Relato: La Historia de Sonia



Relato: La Historia de Sonia

Hola:


Gracias a todos los lectores y lectoras, que me han escrito,
felicit�ndome por mis relatos. La verdad es que todos son reales, pero sin
ninguna duda no todos pertenecen a experiencias vividas por m�.


Les cuento un poco de m�. Tengo cuarenta� y tantos a�os.
Estoy viuda desde hace tres a�os y tengo dos hijos ya grandes.


�C�mo comenc� a escribir estos relatos?


Hace unos a�os, cuando mi madre falleci�, encontr� en su casa
unas cajas m�as que hab�a olvidado hac�a muchos a�os. En ellas encontr� mis
"Diarios de Vida" (una costumbre que en mi �poca se usaba mucho), adem�s de
varios apuntes realizados durante mi edad escolar y universitaria.


Durante unas vacaciones, decid� tratar de escribir lo m�s
fidedignamente posible cada uno de esos recuerdos. Muchos de estos escritos son
relatos �ntimos que mis amigas me fueron contando durante mi vida y otros (la
mayor�a), son mis propios recuerdos.


Hace algunas semanas, encontr� este sitio por casualidad y
quede encantada con �l. Fue entonces que decid� publicarlos por primera vez.


A partir de mis primeras masturbaciones, comenc� a
interesarme mucho en el sexo. Deseaba aprender y conocer todo lo concerniente a
las relaciones entre hombres y mujeres. Constantemente, andaba mirando a mi
hermana, cuando estaba a solas con sus novios.


Fue as� que me inicie con un pololo de mi hermana, tal cual
lo cont� en mi relato "Asuntos de Familia".


Despu�s en mi adolescencia hice cantidad de locuras y varias
de ellas est�n publicadas en estas paginas. Poco a poco ir� enviando los mejores
y m�s locos recuerdos y aventuras de mi vida y por supuesto ir� matizando, con
relatos y experiencias que me contaron mis "amigas del alma".


Me encantar�a mantener correspondencia intima con amigas que
quieran contar sus experiencias, pero que por temor o verg�enza, no se atreven a
hacerlo. Me ofrezco encantada a escribirlos por ellas.


Respecto a los varones, les agradezco mucho sus atenciones,
pero sinceramente, cuando quiero estar con alg�n hombre, lo elijo yo
directamente y no por Internet. En todo caso igual agradezco sus palabras y
espero que ahora que se enteran que soy una "mayorcita", no dejen de hacerlo.
Para lo que me piden mis fotos, les prometo envi�rselas, a todos los que
escriban adjuntando sus propias fotos privadas. Ahora les cuento la historia de
una amiga del trabajo�.



La Historia de Sonia


Generalmente para las vacaciones de verano, mi madre me
mandaba a la casa de unos t�os, que viv�an en Quintero. Aquel verano iba a
cumplir ya los 14; debido a que mis padres se iban de viaje yo tenia que pasar
casi todo el mes de Febrero con mis t�os, en el chalet de la playa. La idea en
si me gustaba, pues yo vivo en una ciudad del sur que tiene un clima muy duro y,
adem�s, me llevaba muy bien con mis t�os.


El problema eran sus hijos, los mellizos Alejandro y Sergio,
dos diablillos de casi catorce a�os que ya eran el terror de la vecindad. No es
que me llevara mal con ellos, pero es que adem�s de traviesos, se estaban
convirtiendo en un par de degenerados de cuidado.


La ultima vez que estuvieron de visita en nuestra casa ya les
tuve que amenazar con hablar seriamente con sus padres. Porque aunque al
principio no le daba importancia, lo cierto es que sus s�bitas intromisiones en
mi cuarto cada vez que entraba a cambiarme de ropa al final me escamaron.


Al carecer de hermanos peque�os cre�a que las continuas
peleillas de broma en las que me enredaban eran algo habitual, hasta que me di
cuenta de que siempre acababan toc�ndome lo que no deb�an. As� que el d�a que me
pillaron sin sujetador, en vista de la osad�a con que se ensa�aron con mis
incipientes meloncitos decid� pararles los pies de una vez por todas. Pues no
estaba dispuesta a volver a dejar que me pellizcaran los pezones como acababan
de hacer durante la peleilla.


Cuando adolescente solo me preocupaban mis estudios y
obligaciones en casa, antes no tenia una idea especifica de que significaba el
placer sexual. Recuerdo que varios primos y conocidos me hicieron cosas de tipo
sexual, como caricias y tocaciones, pero yo nunca me di cuenta de sus
intenciones.


Tem�a, y con raz�n, que este verano fuese aun peor, porque en
estos dos a�os que hacia ya que no los ve�a yo hab�a mejorado bastante de
aspecto f�sico. La verdad es que, sin falso orgullo, siempre he sido considerada
bastante guapa, adem�s de delgadita; pero es que ahora tenia tambien una firme y
abultada delantera que era la envidia de casi todas mis amigas, y un trasero
respingon que seg�n todos atra�a como un im�n.


Sobre todo cuando vi las sucias miradas que ese par de
diablos me echaron nada m�s verme, justo antes de abalanzarse los dos sobre m�
para comerme la cara a besos, mientras se restregaban disimuladamente contra mis
abultados senos, como anticipo de lo que me esperaba ese verano; aunque, por
suerte, ese d�a se marcharon con su grupo de amigos y ya no les volvimos a ver
hasta la cena.


La verdad es que a mi no me hacia muy feliz, la idea de pasar
con ellos mis vacaciones, pero mi madre insist�a en que me quedara all�,
dici�ndome que a m� me hacia bien tomar un poco de sol, y que ella debido a
nuestras posibilidades econ�micas no pod�a tenerlas como correspond�a.


A pesar de que me trataban bastante bien, la verdad es que yo
tenia que ayudar a mi t�a en todos los quehaceres de la casa, seguramente ese
era uno de los motivos porque mis t�os me recib�an de tan buenas ganas, pero el
principal motivo de mi renuencia, eran mis primos.


En esa �poca Kike el mayor tenia 17 a�os y Pablo el menor 16.
Ambos siempre hab�an sido muy desagradables, pero en ese verano lo eran a�n m�s,
en especial porque mi cuerpo ya se hab�a comenzado a desarrollar, y ellos se
hab�an puesto m�s cargantes que nunca. Sus ojos no se despegaban de mis senos,
que por entonces reci�n comenzaban a levantarse y a adquirir sus femeninas
formas. Permanentemente sus manos, simulando distracci�n rozaban mis pechos o
pasaban por detr�s m�o, cargando su miembro viril sobre mis nalgas. Y en
reiteradas ocasiones los sorprend� espi�ndome mientras me ba�aba o me cambiaba
ropa, as� que siempre andaba con mucho cuidado.


Tom� la toalla, entr� a la ducha, me quit� la ropa interior y
me dispuse a ducharme todav�a media dormida. La ducha era tipo ba�era, bastante
grande, ovalada y con una mampara de pl�stico semitransparente que cerraba
totalmente la salida de aire caliente. Hab�a una esponja, la cog� y me met� en
la ducha con el agua ya caliente. Le puse jab�n a la esponja y empec� a
enjabonarme, primero los pechos, luego bajando, un poco mi vientre, y empec� con
las piernas por lo que me tuve que inclinar. En ese instante se abri� la puerta
del ba�o, quedando mi culo enfrente de mi primo m�s joven. Cuando Pablo entr�.
Intente cubrirme lo mejor que pude, mientras le ped�a que saliera. Pero �l muy
desvergonzadamente solo me miraba y me dec�a:


-�Flaquita estay super rica!


-�Porque no me dejas que te toque un poquito!


-�Como pude intente cubrirme con la toalla con la intenci�n
de cubrir mi desnudez, en tanto le segu�a pidiendo que se fuera, con la amenaza
de que iba a gritar, para avisarle a mi t�a. Pero �l lejos de amedrentarse, se
me acerco a�n m�s y sacando su erecto miembro por entre los pantalones me dijo:


Insist� en que se fuera y cuando not�, que iba a gritar me
dijo, con un aire c�mplice:


-�Mira como tengo mi verga por ti!


En ese instante �l exhib�a su grueso y endurecido pene en una
terrible erecci�n. Lo primero que hizo fue sujetarme las mu�ecas y me acaricio
las piernas, me manoseo el culo y la vulva. Estaba como un loco tocando, mirando
e intruseando mis genitales. Comenz� a besarme y tocar todo mi cuerpo. Mientras
luch�bamos, �l intento liberar su pene y en ese instante logre empujarlo
haci�ndolo caer al suelo. Sal� corriendo y me encerr� en mi habitaci�n.


Como finalmente �l no hizo nada m�s y para no armar ning�n
esc�ndalo, decid� quedarme callada y no le dije nada a nadie. Mis primos siempre
me hab�an molestado con actitudes obscenas, siempre acerc�ndose con malas
intenciones a mi cuerpo y con palabras cargadas de desenfreno, pero nunca se
hab�an atrevido a tanto.


A la ma�ana siguiente, vi que estaba sola en la casa, pues
mis t�os no paraban quietos ni un minuto en todo el d�a, visitando a sus
numerosas amistades y recorriendo con ellas los pueblos cercanos; y mis primos,
parec�a, que con su pandilla de amigos estaban todo el d�a en la playa o
haciendo el loco por ah�.


Con el correr de los d�as ellos siguieron intentando,
conseguir mis atenciones, pero tuve buen cuidado de no separarme de mi t�a,
durante todo el tiempo. El d�a en que sucedieron los acontecimientos, mis t�os
hab�an salido muy temprano en la ma�ana, de viaje a Santiago porque ten�an que
realizar uno tramites urgentes. La calurosa noche anterior me hab�a obligado a
despojarme de mi camisa de dormir, me encontraba casi desnuda, con una delgada
camiseta sin mangas cubriendo apenas mis senos y un calz�n blanco peque�ito, que
debido a su tama�o se introduc�a hasta perderse entre la zanja formada por mis
nalgas, que en ese momento comenzaban a pronunciarse y a engrosarse.


Esa ma�ana como a las 11 hrs. , y cuando ya hacia rato que
mis t�os hab�an partido. La puerta de mi pieza se abri� de pronto y aparecieron
mis dos primos, apenas vestidos con su ropa interior, mi �nica reacci�n fue
coger con firmeza las sabanas y cubrir mi cuerpo, hasta la cabeza mientras les
gritaba que se fueran, pero ellos en vez de retirarse se re�an y me dec�an cosas
obscenas. Mi p�nico aumento cuando ambos se introdujeron a la fuerza en mi cama.


Las cuatro manos bajo las sabanas se deslizaban por mi piel
como si fueran miles, uno de ellos tapo mi boca, mientras me sacaba la camiseta,
consiguiendo que mis pechos aparecieran libres. Otra mano se desplazo por mi
vientre, hasta ubicarse entre mis muslos. Yo manten�a firmemente apretadas mis
piernas, pero una de las manos logro meterse por detr�s apretando y toqueteando
mis nalgas, mientras intentaba alcanzar mis genitales.


En un acto de desesperaci�n comenc� a pegarles, a lanzar
patadas, a rasgu�ar y morder. La respuesta no tardo en llegar y varios manotazos
cayeron sobre mi rostro. Mis aborrecibles primos, aprovecharon mi estado de
histeria para abrir a la fuerza mis piernas, y sacarme los calzones.


Inmediatamente uno de ellos se acomodo encima m�o y despu�s
de una intensa lucha, en que el otro participo sosteniendo mis brazos,
finalmente acomodo su miembro sobre mi apretada entrada, hasta que la punta de
su verga logro penetrar.


Di un grito, y le suplique que me la sacara, me puso una mano
en la boca. Me agarro fuertemente por la cintura y sin contemplaciones me
penetro salvajemente. Mi dolor inicial fue en aumento y no pod�a dejar de dar
gemidos de dolor.


La penetraci�n fue un verdadero martirio. El dolor era
fuerte; pero debido a sus reiteradas embestidas, mi juvenil e inocente vagina
fue cediendo en medio de un intenso ardor; el duro y grueso pene, fue entrando
lentamente, mientras mis labios vaginales apretados trataban de rechazarlo.


Mis intentos por rechazarlos, eran totalmente in�tiles, al
contrario parec�an excitarlos a�n m�s. A cada instante yo sent�a el desgarrador
dolor que me provocaban sus arremetidas, pero �l no cesaba de moverse dentro
m�o.


Ahogada por los fuertes brazos, me mov�a furiosamente en mi
desesperaci�n por escapar, pero con estos movimientos, solo consegu�a ser
penetrada m�s profundamente por su excitado miembro, que invad�a mi interior, de
manera incontenible, destroz�ndolo todo a su paso.


Mientras numerosas l�grimas surcaban copiosamente mi
contra�do rostro.


Yo no paraba de gemir y de suplicarle que me la sacara, pero
�l no estaba dispuesto a soltarme sin culearme hasta el final.


El otro insist�a en que le dejara el lugar a �l, en medio de
una lujuriosa discusi�n entre ambos, lograron acomodarme de lado, dej�ndome en
medio de los dos. Siempre con el miembro de Paco muy encajado en mi vagina. Mi
otro primo no quiso esperar su turno y con horror sent� como ubicaba con
desesperaci�n su �rgano erecto en la entrada de mi orificio anal, inmediatamente
sent� la tremenda presi�n de su pene enterr�ndose en mi abertura trasera.


Cuando comenz� a met�rmelo, yo grite con m�s fuerzas que
nunca, dando incre�bles alaridos. El dolor era intolerable, quede as�, entre los
dos, resistiendo sus empellones hacia mis rasgadas entradas. Mi cuerpo mojado y
herido por la lucha, era como un juguete para ese par de cobardes e inmorales.


Llevada por el terrible dolor empec� a gritar, pero mis
gritos fueron ahogados por una enorme mano que cubri� totalmente mi boca, por lo
que ni siquiera tuve el desahogo de poder gritar mi dolor. Era una violaci�n
terrible, en ese momento todo lo que viv�a con ellos era contra mi voluntad, y
nada pod�a hacer, estaba totalmente entregada a los crueles apetitos de los dos
degenerados, que m�s que humanos parec�an bestias.


Mi primo mayor segu�a fuertemente encajado, envainando
reiteradamente su aparato entre mis labios vaginales, mientras el m�s joven,
hab�a logrado introducir la mitad de su enorme herramienta en mi desgarrado
pasadizo anal, la mitad que a�n faltaba por introducir, estaba roja con la
sangre que manaba de mis interiores.


El otro con la boca llena de espuma, y con los ojos
desorbitados, ordenaba con voz de enajenado:


-�Empuja huev�n, m�tesela toda!


El obedec�a excitado y aplicaba m�s fuerza en sus enviones,
con lo que lenta, pero inexorablemente, el terrible aparato penetraba cada vez
m�s y me empalaba consumando la doble penetraci�n.


Mis espasm�dicos movimientos, le indicaban a los desgraciados
cuanto sufr�a, y a trav�s de los dedos que aprisionaban mi boca, se escapaban
lastimeros quejidos, producto de la febril ensartada. Me pareci� que era el fin,
que de esto dif�cilmente saldr�a con vida.


El espect�culo era estremecedor, mis primos parec�an
demonios, viol�ndome salvajemente, amalgamados en una masa contorneante, de
carne, sufrimiento, y pasi�n.


Yo comenc� a gritar y a contorsionarme como un enajenada,
mientras �l se lanzaba en una salvaje enculada.


Ambos revolcaban y apretaban sus cuerpos contra el m�o,
mientras peleaba y lloraba, me sent�a tan humillada y usada que sent�a nauseas.


El que estaba detr�s m�o de tanto moverse termino por
eyacular dentro de mi ano, dejando su moco espeso y caliente corriendo entre mis
nalgas. Despu�s de retirar su miembro de mi ano, el mayor de mis primos se
volvi� a acomodar encima m�o y aumento sus arremetidas hasta que tambi�n logro
correrse en mi interior. Cuando retiro su asquerosidad, pude apreciar la cabeza
de su miembro totalmente empapada en sangre, dando testimonio de mi pureza
perdida.


Se fueron dej�ndome sola y yo toda manchada con mi sangre, su
semen choreando en mi vagina y mi trasero terriblemente maltratado. Desesperada
intente limpiarme con mi camiseta, en un vano intento por borrar lo acontecido.
Pero el reguero de esperma y sangre que corr�a entre mis piernas me hicieron
darme cuenta que mi inocencia hab�a muerto para siempre.


Mientras me ba�aba intentando limpiar tanta suciedad, pens�
si acaso


Al principio dorm� un poco, pero pasado poco m�s de una hora,
un agudo dolor me despert�, estaba completamente transpirada, y el dolor en mi
vagina era insoportable, me levant�, y busque un analg�sico para disminuir el
intenso dolor, y me puse desinfectantes, para aplicarlos en su herido t�nel
amoroso conseguido esto, me dirig� nuevamente a la cama.


Me quede encerrada todo el d�a en la pieza, cuando mi t�a
regreso me encontr� llorando a mares. Mi t�a casi se muri� al verme en ese
estado, y entre gritos hist�ricos, llam� a su esposo, el que con m�s serenidad,
la tranquilizo. Le cont� lo sucedido esa ma�ana, ella solo me escucho y sin
decir nada sali� de la pieza. A los pocos minutos lleg� mi t�o, venia muy
enojado.


Me dijo que yo era una puta que andaba provocando a "los
ni�os", y que lo que me hab�a pasado lo tenia bien merecido porque yo siempre
andaba exhibi�ndome en calzones y en actitudes provocadoras. Me dijo que ahora
entend�a perfectamente lo que me hab�an hecho en mi casa, porque yo era una
chiquilla caliente y que eso se notaba por lo mucho que yo me mostraba, tanto
as� que hasta mi traje de ba�o era una indecencia.


Luego en un tono m�s pausado me dijo que me enviar�a de
regreso donde mi madre y que para no meterme en problemas con ella, el se
quedar�a callado sobre lo que yo hab�a hecho con sus hijos. Al otro d�a a
primera hora, me pusieron en un bus de vuelta.


A mi madre no le quise contar ning�n detalle de lo sucedido,
pero yo creo que ella algo presinti�, porque no volvi� a insistir sobre que
regresara con ellos.


Se notaba en mi rostro que bruscamente hab�a pasado de
chiquilla a mujer, de un solo salto, por la fuerza de los abusos f�sicos y
s�quicos, a la que me hab�a visto sometida. Pod�a notar en mi rostro claramente,
un aire de resoluci�n que me asustaba y las �ltimas apariencias de inocencia, y
dulzura desaparecieron completamente de mi juvenil rostro, al mismo tiempo que
se realzaba mi atractivo de hembra, con las decididas formas de una mujer hecha
y derecha.


Jacqueline - Chile




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Relato: La Historia de Sonia
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