DESCUBRIMIENTO V
Hubo muchos s�bados como el primero, algunos mejores que
otros, pero todos llenos de experiencias nuevas, y me sirvieron para contestar
la pregunta:
�Patricia ser�a una nueva adicta y compa�era?
�Adicta? �SI! Rotundamente.-
�Compa�era? Sin duda, se mostr� con hambre fam�lica por
descubrir todo y en el menor tiempo posible.-
As� qu�, juntas comenzamos a descubrir no solamente el sexo
por el sexo, ni los distintos tipos de orgasmos. Aprendimos a reconocer las
distintas respuestas de nuestros cuerpos a los est�mulos, y poder reconocer las
se�ales, nos permite ejercer control y control implica poder amplificar las
sensaciones y eso, en �ORGAMOS EXPLOSIVOS!.-
Nuestra forma de aprender fue la mejor de todos los m�todos
conocidos.-
Prueba y Error.-
En una oportunidad y mientras estimul�bamos a Manchi
oralmente, descubr� que Patricia no le agradaba el esperma en la boca.-
Mi querida y hermana del alma, mi fiel compa�era de
aventuras, al momento de sentir la primera descarga no tuvo mejor idea que
sacarlo de la boca y apuntarlo hacia m� mientras segu�a masturb�ndolo. Tarde en
reaccionar, pero luego del primer chorro, en el rostro, comenzamos una lucha por
el control de miembro, por dirigirlo, a fuerza de chillidos, gritos y finalmente
a plena carcajada. Veinte minutos despu�s, frente al espejo del ba�o,
continu�bamos riendo mientras descubr�amos restos de esperma: en su mejilla, en
mi p�rpado, colgando de su labio, de mi frente y pelo, y gotas en nuestro cuello
y tetas.-
En otra, idee un excitante juego que nos permit�a participar
a las dos, y lo mejor de todo que ambas ten�amos el control en alg�n momento de
la relaci�n, para el beneficio y suplicio de una por las maldades de la otra.-
El juego consist�a que alguna de nosotras, elegida al azar,
iba a gozar de las atenciones de Manchi.-
Manchi, siempre era el elegido por las sencillas razones de:
tama�o, comodidad y docilidad, y porque Freddy hab�a demostrado que no ten�a
ning�n problema en morder, sin importar quien fuera.-
Una vez en cuatro y pasados los preelim�nales (olfateo,
leng�etazos y lubricaci�n) y ya con el miembro, placenteramente adentro, la otra
pod�a controlaba las caderas del perro.-
Y, empezaba lo bueno.-
Normalmente comenz�bamos deteniendo los avances, dejando
solamente la cabeza dentro y permit�a que la elegida moviera sus caderas a gusto
(de izquierda a derecha, de arriba abajo y retroceder). Total control para
buscar el m�ximo placer.-
Debo reconocer, con un poco de envidia, que ver las manos de
Patricia sobre las nalgas con los dedos abriendo los labios mayores,
exigi�ndolos al m�ximo y luego hacer giros con la cabeza de Manchi apenas metida
en la vagina (no se animaba analmente) era fascinante, y mucho m�s excitante
escuchar los gemidos cuando retroced�a lentamente, auto penetr�ndose el
enrojecido y venoso miembro hasta donde quer�a o ver los pliegues lubricados de
su vagina salir rode�ndolo como si quisiera retenerlo.-
Con este juego pod�amos elegir qu� parte quer�amos estimular
m�s, qu� pared, el techo o piso de nuestro ano o vagina recibieran mayor
estimulaci�n por roc� y profundidad de la penetraci�n.-
Y aun faltaba la maldad.-
La maldad consist�a que la otra desidia cuando detener y
cuando soltar al animal. Despu�s de hacer un par de veces esto, lo que se
soltaba, mis queridos lectores, era un perro con un solo prop�sito.-
En m�s de una ocasi�n, recuerdo a Patricia (y ella a m�)
aullar de bronca por haber frenado a Manchi en el momento justo o soltarlo
inmediatamente despu�s del orgasmo. La sobreestimulaci�n que recib�amos, era y
es, gozosamente, imposible de explicar con palabras.-
�
Como dije, los s�bados de descubrimiento y placer fuero
continuos, pero, un descubrimiento sumamente importante para m�,
parad�jicamente, no ocurri� un s�bado sino un d�a de semana, en el mes de
septiembre casi en primavera.-
Sal�amos de la escuela y para nuestra sorpresa nos esperaba
la madre de Patricia con Manchi, luego de los saludos de rigor, las dos nos
agachamos para saludar a nuestro querido d�lmata, que no paraba de mover la cola
ni de lamernos el rostro, con un poco de asco reflejado en la cara de la madre.-
La mam� de Pato necesitaba salir y astutamente mato dos
p�jaros de un tiro, mi amiga no tuvo que enterarse por una nota dejada sobre una
mesa y de paso Manchi se gano un paseo adelantado de ida y vuelta a la casa.-
Luego de la despedida, regres�bamos con un alegre perro que
no paraba de olfatear ni levantar la pata lo cual nos obligaba a detenernos cada
dos por tres. Nos encontr�bamos en eso, frente a una cerca vieja de madera que
tapaba una casa abandonada.-
Me di cuenta que a Patricia se le hab�a ocurri� algo, vi en
sus ojos ese brillo especial que solo lucia los s�bados, miro para todos lados,
con un pie agrando un hueco de la cerca, y me dijo:
-Ven�.- y con Manchi primero se meti� r�pidamente,
l�gicamente la segu�.-
La casa solo era paredes parcialmente derrumbadas, sin techo
ni ventanas y muchos pedazos de cemento ca�dos en todas partes y pasto
creciendo.-
Pato, con cuidado, revisaba cada habitaci�n que encontraba,
una vez convencida que no hab�a nadie se apoyo en lo que quedaba de una pared
que separaba un patio largamente abandonado, miro Manchi que investigaba
despreocupadamente y dijo:
-Tengo que confesarte algo. Siento que no puedo aguantar
hasta el s�bado para coger y no me animo en casa. Te juro que cada vez estoy m�s
caliente.- con una traviesa sonrisa miro en todas direcciones y me miro.-
-�Ac�?.- dije
�No te parece genial? �No hay nadie! No hay edificios altos,
nadie nos pueden ver!.-
-Es incomodo y no esta Freddy, qu� voy hacer. �Mirarte?.-
Se quedo en silencio pensando y s�bitamente -�Te propongo un
juego!.-
-�Cu�l?.- pregunte
-Dejemos que Manchi elija.-
-�C�mo?
-Nos ponemos en cuatro, sin decirle nada, con los ojos
cerrados y que Manchi elija a cual de nosotras quiere.-
Debo reconocer que la idea me encanto, no por la posibilidad
de la relaci�n, Freddy si bien no era Manchi me complac�a bastante bien, pero,
la idea de competir y quiz�s ganar fue irresistible.-
As� qu�, iluminadas por un hermoso sol casi primaveral,
procedimos a sacarnos las bombachas, con cuidado para no ensuciarlas, y luego
despejamos de pedazos de cemento una porci�n de tierra y pasto y nos colocamos
en posici�n.-
�Si nos hubieran visto!. Dos adolescentes, en cuatro, con las
faldas a cuadro de colegio sobre sus espaldas y la corbata colgando, con los
ojos cerrados, la cintura hundida, mostrando sus colas bien paradas con las
nalgas y muslos bien separados, esperando que un d�lmata dejara de olfatear y se
dignar� a elegir y meter su pedazo en alguna de ellas.-
Mientras esperaba escuchaba intentado localizar a Manchi y
comenc� a percibir los sonidos que me rodeaban. El canto de los p�jaros, el
sonido del viento entre los �rboles, nuestra respiraci�n, el palpitar excitado
del coraz�n y alguna que otras risitas nerviosas.-
S�bitamente escuche el t�pico sonido de un perro olfateando
y, �se acercaba!. Creo que si hubiera podido girar las orejas lo hubiera hecho.
Lo sent� cerca de mi pantorrilla y �sub�a!. Mi respiraci�n y hasta mi coraz�n
creo que se detuvo. Sent� mi vagina lubric�ndose y pude perfectamente seguir el
recorrido de la primera gota nacida en mi canal hasta detenerse en la punta de
mi erecto cl�toris por la suave brisa que sent�a mientras la fr�a nariz rozaba
mi muslo derecho.-
El silencio ahora era absoluto, a pesar de tener los ojos
cerrados no pod�a evitar moverlos en todas direcciones (ni la sonrisa que se
ensanchaba) como si eso pudiera confirmar que Manchi me hab�a elegido.-
Casi salte cuando el leng�etaza me toco, y cuando se repiti�
me mord� el labio para no gemir.-
Solo cuando sent� las patas rodeando mis caderas y el peso
sobre mi espalda volv� a respirar y ya no tuve m�s dudas. Ahora deb�a comenzar a
relajarme, prepararme para que me la metiera mi adorado d�lmata.-
S�bitamente sentir el roce del pene desliz�ndose sobre mi
cl�toris provoc�ndome una r�faga de placentero estremecimiento, a pesar de haber
fallado. Inmediatamente el nuevo choque de esa dura cabeza que busca me provoca
una sonrisa de orgullo y tambi�n la comprensi�n que deb�a controlar las cosas.
Comenc� a bajar mi cadera, pero, eleg� mal el momento. La dura punta choca
nuevamente en mis lubricados y abiertos labios, y al estar bajando la cadera
provoque que subiera, con toda la velocidad, hasta toparse con la entrada de mi
canal.-
Mi boca se abri� sin emitir ning�n sonido mientras la sent�a
entrar y abrirme brutalmente, un flash estallo en mis ojos cuando atraves�, como
solo un animal puede hacerlo, la �ltima virginidad que me quedaba.-
Con lagrimas en los ojos mire a mi amiga, no s� si para pedir
ayuda o para saber si se hab�a dado cuenta.-
No se hab�a dado cuenta, y no lo hab�a hecho por la sencilla
raz�n que estaba en otro mundo, disfrutando de las atenciones de Manchi.-
Tarde unos segundos en comprender y necesite mirar hacia
atr�s para confirmar que el perro que acababa de desvirgarme no era Manchi, era
un desconocido, un perro vagabundo, un sucio desconocido y vagabundo perro. Con
su miembro entrando y saliendo de m�, cuya cabeza chocaba una y otra vez contra
mi �tero, ba�ado en mi lubricaci�n y sangre, y que me hacia sentir la vagina a
punto de estallar de repleta, llena como jam�s pude imaginar.-
Sin saber qu� hacer y con miedo a esos dientes blanqu�simos,
no hice nada.-
Me quede quieta, dejando que me sacudiera a voluntad con cada
violenta arremetida, pero, debo reconocer, que despu�s de un tiempo el placer
comenz� a sobreponerse. El dolor de la desvirgaci�n estaba pasando, los
est�mulos sobre mis labios y el roce en mi repleta vagina por el grosor del
miembro, la profundidad de la penetraci�n y las sensaciones. Sensaciones que
jam�s hab�a sentido. Todo me elevaba cada vez m�s alto. El placer recorr�a mi
columna y estallaba en mi cerebro en cada choque contra mi �tero sin tomar
verdadera conciencia.-
La �nica precauci�n que tom�, fue con dos dedos ajuste los
labios vaginales para evitar que la bola me penetrar�, pero a costa de
intensificar el goce, sentir la fant�stica dureza de ese pedazo entr�ndome sin
piedad, es algo que no voy a poder olvidar jam�s.-
No s� en que momento, pero para m� asombro me descubr� gemir
en cada estocada, quejarme cuando accidentalmente sali� de m�, y al sentir la
explosi�n de esperma ba�ando mis entra�as grite y estall� en un poderoso orgasmo
que me tom� total y absolutamente desprevenida.-
Sin el ingreso de la bola, pudimos despegarnos con facilidad.
Logr� girarme r�pidamente, aun agitada y mientras sacud�a energicamente la
cabeza acomodando mis cabellos me sent� con la espalda contra la pared, abrace
mis piernas de gelatina sin importarme que mis genitales se apoyaran sobre
tierra y el pasto. Mi �nica urgencia era verlo, necesitaba verlo, y lo vi.-
Era un perro un poco m�s bajo que Manchi pero m�s corpulento,
de un color marr�n claroscuro, quiz�s mezcla con ovejero alem�n, aun respiraba
agitadamente. Su miembro, brillaba de lubricaci�n y aun goteaba esperma, deber�a
tener unos 20 cent�metros pero a mis ojos, era inmensamente grande. No pod�a
creer que hace solo instantes todo eso estuviera dentro de m�.-
Patricia hab�a regresado a la tierra de los vivos y
delicadamente separo mis piernas mir�ndome atentamente mientras el d�lmata se
acerca al otro perro con cuidado olfate�ndolo. La expresi�n de mi amiga me
obliga a mirarme los muslos y descubrirlos ba�ados en lubricaci�n y sangre, y
luego a mi vagina, sumamente enrojecida y abierta, dejando escapar un poco de
sangre y esperma.-
-�Estas bien?
-Me arde un poco, pero, estoy bien.- dije limpi�ndome las
lagrimas con energ�a y mir�ndolo intensamente.-
Regresamos a casa en silencio, con mis muslos limpios a
fuerza de saliva y ambas sin bombachas. Con sentimientos encontrado, rabia y
orgullo. Rabia por la violaci�n. No hab�a sido una decisi�n m�a y, por la
indiferencia de ese perro, sucio y vagabundo, acostado lami�ndose el miembro,
indiferente a mi partida. Y orgullo, porque ahora, ahora era toda una mujer.-
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CONTINUARA
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