Desde muy peque�a, cuando el abuelo enviud�, Nati, pasaba con
�l los fines de semana para hacerle compa��a y as� sus padres dispondr�an de
tiempo libre para salir por ah� sin l�mites en los horarios.
Al abuelo Pepe, le encantaba la compa��a de su nieta, con la
que ten�a mucha confianza, hasta tal punto que desde muy ni�a, se ba�aban
juntos, pero la ni�a, ya era casi una mujercita de 18 a�os y, aunque bajita
promet�a un cuerpo lindo, muy delgado que, junto a su larga melena lisa y sus
ojos azules, le daban un aspecto ani�ado y angelical.
Ese fin de semana, como de costumbre, lleg� la muchacha,
alegre y risue�a pero ignorante que esos d�as ser�an diferentes y muy
especiales.
Pepe, ten�a casi 70 a�os, de aspecto bonach�n, aunque era un
poco pervertido ya que le gustaba mirar a las jovencitas que ni de lejos
conseguir�a jam�s por su f�sico nada agraciado provisto de una peluda barriga
que le ca�a hacia abajo de forma algo asquerosa y un cuerpo lleno de vello que,
con el calor, desprend�a un desagradable olor. Era calvo aunque conservaba alg�n
resto de cabellos ya grises, en resumen, era uno de esos t�os que no se comen un
rosco ni de lejos, pero no importa, con sus pel�culas porno y sus pajas, se
contenta el hombre.
Nieves sali� de la ducha y como era su costumbre, se visti�
con el camis�n de tirantes de tela muy liviana, para estar fresca no se puso ni
ropa interior, si total, con su abuelo no hab�a problemas, conoc�a su cuerpo al
mil�metro de las veces que lo hab�a cuidado y aseado en todos esos a�os. Se
sent� en el sill�n y tal como era habitual, se desparram� en �l colocando una
pierna en cada brazo de este.
El abuelo la contemplaba en silencio y secretamente se estaba
tocando la polla. Hac�a bastante tiempo que hac�a aquello, su nieta lo provocaba
sin querer y el espect�culo de aquellas juveniles piernas al aire era demasiado
para �l.
Se volvi� para ella a mirarla y lo que vio no era nada nuevo:
el co�ito de su querida nieta abierto por el efecto de la postura,
ofreci�ndosele como manjar divino para sus desgastados ojos. No pod�a m�s y se
sac� los calzoncillos, �nica prenda que usaba para estar en casa, dejando al
aire una polla grande, de tronco hermoso y con un capullo sonrosado y redondito
como una pelota de ping pong y se la meneaba sin parar, estaba realmente salido.
Aquello se estaba pasando de casta�o oscuro, se levant� y fue
hacia la ni�a, que absorta, miraba la pantalla. Comenz� a hacerle cosquillas,
cosa que no era la primera vez que hac�a, le tocaba por las a�n inexistentes
tetitas y con la excusa de hacer cosquillas en las ingles, lleg� a tocarle el
co�ito.
Nieves dej� que el abuelo Pepe con los dedos pulgar e �ndice
de la mano izquierda, le abrieran su virgen cuevecita mientras que el hombre,
despu�s de mojarse un dedo de la mano derecha, se dispuso a tocarle el cl�toris
suave y delicadamente.
Ella roneaba como un gatito, aquello era dulce y agradable,
le proporcionaba sensaciones desconocidas y se dej� hacer. Ante aquella caricia,
sinti� que su falo no pod�a m�s, necesitaba el calor de aquellos jugos que
comenzaban a brotar.
Tom� con la mano con la que tocaba a la peque�a, el tronco de
la polla que apunt� en el cl�toris suave y ya bien mojado al tiempo que chupaba
los pezoncitos de su ni�a del alma que bajo su cuerpo temblaba y gem�a de
placer, abandonada a los tanteos que quisiera proporcionarle su anciano abuelo.
La tom� de las piernas y le coloc� el culo redondito y suave
en el filo del asiento para as� proporcionarle mejor contacto.
Involuntariamente, los inexpertos labios vaginales, rodearon el capullo como si
de un pajarillo a punto de volar se tratara y abuelo Pepe se sent�a en el
para�so con su ni�ita llorando de gusto y profiriendo gritos que el hombre con
la lengua metida en la boquita sonrosada del inocente �ngel, acallaba.
Pellizcaba los pezones suavemente sin abandonar aquel
contacto tan divino y temblaban los dos, la chiquilla de miedo por tanto placer
desconocido, el hombre por la emoci�n de cuerpo virgen y joven para �l.
Se dej� caer bes�ndola como un poseso sin soltarle las tetas,
palp�ndolas, sob�ndolas con gusto, mientras la polla, cuyo capullo se hab�a
salido de la entrada de tan tierna cavidad, ca�a sobre el cl�toris como el
badajo de una campana, notando ella el ir y venir de tremenda golosina.
Disfrutaban los dos como locos, el roce de la polla sobre la entrada de aquella
grutita mojada y estrecha era exquisito y ese hombre, que la hab�a criado la
frotaba muy rico y delicioso.
Se situ� frente a ella, de rodillas en el sill�n coloc�ndole
las piernas en sus hombros para hacer del roce algo totalmente pleno y tener los
juveniles pechitos bien a mano para tocarlos a su antojo, babearlos, resobarlos,
toquetearle el culo con descaro y de buena gana se la habr�a follado con gusto,
de no haber sido porque se vino encima de aquel potorro caliente.
Se la restreg� bien, repartiendo el zumo de su polla por todo
el co�ito que agradecido le regal� su primer orgasmo de ni�a adolescente.
Se retir� de su cuerpo, le coloc� bien el camis�n y se sent�
otra vez en el sof� para quedarse dormido.
� CONTINUARA