DESCUBRIMIENTO I
Hola!, me llamo Marcela, Marce para mis amigos y soy de
Buenos Aires, Argentina.-
Tengo 18 a�os y estoy en el primer a�o de la universidad de
veterinaria, tengo 1.73 de estatura, pelo negro, ojos grandes color caf�, mis
pechos no son muy grandes pero tienen una particularidad, mis pezones, una vez
excitados son bastantes grandes y duritos, durante el invierno llamar la
atenci�n. Mi fuerte era y son mis caderas y principalmente mi cola, dura y
parada, un amigo le dice "la insolente". Soy hija �nica y l�gicamente,
caprichosa o mal criada.-
A los 10 a�os, mis hormonas comenzaron a trastornar todo,
sensaciones nueva, desarrollo de f�sico y atenci�n mayor por mi cuerpo.-
Como ya dije, era y algunos dicen aun soy, una consentida. A
una amiga del colegio, le regalaron un perro, no recuerdo que raza, pero el
asunto es que quer�a uno y me propuse obtenerlo. Lo cual, al vivir en un
departamento, el espacio y el consorcio del edificio, tienen su dificulta. Mis
padres finalmente, para mi cumplea�os n�mero 11, me dieron el gusto y al mismo
tiempo encontraron una decisi�n, digamos, salom�nica.-
Me regalaron un hermoso perro chihuahua africano, de pelo
color marr�n claro, ojos saltones, de cuerpo un robusto y macho, para no tener
problemas con el celo. Quede fascinada, y se convirti� en el centro de mi vida,
salvo, en lo relacionado con atender sus necesidades.
Me encantaba jugar con �l, dorm�a en mi cama, lo paseaba en
la plaza que hay frente a mi edificio, lo llevaba a todas partes, era un encanto
y mi mejor juguete.-
Un s�bado a la ma�ana, despu�s de ducharme y comparar el
crecimiento de mis tetas, un par de mil�metros m�s que ayer, pero tetas al fin.
Me encontraba frente a mi espejo pensando qu� ponerme, cuando mi madre me avisa
que se sal�a para hacer compras y Freddy, el nombre de mi perro, se encontraba
conmigo, y accidentalmente recibi� un pisot�n, lo cual provoc� un chillido y una
inmediata retirada hacia la pared, con mirada acusadora y levantando su pata
delantera. Con mi mejor tono de consuelo, me acerque acuclill�ndome frente a �l
y pasando mis brazos por entre mis piernas para acariciarlo, sin darme cuenta
que me exhib�a totalmente.-
Freddy, acepto mis disculpas y se acerco aun gimiendo.
Supongo que mi sexo deb�a estar emitiendo olores, porqu� luego de lamerme la
mano, el hocico apunto hacia all�, y a pesar de mi reto amistoso, �l insisti�.-
Francamente, en ese momento descubr� tres cosas.-
La primera, que Freddy hab�a dejado de ser un cachorro. La
segunda, que el roce de su lengua por mis labios, me provoc� un estremecimiento
como para arrancarme un gemido, perder el equilibrio y mirarlo asombrada.-
Debo haberme quedo as� un minuto, mientras trataba de
comprender qu� hab�a pasado.-
En ese tiempo, Freddy con sus orejas bajas, t�midamente se
acerc� a mi mientras me debat�a entre alejarlo o no. Y descubr� la tercera cosa,
me gustaba sentir esa lengua �spera, larga y h�meda.-
Las sensaciones que transmit�an m� de desconocido cl�toris,
mis labios y mi ano hac�an sentir un calor que me estremec�a. Y s�, me rend�,
lamida tras lamida me fui recostando manteniendo mis piernas abiertas para �l,
sintiendo el placer que recorr�a todo mi cuerpo.-
Supongo, que en alg�n momento tuve mi primer orgasmos, me
descubr� en posici�n fetal con mi mano tapando mi palpitante y muy, pero muy
empapada vagina, con mis labios secos, ligeramente mareada y aun agitada.-
El resto del fin de semana, para asombro de mis padres,
estuve silenciosa y pensativa, mirando a mi perro.-
A partir de ese momento, intente de varias maneras repetir,
con mi mano, con la punta de algunos muebles, cualquier cosa donde pudiera
apoyarme y frotar mi sexo. Tuvo orgasmos de distintas intensidades, ninguno
igual al primero, pero placenteros.-
Hab�a pasado un mes, y me masturbaba tres, cuatro y a veces
hasta cinco veces seguidas. Descubr� durante la hora de clase, que cerrado
r�tmicamente mis piernas pod�a obtener un peque�o orgasmo sin que nadie se diera
cuenta, en otras oportunidades el en el ba�o pod�a aliviarme.-
A veces, un roce en mis pezones pod�a desatar el deseo, viv�a
con mi vagina empapada, llegue a llevar ropa interior extra para cambiarme
durante las horas de clases. Me hab�a convertido en una adicta.-
De alguna manera, lo vivido con Freddy, me cambi� pero
tambi�n cambi� mi relaci�n con �l, lo quer�a m�s que antes pero trataba de
alejarlo, no permit�a que durmiera conmigo ni que estuviera en mi dormitorio
cuando me vest�a, en la plaza no me gustaba que se acercar� a las hembras, creo
que me provocaba celos. Hasta rechace energicamente cruzarlo con otra perra de
su raza. Pobre.-
Un d�a llega a mi casa de la agotadora clase de gimnasia,
cansada y sin fuerzas, solo con el animo de llegar a mi dormitorio y desplomarme
boca abajo sobre mi cama, sin sacarme el uniforme ni ba�arme, aprovechando que
estaba sola.-
Con mi pollera bastante subida mostrando mi ropa interior,
l�gicamente humedad y perdida en mi cola, con mis muslos un poco separados y mis
brazos abrazando la cama.-
En esa posici�n me encontr� Freddy, que no tuvo mejor idea
que subirse para saludarme, lo aleje con un gru�ido y �l se dirigi� a mi cola y
una vez all�, el olor debe haber sido irresistible.-
Cuando sent� su nariz fr�a rozando mis nalgas y decididamente
dirigi�ndose hacia abajo, olfateando, se me endurecieron los pezones casi al
instante, retuve la respiraci�n y mis ojos miraron a mi perro reflejado en el
espejo. Sent� su peso sobre mis muslos y el insistente roce de su hocico
presionando, que al no obtener lo que quer�a utiliz� una pata para ayudarse.
buscando que me abriera, para colmo la u�a se enganch� en mi bombacha sac�ndola
de entre mis nalgas, los repetidos intentos de desengancharse, tirando mi
bombacha y presionando sobre mi cl�toris hizo que mi vagina empezara a palpitar
y lubricarse, y el deseo tom� las riendas.-
Lentamente cerr� los ojos y separe los muslos.-
Freddy, aun enganchado apart� aun m�s mi ropa interior, y
decididamente hundi� el hocico. Mis manos se aferraron fuertemente a la cama,
estire mi cuello y comenc� a gemir y en alg�n momento levant� la cola para
sentir m�s, quer�a m�s, necesitaba m�s.-
Con mis labios mayores totalmente abiertos, esa lengua tocaba
con endemoniada rapidez, mi cl�toris, mis labios menores, todo y nada. Mis
gemidos eran ahora gritos de �xtasis y levantaba todo lo que pod�a las caderas y
separaba m�s las piernas, me molestaba la bombacha y la tom� apart�ndola m�s.-
�Odi� a ese perro y lo am�!. �C�mo lo am�!.-
Si la primera vez hab�a sido intensa, esta, fue incre�ble.
Cuando el orgasmo estall�, sent�a que me mor�a, mis pezones
me dol�an, mi boca estaba totalmente seca, el cuarto me daba vueltas, mi cuerpo
parec�a derretirse.-
Poco a poco recupere la conciencia, descubr� que el hocico de
Freddy descansaba sobre mis nalgas, que una pata se levanta y se apoya y despu�s
la otra.-
Lo veo por entre mis desordenados cabellos, como Freddy se
incorporaba con sus orejas paradas, me dio la impresi�n como victorioso. Su peso
hace que se abran las nalgas, mira y luego apoyar su pecho, y sus patas se
separan como queriendo abrazar mis caderas y s�bitamente siento que algo toca mi
carne.-
Ese algo se define en una punta dura que choca, en r�pida
sucesi�n, la carne entre mi vulva y mi ano. Logro entender que intentaba hacer y
trato de evitarlo, pero me encontraba tan relajada, sin fuerzas que pierdo
tiempo y siento que Freddy acierta mi ano y se abre paso con rapidez y
decisi�n.-
Era su miembro, de la dimensi�n de un dedo adulto, no me
molesto su ingreso, adem�s con la velocidad en que lo hizo y relajaba como
estaba, solo me causo extra�eza y una ligera incomodidad.-
Me causo un poco de gracia pensar que Freddy me consideraba
su perra y por otra parte, el placer que me hab�a dado merec�a un premio.
Tampoco puedo dejar de reconocer que sent�a curiosidad, la incomodidad hab�a
pasado, mi ano se hab�a adaptado, as� que porque no dejarlo y ver que pasaba.-
Sent�a que Freddy ya chocaban contra mi carne, por l�gica,
todo su miembro lo tenia dentro, ve�a las caderas de mi perro empujar y
retroceder. Su lengua, su maravillosa lengua entraba y sal�a de su boca mientras
respiraba agitadamente.-
S�bitamente siento un agudo dolor en mi ano, algo m�s grueso
y grande se estaba abriendo paso, en ese entonces no sab�a de la bola que los
perros tienen-
Finalmente, mi ano se lo trago y el dolor paso, permitiendo
que me concentrara en las sensaciones que recib�a, comenc� a disfrutar y luego a
deleitarme.-
Cre�a imposible volver a tener ganas, pero estaba equivocada,
sentir el roce en las paredes de ni ano y que adem�s repercut�an en la vagina me
arrancaron gemidos de gozo.-
Cuando el miembro de mi querido Freddy comenz� a hincharse, y
luego explotar, y sentir su esperma llenando mis entra�as, no quise ni pude
evitar explotar tambi�n en un orgasmo largo y delicioso.-
Con un poco de dificulta, Freddy logro darse vuelta,
estuvimos pegados varios minutos mientras bombeaba esperma, que sent� y disfrute
cada vez.-
Mi madre llego a la hora habitual, la salude con una amplia
sonrisa mientras Freddy dorm�a placidamente, la ayude con sus cosas y luego tuve
que ir al ba�o, necesitaba otra vez, cambiarme de ropa.-
Para mi asombro, el esperma de mi adorado perrito no deja de
salir.-
CONTINUARA.-