Soy Joaquin, tengo 30 a�os, de Capital Federal, Buenos Aires
y esto que les voy a contar pas� en este diciembre caluroso. Hac�a tiempo que me
obsesionaba la idea de tener un tr�o. Desde siempre me excit� la posibilidad de
ver a una pareja amarse frente a m�. M�s a�n que pudiera ayudar a complacer a la
dama. Considero que la destinataria de todo goce debe ser la mujer. Un hombre se
debe considerar tal, si puede dejar satisfecha a una mujer. Esto me llevo a
experimentar "t�cnicas" con este cometido, tal vez no salgan de lo normal, pero
la voluntad y paciencia al aplicarlas dan sus frutos, no habiendo mayor
recompensa que una mujer satisfecha durmiendo a tu lado.
Con mi anterior pareja, una chica hermosa y con una cola que
ped�a a gritos placer, intent� cruzar la l�nea de lo cotidiano y hacerla gozar
del placer de disfrutar de dos hombres a la vez, pero se rehusaba a mis pedidos
y se conformaba conmigo y alg�n vegetal sustituto. No obstante pudo gozar con
esa cola que se lo ped�a y que ella se negaba en usar. Es m�s, desde ese
momento, sus orgasmos m�s intensos y conmovedores los logr� desde all� y
suplicando por favor que contin�e. Reconoci� intenso el gozo compartido de sus
extremos de placer.
Cuando nos prepar�bamos para el amor, ella misma preparaba a
nuestro vegetal amigo de turno. As� sus orificios se completaban en forma
alternativa. A veces yo por atr�s y �l por delante y en otras, intercambi�bamos.
Siempre le suger�a lo bueno que ser�a para ella en ese momento tener otra de
verdad o al menos que pueda pasarla por su boca. Nunca acept�.
Volvamos a Diciembre. V� un aviso en una p�gina de
intercambios y pr�cticas sexuales alternativas de un joven que buscaba alg�n
hombre para iniciar a su novia en un tr�o en forma casual. Como hab�a pasado
horas buscando esa posibilidad, y cre�a tener alguna experiencia, me comuniqu�
con �l. Despu�s de solicitarme la foto de rigor, a ella ya la hab�a visto en el
aviso, y varios mails, decidimos juntarnos a tomar una cerveza y charlar de lo
que ten�amos pensado cada uno de nosotros.
Juan, as� se llamaba �l, me cont� que disfrutaba mucho con su
chica, Soledad, pero que se volv�a loco pensando en tener sexo de a tres y que
ella sacar� la locura sexual que ten�a y que no quer�a ver. Se masturbaba
pensando en ella acost�ndose con alg�n compa�ero de trabajo, "chup�ndole la
pija". Realmente entend� que lo excitaba mucho la idea. Sigui� diciendo que se
lo hab�a propuesto en la cama y ella se calentaba, pero pasado el momento no
acced�a.
Hablamos varias veces durante la semana. El ya viv�a con
ella, as� que se dificultaba. Cuando estuvimos seguros armamos el plan.
Le pregunt� si jugaba al f�tbol o ten�a alguna actividad
deportiva. Me dijo que jugaban los mi�rcoles. Le propuse jugar con �l e ir luego
del partido con cualquier excusa un par de veces a su casa. Luego de esa
aproximaci�n ir�a a ba�arme con la excusa de falta de agua en la cancha.
Mientras yo me ba�aba el excitar�a a su mujer y luego yo entrar�a por casualidad
resolver�amos ah� como seguir, seg�n su reacci�n.
Ella es m�s linda en persona que por foto y tiene un sentido
del humor similar al m�o, as� que no tardamos en reirnos juntos. Aunque s�lo
pasaba un momento. Creo que ambos nos est�bamos preparando. Fue divertido, pero
se sent�a esa adrenalina de lo prohibido.
Lleg� ese mi�rcoles que falt� el agua. El calor era
insoportable. Nos recibi� con un vestido corto con breteles muy finos, que
dejaban ver que no usaba corpi�o. Sus senos, se dejaban adivinar firmes y
redondos, era la primera vez que no ten�a corpi�o. Por lo dem�s, sus piernas
finas y proporcionadas, a pesar de no ser alta, que terminaban en una bombacha
colaless blanca que se trasluc�a.
Despu�s de contar lo sucedido pas� al ba�o. La cortina era
transparente de frente a la puerta. Juan entr� al ba�o cuando la ducha ya estaba
abierta para preguntar si necesitaba algo y aprovech� para decirme que dejar�a
una luz en la puerta, que no mirara as� all�. Hab�amos acordado quince minutos
m�nimos de ducha. Cabe aclarar que tengo un cuerpo proporcionado y con abundante
bello, lo cual le gustaba a Soledad, que le reclamaba a su novio con asiduidad
su falta de estado y su pecho lampi�o.
El ba�o se me hac�a interminable, ya estaba excitado. Sent�
ruidos, la m�sica estaba fuerte, pero segu� seg�n lo pactado. Cerr� la ducha y
sal� con el salidor que me hab�an dado. Escuch� un gemido, estaba nervioso, no
sab�a si lo hab�a escuchado o imaginado. Ten�a una erecci�n. Me fregaba con
fuerza. La puerta del ba�o lindaba con la de la pieza. Abr� y me qued� en la
puerta intentando adivinar en la habitaci�n. Una luz tenue proven�a del piso.
Abr� la puerta entornada. A menos de dos metros estaba Juan tendido en la cama y
el perfil de Soledad sobre �l. Con el salidor abierto y mostrando mi erecci�n me
qued� contemplando la escena. A ella no le faltaba mucho para llegar. Me
acerqu�. Su mirada me encontr�. Instintivamente fren� sus movimientos, pero me
apresur� y le acarici� la espalda. Lo mir� a Juan, que nada dijo y sigui� con
sus movimientos. Dud�. Le bes� la espalda.
Comenz� a moverse nuevamente. Le acarici� los senos, que eran
tal como los hab�a imaginado, y se estremeci�. Busqu� los senos con mi boca.
Ella me la agarr� con una suavidad extrema, reconoci�ndola. La quiero chupar
dijo y se la meti� en la boca con la misma suavidad. Para Juan esto fue
demasiado y acab� a los gritos. El sigui� mir�ndola embelesado. Le dijo que se
la chupara a �l, ella se sali�, ofreci�ndome el resto. Me puse un preservativo
de la mesa de luz que me indic� Juan y la penetr� despacio. Su cola era firme.
Tensa. Suave. Asomaba una marca m�nima de falta de sol. Estaba extasiado, la
ten�a a ella de espaldas viendo como se com�a la de su novio que quer�a
reaccionar. Comenc� con movimientos lentos. Con una mano a tocar su cl�toris
lentamente pero sin interrumpir el movimiento. Sent�a como se iba aproximando,
dejando escapar gemidos con gusto a sexo. Se incorpor� y empez� a acabar, su
novio se masturbaba lentamente.
Acab� y bes� a su novio. Segu� por favor, le pidi� �l. Se dio
vuelta y bes� mi pecho. La recost�, levant� sus piernas y suavemente me fui
adentrando en ella. No dejaba de rozar su cl�toris con mi vientre, a pesar de no
entrar todo lo que deb�a. A veces la penetraba del todo y lograba sus suspiros.
Mis dedos se hab�an perdido en su cola. Juan se estaba masturbando decididamente
en su cara. Apur� el ritmo a su pedido, est�bamos mojados y descontrolados en
ese lugar del que no hay forma de volver. Acabamos casi juntos. Juan largo su
esperma en la cara y senos de Soledad y yo, despu�s de escuchar a Soledad y del
espect�culo de Juan, segu� por el mismo camino entre las convulsiones de
Soledad.
Permanecimos inm�viles un par de minutos hasta que ella
decidi� pasar por la ducha. Juan me abraz� y me dijo que por ese d�a estaba
bien.
Esto es para ustedes, Sole y Juanito, se los deb�a. Siempre
suyo. Joaqu�n. POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO