Relato: En el coche dormitorio





Relato: En el coche dormitorio

EN EL COCHE DORMITORIO


Juli�n.


En los a�os que serv� en el Sureste Mexicano, mi medio de
transporte NOCTURNO, era el ferrocarril Coatzacoalcos-M�rida.... No s� quienes
de mis lectores hayan disfrutado este tipo de viajes.... son especialmente
nost�lgicos, rom�nticos y descansados.... Hablo de lo que fue el servicio
PULLMAN.... con coche comedor, coches dormitorio, bar y restaurante.... todo un
servicio tur�stico avanzando al ritmo de las ruedas de acero sobre las aceradas
v�as y entre agrestes paisajes.... una delicia.


Pues bien, una de esas noches en que luego de unos tragos en
el coche bar me dirig� al coche dormitorio, y al llegar a la litera que me
hab�an asignado, encuentro que mi compa�ero de la cama superior es un muchach�n
de treinta a�os, fornido, es decir, con cuerpo de peso semi completo, velludo y
de alegre mirada, siento que no me va a ser f�cil conciliar el sue�o, porque yo
estaba sumamente caliente, deseando llegar a mi destino para encontrarme con un
amigo al que ya conoc�a �ntimamente y el deseo era llegar a coger con �l. Se
ve�a que mi compa�ero de litera ten�a poca experiencia en este tipo de viajes,
deb�a ser una de las primeras veces que lo hac�a, porque estaba nervioso, aunque
despu�s me di cuenta de que a lo mejor no era por eso.




El caso es que me salud� muy turbado.... yo me desvest� y como mi costumbre es
dormir sin nada de ropa encima, hice lo que acostumbro.... me desnud�, masaje�
mi cuerpo, estir� mi prepucio, no estoy circuncidado, y un ejercicio nocturno es
pelar o descubrir la cabezota de mi verga varias veces..... algunas ocasiones
tengo erecciones como esa noche en que mi calentura estaba a flor de sexo. Me
acost� enseguida.



Unos minutos despu�s, mi vecino baj� de su litera, como el
espacio es reducido qued� con sus nalgas muy cerca de mi cara.... no pude menos
que advertir que ten�a un rico trasero cubierto por un pantaloncillo deportivo
muy corto y delgado, advert� que no usaba slip o trusa.... muy inquieto me
pregunt� si pod�a salir as� al ba�o.... le contest� que no hab�a problema pero
que se pusiera una camiseta y no saliera con el torso desnudo.




Regres� mi compa�ero y segu� yo. Me vest� como �l hab�a salido....Avanc� por el
pasillo y not� tras de m� las pisadas de mi vecino.... Era normal, claro, quer�a
indicarme d�nde estaba el WC, aunque yo cre�a saber d�nde era. Al llegar a la
puerta, se me adelant� por el pasillo, para lo cual, inevitablemente, nuestros
cuerpos se rozaron, y yo not� algo extra�o y duro en su pantal�n al tocarme,
s�lo un momento. Pens� que ser�a una linterna que llevaba en el bolsillo. Me
abri� el hombre la puerta del servicio y entr�.


Debo decir una cosa: no tengo costumbre de cerrar la puerta
del cuarto de ba�o en mi casa. Es una costumbre de siempre, y la verdad es que
no s� por qu� no lo hago. El caso es que en el tren, abstra�do como estaba y
medio dormido, tampoco la cerr�, y no me di cuenta de que mi compa�ero no se
marchaba. As� que me saqu� la tranca, que, con el apuro que ten�a de ganas de
mear, se me hab�a puesto m�s dura de lo que ya la ten�a hac�a un buen rato.
Intent� orinar, pero no hab�a forma. Se tendr�a que bajar la erecci�n, o si no,
ser�a una misi�n imposible. Me la sacud� unas pocas veces, a ver si consegu�a
algo. Todo esto con el "invitado" a poco m�s de un metro, un poco atr�s de mi
espalda, pero con la suficiente perspectiva como para ver lo que estaba
haciendo, aunque a m� no me mortificaba para nada.



Por eso no me pod�a imaginar lo que iba a suceder. De repente not� una mano que
me acariciaba tiernamente mi dura verga a la vez que escuchaba su voz de tenor:




"Para lo que te pasa s�lo hay un remedio; no te preocupes, yo estoy aqu� para
ayudarte, desde el coche dormitorio he notado que est�s muy caliente...."


Me di cuenta de que en sus ojos hab�a un extra�o brillo de
ansiedad

y me empez� a hacer una riqu�sima pu�eta . Yo, la verdad, a�n sorprendido y
excitado, con la verga enhiesta y medio dormido, no reaccion�. La verdad es que
no habr�a sabido que hacer, y dej� que el chico siguiera. Lo cierto es que me
estaba dando una caricia manual inigualable... tanto, que cerr� los ojos y ech�
la cabeza hacia atr�s, mientras me dejaba hacer.


"Bueno, pues por ahora nada, habr� que utilizar el plan B"
-le o� decir, desde la oscuridad de mis ojos cerrados y entonces not� c�mo la
cabeza de mi gruesa verga era engullido por algo h�medo que me la empezaba a
chupar. Abr� los ojos, absolutamente sorprendido, y me encontr� al jovenazo
agachado delante de m�, con mi reata entre sus labios. Me mir� un momento y me
gui�� un ojo; yo no sal�a de mi asombro, pero el placer que me estaba dando
aquel joven era inenarrable, as� que me dej� llevar.


El hombre se met�a mi verga de 19 cm entera en su boca, y
despu�s la sacaba lentamente, y me chupaba los huevos, en los que, dicho sea de
paso, tengo una selva peluda. Cuando me los chupaba me parec�a que me elevaba
del suelo, pero inmediatamente me restregaba el glande por el interior de sus
mejillas, y aquello era todav�a mejor. Con la punta de la lengua hac�a por
meterse en el agujerito de mi cabezota, y ah� ya no pude aguantarme m�s: me
corr� y quise apartarle la cabeza de mi verga, pero el hombre aguant� firme.
Mir� entonces el espect�culo. Mientras notaba c�mo me corr�a, vi como el hombre
ten�a la vista perdida, como si estuviera en trance, mientras chupaba con una
ansiedad inusitada la leche que yo le estaba depositando dentro de su boca. A�n
me sigui� mamando varios minutos despu�s de que la �ltima gota de mecos saliera
de mi garrote, con la vista perdida como si hubiera alcanzado el nirvana. Por
fin, tuve que despeg�rmelo, porque ya se me hab�a pasado la emoci�n y la
situaci�n era en extremo chocante, con �l a mis pies, en el sanitario del tren,
aunque ciertamente no hab�a peligro de que nadie se acercara. Todos estaban
encerrados y ten�an que llamar al encargado para que les abriese las puertas de
las alcobas.


Me dispuse a orinar, ahora sin problema, aunque mi verga
estaba semi erecta con ganas de pelea completa. A mi acompa�ante, lo dej� a�n de
rodillas en el ba�o; me sub� el pantaloncillo y me fui m�s aprisa que corriendo
a mi compartimento.


Me acost�, a�n con el coraz�n lati�ndome como un tambor.
Aquella experiencia hab�a sido realmente extraordinaria. Hasta entonces yo no
hab�a tenido relaci�n alguna a bordo del ferrocarril, no se me hab�a ocurrido y
vamos que hab�a viajado muchas veces por ese medio.




A pesar de todo, empec� a quedarme dormido. El caso es que, entre sue�os, not�
como la puerta del compartimento se abr�a. No sab�a que pasaba ahora. Vi una
sombra recortarse en el umbral de la puerta, y despu�s �sta volvi� a cerrarse;
habr� abierto el encargado para comprobar que todo iba bien, supuse. Pero poco
momentos despu�s, alguien me puso la mano en la boca. Intent� zafarme, pero
quien quiera que fuese (y ya me imaginaba quien era) era fuerte y no pude hacer
nada. Yo estaba tumbado boca abajo... mi vecinito se tumb� encima de m�. Me
susurr� al o�do:



"Tenemos qu� terminar lo que empez� en el ba�o..... me dejaste muy caliente"..
Llev� una de mis manos a su culo, se sent�a suave, caliente y yo lo empec� a
horadar con un dedo primero, luego con dos.... tres dedos completos entraron en
aquel deseoso agujero.... me sent� y al quedar frente a �l fue que descubr� lo
que no hab�a percibido antes: una gran verga muy larga, no puedo calcular la
extensi�n, lo que me puso de inmediato a mil fue su tremendo grosor... con los
dedos de mi mano no lograba abarcarlo, ese falo delicioso estaba coronado por
una rica cabeza sin circuncidar..... me emocion� tremendamente y mientras tomaba
esa presa con una mano, mi otra mano iba hacia mi propia erecci�n.... incre�ble
calentura.....


Sin previo aviso, baj� completamente su pantaloncillo para
dejarme en libertad de acci�n, me levant� y enseguida desliz� mi propio
pantaloncillo hasta mis tobillos y luego me hizo levantar una a una las piernas
para dejarme totalmente en pelotas.


Esta vez fueron sus dedos los que hurgaron entre mis nalgas
hasta encontrar mi culo que tambi�n estaba deseoso de ese tipo de caricias... yo
estaba realmente sorprendido del giro que tomaban los acontecimientos, pero
sab�a que no deb�a negarme, me estaba gustando este nuevo juego. El hombre
repiti� la operaci�n del dedo varias veces, hasta que su �ndice pudo entrar sin
problemas en mi agujero. Para ese momento yo estaba ya otra vez empalmado,
aunque esperaba que no se diera cuenta.



El hombre repiti� la operaci�n, pero not� que ahora el �ndice ven�a acompa�ado
por otro dedo, seguramente el medio, tambi�n profusamente ensalivado. Cost� algo
de trabajo que entraran los dos, pero finalmente lo consigui�. Con los dos dedos
me cogi� suavemente, despaciosamente, y me di cuenta de que empec� a jadear de
gusto. Meti� un tercer dedo ensalivado, el anular, y aquello ya era un placer
total. Los tres dedos entraban y sal�an de mi agujero, a esas alturas ya
totalmente distendido.



Sac� los tres dedos y, de pronto.... me di cuenta que el juego cambiaba: not� en
el umbral mismo de mi agujero algo enorme y h�medo, que pugnaba por entrar
t�midamente en aquel cub�culo. La verga de mi compa�ero de compartimiento entr�
de un solo golpe en mi culo. El dolor fue viv�simo, y un gemido escap� de mi
boca, a�n cerrada. El dolor continuaba, pero me di cuenta de que, poco a poco,
iba siendo sustituido por un placer extra�o y peculiar. El garrote sexual de mi
compa�ero se iba enterrando, poco a poco, en mi caliente agujero, una enorme y
gruesa verga demasiado grande para un sitio tan peque�o, y mientras iba
barren�ndome por dentro, notaba que el dolor y el placer se conjugaban como
nunca pens� que pudiera ocurrir. Finalmente not� sus huevos tocando en mis
nalgas por abajo, y su pelambre p�bica, por arriba de mi culo. Inici� entonces
un metisaca, suave primero, m�s r�pido despu�s, y comprend� entonces qu�
significa disfrutar del sexo. Aquel vergajo me entraba en el culo, ahora ya
perfectamente adaptado a su notable grosor, y sal�a, y volv�a a entrar, y en
cada embestida, la reata de mi compa�ero me regalaba una oleada de placer.
Empec� a ronronear, como los gatitos, ya que no pod�a expresar libremente lo que
sent�a. El "agresor" aceler� el comp�s de las embestidas de aquella herramienta
prodigiosa que me arrancaba desde el culo los jadeos m�s placenteros que se
pueden imaginar cuando uno es cogido de esa manera....


Cada estocada me parec�a maravillosa, un ob�s de carne dura y
caliente y palpitante abri�ndome en canal, un roce de sus huevos sobre la piel
de mi culo, su cuerpo sobre el m�o, un olor a macho que trasminaba.



Pero de repente se detuvo. Yo, que iba al son que marcaban aquellas deliciosas
emboladas, protest� de la �nica forma que pod�a hacerlo: cule� ostentosamente
para que volviera a met�rmela. Sin embargo, mi hombre no retomaba el metisaca.
Volv� a culear, y entonces me llev� la gran sorpresa:




"Si esto te ha gustado, no veas lo que ahora te voy a hacer".



El joven me hizo darme la vuelta sobre la cama. Not� entonces que yo estaba
empalmado como hac�a un cuarto de hora, y me pareci�, en la semioscuridad, que
sonre�a. Se incorpor�, a horcajadas como estaba sobre mi cuerpo, y vi como
acercaba su pelvis, arrastrando las rodillas, hacia mi cabeza. Entend� entonces
lo que iba a pasar. Un momento despu�s, en la penumbra de la habitaci�n, me
encontr� con el carajo del muchach�n a poco menos de diez cent�metros de mi
boca.






"Esta vez no te voy a obligar, s�lo lo har�s si tu quieres...

el muy cabr�n sab�a qu� quer�a, claro. Tras haber sentido aquella mole dentro de
mi culo y haber tenido la m�s fuerte experiencia de mi vida, ver aquel enorme
trozo de carne enhiesta delante de m� era como ponerle un caramelo en la boca a
un ni�o; abr� los labios y el hombre entendi�: el glande, enorme y viscoso entr�
en mi boca, y al principio pens� que aquello me iba a ahogar; era grande, muy
grande, pero tambi�n delicioso, algo que tantas veces hab�a probado de otros
ejemplares masculinos y que nunca pens� que iba a probar a bordo del tren. El
hombre meti� m�s adentro su trancota, y la punta me lleg� a la campanilla. Pero
yo se lo agarr� con ambas manos y me lo met� m�s adentr�. No sab�a como lo
aguantaba; record� lo que me hab�a hecho un rato antes, y empec� a lamerle
aquella gran cabeza de su vergota, a ensalivarla y a buscarle el agujerito del
glande. Not� c�mo le gustaba, c�mo se retorc�a de placer, y su goce fue tambi�n
el m�o. Aquella tranca enorme entraba y sal�a de mi golosa boca, me parec�a
imposible alojar dentro de m� un bicho tan descomunal, pero as� era. Es m�s,
deseoso de poseerlo todo, me met� m�s adentro a�n el carajo; al rozar la
campanilla, tuve un acceso de tos, pero consegu� vencerlo y empuj� a�n m�s
adentro. Not� como aquel grande enorme traspasaba la campanilla y se hund�a en
la garganta, y sent� como el hombre ten�a ganas de aullar de placer, aunque se
conten�a a duras penas. Levant� a�n m�s la cabeza y el enorme chile sigui� hacia
adentro, en mi cuerpo. Ya no me cab�a m�s, ten�a enterrada mi nariz en su bajo
vientre, mientras con mi labio inferior besaba sus huevos de ensue�o. El cabr�n
me empez� a coger salvajemente, y el garrote entraba todo en mi boca y sal�a,
cuan largo era, una vez que la campanilla ya no era obst�culo para ello.
Finalmente se detuvo, se cogi� la verga y se qued� fuera de m�. Yo ten�a la boca
abierta, esperando que siguiera meti�ndomela, cuando de aquel pedazo duro de
carne de hombre que ten�a a menos de diez cent�metros de mis labios sali� un
churretazo tremendo de mecos que me cay� directamente en la lengua. Me qued� de
piedra: pero, lo cierto es que aquel l�quido, lejos de ser asqueroso, como
supon�a, estaba muy bueno; mientras paladeaba este primer trallazo, otros varios
lo siguieron, y alc� la lengua para que nada se escapara: coloqu� la punta justo
en el sitio donde adivinaba que estaba el surtidor de leche, y me regode�
sintiendo c�mo el semen me empapaba la lengua. Cuando ya vi que no sal�a m�s, la
chasque�, saboreando aquella sustancia espesa y apetitosa.


El macho joven me enterr� entonces toda la vergota en la
boca, y pude paladear la leche junto al g�iser de donde hab�a partido, en un fin
de fiesta singularme gozoso.




Enseguida, me bes� en la boca, y nuestras lenguas lucharon por los restos de su
leche, en un revoltijo de papilas y semen. Despu�s, vi como hac�a algo que no me
esperaba, aunque a estas alturas ya nada me sorprend�a. Se baj� los pantalones
hasta los tobillos y se coloc� con su culo sobre mi cara. No entend�a nada, pero
la visi�n y, sobre todo, el olor de aquel agujero oscuro, que ol�a a macho y a
sudor, me hizo pasar t�midamente la lengua, a�n pringosa de leche, por aquella
hendidura. Not� como el hombre daba un respingo, y supe que aquel sabor,
agridulce, h�medo, no me desagradaba en absoluto. Tom� al joven por las caderas
y lo baj� hasta que pude sepultar mi cabeza entre la raja de sus nalgas, y all�
le met� la lengua hasta el m�ximo que pude; a cada leng�etazo el joven se
retorc�a como un poseso, mientras notaba que mi propia verga se pon�a dur�sima
hasta el tope.


No dur� mucho aquello, porque el hombre se retir� para
acomodarse y sepultar mi cabezona erecci�n en su culo, sent�ndose encima de m�.
Entr� mi carajo con cierta facilidad, y pude ver entonces lo que es el placer
pintado en una cara; a�n en la semipenumbra, el rostro del chico era el reflejo
v�vido del gozo m�s extremo; algo me cay� sobre el vientre, y supe que era la
baba que se le ca�a de su boca abierta.



El hombre sub�a y bajaba, sub�a y bajaba, y en cada movimiento se met�a hasta lo
m�s profundo mi verga caliente y dura. Rozaba mis huevos con su culo, y me
pareci� extraordinariamente er�tico. Not� que me corr�a, y �l tambi�n se debi�
dar cuenta porque se sali� de mi tranca y se la meti� en la boca, donde recibi�
toda mi descarga de leche.



Fue una fabulosa, caliente y arrulladora experiencia.... terminamos bes�ndonos
apasionadamente, no dormimos y llegamos a nuestro destino para continuar juntos
hasta un hotel donde descansamos unas horas y repetimos acciones. Nos estuvimos
entrevistando seis meses aproximadamente.


Hago la aclaraci�n de que esto pas� en 1978.... es real.
Todav�a no se ten�a ninguna noticia de la existencia de ese "c�ncer" cuyo solo
nombre me eriza la piel..... por ello, era una delicia disfrutar el sexo sin
protecci�n, beber los mecos o semen y chupar culos sin reserva. Hoy
desgraciadamente es un crimen hacerlo..... POR FAVOR, CU�DENSE MUCHO. SEXO
SEGURO. NO HAY DE OTRA.


Juli�n


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