Relato: Poco a poco, el primer amor





Relato: Poco a poco, el primer amor

Poco a poco me enamor� de ti. Me fascin� tu sonrisa, en tu
boca grande, de labios perfectos �para besar-, de tus ojillos azules que
sonre�an junto con todo tu rostro en el que empezaban las mejillas a anunciar
con sus incipientes vellos rubios al hombre que ser�as al pasar esta
adolescencia que nos inunda. Tu cabeza en lo alto del blanco y largo cuello que
yo miraba siempre hacia arriba, porque tu alta estatura, admirada por todos
nosotros, tus compa�eros de estudios, nos hac�a sentir no se si protegidos, no
se si atra�dos, no se si admirados o envidiosos.


Yo fui siempre el m�s bajo, pero no el que alcanz� �ltimo la
pubertad.


Me gustaba verte en ropa de deportes para admirar tambi�n tus
largas piernas, tan delgadas pero tan firmes y el�sticas, con tantos pelos
rubios a todo lo largo.


Pero sobre todo lo que me adhiri� sentimentalmente a ti, fue
tu actitud siempre alegre, siempre tan bien dispuesta, tan tierna y amorosa
hacia m�.


No sent�amos amigos.


Pero yo te quer�a m�s que eso.


Lo descubr� el d�a, cuando al despertar, record� el hermoso
sue�o que hab�a experimentado, en el que t� te me acercabas, sonriendo como de
costumbre, y acerc�ndote mucho a m�, me saludabas, inclinando tu cabeza y
acerc�ndola a la m�a, con un tierno beso...


Creo que en ese sue�o experiment�, casi f�sicamente, todo lo
que aventuraba nuestra relaci�n cuando se realizara.


Bailabas p�simo en las fiestas, eras un espect�culo
intentando mover ese desarmado y largo cuerpo tuyo que no obstante despertaba en
m� tantas sensaciones.


Pero explicando historias y an�cdotas, casi todas inventadas,
eras m�s que un espect�culo, eras �nico, un artista.


Cuando hablabas, yo solo ten�a ojos para tu boca, viendo como
en segundo plano todo tu hermoso rostro de sonrosadas mejillas que parec�a que
siempre estaban acaloradas por su enrojecimiento, o quiz�s avergonzadas por los
pensamientos hacia m�, que yo deseaba que tuvieras en tu ser interior.


Por eso te invitaba tanto a casa. Tanto que ya eras comensal
habitual entre nosotros y el invitado a todos nuestros paseos y vacaciones.


Me satisfac�a con solo sentir tu respiraci�n en la cama de al
lado cuando dorm�amos en la misma habitaci�n.


T� no sab�as que yo, cuando t� te levantabas y sal�as yo me
echaba en tu cama para sentir tu calor, tu olor... que lo mismo hac�a con tus
ropas, especialmente las �ntimas cuando te las encontraba sobre la cama o
tiradas en la habitaci�n.


Nunca pude encontrar huellas de tu libido en ellas, siempre
ol�an a limpio y a tu cuerpo... que yo hac�a los m�s incre�bles esfuerzos,
inventando miles de tretas, para ver desnudo.


Una vez lo logr�, cuando entrando repentinamente a la
habitaci�n, sab�a que te estabas vistiendo luego del ba�o, y te encontr�
agachado, metiendo el calzoncillo por uno de tus pies, y pude ver tu largo
miembro colgando y not� que no estabas circuncidado porque el prepucio lo ten�as
largu�simo y cerraba totalmente el hermoso glande rosado que, no obstante la
piel, se delineaba perfectamente.


Tambi�n, en esa r�pida pero penetrante mirada, vi cuan
profusa era la mata de pelillos rubios alrededor de tu adorado pajarillo y que
tus colgantes huevos mostraban una sonrosada, arrugada y lampi�a piel que
imagin� suave como la seda.


Levantaste la mirada hacia m�, con tus ojuelos sonrientes,
las mejillas rojas de siempre con esos hoyuelos que enmarcaban tu boca, en ese
momento semi abierta.


El ment�n partido en ese momento te hac�a ver m�s hombre y
menos ni�o y era el justo acento para el hombre que ve�a en tu cuerpo.


Pas� junto a ti y saqu� la toalla del armario, para disimular
mis motivos de entrar as� y en ese momento a la habitaci�n. Yo ten�a verg�enza,
en esa �poca, de mostrarte mis sentimientos y mucho m�s mis deseos... no nos
dijimos nada en palabras, pero tu expresi�n me mostr� cierta verg�enza de que yo
te viera desnudo, lo que no es raro entre amigos, pero eso me hizo quererte m�s
al sentir tambi�n tu timidez. Espero que mi mirada y expresi�n, por el contrario
te hayan mostrado todo el sentimiento y atracci�n que ejerc�as en m�.



Por esa �poca yo viv�a uno de mis t�picos momentos de
depresi�n. Ahora entiendo que su principal causa eran mis deseos frustrados, no
realizados.



Por eso es que siempre te hago escuchar canciones
rom�nticas... "Debes buscarte un nuevo amor...", que a veces siento que soy yo
quien habla y en otras, seg�n vaya nuestra relaci�n imagino que eres t� quien me
la canta. Y a Mar�a Bettania, "soy capaz de m�s..., de las locuras que ya hice
para que seas feliz...".


Esa canci�n es la que me acompa�a y me produce m�s l�grimas
a�n, en mis momentos de arrepentimiento por quererte, por amarte tan locamente,
por desearte tanto y darme cuenta que mi amor puede da�arte m�s que hacerte
bien.



AMISTAD. A nuestra relaci�n no se le puede dar otro nombre,
aunque junto a ella mis sentimientos dicten tambi�n amor, pasi�n, deseo...



Y que decir de los celos. Sabes, porque te lo he explicado,
cuan celoso soy de los m�os, pero especialmente de ti (esto �ltimo si que no te
lo he dicho, pero c�mo quisiera d�rtelo a entender...). �Recuerdas cuando me
contabas que te gustaba la Vicky, cuando entre risas me explicabas todo lo que
le har�as... si la tuvieras...? Todo eso me pon�a de muy mala uva. Sent�a que
mis tripas se me hac�an un nudo, ten�a ganas de morir, de matarme all� mismo, de
llorar a gritos, de salir huyendo...


Esa noche que quedamos de encontrarnos para leer un libro y
me llamaste para decirme que no ven�as porque te ver�as con ella en la
cafeter�a... me la pas� en vela y llorando, estaba seguro que esa noche te
perder�a para siempre y que ser�a ella y no yo la que saborear�a tus primeros
besos, la que te encender�a de pasi�n adolescente... Esa noche jur� que me
matar�a para no volver a sufrir el dolor que me embargaba.



Pero, a media ma�ana del d�a siguiente, volv� del infierno al
para�so cuando me explicaste en el descanso que la velada hab�a sidp
aburrid�sima porque ella lleg� acompa�ada de su madre de regreso de unas compras
y que apenas hab�an bebido un refresco y se hab�an despedido y que


-�Buahhh!, esto de salir con chicas no era tal como todos los
pintaban...


Te hab�a recobrado para m�. El martirio hab�a pasado.



Por eso al recordar mi noche, nuestra noche, ambos en la
misma cama, ambos con nuestros slips por toda vestimenta, yo acurrucado en tu
pecho y sintiendo tu brazo alrededor de mis hombros, siento mi vida realizada.
Como revivo el momento en que ambos giramos la cabeza a la vez y nos encontramos
con nuestras bocas juntas y nos dimos un tierno beso, de esos que nuestros
amigos llaman "piquitos"... y que fue el inicio de nuestras caricias porque mi
mano empez� a recorrer tu cuerpo suave, a juguetear con los pelillos de tus
axilas, a hacerte reir con las cosquillas que te produc�an mis toqueteos, cuando
no te sorprendiste porque mi mano acariciaba tu vientre y recorr�a el borde de
tu calzoncillo y luego mis dedos jugueteaban con tus vellos p�bicos y tus brazos
me estrecharon m�s y fuertemente como una caricia aceptando mis caricias y que
yo intu�a que ten�as recelos de darme m�s.


Est� viva en mi memoria toda la escena, la repaso como quien
vuelve a ver una y mil veces su pel�cula favorita o las fotos de sus seres m�s
queridos o las ocasiones m�s felices de toda su existencia.


Repaso una y otra vez el momento en que toqu� tu miembro,
avanzando mi mano m�s dentro a�n de tu breve prenda. Cuando, al contacto de mi
mano, se puso enhiesto y largo y al acariciarlo desde su base velluda hasta su
otro extremo, sent� un glande hinchado, suave y tierno que resumaba tus jugos
para el amor.


Casi oigo el sonido de nuestros besos, casi siento el sabor y
la textura de tu lengua entrando en mi boca, el peso de tu cuerpo que se echaba
sobre el m�o, aplast�ndome virilmente sobre la cama, el olor de tu sudor y la
intensidad de tu pasi�n, ya despertada.


Yo te quit�, bajando, mis manos, el slip. Tu accediste
levantando la cintura. Con m�s esfuerzo por tu peso sobre m�, me quit� el m�o y
sent� en mi entrepierna el roce suave de tu miembro excitado y entre mis muslos
el de tus huevos y en mis piernas el roce de las tuyas, c�lidas, fuertes.



Recuerdo que nos bes�bamos apasionadamente, que t� buscabas
mis sensibilidades y recorr�as mis l�bulos, mi cuello, mis hombros y que tu
lengua me invad�a la boca hasta donde pod�a llegar, mientras yo hac�a lo mismo y
con mis manos acariciaba tu espalda y con mis u�as rascaba suavemente a todo lo
largo de ella.


Siento casi en vivo que abr�as con tus piernas las m�as y que
luego yo, haciendo un gran esfuerzo empec� a levantarte desde la cintura y que
t� adivinando y obedeciendo mis deseos, quedaste sentado sobre m� y fuiste
acercando a mi boca tu enhiesto falo que destilaba ya una hebra de su sabroso
jugo y que yo, sin esperar, me lo llev� a la boca, iniciando t� un vaiv�n de tu
cintura, meti�ndolo hasta mi garganta y sac�ndolo y volvi�ndolo a meter,
mientras mis dedos pellizcaban tus pezones y tus manos se afirmaban fuertemente
en mis hombros.



Entonces, volviendo a tomar la iniciativa me gir�
ofreci�ndote mi espalda, te recostaste sobre m� pregunt�ndome tan amorosa y
tiernamente -�est�s listo?, casi como pidi�ndome autorizaci�n para entrar en
m�... y al el exclamar yo que s�, abri�ndome las piernas con tus rodillas
iniciaste una suave y cuidadosa penetraci�n en mi virgen ojete que te estaba
reservado, as� como para m� lo estaban los placeres de tu primer acto sexual y
tu primera eyaculaci�n dentro de otro cuerpo luego del roce celestial de tu falo
en las suaves, h�medas y sensibles paredes de mi interior.



Mi enso�aci�n llega hasta el momento en que t� estabas por
sentir tu orgasmo y derramarte entero dentro de m�... porque, y esto es lo m�s
doloroso de mi vida, todo fue un sue�o, del que al despertar, me puse a llorar a
gritos porque se que lo nuestro no tiene principio ni fin. Se que t� eres, entre
comillas, normal, y que yo en cambio siempre te amar� y desear� aunque mi amor y
mis deseos no sean sino una frustraci�n m�s en esta puta vida que me ha tocado
en suerte.



No obstante, TE AMO, y me basta, ya que amarte y tenerte como
amigo por lo menos, es lo mejor que me ha tocado en suerte.



*Con todo mi cari�o, para mi gran amor "NN".



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