Para mi desgracia el año
pasó rápidamente y al tener la mala suerte de aprobar el
curso me cambié a la universidad de mi ciudad con gran pesar me
despedí de mis primas y mi tía, pues había pasado
un año increíble.
Con mi prima Maria no eché
ningún polvo más, sólo el que os relaté en
el anterior relato, pero en dos ocasiones que nos quedamos solos se avino
a hacerme una buena mamada. Con mí tía si que practiqué
más sexo pero la mayoría de veces me tuve que contentar con
que me la chupase o me masturbase, por miedo a que nos pillaran. Pero a
la que más echaría de menos era a mi primita Miriam con la
que me había acostumbrado a follar casi todos los días. El
día antes de irme nos pegamos un polvazo bestial y al acabar mi
primita comenzó a llorar diciéndome que me echaría
mucho de menos. Yo la calmé diciendo que nos iríamos viendo
y que puede que coincidiéramos en vacaciones.
Así que volví a mi
ciudad al poco de acabar el curso y me tuve que volver acostumbrar a recurrir
a las pajas para aliviar mi calentura. Comencé el curso y conocí
a una compañera con la que empecé a salir. Después
de varias semanas nos acostamos y aunque estuvo bien yo seguía echando
de menos a mi tía y sus primas.
Casi sin que me diera cuenta llegaron
las navidades y las típicas reuniones familiares. La verdad es que
nunca me han gustado esas reuniones, pero entonces pensé en que
vería a mis primas y mi tía y eso me animó. No vinieron
en nochebuena, pues la pasaron con la familia de mi tía en su ciudad
pero en Navidad irían a comer a casa de otra de mis tías
que vivía a pocas calles de donde yo.
Fuimos pronto a casa de mi tía
pues mi madre es la típica a la que les gusta meterse en la cocina
para ayudar. Fueron llegando todos mis familiares y las últimos
fueron mi estimada tía y mis primas.
Mi tía vestía un traje
chaqueta blanco y unas medias del mismo color. Mi primita Miriam un pantalón
ajustado blanco y una camiseta ajustadilla. Mi polla pareció querer
salir ella sola del pantalón al ver a mi primita pues se había
colocado dos coletas que le daban todo el aspecto de una colegiala. Mi
prima Maria vestía un traje rojo oscuro y unas medias negras. Las
tres me saludaron con un efusivo abrazo pero yo me contuve de responder
muy efusivamente pues no quería que mis parientes vieran nada raro.
Después de la típica
charla con los parientes nos sentamos en la mesa para comer. Yo me senté
en una de las esquinas. Al lado se sentó Miriam y al otro otra de
mis primas llamada Nuria. Empecé a hablar con Miriam sobre como
lo había pasado en mi ausencia.
- Me he aburrido mucho - dijo y
me miró con lujuria.
Entonces noté su mano en
mi entrepierna. Yo miré alarmado a mi prima Nuria, pero como la
mesa tenía un mantel largo no veía nada. Seguí hablando
mientras mi verga crecía bajo mis pantalones. Entonces yo bajé
mi mano y empecé a acariciar a mi primita. Introduje la mano entre
sus pantalones y noté su diminuto tanga ya húmedo.
En ese momento se acercó
mi madre y nos preguntó qué queríamos de comer. Rápidamente
quité mi mano, mi prima hizo lo mismo, y le contestamos. Pasé
toda la comida pensando cómo poder tirarme a mi prima. Casi al final
se me ocurrió que ya que me acababa de comprar un ordenador nuevo
podía llevarla a mi casa con la excusa de enseñárselo.
- Claro, claro - dijo mi madre mientras
los padres de mi prima asentían. - Espera que yo también
quiero verlo - dijo Maria.
Yo la miré duramente pensando
que quería joderme el plan.
- Claro enséñalo a
Maria también - aprobó mi madre - Nuria, Jordi, ¿no
queréis verlo vosotros también? - preguntó mi madre
a mis otros primos. - No tita, no me gustan los ordenadores - respondió
Nuria y Jordi dijo más o menos lo mismo. - Salí de casa de
mi tía bastante enfadado consciente que la oportunidad se me había
escapado y no dije nada en todo el camino. Cuando llegamos a mi piso entramos
en el ascensor y me fije en las sonrisas de mis dos primas.
- Seguro que pensabas follarte a
Miriam - empezó Maria a lo que yo me ruboricé - ¡Pero
qué te has creído! - Yo, yo... - No te vas a follar sólo
a mi hermanita - dijo. - Yo me callé y la miré fijamente
sin saber qué decir. Miré a Miriam que se estaba riendo.
- Me aburría mucho yo sola
- dijo con voz de niña pequeña - Y Maria quiso jugar alguna
vez conmigo. Me contó que tu jugabas con ella. - Esas tenemos ¿ehh?
- dije con una gran sonrisa.
Bajamos del ascensor y abrí
la puerta de mi casa. Mis primas me empujaron hacia adentro y me echaron
sobre el sofá. Se abalanzaron sobre mí y sin dejar de besarme
y acariciarme me desnudaron completamente.
Entonces se lanzaron las dos hacia
mi verga que tenía una erección increíble. Las dos
devoraban mi polla, y había veces en que sus bocas se encontraban
y no dudaban en besarse. Eso me excitó tanto que no tardé
en correrme. Las dos lo notaron y abrieron bien sus bocas para recibir
mis chorros de leche que les bañó la cara. Mis primas se
lamieron mi leche de la cara la una a la otra.
Se pusieron de pie y empezaron a
desnudarse. Maria se quedó sólo con las medias y Miriam con
el tanguita que se quitó completamente mojado.
- Te han crecido las tetitas cariño
- le dije a Miriam que sonrió. Ahora también tenía
más vello pero aún no llegaba al bosque de su madre. Por
su parte Maria llevaba su conejito perfectamente depilado. - - Me aburría
tanto que me divertía yo sola - me dijo Miriam. - Pero es más
divertido jugar juntas - indicó Maria y se estiró en el suelo.
- Miriam se puso de rodillas sobre su cara para que su hermana pudiera
lamerle el coño. Pero no tardó en agacharse para lamer el
de Maria iniciando un excitante 69. Viendo a mis dos primas follar de esa
manera hizo que mi polla recuperara todo su esplendor al momento. Me coloqué
detrás de Miriam y le puse la polla en la boca a Maria que me la
chupó con frenesí.
- Sí así, así
- le decía. - Maria alternaba mi polla con el coño de su
hermana que pedía a gritos que me la follara. Cosa que no dude en
hacer. De un solo golpe se la metí en el culo hasta los huevos.
Mi primita chilló de dolor y yo me paré para que se acostumbrara
a tenerla dentro.
- ¡Vamos no pares, fóllame,
fóllame! - gritaba Miriam fuera de sí.
Empecé a metérsela
a lo bestia lo que provocó una seria de gritos de placer y dolor
en mi primita. Cada vez que sacaba mi polla del culito de Miriam notaba
como la lengua de Maria la lamía.
- ¡Me corro, me corro! - exclamó
mi primita - ¡Ahhhhhhhhhhhhh!
Yo continué penetrándola
con fuerza varios minutos más hasta que le llené su culito
de leche. Saqué mi polla e hice que Maria me la volviera a chupar,
mi prima se la tragó entera y noté que en ese momento tenía
un orgasmo.
Mi primita Miriam se levantó
deseosa de volver a sentir mi polla en su boca. Maria se puso de rodillas
y Miriam a su lado, las dos con la boca abierta. Yo fui metiendo mi polla
ora en una ora en la otra hasta que se recuperó.
- Ahora me toca a mí - dijo
Maria. - Hizo que me sentara en el sofá y se colocó encima
mío, metiéndose ella misma mi polla en su encharcado coño
y empezó a botar lanzando gemidos de placer. Yo estaba en la gloria
después de todo nunca me había follado por el coño
a mi prima. Miriam se puso a mi lado y mientras acariciaba los pechos de
su hermana me besaban a mi con pasión. Hubo un momento en que los
tres nos besamos y nuestras lenguas se juntaron. Maria tuvo un orgasmo
y se desmontó dejando su puesto a su hermanita con un gesto. Miriam
se colocó sobre mi polla y se dejó caer de un golpe, siendo
así penetrada de golpe. Miriam gritaba de placer mientras Maria
no dejaba de acariciar su coño y me besaba.
No sé si era por el morbo
de follarme a mis dos primas o por otro motivo que mi capacidad de aguante
era increíble. Miriam tuvo dos orgasmos más antes de volver
a ceder su puesto a Maria que estaba tan deseosa que se estaba masturbando
con tres dedos introducidos en su coño. Pero Maria se colocó
de espaldas a mí y cogiendo mi polla la dirigió hacia su
culo. Yo al ver sus intenciones apunté la cabeza de mi verga hacia
su ano y la penetré, mi prima se dejo caer siendo totalmente empalada
provocando un grito de dolor.
Miriam se puso de rodillas delante
de donde estábamos sentados y empezó a lamer el coño
de su hermanita y penetrarla con los dedos.
- ¡Siiiiii, hermanita no pares!
Estábamos tan excitados que
no oímos la puerta. Antes que nos diéramos cuenta mí
tía entro y provocó que Maria chillara del susto.
- ¡Mamá! -exclamó
Miriam levantándose y tapándose. - Mi tía nos miraba
fijamente pero no parecía sorprendida.
- Ya me esperaba algo así
por eso me decidí a venir yo sola - dijo. - Maria y Miriam se habían
levantado pero yo me había quedado sentado en el sofá con
la polla erecta y llena de flujos.
- Has sido muy malo, sospechaba
que no solo disfrutabas de mí pero nunca hubiera imaginado esto
- continuó mi tía, que no parecía enfadada y se acercó
al sofá- Creo que tengo que castigarte. - Se sentó y se tragó
mi polla. La chupaba como si le fuera la vida en eso y me llevó
rápidamente al orgasmo. Yo levanté la falda de su traje y
metí mis dedos bajo sus bragas que estaban húmedas. Me corrí
en su boca y entonces vi a mis dos primas mirarnos con los ojos muy abiertos.
Maria era la más sorprendida pues Miriam me había visto haciéndolo
con su madre.
Mi tía se levantó
y se quitó el traje dejándose sólo las medias y el
sujetador.
- ¿Sois muy mayores para
jugar con mamaíta? - Mis primas se miraron sorprendidas y se acercaron
a su madre y empezaron a acariciarla. Mi tía se estiró en
el suelo y Miriam se puso de cuatro patas y colocó su cara entre
sus piernas para chuparle el coño. Maria acercó su coño
al de su madre y esta empezó a lamerlo con desespero. Mi polla parecía
no querer descansar pues ya estaba dura como una piedra. Me coloque detrás
de Miriam y se la metí por el coño. Mi prima empezó
a remover su trasero.
- Más, más - decía.
- Maria fue la primera en correrse, mi tía lo hizo después
y Miriam la siguió entre aullidos de placer.
- Me corro, me corroooo - exclamé
sacándola del coñito de mi prima para bañarla con
mi semen. - Miriam se puso de rodillas y Maria y mi tía Lourdes
se colocaron a su lado. Mi verga empezó a lanzar una abundante lluvia
de leche que cayó sobre los rostros de mi tía y sus hijas
que la esperaban con las bocas abiertas. Las tres se lamieron mutuamente
los restos de mi corrida. Mi excitación no bajaba por lo que mi
pene quedó semirígido. Mi tía me miró y sonrió.
Estuvimos follando durante casi
una hora entera en la que penetré a cada una de ellas por delante
y por el detrás, llegando a correrme cuatro veces más. En
mi último orgasmo caía exhausto y pensé con alegría
en que mis primas y mi tía volverían para Reyes. Además
mi tía me dijo que había hablado con mi madre para irnos
juntos de vacaciones con lo que podría disfrutar de mi querida tía
y sus hijitas.
FINAL
(Nota: si deseáis hacer cualquier
comentario o sugerencia, o simplemente sois mujeres de cualquier edad deseosas
de satisfacer vuestras fantasías o comentarlas escribidme a la siguiente
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