Relato: Banica Sus hermosos pies se ve�an hermosos y lo prend�an mas, este d�a su antiguo h�roe de batallas no lo dejo en mal, y como en su buenos tiempos la embest�a extasiado, contagiado de su casi virginal belleza. Mientras la clavaba con toda la fuerza de sus recuerdos juveniles, pensaba que la hermosa adolescente Banica no habr�a sido tocada con la experiencia que �l tenia, quiz�s alguna penetraci�n r�pida de alg�n novio suertudo, a lo m�s algunos primeros orgasmos.
Pero ahora la naturaleza le regalaba un tesoro inmerecido, una hermosa adolescente que le admiraba y se le entregaba a sus caricias y sus secretos amatorios, sin prisas y con la pasi�n consumada, se sinti� como hac�a mucho tiempo no lo recordaba. La beso mientras sub�a sus piernas a sus hombros, su posici�n favorita de los a�os ilustres, de las cogidas de antolog�a, ahora venida a menos en cantidad pero sobre todo en calidad, algunas veces el amigo no respond�a, y se ten�a que conformar con regalar orales para que ellas acabaran.
Besaba a la bella mujer, con peque�os visos de ni�a, alguna ternura en sus zapatos que yac�an en el suelo, piel deliciosamente blanca y suave, pero sus ojos tan expresivos y tiernos, ahora brillaban de deseo. Esos amores juveniles son incomparables, �nicos e irrepetibles, son capaces de rejuvenecer a cualquier hombre.
Para esa bella ninfa la actual experiencia sexual era entregarse a su estrella de rock favorita, a su estrella de cine de alguna pel�cula vomitiva de vampiros adolescentes. Todo eso paso por la mente de ese bastardo mientras gozaba abrirla en toda su magnitud, sus suaves piernas su abdomen aun plano y fuerte, y su sexo mojado, cerrado, delicioso, que emanaba el olor que hizo reaccionar su hombr�a.
La beso, como si su erecci�n dependiera de ello, m�s aun como si le fuera la vida en ello, lo m�s caliente es que ella le correspond�a, le besaba con pasi�n lo abrazaba le apretaba con su �puchita� deliciosa, le hac�a sentir como el macho m�s cumplidor de este jodido mundo.
Se anim� a cambiarla de posici�n, sabiendo que su amigo le promet�a continuar firme y estoico frente a su tesoro, gozo ponerla en cuatro piernas, vio como si fuera la primera vez que lo hiciera, el hermoso culo de una mujer como Banica, suave, perfecto� noto como el resorte de su tanga se habr�a marcado un poco en la piel, jugueteo con el pene d�ndole peque�os golpes como un l�tigo, nada m�s caliente y poderoso de saber matar de deseo a la adolecente que lo idolatraba y se entregaba en todo sentido.
La penetro suave y vio como iba entrando su verga en la deliciosa vagina de ella, el vello p�bico recortado, cuidado, y hasta cierto punto dispuesto para el dichoso que pudiera poseerla. Empez� a embestirla, a chocar su vientre con su hermoso culito de ninfa, empez� a moverse m�s r�pido, pero con respiraci�n controlada, esa es la clave de todo, para poder gozarla lo m�s que pueda. Todos esos minutos que los llevan a la cima del placer y del verdadero poder de este mundo, de este g�nero humano.
Acomodo el hermoso culito de ella, lo subio un poco m�s y se recost� sobre sus espaldas para tomarle los peque�os pechos, estrujo sus pezones y jugo con ellos, le beso la espalda, ella le respondi� moj�ndose m�s, gozaba como se le entregaba, y Banica entendi� lo que le ped�a, contrajo su deliciosa y mojada �puchita� y le hizo sentir el cielo.
-�Si bebe, apri�tame!
Le dec�a extasiado, ella aprendi� a contraer y moverse para su hombre, al menos el de esta d�a, un mujer tan bella como ella, tendr�a much�simos machos m�s, pero este momento, �l le ense�aba todo, la gozaba y le hac�a venirse, sin duda el antiguo predador le hab�a encontrado su �ngulo perfecto para que ella llegara al orgasmo y empapara deliciosamente al h�roe y amiguito de antiguas glorias con f�minas pasadas.
Antes le hab�a tomado fotos y le hab�a dicho su mejor �ngulo fotogr�fico, ahora le ense�aba tambi�n su mejor �ngulo sexual, e imagino que todos los idiotas que vendr�an despu�s deber�an agradec�rselo, la mejor posici�n para hacer venir a Banica era el �doggy style� con su culito delicioso abierto y empinado, esta imagen por si sola ya era en si era una visi�n de dioses.
Le tomo por el cabello y con todo el cari�o le hizo voltear para besarla, mientras la clavaba lo m�s profundo que pod�a, ella le regalo un beso, acompa�ado de otra ola de l�quidos que para el agudo olfato del predador eran tributos de placer. Sinti� como sus besos apasionados, se conjugan con la humedad de ella que se o�an y sent�an escurrir por sus delicioso muslos.
Me encantas, eres deliciosa- le dec�a en breves pausas entre los besos mientras se segu�a moviendose en ella, estaba listo para llenarla, para dar toda su leche en esa deliciosa puchita que le apretaba y le ped�a que la llenara.
Te voy llenar beb�, ella solo lo besaba y se mov�a, parec�a que hab�a sido perfeccionada en su natural sensualidad y pasi�n juvenil, se movieron y el grito sudo y se sinti� exhausto, exploto en ella y la tumbo en la cama para continuar besandole la espalda.
Eres hermosa- lo dijo sinceramente y como reconocimiento a su regalo maravilloso, �nico e irrepetible, nada para curar las heridas de toda una vida, que la pasi�n juvenil de una adolescente casi virginal, Nada m�s bello que la sonrisa, besos y el brillo en los ojos de una ninfa enamorada de su hombre maduro, de viejas glorias amatorias, ya casi olvidadas.
Sumido en sus memorias, luego de dejarla en su casa y sonre�r frente a todos como si no pasara nada, record� cada momento y se volvi� a erectar, sus sentidos aun recordaban cada olor emanado de ella, se masturbo recordado los mejores momentos, y suspiro diciendo, �ojala siempre fueras as� amiguito, tendr�amos la fama hormonal m�s grande de todos los tiempos�. Aunque ese d�a, el haber tenido a Banica, le regalaba una memoria imborrable, que le hac�a sentir de nuevo, la juventud y la pasi�n de sus mejores a�os como amante.
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Relato: Banica
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