Relato: Una alumnita agradecida Una alumnita agradecida
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Antes de comenzar esta historia, deseo comentarles que soy
profesor de ingl�s en un peque�o pueblo del interior de la Argentina. Perdonen
que no sea m�s espec�fico, pero tengan en cuenta que mi reputaci�n estar�a en un
peligro feroz si diera m�s detalles. Puedo decirles que me llamo Carlos y que
tengo 51 a�os. El nombre de la protagonista femenina de este relato est�
cambiado.
Les contar� la m�s reciente de mis aventuras con mis queridas
alumnas, para olvidar la menor cantidad de detalles posible. Fue hace unas 3
semanas.
Yo volv�a a casa en el auto; era de noche y hac�a mucho fr�o.
De pronto, en plena ruta, veo, en la banquina, a una de mis alumnitas de 1er.
a�o del secundario. Les cuento que es muy estudiosa y, por eso, est� adelantada
y, en lugar de tener 12 � 13 a�os, como sus compa�eras, Carolina tiene 11.
F�sicamente, no dice nada: es menudita, no tiene un culito espectacular, curvas
endemoniadas ni tetas descomunales, como demasiadas nenas que se describen en
escritos seguramente inventados, en su mayor parte, por sus autores; �sta es una
aut�ntica nena de 11 a�os. Su carita es dulce pero no es ninguna belleza y, por
lo general, usa colitas en su cabello casta�o que, como comprob� luego, le llega
a los hombros.
Par� el auto un poco m�s adelante, sobre la banquina, y me
baj� para ver qu� pasaba... no pod�a creer que estuviera esperando a alguien en
ese lugar y mucho menos de noche. ELLA no; lo habr�a cre�do de otras nenas de su
edad que, a diario, me echan miraditas o cruzan y descruzan descaradamente sus
piernas en clase, para hacerme ver que quieren mejorar sus notas sin estudiar, y
que yo simulo no ver... por lo menos, en el colegio.
Me dijo que iba a dormir a casa de una amiga y que el
colectivo en el cual viajaba se hab�a descompuesto, as� que volv�a a su casa
caminando. Le ofrec� llevarla (vivimos en la misma localidad) y acept�. Ya en el
auto, pude observar que vest�a una blusa verde agua... �se era el color del
cuellito que aparec�a por encima del pul�ver celeste que llevaba debajo de su
campera azul, la cual desprendi� cuando entr� en el coche. Tambi�n vest�a un
elegante par de pantalones al tono y zapatillas celestes. Le dije que estaba muy
elegante y sonri�, un poco ruborizada. Camino a casa -faltaban unos 10 kms.-, me
pregunt� si no pod�a dejarla en la casa de una t�a suya, porque sus padres no
estaban y no volver�an hasta el d�a siguiente (domingo) alrededor de las 7 pm.
Me detuve frente a aquella casa y se baj�, pero esper�, por las dudas. Por
suerte que esper�: no hab�a nadie. Subi� al auto y, abraz�ndome con cierta
timidez, se larg� a llorar. "�Estoy sola! �No tengo ad�nde ir!", repet�a.
Entonces, le ofrec� venir a mi casa y le dije que despu�s, podr�a llamar a su
t�a para ver si estaba y, en todo caso, podr�a irse. Me agradeci� con un beso en
la mejilla y se calm�. En las 5 cuadras que nos separaban de mi casa, estuvo muy
calladita, como pensativa.
Entramos y se acomod� en un sill�n. Le pregunt� si no quer�a
pasar al ba�o y me dijo que no, gracias. Le dije que yo s�, pero que se quedara
ah�... que volv�a enseguida. Me acord� de un video de porno infantil que hab�a
quedado puesto en mi videocasetera, pero supuse que no tendr�a la suerte que
dicen tener otros tipos que, al regresar, la nena est� a mil, masturb�ndose y
viendo la pel�cula. Tampoco se me ocurri� pensar que Carolina me espiar�a por la
cerradura de la puerta del ba�o, para descubrir mi "impresionante" aparato...
nada de eso. Y fue una suerte, porque no ocurri� y me habr�a desilusionado al
ver la realidad; incluyendo mi propia realidad, ya que mi verga, sin ser una
miniatura, dista mucho de ser impresionante.
De todas formas, al regresar al living, donde la hab�a
dejado, Carolina segu�a en el mismo sill�n, con los codos en sus muslos,
apoyando su cara sobre ambas manos, con rostro pensativo. Sin querer, la
sobresalt� cuando, a mi llegada, le ofrec� una Coca. Me la acept� y me sent�
frente a ella, alcanz�ndole el vaso. Tom� un trago y me dijo que hab�a estado
pensando cu�l ser�a la mejor manera de pagarme ese favor y que cre�a que ya
sab�a. Se me acerc�, caminando de rodillas y, dejando su vaso a su lado en el
piso, sorpresivamente, me desabroch� el cintur�n, me abri� la bragueta y,
metiendo su mano en la parte delantera de mi b�xer, sac� mi semierecta pija.
Corri� el prepucio y, no sin cierta carita de desconfianza, apoy� la punta de su
leng�ita contra el extremo de mi glande. Era obvio que no le pareci�
desagradable, porque empez� a lamerlo como un chupet�n y, de la misma manera,
comenz� a met�rselo en la boca. Ya para ese momento, me ten�a completamente al
palo, y haciendo movimientos de mete-y-saca en su adorable boquita, ambos
gimiendo con un placer que ninguno de los dos hab�amos imaginado un rato atr�s,
cuando la encontr� al borde de la ruta.
Me habr�a fascinado venirme en su boca en ese mismo momento,
pero hab�a dos cosas que deseaba hacer antes... o, por lo menos, una: mi gran
prioridad (mi "fetichismo", por as� llamarlo) era verla TOTALMENTE desnudita y
recorrer todo su cuerpo con manos y labios; la otra -si ella estaba dispuesta-
era cog�rmela por donde, para m�, es natural: la cuquita. He hecho sexo anal a
lo largo de mi vida, pero en casi todas las oportunidades, ha sido por
curiosidad de ellas. En fin... la separ� de mi verga, dici�ndole previamente que
quer�a que se quitara la ropa. Me pregunt�, a modo de condici�n, si yo tambi�n
me desvestir�a y le respond� que s�, si ella lo deseaba. Sin embargo, antes de
acceder a mi pedido, me pidi� el tel�fono: quer�a llamar a su amiga para decirle
que, definitivamente, no aparecer�a por su casa esa noche; tambi�n le recomend�
(y era verdad: con su consentimiento, estaba escuchando toda la conversaci�n por
la extensi�n de mi cuarto) que, si sus papis llamaban a casa de su amiguita,
inventara cualquier excusa para convencerlos de que estaba ah� pero que no pod�a
hablar con ellos. "�Bien, Carito!", exclam� la otra, feliz por su amiga. "�Por
fin decidiste unirte al grupo LD!". Cuando colg�, volvimos a encontrarnos en el
living y la pregunta me surgi� sola: �qu� es el grupo LD? Con una sonrisa
c�mplice y todav�a algo vergonzosa, me contest� que era el grupo "Lolitas
Desvirgadas". Entonces, le pregunt�, s�lo para confirmar mi sospecha, si estaba
dispuesta a unirse a ese grupo. Me dijo que s�; que, a la vez que me agradec�a
el favor, quer�a unirse al grupo LD que, cada vez, ten�a m�s socias.
Se desnud� frente a m�, sin olvidar ni una sola prenda. Yo ya
estaba como Dios me hab�a tra�do al mundo... s�lo que "un poquito" m�s crecido y
desarrollado, jejeje. Ese cuerpito menudo podr�a haber sido el de un var�n de
esa misma edad, de la cintura para arriba, pero aun as�, me pon�a a mil verlo
tan infantil, fr�gil y audaz. Adem�s, como se imaginar�n, no me qued� mir�ndole
s�lo las tetitas chatas: tambi�n mir� sus piecitos, sus piernas y aquella
cuquita, a�n oculta por sus labios mayores. Se me hac�a agua la boca al
imaginarme todo lo que podr�a hacer con esa dulce ni�ita y cu�nto podr�a
ense�arle... despu�s de todo, soy profesor (SU profesor), �verdad? La invit� a
sentarse sobre mis piernas y empec� a acariciar sus pezoncitos y a rascarlos
suavemente con la u�a. Luego, acerqu� mi lengua y los lam� y chup� con una
excitaci�n que puso mi pija como si fuera de acero. Mis dedos bajaron a su
conchita, masaje�ndola y comprobando que estaba muy mojada y lubricada.
Llev� esa misma mano a su boca para que probara sus propios
jugos. Parecieron encantarle porque no dejaba de chuparme el dedo �ndice; era
obvio que Carito estaba lista para su ingreso en ese creciente grupo al que ya
pertenec�an muchas amiguitas suyas y compa�eras de colegio... pero en este caso,
ser�a yo quien har�a que pasara su prueba de iniciaci�n. La reacomod� sobre m�,
sent�ndola m�s atr�s y le dije que le doler�a un poco pero que intentar�a que
fuera lo m�s r�pido posible y que, al estar sentada sobre m�, era ella quien
controlar�a el ritmo y la profundidad de la penetraci�n. Pero le advert� que no
intentara sac�rsela de su interior hasta que terminara su desvirgamiento... que
m�s bien, detuviera su movimiento de sube-y-baja hasta que su estrecho orificio
se adaptara. Con un "ok", la nena se levant� un poco, apoyando sus nalgas en mi
est�mago, mientras yo acomodaba mi verga que apuntaba hacia arriba. Me asegur�
de que, a medida que ella bajaba, quedara justo a la entrada de su cuevita.
Sigui� bajando y pronto, mi glande estuvo dentro de su canal y se entusiasm�
porque la intensidad del dolor no era lo que ella esperaba... pero, claro: a�n
no hab�a perforado su himen, a cuyo tope llegamos unos segundos despu�s.
En ese momento, resolv� ayudarla a pasar el mal trago cuanto
antes. La tom� de la cintura, la levant� un poquito y dej� que cayera. Su grito
fue muy fuerte y llor� un poco, pero nunca dej� de moverse: tal vez, sus
experimentadas amiguitas le hab�an dado ese consejo para que el dolor pasara m�s
r�pido... en realidad no lo s�, porque no se lo pregunt�, aunque todav�a estoy a
tiempo. Pero, como dije, no dej� de moverse y sus gemidos y suspiros me hicieron
explotar antes de lo esperado. Creo que tuvo 3 orgasmos mientras cog�amos,
incluyendo el que tuvo al sentir mi leche inundando su interior.
Podr�a seguir cont�ndoles esta experiencia, pero si lo
desean, puedo seguir en otra oportunidad... lo que les adelanto es que hicimos
cosas MUY chanchas y morbosas esa noche que Carolina pas� conmigo. Adem�s,
tuvimos otros encuentros y momentos sumamente excitantes.
Invito a las chicas entre 11 y 15 a�os a escribirme y a
agregarme en su MSN... podemos pasar momentos MUY agradables y, si se portan
"bien", hasta puedo ayudarlas con sus tareas de TODAS las materias. �Qu� les
parece, chicas? Besitos de su profe Carlos.
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Relato: Una alumnita agradecida
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