Relato: EVELYN



Relato: EVELYN

EVELYN


Mi error fue tratar de cambiarla, estaba seguro que podr�a hacerlo, pero me equivoqu�

Hab�a conocido a Tiffany en un burdel de poca monta, ella hac�a un show de strep, bailaba en el ca�o sensualmente, siempre se llevaba todos los aplausos y demasiados billetes que juntaba solo por desnudarse. Despu�s, bueno, algunos clientes pod�an llevarla a la cama por dinero.
As� la conoc�, as� tuvimos nuestro primer encuentro sexual que pagu� con gusto.
Era cliente de ese lugar, sol�a ir al menos una vez al mes, para dejar mis tensiones de lado, recuerdo que la primera vez que la vi me impact� con su figura, con su forma de bailar.
Despu�s de probar la droga de su sexo tuve la necesidad de volver al lugar, con m�s frecuencia, esperando su n�mero, cada vez m�s pendiente, sin darme cuenta me enamor� de ella como un tonto, sab�a que no iba por buen camino, pero no pod�a evitarlo�

Tiffany era una mu�eca te�ida a rubio casi blanco, con un corte desprolijo apenas pasando sus orejas, con unos sensuales ojos color miel y una boca pecaminosa, de un cuerpo espectacular, de pechos enormes y perfectos que al tacto pude comprobar que eran naturales, de exageradas caderas y largas piernas, su andar era intimidante, el movimiento de su cuerpo, sus poses er�ticas, su sexo desnudo, los hombres aullaban cuando estaba en el escenario, era �nica�
Me enamor� de ella, completa, no le hubiera cambiado nada, ni sus brazos tatuados, ni esos ganchos colgando en sus pezones, ni ese piercing que luc�a en su cl�toris, ni su intimidad depilada, ni su look salvaje, nada, nada de nada�
Y si les cuento lo que era en la cama necesitar�a un relato exclusivo para entrar en detalles�

Poco a poco mis pagas por sexo hab�an cambiado a pagas por charlas, creo que ella se acostumbr� a m�, pero nunca se enamor�. Quise arrancarla de ese antro, de hecho lo hice, pero ella siempre me advert�a que no iba a funcionar, que tarde � temprano me iba a lastimar, que no era mujer para vivir en cautiverio, que no me ser�a fiel, y no s� cuantos �peros� mas��
Pero como buen capricorniano, duro como una cabra agache la cabeza y segu� hacia adelante, hasta conseguir lo que quer�a.
Evelyn era su verdadero nombre, a mi gusto mucho m�s bonito que el seud�nimo que usaba, al tiempo hicimos un viaje para olvidar su pasado y establecernos en mi casa, en la verde pradera.

Aunque aparentaba mucho menos, ella rondaba los treinta en ese entonces, y la verdad es que yo le llevaba bastantes a�os. Esta situaci�n se hac�a un tanto molesta porque muchas veces pensaban que �ramos padre e hija, como que me sacaba de quicio. Adem�s su figura, su forma de ser, su sensualidad atra�a a los hombres como la miel a las abejas, me obstinaba en apartarlos de su camino y m�s de una vez estuve a punto de agarrarme a golpes de pu�os con alg�n desconocido que trataba de cruzar la raya. Lo que no me daba cuenta es que no era culpa de �l, ni m�a, era culpa de ella�
Sus salidas a solas eran pronunciadas, sus charlas telef�nicas con extra�os se hac�an rutinarias, sab�a que me enga�aba, siempre me lo hab�a advertido, solo que yo no quer�a ver la realidad�

Una tarde tendr�a la primera prueba en vivo y en directo, tocaron la puerta y al otro lado estaba el se�or Pereyra, un viejo conocido m�o al que le deb�a una importante suma de dinero, la cual hab�a convenido saldar en cuotas mensuales.
La realidad es que yo me estaba atrasando con el pago por el tonto hecho de priorizar otros gastos superfluos, empez� la discusi�n cuando Pereyra descubri� que no iba a llevarse un centavo de mi parte ese d�a, el ambiente fue tomando temperatura y fue subiendo el tono de la disputa al punto de llamar la atenci�n de Evelyn que se acerc� a escuchar lo que suced�a

- Bueno, si ustedes me dejan puedo colaborar�
- A que te refieres? � inquiri� el tercero �
- Bueno� podr�a hacer algo a cambio� un favor� si con eso podemos olvidar este mes�

Ella me miraba esperando mi aprobaci�n o mi negativa, en principio me opuse f�rreamente pero Pereyra no le quitaba los ojos de encima, no encontr� muchos argumentos para negarme, seguramente ese ser�a mi pecado, permitirle pasar esa l�nea, dejarle la idea de que yo la compartir�a, darle a entender que ella ten�a una libertad que yo no hab�a firmado.
Pereyra desabroch� su bragueta lentamente, Evelyn tom� uno de los almohadones que estaban sobre el sill�n para acomodarlo a sus pies, finalmente, ante mi mirada resignada se arrodill� poniendo sus manos en las caderas del suertudo de turno.
Lo �ltimo que recuerdo fue la cara de placer de Pereyra, los rubios cabellos de mi esposa con ese movimiento tan sugerente de mete y saca y los sonidos de respiraci�n forzada al estar haciendo lo que hac�a.
Fui a la cocina, me prepar� un caf� amargo y solo esper� con mi vista clavada en el reloj de la pared.

- Listo! deuda saldada�

Fueron sus palabras al venir a mi lado, le ped� que se acomodara un poco dado que ten�a corrida la pintura de labios y un poco de semen seco pegado en la comisura de los mismos.
Asumo que por un tiempo las cosas funcionaron mejor de lo que pensaba, esa mamada que se hab�a pegado fue como echarle nafta al fuego�

Tiempo despu�s volver�a a sorprenderme, me dijo que saldr�a a cenar con sus amigas de viejas �pocas, le hab�a pedido encarecidamente que se cuidara y que no volviera a las andanzas, la conoc�a demasiado bien.
Entrada la noche, cen� solo y luego fui a la planta alta, al dormitorio a ver una pel�cula metido en la cama, pero como siempre me suced�a ca� rendido a mis sue�os.
Algunos ruidos me sobresaltaron de repente, pens� que alg�n ladr�n habr�a ingresado, me incorpor� con sigila, los ruidos que escuchaba me hicieron saber que mi amada era quien parec�a gemir, al asomarme me llevar�a menuda sorpresa, a mitad de escalera, un extra�o estaba con Evelyn, el, por su posici�n no pod�a verme, ella estaba de espaldas contra la pared, con sus piernas abiertas y sus pies apoyados en la baranda que limitaba la escalera, el al medio, sosteni�ndola por los muslos la cog�a sin piedad, estaban vestidos, sus tacones, sus medias de nylon, su pollera levantada, sus pechos semi cubiertos, eso me excitaba, lo raro de la situaci�n fue que yo no pude aguantarme y me masturb� mir�ndolos, Evelyn, not� mi presencia y sus ojos se posaron fijamente en mi rostro mientras el otro la cog�a, sus gemidos se hicieron m�s fuertes, solo para provocarme�

Cuando terminaron y despidi� a su ocasional amante, vino al cuarto, a mi lado, ella puso mi mano en su bombacha estaba h�meda, pegajosa y llena de semen, me enloqueci�, cogimos como nunca�

Esa era nuestra situaci�n, un tanto de locura, yo quer�a que dejara de serme infiel, pero al mismo tiempo me gustaba su forma de ser, notaba que cada vez que la sorprend�a en estas actitudes la pasi�n volv�a a nuestro lecho.

Recuerdo el domingo doce de agosto, hab�a sido el cumplea�os de su madre y despu�s de almorzar juntos volvimos a casa, �bamos a tener una tarde de sexo, est�bamos en los momentos previos cuando me llamaron de urgencia a la cl�nica, una paciente iba a dar a luz y necesitaban mi presencia, mi maldita profesi�n no ten�a d�as ni horarios, as� que la tuve que dejar sola, y sab�a que la dejaba muy caliente�
El tema se complic�, y lo que parec�a un parto normal deriv� en una ces�rea, llam� a Evelyn para avisarle que no me esperara, que llegar�a tarde.

A mi regreso, el primer llamado de atenci�n fue ver un coche lujoso en la puerta de mi casa, la nieve acumulada sobre la carrocer�a me hac�a pensar que hac�a tiempo que estaba ah�, empezaba a sospechar, ingres� como de costumbre, pero al abrir la puerta mis ojos reciben una imagen impactante, quedo congelado y at�nito, al lado del hogar, sobre la alfombra est� mi esposa con dos tipos, grita, r�e y llora al mismo tiempo, ella est� al medio, como en un emparedado, noto que los dos machos est�n a su espalda, meti�ndoselas por sus agujeros.
Dejo la llave sobre la mesa, trato de no molestar, ni se enteran de mi presencia, es como si fuera un fantasma, subo al cuarto, me tiro sobre la cama.
Siento sus gritos desde el cuarto, esta vez no me provocan gracia, es mas siento ira, m�s pasan los segundos y m�s me enojo.
De repente el silencio, todo termina, siento el motor del coche encenderse, me asomo a la ventana y lo veo desaparecer en la noche.

Minutos m�s tarde Evelyn entra al cuarto, con una minifalda violeta tan corta, pero tan corta que parec�a una puta regalada, se tambalea por la borrachera que tiene encima, se r�e, como puede se acerca a la cama y se cae rendida a m� lado, solo quiere dormir, estoy enfurecido, el olor a alcohol es insoportable, me incorporo y pr�cticamente la obligo a ponerse en cuatro patas, protesta, inconexa, perdida, levanto esa pollera de rea para observar, su esf�nter est� abierto como una flor de primavera, inflamado, chorreando leche que se mezcla con otro tanto que sale de su concha�
Saco mi verga dura y se la entierro hasta el fondo por el culo, quiere zafarse, no la dejo, la odio�
Mientras se la doy para descargar mi ira ella trata de evitarlo, diciendo que le duele, que basta, que no� para colmos en medio de sus protestas lanza un:

- No Peter, no� mi marido va a llegar en cualquier momento�

No soy Peter, ni se qui�n es Peter, obviamente ni sab�a qui�n se la estaba montando�
Dej� toda mi leche sobre la que ya le hab�an dejado, apenas se la saqu� se tir� hacia delante para empezar a roncar pl�cidamente, con su culo desnudo, hastiada de sexo�

Al d�a siguiente tuvimos una charla, quise reacomodar muchas cosas, pero sab�a que sus prometidas correcciones ser�an solo mentiras sobre mentiras�
Reconozco que hab�a cambiado un tanto su actitud, pero ya no le cre�a nada�

Dos meses despu�s, el hecho de su aparente cambio me desvelaba, estaba atento a sus movimientos y cada tanto hurgueteaba entre sus cosas buscando alg�n indicio, algo raro, algo turbio, tal vez me hab�a acostumbrado a esa perra y tal vez ya no quer�a una santa a mi lado.
Pero Evelyn no cambiar�a, lo supe al encontrar ese pendrive entre sus cosas, fui presuroso a la computadora para ver que ten�a, obviamente encontr� muchas fotos de ella desnuda y algunos videos recientes, tom� uno al azar�

No s� donde era, ni quien filmaba, solo hab�a un plano corto de su rostro chupando vergas, demasiadas vergas. Evelyn estaba rodeada por extra�os y siempre ten�a una � dos pijas en la boca, la trataban como puta y a ella le gustaba, lo curioso es que yo me masturbaba viendo lo que ve�a.
Sobre el final, noto que le ponen algo en la boca, como ganchos trab�ndole ambos paladares, veo que es un dispositivo que al girar una manivela se va abriendo, como un gato mec�nico, lo que provoca que ella abra la boca y no pueda cerrarla, trabando sus mand�bulas, la noto un tanto inc�moda, apenas puede mover la lengua�
Alguien arrima la pija a su boca, empieza a descargar su leche en ella, Evelyn se nota complicada, como que no puede respirar, traga con dificultad, y as� parecen torturarla, siguen llegando en su boca, uno, otro, otro m�s, su lengua se pierde entre abundante l�quido blanco que la va llenando, cuento quince acabadas en su boca, no puedo creerlo, vuelvo a pasar el video, confirmo asombrado como mi esposa se traga toda esa cantidad de leche, no tiene alternativa, se ve sofocada, casi asfixiada, unas manos sostienen su cabeza para que no pueda escupirlo, �nica opci�n , tragarlo, tragarlo hasta la �ltima gota�.
Me acabo ensuciando todo el piso� no hay cura para este mal�

Por la noche fui nuevamente a ese antro que hab�a dejado de visitar desde que estaba con Evelyn, record� la noche que la hab�a conocido, cuando era Tiffany, y realmente trat� de encontrar en cada chica del lugar una nueva Tiffany, pero ninguna era como ella, era un tonto enamorado que solo encontraba refugio en esa mujer.
Despu�s de unas horas dej� el lugar para ir a un viejo bodeg�n, un lugar oscuro, a emborracharme al compas de una guitarra que lloraba los acordes de un triste blues�

Estoy terminando la historia, en estos momentos escribiendo en mi notebook, bajo una palmera, en la playa con el sonido del mar, nos tomamos unos d�as de descanso. Evelyn acapara todas las miradas, no me canso de contemplarla, tiene un traje de ba�o plateado hilo dental, le avis� que apenas se agachaba se ve�a el enorme anillo marr�n de su trasero escapando del hilo que pasaba al medio, no le import�, solo se encogi� de hombros, como resignada.
Hace un rato se fue al mar, cuando volvi� a mi lado la tela mojada de la malla se pegaba a sus partes de tal forma que pod�a notar como dibujado el piercing en su cl�toris y los aros en los pezones, me dijo que se iba a caminar un rato.
La vi alejarse sacudiendo su cuerpo casi desnudo, su piel bronceada adornada por miles de gotas de agua salada. Debe hacer una hora que se fue, no s� donde est�, no s� qu� est� haciendo, pero puedo imaginarlo�


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