acarici�ndose entre ellos y dandose de
besos. Era hermoso ver la naturalidad con que estaban, tres personas tan
dis�miles unidas s�lo para entregarse placer a m�s no poder. Eso es lo
maravilloso. En el sexo no tiene por qu� haber tab�es ni limitaciones de ning�n
tipo. Si las cosas se hacen de com�n acuerdo, de manera responsable no puede
haber nada prohibido.



Catalina se levant� de la cama, espl�ndida en toda su
desnudez, coloc� una mus�ca muy suave y comenz� a bailar de manera provocativa
acariciando su cuerpo con las manos, tendi� la mano a Cassandra invit�ndola a
bailar. Ella acept� de inmediato. Se abrazaron, apegaron sus cuerpos y
comenzaron a moverse ambas al comp�s de la m�sica. Catalina sent�a como el
miembro de su compa�era comenzaba a endurecerse apretado contra su vientre.
Catalina. golosa besaba esas hermosas tetas negras, sintiendo la dureza de los
pezones en sus labios, mientras las manos de Cassandra recorr�an golosamente su
cuerpo. Roberto las miraba extasiado, Cassandra lo mir� y con un gesto c�mplice
lo invit� a que se uniera al baile. Roberto se ubic� detr�s de Catalina, su
suave trasero albergaba su pija entremedio, situaci�n que dio inicio a una nueva
y r�pida erecci�n. Catalina estaba feliz ubicada al medio de ambos. Sent�a como
las dos pijas rozaban su carne joven y ardiente. Comenz� a descender lentamente
hasta quedar de rodillas en medio de las dos pijas. Tom� la de Roberto con su
mano y comenz� a acariciarla mientras llevaba la de Cassandra a la boca. �Qu�
m�s pod�a pedir? Ten�a mucho m�s que cu

Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 1
Media de votos: 10.00


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: El tri�ngulo
Leida: 967veces
Tiempo de lectura: 40minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























de chiquita fui la putita de mi padrastro relatosrelatos porno papa y hijarelato me folla a mi.media hermanaCuenta relatos mi compadre me dejo embarazada ha chiclayanapanochitas virgoIncesto con la abuela relatadosrelatos de sexo en el trenmi hijita de 9 añitos relatorelatos. de cojedera de cuva y culorelatos pornorelatos porno la hija de mi esposarelatos mi madre y el barrenderoRelatos incestos deseo cumplido por marquezecon unos perros callejeros relatos pornosrelatos eroticos sexo rudo y fuertetetas relatosrelatos eroticos mis hijasrelatos mujeres y ponysrelatos porno vecinita de 13relatos eroticos de mi tio me desvirgoRelatos er�ticos le vecinitarelato porno de ninassrelatos de cuando tire a mi tia en un viajehistorias sexo con caballosrelatos mi hijo y me embarazomi nieta de 7 añitos relatos pornoultimos relatos de amor filialRelatos erótico abuelito aprovechadoRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezrelatos pornorelatos eroticos me cojo a mi pequeña sobrinaLe compre unas tangasami amanterelato erotico por a sidente mecogio mi perro a mis 9 a~oIncesto con la abuela relatadosrelatos eroticos como me atrevi a ser infielrelatos porno gay militaresrelatos heroticos me cogo ami hermanoRelatos pornosme chupo la polla del curaPolicia relatos pornorelatos eróticos hija cuida a su padreRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatopcompas.ru calente hijitas munecoRelato de jobensíta su perro la chupo la bajína y luego la cojioA los 50 años me vajo bombacha me rompió orto relato erotico historias porno gratisrelatos mi hermanita de 9 Incesto con la abuela relatadosfollar con abuelosrelatoS eroticos padre e hijomi insolita vida incesuosarelatos eroticos de esposas casada el esposo de mi hermanaRelatos gays el chinito culonmi sobrino me chantajea relatosrelatos eróticos de incesto con mi nietaRelatos cojiendo con mama en el rancholos secretos eroticos de lauritarelatos ponosrelatos de hombres maduros bi novatos casadosrelatos calientesRelatos gays la sorpresita de mi vecinovideos porno gay con pantalon de mescliya y botones enla vragetaRelato erotico vagabundos violan a mujer ricala lechita relato pornorelatos erotycos a mi mama le gusta k se la cojan en barias posturasmi suegro me coje relatosrelatos etoticosrelatos eroticos de tias solteronas calientes follando por primera vezrelstos porno mi mama me ayuda com mi maridomi hijita de 9 añitos relatoRelatos follar con negras relatos pornos con hijas Relatos pornos me cojo a mi madre cada ves que llega borracharelatos gay de hombre follando con su hermanochicas con panales historias pornorelatos porno miesposa y mi sobrinorelatos eroticos mire ami hija ser desvirgada y no ise nada por el morvoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelato violada por un chantajeporno con madres y hijostravestis muy madurasincesto primosRELATOS D UIEJAS VIRGENESRelatos eroticos sexo con mi compañera culonaHistorias de amor filialpervertido relatos xxxrelato erotico con mi ahijada d 8 a�itos en el campo voyager pornoRelato erotico adopción