Relato: FALSA MUJER FALSA MUJER
Esa mujer me llev� a la locura�
Tengo cuarenta y cuatro, vida normal, rutinaria, hace a�os me gano la vida en un negocio familiar, con mis hermanos tenemos un vivero donde se pueden encontrar las m�s variadas plantas, es muy reconocido en el medio.
Hace unos veinte a�os me cas� con Maria, mi esposa, buena mujer, fiel esposa, regular en la cama, y por sobre todo buena cocinera.
Mi gordi me dio dos hijos, Facundo, ya adolescente y Sol, realmente es mi debilidad, mi solcito, que pronto cumplir� nueve a�itos.
Tenemos un buen pasar econ�mico, una casa m�s que decente, Maria tiene su coche, yo el m�o, vacacionamos seguido, me gusta la pesca y tambi�n los deportes, el tenis sobre todo.
En resumen, notar�n que soy una persona normal, con un trabajo normal, con una familia normal, pero todo cambiar�a para mal.
El invierno pasado ella llegar�a a mi vida, la casa contigua hac�a tiempo que estaba ofrecida en alquiler y ella ser�a nuestra nueva vecina, esa joven mujer se transformar�a en una obsesi�n para m�.
Pen�lope era una ni�a para m�, apenas unos veinte a�os, aunque por el enorme cuerpo que ten�a aparentaba ser una mujer m�s mayor edad, calculo metro noventa de estatura, unos ciento diez de pechos, setenta y cinco de cintura y ciento veinte de caderas, era un animal�
De cabellos largos y oscuros, ojos rasgados y brillosos, cara alargada y tez morena, supe que estudiaba para modelo y quer�a ser vedette, su cuerpo entr� por mis ojos, fue amor a primera vista.
Vest�a elegante, cualquier prenda le quedaba bien, trataba de adivinar su silueta escondida bajo los ropajes abultados de la temporada invernal, lentamente se fue metiendo bajo mi piel�
Me manejaba con sumo cuidado, de un lado de la balanza estaba mi esposa, mis hijos, mi familia, mi matrimonio, al otro ella, su simpat�a, su frescura, su encanto.
Encontr� en las plantas la excusa para acercarme a ella, siempre con cautela, para que Maria no sospechara y para que Pen�lope o se sintiera acosada, hice un trabajo de hormigas.
Sol�a perderme en la planta alta de mi domicilio, viendo en su tendedero su ropa interior sec�ndose al sol, sus tangas eran solo trapitos tan diminutos que cab�an en la palma de una mano, solo imaginar lo poco que cubrir�an sus grandes caderas provocaban en mi terribles erecciones que no pod�a evitar�
La llegada de la primavera traer�a m�s complicaciones que me har�an apretar el acelerador a fondo, los primeros calores hicieron que dejara de lado los abrigos, pronto aparecieron terribles escotes, calzas ajustadas, minifaldas y sus predilectos, pantalones cortos de jean que hac�an lucir espectaculares muslos, verla caminar era un deleite, tanta perfecci�n movi�ndose al mismo tiempo.
Descubrir su pierna derecha tatuada o los piercing en su ombligo solo lograron aumentar mi obsesi�n, ya no recordaba cuantas plantas le hab�a regalado solo para empujar, una y otra vez, pero ella discretamente me rechazaba:
- No Arturo, usted es casado� no quiero problemas� adem�s usted no entender�a� hay cosas de mi que no sabe� cosas ocultas que lo sorprender�a si las supiera�
Siempre con evasivas, cu�les ser�an sus secretos? tan terribles que no pod�a confiar en m�?, porque el discurso siempre parec�a ser el mismo, adem�s odiaba que me tratara de �usted�, mi conclusi�n era que eran todas mentiras, que en realidad para ella era un vejete, que sus objetivos estaban puestos en j�venes musculosos y vigorosos, y que hiciera lo que hiciera nunca tendr�a ojos para m�.
Noche tras noche mi locura iba en aumento, hasta pens� si no ser�a un juego, si no estar�a buscando que la tome por la fuerza y para hacerla m�a a como d� lugar, �sus secretos� me carcom�an la mente, malditos secretos�
Pero esa tarde�
Estaba en la azotea, acomodando mis plantines, como de costumbre, al rato apareci� ella, con poca ropa, una toalla bajo el brazo y un bolso de mujer
- Buenas tardes Arturo, como le va?
- Bien hermosa, pero ahora que te veo mejor�
Respondi� con una sonrisa, y luego agreg�
- Que calorcito, no?
- Y si� se vienen los d�as bravos�
- Bueno� voy a aprovechar a tomar un poquito de sol�
Mis sentidos se centraron sobre su cuerpo, acomod� la toalla en el piso para pr�cticamente desnudarse ante mis ojos, que perra! cuando sac� la peque�a remera sus dos enormes melones que apenas cab�an en un justo sost�n y cuando sac� su jean� puf! Las nalgas m�s grandes y hermosas que una mujer pudiera tener, perdido en su raya pod�a distinguir una tanguita gris calada, que bien le quedaba! tantas veces hab�a visto su ropa interior en la soga que ya la conoc�a mejor que la m�a. Se sent� con sus piernas discretamente abiertas hacia mi lado, la peque�a tela no alcanzaba a cubrir nada, adivin� su entrepierna depilada y la erecci�n se hizo incontenible, la observ� aplicarse bronceador por todo su cuerpo, colocarse auriculares para escuchar m�sica y ponerse boca abajo, culo para arriba.
Llev� sus manos a las espalda para soltar su sost�n para evitar las marcas del sol, mis ojos se centraron sobre su orto perfecto, ella mov�a los pies al ritmo de la m�sica, parec�a ignorarme, con mi pija dura pas� por arriba la cerca de un metro que separaba ambas viviendas y fui donde estaba ella para dar rienda suelta a mi locura�
Pen�lope no advirti� mi llegada hasta que mis manos se apoyaron en sus gl�teos, ella se exalt� sorprendida y me dijo:
- Pero Arturo� que hace? est� loco?
- Callate perra, tanto te gusta provocarme???
- No� no� se equivoca� no es lo que piensa� su esposa� piense en sus hijos�
Ella hablaba pero no hac�a mucho para apartarme del cuadro, la dej� protestar mientras bajaba esa bombachita, desnudando ese culo perfecto, apenas una delgada l�nea blanca interrump�a su bronceado, como me excitaba! Descubr� un coraz�n atravesado por una flecha en una de sus nalgas�
Quer�a destrozarla, no me importaba nada, como un toro arremetiendo contra la capa del torero sabiendo que irremediablemente la muerte lo esperaba�
Tom� el bronceador y unt� su esf�nter, luego mis dedos, ella segu�a neg�ndose pero r�pidamente dos dedos se colaban en el
- No Arturo� por favor!... ay� ay� usted es perverso�
Pero su cuerpo dec�a otra cosa, se hab�a puesto en cuatro patas para facilitar mi acceso, con facilidad agregaba el tercer dedo para luego completar con los cuatro dedos mayores, es que si ella no pon�a l�mites yo tampoco los pondr�a�
Lubriqu� mas, junt� mi pulgar y empuj� con todos juntos, su esf�nter se abr�a con facilidad, ella bufaba mordi�ndose el brazo para acallar los gritos, cuando mi pu�o entero pas� la berrera meti�ndose en sus intestinos cre� morirme de placer, ella me dejaba hacer, ahora met�a y sacaba mi mano en su recto, empujaba con mi ante brazo, una y otra vez, su trasero estaba destruido, que puta era�
- Te gusta? Te gusta turrita?
- Mmmmm� Arturo� mmmmm� que exquisito se siente� mmmmm� le gusta partirme el ano?...
- Perra� como te deseo�
- C�jame Arturo, por favor, c�jame!
No esper� a que lo repitiera, pr�cticamente termin� arrancando la tanga, me puse tras ella y se la enterr� de golpe, su concha era patinosa, h�meda, y tan grande y profunda como ella, que concha hermosa! Pen�lope me pidi� que me quedara quieto, le hice caso, fue entonces ella quien empez� a balancearse con un ritmo incre�ble hacia atr�s y hacia adelante, buscando la penetraci�n que m�s le conven�a, mis ojos se centraban en su peque�a cintura y en sus anch�simas caderas, en esas peque�as l�neas blancas y en el esf�nter que a�n permanec�a abierto y desfigurado, en sus gl�teos macizos rebotando una y otra vez contra mi cuerpo, no aguant� mas, era imposible aguantarse, llegaba el orgasmo m�s grande de mi vida, mis gritos acallaron los suyos, no me importaba nada, eyacul� en lo profundo de su joven y caliente argolla.
Ella me mir� con cara de �ya est�?, esos es todo?�
La gir�, de espaldas al piso, sus pechos quedaron desnudos, eran como dos globos, redondos, perfectos, blancos, como dos picos nevados, me tir� sobre ellos, los mord�, los apret�, ella susurraba:
- Arturo� Arturo� soy toda suya�
Y eso me enloquec�a, me centraba sobre sus pezones, lami�ndolos con locura no pod�a escaparme mucho m�s all�, su piel con gusto a bronceador marcaba la frontera, baj� entre sus piernas, tomando sus perfectos muslos con mis manos, su concha hermosa se abri� como una flor ante mis ojos, comprob� que estaba toda magn�ficamente depilada, sus labios eran gruesos y grandes, mucho m�s ostentosos que los de Maria, puse mi mejor empe�o, lamiendo su delicada piel, hab�a olor a mujer, hab�a olor a m�, met� una y otra vez la lengua en su agujero, sus flujos femeninos se mezclaban con el semen que hac�a unos minutos hab�a dejado en ella, com� su diminuto cl�toris, mi vista estaba en su piel transpirada y en las dos tetas que casi no me dejaban ver su rostro, por primera vez me daba cuenta que el sol quemaba demasiado mi espalda, no me import�
Segu� chupando hasta que ella explot� en mi boca, sus espasmos hicieron contraer sus piernas en torno a mi cuello, quise seguir, me gustaba tanto chuparle la concha, pero ella no me dej�:
- Basta Arturo por favor!!! Estoy muy sensible�
Me levant� con mi verga dura, fui sobre ella, sobre sus tetas, para apretarlas contra mi pija, eran tan suaves, me mov� al medio, hacia atr�s, hacia adelante, una y otra vez, mi miembro se perd�a ante semejantes globos, mi glande se estimulaba entre su dulce piel, sent�a acabarme nuevamente, si! si! un chorro salt� recorriendo su cuello, su boca, su cachete derecho, el ojo del mismo lado y la frente para terminar su recorrido en el cabello, y el segundo, y el tercero, y hasta el cuarto, no recordaba haber acabado jam�s as�
Para terminar limpi� el esperma de su rostro, con mis dedos, llev�ndolos a su boca para meterlos bien adentro
- Chup�! chupa todo!
Me encargue de hacerle tragar toda la leche, y la golosa me complac�a encantada, es m�s, se acerc� a mi pija fl�cida y comenz� a lamerla, meti�ndosela toda en la boca y tirando como bestia�
De repente una acalorada discusi�n entre mi hijo y mi esposa me trajeron a la realidad, me sacaron de las nubes, Pen�lope segu�a tomado sol boca abajo, escuchando m�sica y yo segu�a con mi verga dura paralizado contra el tapial que divid�a ambas propiedades, sin atreverme a cruzarlo. Respir� profundo y baj� a ver qu� suced�a, otra vez en la rutina, con cada vez m�s ganas de cogerme a mi vecina�
Al terminar el verano y comenzar a entrar el oto�o mi relaci�n con Pen�lope estaba estancada y entender�a �su famoso secreto�
Maria y yo hab�amos ido a la cama, despu�s de cenar, como de costumbre yo le�a el diario y ella una novela, entonces, como quien no quiere la cosa comenz� el di�logo si sacar la vista de su libro
- Te enteraste las noticias de tu vecina?
- No� de qui�n? - pregunt� c�mo sin saber de quien hablaba.
- Qui�n va a ser? La modelo� la se�orita �tetas�- como ella la llamaba despectivamente
- Pen�lope? No, no se nada�
- Se confirm� lo que siempre sospech�
- Qu� cosa?
- Qu� a la se�orita le gustan las MUJERES�
No pod�a creerlo, de hecho no le cre�, que desperdicio, que injusticia, ella me dio detalles y situaciones que yo me negu� a aceptar.
Hace un mes tenemos una nueva vecina, Marlene, su novia, andan juntas todo el d�a, deb� asumir lo que Pen�lope era, una falsa mujer�
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Relato: FALSA MUJER
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