Relato: Encuentro con un trailero



Relato: Encuentro con un trailero

El caso es que mi carro simplemente hab�a dejado de
funcionar, lo cual para m� era un completo misterio, siendo yo el t�pico ni�o
in�til que no sab�a nada de mec�nica, consider� que era mejor dejarlo a un lado
de la carretera y seguir mi camino a pie (a las 11 de la noche) -al fin que s�lo
faltan algunos kil�metros para el pr�ximo poblado-, pens�, -y debe de haber por
lo menos una casa � un ranchito d�nde puedan darme alguna ayuda-. La verdad es
que estaba muy equivocado, pues despu�s de caminar casi dos horas no encontraba
nada. Ya s� que pensar�n: lo m�s l�gico ser�a quedarse a dormir en el carro,
pero por la prisa que llevaba, para m� esa idea estaba totalmente fuera de
lugar.


Segu� caminando y desesper�ndome cada vez m�s, pues aunque
pasaba alguno que otro carro no me atrev�a a pedir un avent�n, al considerarlo
demasiado peligroso. Al fin despu�s de un rato, el cansancio pudo m�s que yo, y
me dispuse a levantar mi mano con el pulgar extendido cada vez que ve�a que un
carro se aproximaba. Despu�s de un par de intentos infructuosos, o� el ruido de
un trailer que se aproximaba; en cuanto �ste me tuvo en su campo de vista activ�
las luces altas un par de veces (obviamente me quer�a transmitir un mensaje),
pero sin pensarlo m�s, levant� mi mano y le hice la se�a para que me diera un
avent�n. El trailer pas� de lado sin m�s.


Sin embargo, unos metros m�s adelante empez� a frenar y
orillarse, entonces se apoder� de m� una sensaci�n extra�a, una combinaci�n de
alivio y miedo. Pero el trailer ya se hab�a orillado -qu� m�s da-, pens�, -es
una persona que se gana la vida manejando en carretera, as� que supongo que no
le caer� mal algo de compa��a-, de manera que me acerqu� al trailer. Cuando
llegu� a la cabina me percat� de que la puerta del lado del acompa�ante ya
estaba abierta: una invitaci�n a pasar.


Entreabr� la puerta y me asom� t�midamente, -buenas noches-
dije. "Pasa", me contest� la persona que se encontraba en el asiento del
conductor, no lograba verlo bien, si acaso pod�a distinguir levemente sus
facciones por la luz que emanaba el tablero. Sub� (como pude) a la cabina del
trailer, e intent� cerrar la puerta, lo cual no logr� hasta despu�s de un par de
intentos, pues lo ten�a que hacer con bastante fuerza. -Qu� est�s haciendo tan
noche en esta carretera?- me pregunt� el conductor, esta vez lo pude ver mejor,
era un hombre de unos cincuenta y tantos, de complexi�n robusta y cabello
entrecano, sus facciones eran duras, sin embargo su mirada era amigable, como si
me invitara a conocerlo.


"Mi carro se descompuso", respond�, voy rumbo al siguiente
poblado a ver si puedo conseguir un mec�nico, -El siguiente poblado est� como a
3 horas- respondi�, -Asi que espero que no te importe tenerme de compa�ero de
viaje por un rato m�s-. "Por m�, encantado", atin� a responder, despu�s de lo
cual su mirada cambi� por unos segundos, pas� de amigable a ser un tanto
inquisitiva, c�mo la mirada de un ganadero que est� comprando un animal,
inspeccion�ndolo de pies a cabeza.


Esa �ltima mirada me hizo sentir un poco inc�modo, sin
embargo, al analizar mi situaci�n, trat� de calmarme, -es s�lo un trailero que
me est� dando un avent�n, no hay de qu� preocuparse- pens�. No nos hemos
presentado, dijo, mi nombre es Joel, -el m�o es Ricardo- respond�, justo cuando
dije eso, encendi� una luz dentro de la cabina, lo cual permiti� que nos
vi�ramos mejor. Me ofreci� su mano, y la estrech� sin pensar m�s, su saludo era
fuerte y sent� su mano algo �spera, a diferencia de la m�a, la cual era m�s bien
peque�a, y sin ning�n callo.


Platicamos por un rato, Me dijo que era originario del sur de
M�xico y que en estos momentos se dirig�a a su ciudad natal, donde lo esperaban
su esposa e hijos. Durante todo este trayecto dej� la peque�a luz de la cabina
encendida, lo cual me permiti� verlo con m�s detenimiento, como mencion�
anteriormente, su complexi�n era robusta, era un poco gordito, llevaba una
camisa de franela y debajo de �sta, una playera la cual se notaba que le quedaba
un tanto estrecha, ya que pod�a ver como su estomago formaba una esfera que
empezaba desde abajo de su pecho y terminaba justo antes del cintur�n de su
pantal�n.


Su pantal�n, eso fue lo que m�s me llam� la atenci�n, era un
t�pico pantal�n de mezclilla, un tanto sucio y usado, pero el caso es que se
pod�a apreciar que le quedaba muy apretado y por encima de todo, en su
entrepierna se formaba un bulto bastante considerable, lo cu�l se hac�a m�s
evidente por lo estrecho del pantal�n.


Justo cuando yo estaba mirando su entrepierna, el se llev� la
mano a �sta y se "acomod�" el paquete, de inmediato yo dirig� mi mirada a otro
lado, y de reojo pude ver que me mir� por unos instantes, creo que en ese
momento me puse rojo de verg�enza, pues sent� que me hab�a cachado "in fraganti"
mir�ndole sus partes.


"Y... planea manejar toda la noche?", balbuce�, tratando de
terminar con ese momento inc�modo. -Probablemente no- dijo, -quiz� en una hora
m�s me orille y tome una siesta, si no es inconveniente para ti- agreg�. -No,
ning�n inconveniente-, dije, a lo que respondi� con una sonrisa, entre c�lida y
condescendiente a mi actitud un tanto exaltada.


"Rel�jate Ricardo", me dijo, mientras se reacomodaba en el
asiento -asumiendo una posici�n m�s c�moda- y recorri� con su mano su abultado
abdomen, terminando de nuevo pos�ndose en el bulto de su pantal�n, esta vez no
s�lo lo acomod�, sino que dej� su mano sobre �ste unos cuantos segundos, y de
nuevo volvi� a mirarme. Por segunda vez me atrap� mir�ndole la entrepierna, de
manera instintiva baj� la mirada, esta vez no s�lo sent� verg�enza, sino tambi�n
una emoci�n algo rara, era porque me estaba excitando.


No respond� a su comentario acerca de mi actitud, me
encontraba absorto en mis pensamientos, Joel se llev� de nuevo la mano a su
entrepierna, esta vez not� que el bulto que se formaba en su pantal�n era m�s
grande, y tomaba la forma caracter�stica de un pene en erecci�n, pegado a su
muslo. "Lo que me hace falta para para estar m�s a gusto, es una vieja-, dijo.


Pr�cticamente pod�a verle el pene y los huevos, solo los
cubr�a la ajustada tela de su pantal�n, ante este espect�culo, mi pene comenz� a
crecer tambi�n, s�lo que, a diferencia de mi acompa�ante, yo trat� de ocultarlo.
Me sent�a muy raro. "Es que este hombre quiere tener sexo conmigo?" dije para
mis adentros. Al parecer as� era, y dadas las circunstancias, no me extra�aba
demasiado, se entiende que los traileros pasan mucho tiempo en la carretera, sin
oportunidad de descargar la tensi�n sexual que se acumula durante tantos d�as.


Pero yo nunca hab�a tenido sexo con un hombre, al menos no
uno como Joel; claro que hab�a jugado con la idea, e incluso tuve un par de
experiencias unos a�os antes, pero esto era totalmente distinto. Estaba ante un
hombre hecho y derecho, no afeminado ni nada por el estilo. Nada en su manera de
hablar � vestir lo delataba, era simplemente un hombre de cincuenta y tantos
a�os tan varonil como cualquiera.


Por lo que en mi mente algo no encajaba, me sent�a excitado,
mucho m�s que en mis anteriores experiencias con hombres, sin embargo, algo
estaba mal, no comprend�a como un hombre como Joel, varonil tanto en su trato
como en su aspecto, quer�a tener sexo conmigo.


Y entonces, algo hizo click en mi cerebro, El cuerpo de Joel
era robusto, el m�o delgado, su piel era �spera, oscura y repleta de vellos, la
m�a era blanca y mucho m�s suave pues soy lampi�o. Sus facciones rudas y su
bigote contrastaban con mi cara, la cual conservaba un aspecto algo infantil, a
pesar de tener yo 23 a�os. Todo lo anterior me llev� una conclusi�n, en ese
instante, yo era la mujer que �l deseaba.


Esta revelaci�n me hizo relajarme un poco m�s, y aunque me
sent�a a�n un tanto extra�o ante mi condici�n en ese momento, la combinaci�n de
excitaci�n, curiosidad y un poco de miedo, se apoderaban de cada vez m�s de m�.
Una vez que me di cuenta del lugar que me correspond�a, me puse a ver el bulto
que Joel se acariciaba, de manera abierta, queriendo que el notara que lo estaba
viendo, que estaba interesado en lo que me ofrec�a.


Joel comenz� a disminuir la velocidad del trailer, -creo que
es hora de tomar un descanso-, dijo, -me parece bien- respond�. Una vez que el
trailer estuvo estacionado a un lado de la carretera, se levant� de su asiento e
inclin� su cuerpo hac�a m�, con la supuesta intenci�n de tomar algunos mapas que
se encontraban en mi lado de la cabina, de esta manera su entrepierna, y m�s
espec�ficamente, el gran bulto que brotaba de ella, quedaban exactamente a la
altura de mi cara; -no encuentro unos mapas que dej� aqu�, dec�a- mientras
trataba de encontrar algo en un peque�o compartimento y agitaba su bulto frente
a m�. En ese instante hice lo que me pareci� m�s natural, puse mi mano sobre el
bulto de su entrepierna, y comenc� a acariciarlo r�tmicamente. Esa era la prueba
contundente, la �ltima se�al que �l estaba esperando, yo era su puta.


"Quieres verlo?", me pregunt�, -s�- dije sin pensarlo, en un
tono m�s suave que mi voz habitual. Se enderez� y qued� de pie frente a m�,
agarr� mi nuca y empez� a frotar mi cabeza contra su bulto, me ve�a hacia abajo
con una mirada agresiva, como si fuera mi due�o, esto me excit� mucho, de manera
que en ese momento me dieron unas ganas tremendas de chupar su pene, como si con
eso demostrara que �l era el macho dominante y yo su hembra sumisa.


Mir� a Joel, como un cachorro mira a su due�o para pedir
comida, en ese instante la comida era su pene, no me hizo esperar m�s y con una
de sus grandes manos desabroch� su cintur�n, acto seguido, prosigui� con el
broche de su pantal�n y por fin baj� el cierre. Su hombr�a brot� frente a m�,
a�n capturada por un boxer, pero eso no fue problema, pues con la otra mano sac�
su pene por el agujero de la ropa interior.


Sin dejar de mirarlo a los ojos, tom� su palpitante trozo de
carne en mi mano, �ste se ve�a grand�simo en mi peque�a palma, era m�s grande
que el m�o, mucho m�s imponente. Empec� a frotarlo de manera lenta mientras lo
ve�a a los ojos, como buscando su aprobaci�n. El no dejaba de mirarme con esa
actitud de superioridad, a lo que yo respond� poniendo mis labios sobre su
glande, entonces el dej� escapar un suspiro -pero sin bajar la guardia un
momento-, estaba imponi�ndose ante m� y mi trabajo era honrar su masculinidad.


Empec� a rodear su glande con mis labios, abriendo cada vez
m�s mi boca, hasta que �ste estaba adentro, comenc� a seguir un movimiento lento
y r�tmico, mientras con mis manos exploraba el resto de su cuerpo, tan recio y
masculino que me hac�a sentir cada vez m�s como una mujer, rindiendo tributo a
su hombre.


Entonces separ� mi cabeza de su pene, encendi� la peque�a luz
de la parte trasera de la cabina, y entr� en ella para sentarse -con las piernas
abiertas y el pene apuntando hacia el techo- en la peque�a cama que se
encontraba en ese reducido espacio. No hubo necesidad de que hablara, yo
instintivamente lo segu�, y al ver que se encontraba en esa posici�n,
inmediatamente supe cu�l era mi lugar en esa escena.


Me acerqu� y me puse de pie frente a �l, que inmediatamente
me comenz� a desabrochar el pantal�n y me quit� la camisa, en un momento ya me
ten�a desnudo, yo estaba temblando de la emoci�n cuando alcanz� un compartimento
a un lado de la cama, del cual sac� un frasco y un cond�n.


Abri� el frasco y empez� a frotar su contenido en mi trasero,
sobre mis nalgas y finalmente en mi ano, introdujo un dedo, lo cu�l me produjo
un peque�o sobresalto, al ver esto, el dej� un poco su actitud dominante y
sonri�, -Hac�a mucho que no sub�a una vieja al trailer-, dijo, mientras
terminaba de lubricar mi ano.


Una vez que termin� con su tarea de lubricaci�n, me entreg�
el cond�n, y sin mayores instrucciones hice lo que ten�a que hacer: me inclin� y
lo puse sobre su pene, totalmente erecto y palpitante. Una vez que hice esto, el
cuadro estaba completo: �l estaba sentado en su ropa de trabajo, con las piernas
abiertas y el pene en completa erecci�n, mir�ndome con una actitud de seguridad,
casi prepotencia; yo, inclinado ante �l, como un sirviente esperando complacer a
su amo.


Entonces se acerc� a m�, me agarr� por la cintura y en ese
momento supe que era la hora de pagar la cuota del viaje. Sin ning�n problema
pudo levantar mi ligero cuerpo y lo pos� exactamente sobre su palo de carne, no
tuve ni siquiera tiempo de pensarlo dos veces, al estar mi ano completamente
lubricado, su pene entr� de un s�lo golpe en m�. Dej� escapar un ligero gemido,
aquello era algo que nunca hab�a experimentado, y sin embargo, se sent�a tan
natural, como si ese fuera el orden original de las cosas: al no haber una
hembra disponible, un macho dominar� a otro m�s d�bil para saciar su apetito
sexual.


Aquella sensaci�n era incre�ble, su pene estaba dentro de m�,
entrando y saliendo a un ritmo cada vez m�s r�pido, instintivamente arque� la
espalda y apoy� mis manos sobre sus grandes muslos, mientras inclinaba la cabeza
hacia atras, mi mirada estaba perdida, en ese momento lo �nico que importaba era
la sensaci�n de tener el pene de Joel en m�, mientras besaba mi cuello y lam�a
mis tetillas; en un principio �l era el que se mov�a entrando y saliendo de mi
cuerpo, pero despu�s de un rato y sin darme cuenta, yo era el que estaba
haciendo todo el trabajo, como una puta insaciable me sentaba en su pene, de
manera cada vez m�s r�pida y violenta, al mismo tiempo que empec� a gemir, como
una mujerzuela en un motel cualquiera.


El ritmo de mis movimientos comenz� a ser cada vez m�s r�pido
y empezamos a descontrolarnos cada vez m�s, �l, al igual que yo, estaba perdido
en el placer, jadeaba contestando a mis gemidos, me besaba y penetraba cada vez
m�s fuerte, hasta que arque� por completo su cuerpo, levant�ndome completamente
con la fuerza de su torso, en ese mismo instante, solo bast� que tocara un poco
mi pene, para que tuviera un orgasmo al mismo tiempo que �l, la sensaci�n era
indescriptible, yo ten�a un orgasmo con su pene metido en mi culo, con el cual
masajeaba con mis espasmos su pene que eyaculaba.


Una vez que termin� todo, nos acostamos, cansados y
satisfechos. Lleg� la ma�ana siguiente, despert�, recog� mi ropa y comenc� a
vestirme, �l ya estaba frente al volante. No hablamos mucho durante el resto del
trayecto, y una vez que llegamos al poblado m�s cercano, nos despedimos y
tomamos caminos distintos, el deb�a llegar a su casa y yo ten�a que conseguir un
mec�nico.


Al mirarlo por �ltima vez, me di cuenta de que lo que hab�a
pasado la noche anterior, se quedar�a en esa noche para siempre, nadie hablar�a
nada al respecto y con el tiempo, quiz� se olvidar�a, pero estoy seguro que
ninguno de los dos ten�a remordimientos y si se diera el caso, volver�amos a
repetir lo ocurrido. Pues despu�s de todo, abrigados por la oscuridad y la
lujuria cualquiera puede hacer lo que nosotros hicimos esa noche: dejarse llevar
por sus instintos.




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