Relato: Haluro de plata calentito





Relato: Haluro de plata calentito

Sandra es mi mujer. Cuando nos casamos, hace ya� (�joer!,
�son seis, o siete a�os?) ella ten�a un buen empleo en una ".com", pero con eso
de las fusiones, las adquisiciones, y el pinchazo de la "burbuja digital", se
qued� en paro. Al principio estuvo buscando activamente empleo, pero su empresa
no era la �nica que estaba reduciendo personal, de modo que a los seis meses se
cans� y dej� de molestarse. Pero algo ten�a que hacer con su tiempo, de modo que
"descubri�" lo que de siempre hab�a sido mi afici�n, aunque a ella no le atrajo
nunca especialmente: la fotograf�a.


Primero comenz� con los paisajes, e incre�blemente consigui�
vender un par de fotos a una agencia. Entonces decidi� que no estaba
suficientemente preparada, se compr� una pila de libros y se inscribi� en un
curso que organizaba el Centro Cultural de nuestro barrio. Mi regalo en las
Navidades de hace dos a�os fue una recojoc�mara con no s� cuantos objetivos y
filtros, que me cost� la paga extra de diciembre entera. Pero (�todo sea por el
matrimonio!) lo pagu� con gusto. Un d�a, al llegar a casa, me encontr� con que
el aseo hab�a sido convertido en laboratorio. �Bueeeeee!, si a ella le hac�a
ilusi�n� Total, hab�a otros dos ba�os, de modo que�


Su amiga Lea ten�a un conocido que era amigo de un tipo que
estaba casado con una mujer que a su vez ten�a una amiga� (algo as� de
complicado) pero el hecho cierto es que a trav�s de quien fuera de todos ellos
consigui� espacio en una peque�a y poco conocida galer�a para montar una
exposici�n. No vendi� nada, y encima hubo que pagar los canap�s y el vino de la
inauguraci�n pero, mira por donde, al poco la llamaron de otra agencia, acudi�
con un mont�n de fotos, y volvi� con un cheque de 600 euros, lo que casi
alcanzaba para cubrir gastos. Claro que� invirti� todo eso y bastante m�s en
montar un peque�o estudio en uno de los dormitorios libres. Quer�a dedicarse al
retrato.


Y aqu� me ten�is posando para Sandra, a modo de pr�cticas.
Primero solo fueron torsos, pero al final acab� posando en pelotas, aunque en
ning�n caso se me ve�a el rostro en las fotos acabadas. Lo m�s curioso es que
�joder!, cuando v� los resultados, hube de convenir finalmente en que mi
mujercita era una artista con la c�mara, y un genio en el laboratorio. (�O se
dice "genia"?).


Cuando los torsos y unos cuantos desnudos laterales y
traseros estuvieron colgados en una galer�a (y esta vez los canap�s y el whisky
los puso la propietaria) sent� una mezcla de orgullo y verg�enza. Hab�a una
fotograf�a que fue la que m�s tuvo que "trabajarse". Os lo explico: se empe�� en
que apareciera mi pene en escorzo, y no hab�a manera. Cada vez que se pon�a en
cuclillas para captar la imagen, se le sub�a la minifalda y me ense�aba� (lo que
NO llevaba debajo) con lo que aquello quedaba de lo menos profesional. Total,
que mand� la faldita a hacer pu�etas (lo de encima se lo quit� yo) y despu�s de
un rato de revolcones por el estudio consigui� de m� la suficiente tranquilidad
de "esp�ritu" como para que el resultado no escandalizara a nadie.


Bueno, pues el d�a de la inauguraci�n invit� a todas sus
amigas, y m�s de una hab�a visto "ese" lunar en un omoplato en alguna ma�ana de
piscina (y se dieron cuenta, que una de ellas hizo determinados comentarios
subidos de tono) con lo que me sent� como si me estuviera exhibiendo en bolas
delante de todo el mundo.


Pero el cheque fue esta vez de m�s de 1.400 euros, y eso
despu�s de descontar los canap�s etc�tera (iluso de m�, que cre�a que no los iba
a pagar). El laboratorio de Sandra recibi� un equipo de proceso de color
nuevecito, y nuestra cuenta corriente un varapalo, pero� casi me parec�a ahora
que estaba haciendo una inversi�n.


Y as� fue en alguna medida, porque a partir de ese momento no
dejaron de entrar m�s cheques de peque�o importe (o no tan peque�o) un mes s� y
otro tambi�n. Y cuando quise darme cuenta, hab�a una ayudante jovencita, el piso
de al lado alquilado a buen precio, comunicado con el nuestro y convertido en
estudio fotogr�fico, y a Sandra se la disputaban en desfiles de modas, y eventos
similares. Luego, una empresa de publicidad le encarg� la campa�a del nuevo
potingue de una conocida marca de cosm�ticos, luego fue una firma de lencer�a, y
aquello fue todo un cambio: �joder, y qu� nenas aparec�an por nuestra casa!. El
colmo fue un d�a que llegu� de trabajar, y me encontr� por el pasillo a una
rubia despampanante con solo unas braguitas por toda ropa. Y no cre�is que se
"cort�" demasiado: se limit� a poner un brazo sobre sus pechos, me sonri�, y
entr� en el estudio� por el que yo no os� aparecer hasta que sent� cerrar la
puerta de la calle, casi una hora despu�s. �Menos mal que Sandra se prest�
gustosa a arreglar enseguida los "efectos colaterales" que me hab�a producido la
visi�n de la rubita!.


Y con esto, llegamos a julio pasado, y a la historia que os
quiero contar. Comenz� un domingo, en el desayuno, me acuerdo como si fuera
ayer.


- He decidido preparar una nueva exposici�n para septiembre.
Ya tengo galer�a y todo.


Yo pens� de nuevo en la inauguraci�n. Habr�a de estrechar de
nuevo cientos de manos de gente de la que me olvidaba inmediatamente, y sonre�r
como un idiota mientras varios tipos le tiraban los tejos a Sandra. Debi� ver mi
gesto de fastidio, y continu� r�pidamente:


- Mira, despu�s de las fotos de lencer�a, estuve pensando que
me apetecer�a hacer otra exposici�n de desnudos, esta vez femeninos, y ahora
durante el verano nadie hace encargos, de modo que...


- Oye, no estar�s pensando en que yo sea el fot�grafo y t� la
modelo�


- No. Bueno, no es que lo hagas mal, pero si firmo las fotos
tengo que hacerlas yo. Adem�s, a m� no me apetece exhibirme desnuda ante todo el
mundo.


- �Joder!, t� no puedes fotografiarte en pelotas, pero a m�
s� que me hiciste colgar mis verg�enzas en una exposici�n. �O ya no te
acuerdas?.


Un beso zanj� la protesta. Luego me sonri� de "aquella"
manera en plan de desagravio, y continu�:


- No, veras. He estado visitando varias agencias de modelos,
y me van a enviar tres o cuatro chicas que eleg� en sus book para que
seleccione.


Se ech� a re�r con sorna:


- �Pues no que me quisieron contratar?. No puedes
imagin�rtelo.


S� que me lo imaginaba. Yo tambi�n habr�a contratado a Sandra
sin dudarlo, porque aunque me est� mal decirlo, mi mujer est� para mojar pan.
Hizo una pausa mientras beb�a un sorbo de caf�.


- Supongo que en el transcurso de esta semana tendr� la
chica, y luego en un par de d�as m�s har� las fotos. Despu�s, el trabajo de
laboratorio ya puedo hacerlo m�s relajadamente.


Volvi� a besarme.


- Y para las vacaciones, todo terminado. Ni voy a llevarme ni
la c�mara esta vez.



Bueno, no s� qu� andaba buscando, porque yo solo v� a una de
las candidatas y me pareci� que desnuda ser�a la "bomba", pero claro, Sandra las
miraba con otros ojos. Total, que no encontr� lo que quer�a. Y una noche, un par
de d�as despu�s, lo solt�:


- �Te acuerdas de mi amiga Raquel?.


(�Raquel?. Ni la m�s m�nima idea. Adem�s, las mujeres son
especialistas en cambiar de conversaci�n: est�bamos hablando de su exposici�n,
de que no encontraba la nena apropiada, y me sale con su amiga Raquel).


- S�, hombre. Aquella chica del pelo casta�o cortito, que
encontramos en la boda de Maite, con su marido. Tienes que recordarla, seguro.
Llevaba un vestido negro sin espalda, con dos cintitas cruzadas.


(�Claro que me acordaba con esas se�as!. Y de lo buen�sima
que estaba, y el polvo que ten�a. Pero no pod�a admitirlo). Puse cara de "no".


- �Vaya!, yo pens� que recordar�as un cuerpo y una cara como
esa� �No puedes haberte olvidado!. Te expliqu� que Raquel y yo compartimos
habitaci�n en la residencia universitaria durante dos a�os.


(�Por qu� hab�a bajado los ojos y se hab�a ruborizado
ligeramente?). Me encog� de hombros.


- Bueno, pues me llam� la otra tarde, y quedamos a merendar
-continu�-. Me cost� un poco convencerla, pero al final acept� ser mi modelo.
Pero solo puede el fin de semana, de modo que la he invitado a pasarlo en casa.


(�Oh, no, de eso nada!. Compartir el apartamento con dos
desconocidos, tener que aguantar a un t�o con el que no ten�a nada en com�n, y
que igual hasta era del Atleti� �vaya co�azo!). Se lo dije. Y ella me mir� con
cara de cabreo:


- �Ves como a veces hablo contigo como si lo hiciera con la
pared?. Mi amiga Raquel se divorci� el a�o pasado, y te lo cont�. De modo que
s�lo ser�a ella.


Me qued� con la boca abierta pensando en las implicaciones:
una t�a sola, en bolas mientras la fotografiaba Raquel� pero no pod�a hacer ver
que eso cambiaba las cosas, de modo que mantuve el tipo:


- Bueno, pues aunque no haya t�o. Digo yo que no estar�s
fotografi�ndola 24 horas diarias, de modo que en el tiempo libre tendremos que
cargar con ella a todas partes. Y luego est� que por las noches no podr� andar a
mi aire, sino que tendr� que ponerme algo encima.


Sandra sabe perfectamente como "convencerme". Y esa vez se
esmer�, �palabra!. Los hombres somos d�biles, sobre todo con una mujer desnuda
entre los brazos. Y si encima la mujer est� como la m�a� (Adem�s, yo solo fing�a
que me desagradaba la idea).



Total, que lleg� el viernes. Ese d�a termin� tempranito a
prop�sito en la oficina, de modo que eran menos de las 6 p.m. cuando entr� en
casa. �Co�o!, el divorcio le hab�a sentado a Raquel a las mil maravillas. Estaba
a�n m�s requetebuena de lo que recordaba, con su liviano vestidito veraniego
(tambi�n sin espalda, que parece que no le gustaba llevar tela por detr�s) cuya
delantera se sujetaba mediante dos tiras que part�an de la parte superior de su
escote en "V", anudadas detr�s de su largu�simo cuello. Y el susodicho escote
permit�a la sugerente visi�n de una porci�n respetable de sus pechos, tiesos sin
necesidad de sujetador. Cuando se puso en pie, vi que la faldita cubr�a
decorosamente sus muslos hasta poco m�s arriba de las rodillas, pero sentada,
permit�a admirar unos muslos muy bien hechos, tostaditos por el sol.


Los besos en las mejillas cuando saludamos a una amiga son
algo habitual. Pero decimos "besos" refiri�ndonos a un roce de las mejillas y
quiz� a un "�mu�!" de la boca en el aire. Raquel no besaba as�, �qui�!. Lo hizo
con los labios en mis mofletes. Y el beso en la derecha, rozando la comisura de
mi boca, y sus senos sueltos bajo la liviana tela, arrimados a mi pecho,
mientras pon�a las manos en mis hombros. Total, que entre el roce, la visi�n de
Sandra que solo vest�a una camisetita ombliguera y unas braguitas, y la idea de
que la preciosidad de mujer que ten�a pr�cticamente entre mis brazos estar�a
desnuda en el estudio dentro de unos minutos, me puse� os pod�is imaginar.


- �Hale!, c�mbiate que me tienes que echar una mano con la
iluminaci�n.


(Raquel se hab�a puesto como la grana, y yo no pod�a
reconocer ante Sandra que habr�a dado mi brazo derecho por estar presente en la
sesi�n fotogr�fica).


- �Yo?. �Y por qu� no Merche?.


(Merche es su ayudante).


- Sabes que los viernes se va a las 3 -explic� Sandra-.


- Yo� es que me da un poco de "corte" desnudarme ante tu
marido -arguy� Raquel-.


- No te preocupes Raquel, que mi marido no te va a comer,
sobre todo estando yo delante. Y adem�s, �l solo te mirar� con ojos de artista,
que tambi�n es muy buen fot�grafo.


(Sandra HABIA TENIDO QUE VER en mi entrepierna el efecto que
me estaba causando la situaci�n. O era m�s ingenua que el asa de un cubo, o� no,
no se me ocurr�a alternativa).


Total, que las dej� unos minutos solas mientras me iba a
nuestro dormitorio, a quitarme el traje y la corbata y ponerme algo "m�s
c�modo". Remera de tirantes ajustada, pantal�n cortito y nada m�s.


Raquel tambi�n hab�a aprovechado para "cambiarse" en mi
ausencia. Aunque luego pude verificarlo, nadie se pone un albornoz en verano
encima de la ropa de calle, por lo que presum� que debajo no hab�a nada m�s que
su piel.


Bueno, pues poco despu�s est�bamos los tres en el estudio de
Sandra. Ya ten�a dispuesto un lienzo blanco en la pared que terminaba en el
suelo, sin dobleces, lo que en las fotos yo sab�a que har�a el efecto de que la
modelo estaba como suspendida en la nada. Raquel se ubic� sobre el lienzo,
descalza, pero a�n con su albornoz, mientras Sandra dispon�a la c�mara sobre su
soporte, y colocaba un rollo virgen. Y yo me dediqu� a encender los focos, y
colocar el panel reflectante que eliminar�a las sombras por delante de la
modelo. Luego, tom� el fot�metro, y med� la luz a escasa distancia del albornoz
blanco, mientras Sandra, con un ojo gui�ado, giraba el objetivo.


- El blanco del albornoz refleja mucha luz -advirti� mi mujer
desde detr�s de la c�mara-.


Luego se dirigi� a su amiga:


- Raquel, cari�o, qu�tatelo para que Alex pueda obtener una
lectura correcta�


"Raquel cari�o" titube� unos segundos, pero finalmente me
entreg� el albornoz, con los ojos bajos y ligeramente encarnada. �Cielo santo, y
vaya pechos tiesos!. �Y qu� nalgas, qu� caderas y qu� muslos!. �Y el penacho de
vello negro, como un tri�ngulo que terminaba justo donde apenas se adivinaba el
inicio de su vulva, sobre un abultad�simo monte de Venus!� El fot�metro me
temblaba en las manos cuando lo coloqu� a cent�metros de aquel cuerpazo, y le di
la lectura a Sandra. Luego me apart�.


- A ver, Raquel, adelanta un poco el muslo izquierdo, con la
rodilla algo flexionada. �Eso es!.


�Clic!.


- Ahora, sin cambiar la postura de las piernas, levanta los
brazos y enlaza los dedos sobre tu cabeza.


�Clic!.


- �Est�s preciosa!. Vu�lvete 45 grados, sin bajar las manos.


�Clic!.


Bueno, aquello dur� hasta que se termin� el rollo, con Raquel
adoptando las posturas que le indicaba mi mujer. De vez en cuando, �sta se
acercaba para rectificar la posici�n de un brazo o de una pierna de la modelo,
que ahora parec�a haberse acostumbrado a mi presencia, y ya no estaba ruborizada
ni me dirig�a miraditas de soslayo. Yo ya hab�a contemplado aquella maravilla de
cuerpo femenino desde todos los �ngulos, pero al contrario que ella, segu�a sin
estar indiferente al espect�culo, y buena prueba era el bulto que se manten�a en
la delantera de mi pantal�n.


Luego, Sandra puso un rollo nuevo, y acerc� la c�mara a corta
distancia de su amiga:


- Voy a tomar unos primeros planos, y ya hemos acabado por
hoy. Pero� �ejem!, este� �Puedes hacer algo para que sobresalgan un poco los
pezones?.


(�Ay!, y qu� malito me puse mientras la chica, de nuevo algo
colorada, se pellizcaba ligeramente los pezones). Pero nada, apenas consigui�
dos bultitos poco m�s elevados que un momento antes.


Yo sab�a como hacer, y me dirig� a la cocina. Tom� un par de
cubitos de hielo, y un lienzo limpio, y volv�. Se me sec� la boca. Ahora era
Sandra la que deslizaba el dedo �ndice por el v�rtice de los senos de la chica,
que la dejaba hacer, pero sin resultado aparente. Me acerqu� a nuestra modelo, y
restregu� ligeramente con el hielo uno de los dos botoncitos, lo que origin� un
respingo de la chica, que despu�s se qued� quieta. �Ahora s�!, a los cuatro
frotecitos, los bultitos se convirtieron en protuberancias poco m�s cortas y
delgadas que la primera falange de mi dedo me�ique. Sequ� cuidadosamente las
gotas de agua de sus pezones, y los peque�os regueros que llegaban al inicio de
su vientre. Luego me hice a un lado, con las manos a�n temblonas.


�Clic!.


- Ponte ahora de costado, cielo.


�Clic!.


- Lo haces muy bien. Enlaza las manos en tu nuca.


�Clic!.


As� tres o cuatro posturas m�s. Luego Sandra acort� la altura
de la c�mara, que qued� al mismo nivel del pubis de Raquel. Y mi mujer ahora
estaba en cuclillas, con lo que tuve una visi�n de su entrepierna, en la que la
braguita descolocada permit�a contemplar una buena porci�n de su vulva. Y yo
comenc� a notar la ligera humedad de la primera gota preseminal, en la punta de
la erecci�n que ya empezaba a provocarme molestias en los test�culos.


En los minutos siguientes, fue fotografiado exhaustivamente
el penacho oscuro, tanto de frente como en escorzo, y luego las redondas y
firmes nalgas en diferentes posiciones, hasta que de nuevo se termin� el rollo.


- �Quieres descansar? -ofreci� Sandra a su amiga-.


- No, pero s� me apetecer�a beber algo. Tengo la boca seca.


(�Seca?, yo la ten�a como el cart�n). Me dirig� a la cocina
de nuevo a por unos refrescos. No s� por qu�, me dio por quedarme detr�s de la
puerta unos instantes, que si no lo hubiera hecho, me habr�a perdido algo bueno�


- �Ves como tu verg�enza era exagerada? -reconvino Sandra-.
Conozco muy bien a Alex, y yo sab�a que se iba a portar de modo profesional.


- �Mujer!, ha sido discreto para que me sintiera bien, pero
hay ciertas reacciones�


Qued� en silencio unos instantes, para luego continuar:


- �Vaya!, que me vas a perdonar porque se trata de tu marido,
pero ha estado todo el tiempo empalmado�


- Ya me he dado cuenta -replic� Sandra-. Como tambi�n de que
te "humedec�as" ligeramente cuando te frot� los pezones con el hielo, �eh,
pillina?.


- Es que hay reacciones que no pueden evitarse�


Nuevo silencio. Luego de nuevo o� la voz de Sandra:


- Oye, hay algo que me gustar�a� Si t� no tienes demasiado
reparo en ello, pues�


Se oy� la risa de Raquel.


- �Despu�s de estar m�s de una hora en pelotas delante de
Alex?. Ya hay poco que me pueda dar reparo�


- No, que estaba pensando� -prosigui� Sandra-. Ver�s, Alex ya
pos� para mi primera exposici�n, y�


La voz de Raquel ahora sonaba nerviosa:


- �No querr�s decir que posemos los dos desnudos?.


- Pues, s�, esa era la idea. Pero si t� no quieres�


- �Es que es muy fuerte, t�a! -replic� Raquel-. �Tu marido y
yo en bolas!. �Est�s segura de que es una buena idea?.


- Quedar�a perfecto. Adem�s, ya te dije que no se os ver�n
las caras.


(Sal� huyendo, sin querer o�r nada m�s). Por el camino, me
moj� con agua fr�a la nuca y los brazos. Pero cuando volv� al estudio con los
refrescos, segu�a en el mismo estado, o sea, a punto de eyacular "en seco".


Me recibi� la mirada un poco avergonzada de Raquel, que
segu�a desnuda en el centro del lienzo blanco. Y Sandra ten�a "esa" cara de
querer convencerme de algo, que yo ya conoc�a. Serv� las bebidas, haci�ndome el
ignorante de lo que se hab�a tramado en mi ausencia.


- Alex, cari�ito -comenz� Sandra-. Ver�s, que Raquel y yo
est�bamos hablando de lo bien que quedar�a� Si t� quieres, claro.


Se acerc� y me acarici� la cara, mir�ndome con cara mimosa.


- Vamos, que quiz� no te importar�a posar desnudo junto con
Raquel -concluy�-.


Dirig� una r�pida mirada a la otra chica. No s� que le habr�a
dicho despu�s para convencerla, pero el caso es que, aunque se la ve�a
ligeramente "cortada", no protest� ni se neg�. De modo que no iba a ser yo el
que se opusiera. Bes� a Sandra ligeramente en los labios, y me quit� la ropa. Y
pas� lo que ten�a que pasar. Que mi pene emergi� del pantal�n completamente
horizontal. Raquel puso las manos sobre su boca, pero no apart� la vista de
aquello que yo no pod�a impedir que sobresaliera�


- �Uffff! -exclam� Sandra-. �No puedes hacer algo para que
disminuya de tama�o?.


La mir� con cara de lujuria. Ella se ech� a re�r.


- No, no me refer�a al procedimiento de cuando posaste la
otra vez� No s�, piensa por ejemplo en algo desagradable�


Palabra que lo intent�. Cerr� los ojos e imagin� que mi jefe
me llamaba al despacho, y me dec�a que estaba despedido. Luego trat� de
figurarme cuales ser�an mis pensamientos cuando volviera a casa a darle la
noticia a Sandra. (Y aqu� mi pene comenz� a empeque�ecer un tanto). Sin duda,
Sandra me consolar�a, me dir�a que no importaba, que yo era bueno en mi trabajo
y que habr�a empresas que se disputar�an mis servicios. (Mi verga estaba para
entonces semifl�ccida). Luego, Sandra querr�a quitarme las preocupaciones de la
mejor manera que sabe. Se desnudar�a muy lentamente, luego me mostrar�a el
co�ito despatarrada sobre la cama, y entonces yo�


(�Joder!, ni modo, me hab�a vuelto a empalmar de nuevo).


- Lo siento chicas, no puedo hacer nada por evitarlo�


- Bueno, vamos a ver como puedo apa�arme con las tomas de
forma que "eso" no se vea -se decidi� Sandra-.


Luego me empuj� ligeramente, hasta acercarme a su amiga.


- Raquel, col�cate detr�s de Alex, y pon las manos en sus
muslos.


La chica obedeci�, aunque se qued� a cierta distancia.


- No mujer, arrimada a �l.


Todo mi cuerpo era a estas alturas el colmo de la
sensibilidad. Juro que fui consciente del roce de los pezones de Raquel en mi
espalda, de la caricia de cada cent�metro de la piel de su vientre y muslos en
contacto con la m�a, y hasta del leve roce de su vello p�bico en mis nalgas. Y,
�claro!, aquello no contribuy� en nada a mi "tranquilidad". Yo hab�a cre�do que
mi erecci�n era m�xima, pero podr�a asegurar que en aquel momento creci� m�s
a�n. Solo me faltaban dos cosas, y ambas sucedieron: primero, las manos de la
chica desliz�ndose por mis muslos hasta quedar apoyadas cerca de mis ingles.
Segundo, que Sandra se acuclill� para enfocar la c�mara, y� la braguita estaba
ahora introducida en parte dentro de la abertura de su vulva. Uno de sus labios
mayores quedaba al descubierto, y lo que peor me puso es la visible mancha de
humedad del tejido sobre su sexo.


- �Joer, amorcito!, eso tuyo es un esc�ndalo -ri� Sandra-.
Giraos ligeramente de costado, hasta que yo os diga.


Inici� el movimiento antes que Raquel. Y eso provoc� que una
de sus manos tocara mi pene, antes de que la chica la retirara. Pero podr�a
asegurar que demor� un par de segundos en quitarla, aunque puedo equivocarme.
Sandra ri� de nuevo detr�s de la c�mara:


- Nada, hijo, que no hay manera. Ver�s, hag�moslo de otra
forma. Invertid las posiciones, o sea, ponte t� detr�s de Raquel�


Lo que me faltaba. Pero yo estaba ya m�s all� del bien y del
mal. �Mi propia mujer pidi�ndome que le "arrimara el mu�eco" a su amiga, estando
los dos desnudos!. Nada, nada, si ella lo quer�a, y a la otra no le importaba�
�qui�n era yo para hacerme el remilgado?.


Cuando me acerqu� a Raquel, mi pene se introdujo en el canal
entre sus nalgas, y resbal� rozando su ano y el "m�s abajo", lo que hizo que la
chica se estremeciera de pies a cabeza, y se apartara moment�neamente. Lo agarr�
con una mano y lo puse todo lo vertical que pude, peg�ndome de nuevo a ella, que
ahora se qued� quietecita, con mi miembro c�modamente alojado entre sus gl�teos.
Luego me demor�, pasando las manos desde sus caderas por la totalidad de los
muslos, hasta dejarlas tocando las ingles, con su vello p�bico cosquille�ndome
los dedos. No s� si Sandra se dio cuenta, pero Raquel estaba temblando
ligeramente, y su respiraci�n se hab�a hecho entrecortada.


�Clic!.


- Perfecto, muy bien. Ahora, Alex, pon las manos bajo sus
pechos, como si fueran las copas de un sujetador.


Hice lo que me ped�a, por supuesto. Y, casualidad o no, el
culito de Raquel se apret� a�n m�s contra mi dureza.


- Raquel, cielito, tienes de nuevo los pezoncitos blandos�
-susurr� Sandra con un ojo en el visor-.


Esta vez no me iba a molestar en ir a por el hielo. Sin
cortarme un pelo, comenc� a masajear los pezoncitos con los dedos pulgares,
hasta conseguir el mismo efecto. Sandra debi� advertirlo sin duda, pero no dijo
"ni m�". Lo que pasa es que los pechos de Raquel igual iban a salir movidos
-pens�- porque me temblaban las manos, de reprimir las ganas de amas�rselos
entre mis dedos, pellizcar los bultitos erectos, y...


�Clic!.


- Mmmm -murmur� Sandra-. �Ya s� como vamos a hacer la foto
que no pudimos conseguir antes!. A ver, poneos en la misma postura de hace un
rato.


Lo hicimos, pero no hab�a cambiado nada. Mi pene apuntaba a
la c�mara tieso como un palo.


- Ahora Raquel, en lugar de posar las manos sobre sus muslos,
ponlas sobre el miembro de Alex, y as� no se ver�.


La chica lo dud� un momento. Pero finalmente, las coloc�
abiertas sobre mi pene. No pod�a ver su cara, aunque me la imaginaba, pero lo
que s� percib�a era el temblor de sus manos en mi verga, y el soplo de su
aliento acelerado en mi o�do.


(Pero� �qu� co�o pretend�a Sandra?. �Le estaba pidiendo a
Raquel que me sobara bien sobada la polla!. �Y delante de ella!. No pod�a
creerlo).


Sandra se ech� a reir:


- Raquel, cari�o, sube un poco las manos, que se le ve un
buen trozo en la parte superior.


Y "Raquel cari�o", estuvo deslizando arriba y abajo sus manos
sobre mi erecci�n, hasta que la cosa qued� a gusto de mi mujer.


�Clic!.


- Poneos ahora frente a frente, con los dedos entrelazados
-orden� Sandra-.


(�Uffff!. De frente era a�n peor). Tuve que colocar de nuevo
mi erecci�n sobre el vientre de la chica, que temblaba ya como una hoja, lo
mismo que yo, que estaba al mismo borde de�


- �Venga!, arrimaros un poco m�s el uno al otro� A ver si
ahora de repente os va a entrar la timidez -anim� Sandra-.


(Pues nada, nada. Si ella lo mandaba�).


�Clic!.


- Ahora lo mismo, pero abrazados como dos amantes�


�Clic!.


- �V�!, pod�is descansar un rato, mientras cambio el
objetivo.


Mis manos resbalaron insensiblemente hacia las nalgas de
Raquel, que me estaba mirando con una expresi�n� Ten�a los labios entreabiertos,
por los que escapaba su respiraci�n entrecortada, los ojos muy brillantes, y el
rostro ligeramente crispado. Segu�a tiritando, el leve vello de sus brazos
estaba erizado, y parec�a al mismo borde del desmayo� o del orgasmo.


Sandra se acerc� a nosotros:


- No, no hace falta que sig�is abrazados. Si�ntate con las
piernas juntas y estiradas, Alex, y que Raquel se siente tambi�n sobre tus
muslos, de espaldas a ti. Luego, t�, como antes, pones las manos en sus pechos.


Mientras me sentaba, estaba pensando que, o bien Sandra se
hab�a vuelto tonta de repente, o� �Vamos, que ten�a que estarse dando cuenta del
estado semicomatoso en que nos encontr�bamos los dos, y de que faltaba solo un
peque�o est�mulo para que le obsequi�ramos con un espect�culo "triple equis"!.


Aunque Raquel llevaba m�s de una hora desnuda ante m�,
todav�a no hab�a visto su sexo. Pero ahora, desde abajo, tuve una maravillosa
visi�n de su rajita claramente humedecida, mientras colocaba un pie a cada lado
de mis muslos, con el culito ligeramente avanzado y a escasos cent�metros de mi
rostro. Luego flexion� las rodillas para sentarse�


�Y el "peque�o est�mulo" lleg�, solo que fue enorme!.
Instintivamente, levant� mi erecci�n para evitar que Raquel se sentara encima, y
lo hice justo en el momento en que ella descend�a apoyada en una mano. No fue a
caso hecho, palabra, pero su co�ito se pos� en mi mano, y cuando la retir�
r�pidamente, mi verga se desliz� dentro de su vagina como si ese hubiera sido el
prop�sito, hasta el fondo.


(Y ahora, �qu�? -pens�-). Sent� que mi eyaculaci�n era cosa
de segundos, y quise evitarlo. Intent� levantarla tomada por las axilas, pero
ella hab�a rebasado ya el l�mite que yo ten�a muy cerca. Se movi� adelante y
atr�s unas cuantas veces, gimiendo cada vez en tono m�s alto, mientras Sandra
nos miraba con una expresi�n indefinible, aunque sin decir nada. Raquel engarfi�
las manos en mis muslos, y se dej� llevar por el intenso orgasmo que estremec�a
convulsivamente sus caderas, mientras que de sus labios escapaban gemidos apenas
reprimidos.


Y en ese momento se me borr� de la mente Sandra, las fotos y
lo dem�s. �Al carajo con todo!. Mis manos fueron a los pechos de Raquel, y
comenc� a acariciarlos, rozando sus pezones que se manten�an completamente
erectos. Cuatro o cinco embestidas, y sent� los espasmos que acompa�aban la
emisi�n de mi semen dentro de la apretada vagina que oprim�a mi erecci�n.


Tard� a�n unos segundos en recuperar la conciencia, y abr�
los ojos. Si me hab�a preocupado la reacci�n de Sandra en alg�n momento, se
desvanecieron todos mis recelos: segu�a en cuclillas, y la braguita estaba
completamente a un lado, para facilitar que una de sus manos acariciara la
vulva, con dos dedos introducidos en su abertura. La otra mano estaba masajeando
furiosamente sus propios pechos, completamente enfebrecida de lujuria. Y en ese
momento, explot� su orgasmo. Sandra adelantaba y retrasaba su pelvis como
intentando meterse a�n m�s profundamente sus propios dedos. Ech� la cabeza hacia
atr�s gimiendo audiblemente, y finalmente se relaj�, dej�ndose caer sentada al
suelo, abierta de piernas.


Durante muchos segundos ninguno de los tres se movi�. Sandra
ten�a la vista fija en nuestros dos cuerpos a�n enlazados, y yo la miraba
intensamente, temiendo alg�n tipo de reacci�n de rechazo a la escena que hab�a
contemplado, pero esta no se produjo. En alg�n momento Raquel se levant�
despacio, momento que aprovech� para acercarme a mi mujer. Tend� una mano, que
ella tom�, y tir� para que se incorporara. Muy lentamente, le quit� la prenda
superior, y luego me agach� para despojarla de las braguitas. Abrac� su cuerpo
desnudo, y la bes� intensamente, durante mucho tiempo. Luego puse mi boca cerca
de su o�do:


- Creo que ahora voy a ser yo el fot�grafo, y vosotras dos
las modelos�


Yo no hab�a advertido la ausencia de Raquel, que en aquel
momento entr� de vuelta en el estudio. Sandra no necesitaba que le diera
instrucciones: ella sab�a perfectamente qu� poses adoptar. D�ndole la espalda,
se peg� completamente al cuerpo de su amiga, culito contra culito, y pas� las
manos en torno a las otras caderas, pos�ndolas sobre el penachito de vello
oscuro del pubis de la otra chica.


�Clic!.


Ahora se coloc� de frente a ella, con las manos unidas, y los
cuatro pezones erectos casi en contacto.


�Clic!.


(�Joder!, �pues no que me estaba empalmando de nuevo?. �Y
Raquel no se marchar�a hasta el domingo en la tarde, y a�n era viernes!).


�Clic!.


�Clic!.


�Clic!.



A.V. diciembre de 2003.


Vuestros e-mails son el est�mulo que me impulsa a seguir
escribiendo. Espero vuestros comentarios y cr�ticas en:


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Relato: Haluro de plata calentito
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