Relato: Herencia amatoria





Relato: Herencia amatoria

Herencia amatoria (I)


1� parte: Amantes, amigos y amantes


Cuando llegu� de Londres para asistir al funeral de mi padre,
Toni, mi amigo del alma, me esperaba en el aeropuerto con la cara fruncida por
el dolor. En los �ltimos a�os, mientras yo me preparaba para ser un gran
directivo, �l se hab�a convertido en el hombre de confianza de mi padre. Tras la
muerte de mi madre, incluso se hab�a trasladado a la mansi�n familiar para
apoyarle y hacerle compa��a.


En los �ltimos ocho a�os, hab�a visto a Toni en contadas
ocasiones. Las escasas temporadas que yo pasaba en Barcelona coincid�an siempre
con las �pocas de m�ximo trabajo en la empresa de mi padre y Toni viajaba por
todo el mundo para atender los negocios mientras pap� se tomaba un descanso para
estar conmigo esos d�as.


El funeral, repleto de pol�ticos, empresarios y famosos de
toda pasta en busca de la fotograf�a con los primeros, fue una autentica
pesadilla. Estuve todo el tiempo deseando poder estar en casa para privatizar mi
dolor.


No fue hasta dos d�as despu�s del funeral que, con la ayuda
de Jon�s, nuestro mayordomo de toda la vida, me puse a ordenar la ropa y los
enseres personales de mi padre. Esper� a Toni para cenar, charlamos de nuestras
cosas, nos dimos las buenas noches y le coment� mi intenci�n de leer cierta
correspondencia privada que hab�a encontrado en el despacho de mi padre.


Mi amigo intent� disuadirme diciendo: "No s� si est�s
preparado para leer todo esto". Le hice ver lo est�pido de ese comentario. �l me
lanz� una mirada enigm�tica, a la que, ya medio cabreado, contest�: "Estoy
preparado para lo que sea". �l me espet� un brusco "�Quiz�s!" y sali� del
comedor dej�ndome con la palabra en la boca. No di mayor importancia a su
reacci�n. Me desped� del servicio y me fui a mi habitaci�n.


Me desnud� y me tend� en la cama cogiendo la primera de las
cartas de pap�. La mayor�a eran invitaciones a actos est�pidos, pesadas cartas
formales y cosas por el estilo. Estaba por apagar la luz y acostarme cuando
descubr� una carta muy distinta a las dem�s. Era una apasionada carta de amor,
de fecha muy reciente, firmada con un enigm�tico garabato. No me extra�� en
absoluto que mi padre pudiera volver a enamorarse -era a�n joven, muy
sofisticado y realmente atractivo- pero me intrig� quien pod�a ser esa mujer.
Rele� la carta varias veces para ver si daba con alguna pista. Mi b�squeda fue
in�til. De repente me vinieron a la mente las �ltimas palabras de Toni: era
evidente: si alguien sab�a algo de la vida privada de mi padre, ese era �l.


A la ma�ana siguiente me levant� muy temprano. Me duch� en 5
minutos y, sin vestirme siquiera, y me dirig� a la habitaci�n de Toni. No me
molest� en llamar. Entr� de sopet�n, abr� las cortinas, le zarande� y le dije
sin reparos: "Quiero saber quien era la novia de mi padre". �l me mir�
sorprendido, me hizo una mueca y se gir� para intentar dormir. Insist� y se
incorpor�. Me mir� con un cierto aire de ternura, mir� el despertador y balbuce�
un casi imperceptible "Joder".


Fue suficiente. No iba a dejarle meditar la respuesta. Me
puse encima de �l y empec� a hacerle cosquillas como cuando �ramos ni�os. �l
intent� zarandearse para evitarme y casi lo consigui�. Rodamos enlazados por la
cama mientras �l intentaba liberarse de m�. De repente not� como mi pene se
excitaba. No supe que hacer y me qued� mirando a Toni. Estaba totalmente desnudo
debajo de m� y not� su pene cerca de mi muslo, tambi�n estaba en plena erecci�n.
Nos miramos a la cara un segundo pero no nos movimos ni un cent�metro.


Me mir� a m� mismo. Mi albornoz (lo �nico que llevaba puesto)
estaba casi desabrochado. Not� la calidez de su piel junto a la m�a. Toni no
hizo nada por separarse de m�; al contrario, se puso frente a m� y comenz� a
pasear sus manos por mi pecho y a masajear mis tetillas, mientras se incorporaba
lentamente. Me mir� a los ojos y me regal� en un beso apasionado al que yo
respond� casi de immediato. Le acarici� los l�bulos mientras introduc�amos
nuestras lenguas hasta el fondo del nuestros respectivos paladares. Nunca me
hab�an besado de esa forma, nunca un beso me hab�a producido tanto placer, y,
sorprendido, not� como unas gotas de mi jugo preseminal se vert�an sobre el
pecho de Toni. �l ni se inmut�, se separ� de mis labios, recogi� mi jugo con la
punta de sus dedos y lo lami� golosamente. Despu�s me ofreci� sus dedos y lam�
el delicioso gusto de mi semen y su c�lida saliva.


Lentamente, Toni se fue incorporando. Por primera vez le vi
completamente desnudo y apreci� sus 180 cent�metros de hombre, su pecho
musculoso y lampi�o, sus piernas fuertes y su culo prieto. Mi exploraci�n se
detuvo en su entrepierna donde me deleit� en su estaca de 18 cm y unas pelotas
grandes y sin vello. El tambi�n me explor� levemente, pas� lentamente su lengua
desde mi boca hasta los dedos de mis pies, deteni�ndose en cada curva, cada
�rgano y cada ap�ndice de mi cuerpo laboriosamente trabajado en los gimnasios
m�s exclusivos de la "city". Cuando acab� su exploraci�n comenz� a lamer con
pasi�n los 19 cent�metros de mi polla y a pasar su lengua desesperadamente por
mis test�culos. Vaya con las tragaderas de mi amigo: en un minuto introdujo todo
mi pene en su boca y me hizo estremecer de deseo. Cuando mi respiraci�n
demostraba la inminencia de mi corrida se la sacaba de la boca y empezaba a
lamer mi vientre. Al poco tiempo volv�a a tragarse mi polla y comenzaba un lento
mete-saca que se iba haciendo cada vez m�s intenso.


Finalmente le implor� que me dejara acabar. Sac� mi pene de
su boca, me dijo "As� no" y se dirigi� al ba�o sin decirme nada. Al cabo de unos
segundos que me parecieron un siglo volvi� con un frasco de vaselina, unt�
ligeramente su ano y se sent� de una estocada sobre mi pene. Yo grit� de placer
mientras �l gritaba de dolor-placer. Empez� a subir y a bajar mientras yo
suavemente empezaba a masturbarle. Nuestra corridas fueron de campeonato y casi
de forma simult�nea. La m�a en su agujero y la suya sobre mi pecho, mi cuello y
unas gotitas que salpicaron levemente mis labios y que succion� con avidez.


Toni, se levant� y comenz� a lamer su propio semen con
glotoneria. Cuando acab� limpi� mi pija y me dio un beso apasionado en el que se
mezclaron nuestras salivas con los restos de nuestras eyaculaciones.
Permanecimos un rato tumbados en la cama abraz�ndonos y descubriendo nuestras
respectivas anatom�as hasta que nos interrumpi� el tel�fono. Era Sergio, el
chofer de pap�, preguntando a Toni a que hora quer�a que estuviese preparado el
Mercedes para llevarlo a la oficina. "En media hora, Gracias Sergio" dijo y
colg� dici�ndome: "Eric, cari�o, lo siento pero el deber me llama". Se levant�
bruscamente y fue a asearse.


Cuando sali� de la ducha se acerc� de nuevo a la cama. Me
bes� tiernamente y me dijo "puedes ducharte ahora, mientras me afaito". Le quit�
la toalla que llevaba en la cintura y me met� bajo el chorro de agua caliente.


A�n no estaba del todo mojado cuando se abri� la mampara o�
un divertido "Servicio de enjabonamiento de espaldas, dejen paso por favor".
Toni se puso detr�s de mi y comenz� a darme un sensual masaje mientras pegaba su
pene erecto a mi culo. El masaje pas� a la parte delantera donde mi instrumento
estaba de nuevo al m�ximo de sus posibilidades. Me gir� para besarle y Toni con
un tierno "Te quiero" se arrodill� y empez� a lamer mi polla hasta que me vine
de nuevo en su boca. Lo trag� todo. Se levant� apresuradamente y sali� con un
expresivo "Voy a llegar tarde a todas partes".


Cuando sal� del ba�o se estaba acabando de vestir. Me acerqu�
a �l, le hice el nudo de la corbata y le bes� con pasi�n. Cuando iba a largarse.
Le di un tir�n de la corbata y le dije "Aunque nos hayamos acostado juntos, me
debes una respuesta: Quiero saber qui�n era la amante de mi padre".


Toni me mir� con una sonrisa p�cara y me dijo: "De verdad
quieres saberlo?" Con cara muy seria le dije que s�.


�l vacil� un momento y me espet�: "Tranquilo, tu madre fue la
�nica mujer en la vida de tu padre. Nunca tuvo ninguna amante... tuvo UN amante
y hace unos minutos te has divertido de lo grande follando con �l"


No esper� mi respuesta. Me bes� de nuevo, me dijo: "Lo siento
cielo, he de irme. Quedamos para cenar esta noche?" y sali� de la habitaci�n.



...continuar�




2� parte: Masturbaci�n a duo


Despu�s de lo que me dijo Toni, me qued� estupefacto no pod�a
ni siquiera imaginarme que mi padre sintiera nada por los hombres. La sola
visi�n del gran y atractivo Eudald Sugranyes en la cama, desnudo y compartiendo
sus sentimientos m�s �ntimos con Toni me desconcertaba soberanamente. Por una
parte me sent�a herido siempre lo hab�a compartido todo con mi padre, nos
envi�bamos largu�simos e-mail de manera casi diaria, habl�bamos horas por
tel�fono, me visitaba cada tres semanas y, seg�n creia, me manten�a siempre al
d�a de todo lo que pasaba en casa y en la empresa.


Por otra parte sent�a una especie de pudor por haber invadido
de golpe la vida �ntima de mi padre y, no voy a negarlo, un cierto morbo
imaginando a Toni comerse el pene de mi padre, siendo pose�do por �l mientras
ambos se inundaban de placer y sudor. Me hexcit� de nuevo pensando en la
posibilidad de poder contemplar esa escena aunque fuera una s�la vez.


"Ejem, ejem, se�orito Eric, da usted su permiso". Esas
palabras me volvieron de nuevo al mundo real. Era Jon�s el mayordomo quien
r�pidamente y sin mirarme ni mostrar la m�s ligera extra�eza por encontrarme
desnudo (y totalmente erecto) en la cama de Toni, descorr�a las cortinas y
dejaba en la mesita camilla una bandeja con un par de barritas de cereales, un
yogurt y un caf� muy cargado como a m� me gustaba. Seguramente �l, aunque por su
discreci�n lo negar�a siempre, hab�a sido el testigo silencioso de la relaci�n
de pap� y Toni. Desayun�, me volv� a mi habitaci�n y pensando en todo lo que
hab�a pasado en los �ltimos d�as me qued� dormido hasta el mediod�a.


Me despert� empa�ado en sudor me puse un pantaloncillo de
deporte y una camiseta a juego y baj� a dar un paseo por el jard�n. Mi mente
daba vueltas a una �nica idea: pap� y Toni hab�an sido... amantes!.


De pronto me encontr� frente a la piscina exterior, me sent�
en una de las tumbonas, me quit� la camiseta y me puse a tomar el sol. Ni
siquiera me di cuenta de que no estaba solo hasta que algo un peque�o ruido me
hizo girar la cabeza. Era Sergio, nuestro chofer y jardinero, que estaba podando
los setos del jard�n a pocos metros a mi izquierda.


Nunca antes me hab�a fijado demasiado bien en �l. Iba vestido
con un pantaloncillo corto y una camiseta sin mangas ajustada. Lo hab�a
contratado mi padre cuando yo estaba en Londres. Escondido tras mis gafas de sol
lo mir� con atenci�n. Era un chico no mucho mayor que yo, m�s o menos de mi
altura y con una abundante melena casta�a recogida en una divertida trenza.
Tenia un cuerpo de anuncio, unos brazos fuertes y musculosos, una espalda ancha
y unas piernas velludas y de perfecto futbolista. �Vamos un pezado de t�o!.


De repente se gir�, me vio y se dirigi� hacia m�. Not� como
mis mejillas ard�an de verg�enza. Mientras se acercaba me pude deleitar con sus
abdominales perfectos y el gran paquete que se intu�a bajo su short.


"�El se�or necesitar� de mis servicios?", me pregunt�. Me
qued� sin saber que responderle mientras mis ojos se deleitaban con ese cuerpo.
"Perdone, se�or, me ha oido usted, desea que le acompa�e a alguna parte".


Mir� distra�damente mi reloj, eran las cinco de la tarde.
Mir� a mi interlocutor y le respond� lo primero que pas� por mi cabeza: "Si
Sergio, desear�a que me acompa�ara al centro a hacer unas compras, pero si tiene
trabajo en el jard�n podemos ir ma�ana". "Le agradecer� que sea hoy, se�or,
ma�ana, si a usted le parece bien, le ped� al Sr. Antonio el d�a libre por
asuntos personales". "De acuerdo pues Sergio, me aseo, me visto y en una hora le
espero frente a la puerta de la casa". "Muy bien se�or, si me disculpa yo
tambi�n ir� a ducharme y ponerme ropa m�s adecuada", recogi� sus herramientas,
ofreci�ndome un generoso plano de su culo firme y se dirigi� a su apartamento
sobre el garaje.


Me fui a mi habitaci�n, me desnud� y de pronto algo, como un
resorte, me llev� a asomarme a la ventana. Desde mi cuarto se gozaba de una gran
vista sobre el jard�n, la piscina y, a pocos metros, el garaje. En el
apartamento del garaje se vislumbraba una ventana abierta. Era el cuarto de
Sergio. Corr� las cortinas y busqu� mis prism�ticos en un intento vano de ver
algo en ese apartamento que me atra�a como un im�n. Mis pesquisas tuvieron un
resultado mucho mayor del esperado.


Sergio entr� al poco tiempo al apartamento. Parec�a nervioso
y apresurado. Se sac� la camiseta ofreci�ndome un primer plano de su pecho
perfectamente musculado y fibroso. Su piel morena y sudada resplandec�a ante mis
ojos. Mi vista se detuvo de pronto en el bulto de su entrepierna que parec�a
definir una incre�ble erecci�n. Se desat� el pantaloncillo y apareci� un peque�o
tanga que intentaba esconder, sin conseguirlo, lo que parec�a un pene de tama�o
formidable. Se arranc� nervioso la fina pieza de ropa y empez� a manosearse un
gran rabo de, a primera vista, veintitantos cent�metros, coronado con un glande
circundado rosado como una fresa y de lo m�s apetecible. Bajo est� un
ensortijado de pelos casta�os que destacaban m�s a�n unas bolas morenas y de
gran tama�o.


Mi pene se alegr� ante tanta belleza y not� una erecci�n
instant�nea. La sesi�n matinal con Toni no hab�a hecho m�s que excitarme y mi
l�vido deseaba m�s. Al mismo tiempo Sergi� se tir� sobre la cama y empez� a
masturbarse lentamente con una mano mientras con la otra se iba introduciendo un
dedo en el ano.


Yo, pese a estar de pie, hice lo mismo que �l mientras
deseaba con lujuria poder besar ese gran aparato que ve�a tan cerca pero que me
parec�a extra�amente lejano.


El sube y baja de la masturbaci�n peneal iba acompa�ado de
una maravillosa masturbaci�n anal, al primer dedo sigui� el segundo y un tercero
y, creo que en el caso de Sergio hasta un cuarto. De pronto el ritmo fren�tico
de su masturbaci�n disminuy� y me pareci� intuir como su miembro se tensaba y se
estremec�a como si tuviera vida propia al mismo tiempo que el m�o experimentaba
s�ntomas similares.


De repente el miembro de Sergio escupi� un primer y abundante
trallazo de semen, al que siguieron como ocho m�s de la misma intensidad
mientras, al tiempo yo me corr�a en el alfeizar de la ventana.


Sergio se qued� inm�vil, con la mano derecha recogi� los
restos de semen que hab�an quedado sobre su pecho y los comi� golosamente
mientras yo me mor�a por no poder estar ah� para acabar la partida junto a mi
objeto de deseo.


De pronto mi espiado mir� el reloj, se levant� de un golpe y
se perdi� en la habitaci�n contigua que supuse ser�a el aseo. Eso hizo que
despertara de mis fantas�as y me introdujera tambien en el ba�o.


Diez minutos despu�s nos encontramos en el hall. Sergio
entraba apresurado mientras yo bajaba por la escalinata. iba vestido con un
pantal�n de punto ocre y una camisa blanca impecable adornada con una corbata de
tonos negros y amarillos. En pocos segundos lo observ� atentamente. En conjunto
era un "pedazo de hombre" pero hab�a algo en su semblante muy severo, vigilante,
como si se tratara de un animal encerrado que espera ansioso un descuido de su
due�o para escaparse; ese algo le daba un aspecto triste y lo hac�a parecer m�s
maduro.


Cuando descend� los �ltimos escalones se dirigi� a m� con
respeto:


- Perdone mi retraso se�or, en el �ltimo momento he tenido
que hacerme cargo de un trabajito pendiente. En un par de minutos tendr� el
coche preparado.


- No se preocupe Sergio �le contest�- tambi�n yo he tenido un
imprevisto de �ltima hora que me ha rezagado un poco.


Sergio me mir� y esboz� media sonrisa mientras me indicaba
con un gesto que llevaba la bragueta desabrochada y sal�a en busca del coche.


Me sub� la cremallera, me mir� al espejo y sal� tras su
hermoso culo hacia el jard�n


... continuar�


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