Relato: Tropicana (1) Historias en blanco y negro 1
Habia salido desquiciado de casa, no podia conciliar el
sue�o, y ademas hacia calor. Me encaminaba hacia mi lugar preferido en los
ultimos tiempos, un taburete en un rincon oscuro de un local cutre, donde dejaba
la vida pasar envuelta en vahos de bourbon. En mi camino se cruzo un parque que
no recordaba haberlo visto ayer, tenia todo el tiempo que mi ajetreada vida me
debia, y decidi cruzarlo, en la penumbra que un gran arbol creaba, protegido por
arbustos en su parte trasera, vi un banco, sobre el , unos sonidos
incongruentes, sabia de sobra que eran esos sonidos, tantas veces pronunciados y
escuchados como si proviniesen de un lugar lejano, monologos irreflesivos
jaleados por el alcohol. Lo que parecia una mujer, agitaba los brazos increpando
a tropas, que solo su mente era capaz de ver. Paso tiempo hasta que la mujer se
dio cuenta de mi presencia. De repente como si de un resorte se tratara, se
olvido de la soldadesca, recompuso sus ropas y me regalo una sonrisa falta de
dientes.
Empezo a carraspear e intentar con cuidado articular palabras
legibles. Con algo de tiempo de por medio, logre entender que era puta y me
brindaba sus servicios, me sente junto a ella dispuesto a sacrificar mis
proximas horas en dialogos sin sentido y respuestas descompasadas. Seguia
anunciando sus excelencias, si de lejos hubiese pensado que esta noche podria
follar, se me quitaron todas las ganas de golpe al ver lo que la luz de la luna
me mostraba de forma misteriosa y a destiempo. Seguia un regate que yo no
respondia, 3.000 completo, lo que quieras cielo, mi co�o jugoso, mi estrecho
culo, mi boca, 2.000 mi co�o o mi culo, 1.000 una mamada, no te puedes ni
imaginar que placer da sin dientes, como un co�o caliente y humedo pero
controlando los movimientos. Parecia que la borrachera se le desvanecia
rapidamente, ya me gustaria a mi que las mias pasasen tan rapido. No se hable
mas, 300 la mamada y te hare disfrutar como nunca lo has hecho pichon.
Me empezaba a dar asco la compa�ia, notaba nauseas, a la vez
que me crecia ante la situacion, encontraba alguien que estaba por debajo de mi,
que por cuatro duros podia tener a mi servicio. Empezo a contar su vida, a
relatar sus penurias, sin reprocharle a la vida la factura que le habia pasado,
su voz se extinguia de la misma manera que la llama de una cerilla. La mujer se
encerro en sus recuerdos, volvio a sus arengas de la misma forma que habia
salido, habia olvidado su oferta, y hablaba de forma torpe, ahora con un publico
excaso y sin ganas de escuchar, me levante con desden dejandola hablando, sus
ojillos me seguian, su mirada no tenia rencor, ni tan siquiera exigencias, al
contrario era noble, satisfecha.
Eso rompia mis esquemas, como podia ser asi, habiendo caido
tan bajo y no era capaz de gritar, de enfadarse, de exigir. Para mi forma de
razonar tan solo lo veia posible por un caracter sumiso y conformista. Seguia
caminando decidido a dejarla con la palabra en la boca, despreciando su persona,
todo lo que representaba o todo el futuro que podia llegar a ver. No me aleje
mucho, escuchaba de un lado a la mujer, y del otro a un grupo de jovenes que con
estridente algarabia intentaban hacerse escuchar unos a otros, contrastaban los
gritos de unos, con la dulce discontinuidad de la otra. Pude ver a cinco
imberbes armados de litronas, dirigiendose a la guarida natural. Los gritos se
incrementaron. "la puta vieja esta aqui" " no la podiamos follar todos" " no
jodas tio" "seria un punto tio, todos a la vez" "anda ya" "Acaso no se te
levanta" Estuve a punto de intervenir, total cinco crios no me llegarian ni al
primer asalto, aun notaba vigor en mis musculos, seria como aplastar un
hormiguero. Cuando volvia sobre mis pasos, pense, que no merecia la pena,
despues de tanta mierda vista en tantos agujeros del mundo que mas da un poco
mas en mi ciudad. Y con cinismo me avine a mirar el espectaculo que se
avecinaba.
Poco a poco y a empujones fueron desnudando a la se�ora, las
risas subian de tono, las palabras soeces servian de animos a unos y a otros,
veia con nitided, como los poderosos se aprovechaban de los debiles. La mujer
con resignacion se dejaba hacer, la mirada seguia igual, turbia por el vino,
pero limpia de sentimiento, casi veia brillar el deseo en sus ojos. "Venga puta,
hoy si que vas a disfrutar" Los chicos se quitaron la ropa, entre empujones y
risas de verguenza, casi podria jurar que eran todos virgenes.
El que parecia el gallito habia empezado a tocar a la vieja,
los demas tocaban sus incipientas pollas, veia como se desvian sus miradas de
unas a otras haciendo su comparacion mental, descubriendo cual era mas grande, o
cual era normal, dudas que todos en algun momento hemos tenido, miradas con
toques de excitacion. Despues del primer miedo y cogiendo confianza se fueron
lanzando, se veian manos agarrar tetas, manos sobar un culo, manos pedidos en el
co�o, muchas manos revoloteando, tocando sin saber que o como, tan solo tocando
por tocar. El gallito volvia a tomar las riendas, a organizar el juego, pensaba
que sreria un buen lider si era capaz de llegar sin ser demasiado imbecil a la
mayoria de edad. Aparto a los demas y se puso tras ella, con una mano la guiaba
hacia el co�o, se veia la ansiedad en su gesto, babeaba sin tan siquiera haber
llegado, coloco a dos frente a el, las pollas a la altura de la boca de la
mujer. "Vamos puta, chupa" Gritaba una y otra vez. Pensaba en la joven polla en
el co�o amplio de una puta zurrida, no la tenia ni que notar, se corrian rapido,
casi a la misma velocidad que volvian a empalmarse. Todos jadeaban y babeaban,
ya no solo el gallito, ahora eran todos. Tuve envidia del momento, recordaba con
nostalgia mi estreno, con una puta vieja, no mejor que esa del barrio chino.
Habia sido una buena inauguracion para todos ellos, la mujer
aguantaba como podia los envites, a duras penas permanecia ya a cuatro patas,
demasiados brios a desfogar, despues de un buen rato el gallito dijo basta y a
rega�adientes todos pararon, vi la mirada seguia siendo bondadosa, espumarajos
de leche blanquecina cubria la cara y parte del cuerpo. No se si fue violacion o
fue consentida, no me preocupaba en absoluto, ya tenia las ideas claras, seria
el cronista oficial del parque, retrataria las cosas que pudiese llegar a ver,
sin tomar parte ni inmiscuirme en ninguna de ellas, igual que hacen los
reporteros de guerra. Habia visto mucha miseria a lo largo del mundo, habia
visto avasallar a mucha gente, habia visto gente complacida con un chusco de
pan. Mi corazon estaba envilecido, emputecido y no queria dar tregua a la
benevolencia. Unas fuertes carcajadas me sacaron de mis pensamientos. Los cinco
estaban alrededor de la puta, se meaban encima de ella riendo, permanecia
tumbada sobre sus ropas mojadas, empapadas de orines, mientras los chicos se
vestian y se alejaban del lugar. Volvi al apartamento con la polla dura,
dispuesto a recordar algo agradable con que bajarla.
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Relato: Tropicana (1)
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