Relato: Un momento comprometedor con mi profesora Maria es una chica joven, profesora en enfermer�a. De pelo corto y rizado, ojos casta�os, y un cuerpo, excepcional.
Yo, Sara, todav�a m�s joven que ella, estudiante de enfermer�a, de pelo corto y liso, ojos casta�os, y respecto a mi cuerpo, no puedo alagarlo.
Todo comenz� las primeras semanas de curso. Ella me atra�a, so�aba con hacerlo con ella, con quitarle la ropa... Hasta que �quel d�a, se hizo realidad.
Estabamos en clase y sent�a que me miraba diferente. Yo comenc� a excitarme, cada movimiento que ella hac�a, cada mirada, pon�a a mi cuerpo a mil por hora. Al finalizar la clase, Maria me pidi� que me quedara, que quer�a hablar conmigo. As� lo hice. Mis amigos se fueron a fumar y cuando ya todos se hab�an marchado, Maria me pidi� que cerrara las persianas. Ella cerr� la puerta. En ese momento me asust�, pens� que querr�a hacerme algo malo y me puse a la defensiva. Ella supo calmarme.
Me llev� hasta el final del aula y me puso entre ella y la pared.
Maria: No puedo conterme m�s, tengo ganas de ti.
Yo: Qu�?
Y sin esperarmelo, me plant� un beso. No me lo esperaba. Pero ella, al ver que yo era receptiva, comenz� a besarme m�s r�pido, m�s intenso, y yo comenc� a excitarme de nuevo. Sent� como mis pezones se endurec�an dentro de mi sujetador y como en mi cl�toris comenzaba a bombear sangre a bocajarra.
Met� mi mano por su espalda, luego la otra y le quit� la camiseta. Incre�ble. Era el cuerpo m�s bonito que hab�a visto jam�s. Acarici� sus pechos con calma sin quitarle el sujetador. Pero ella quer�a m�s. Meti� su mano en mi pantal�n y comenz� a acariciarme la vagina por encima de mis braguitas. Empec� a empaparme y le desabroch� el sujetador. Todav�a mejor. Unos pechos perfectos, excitados... Entonces ella, no contenta solo con mi vagina, sac� su mano y me arranc� la camisa, me quit� mi sujetador y comenz� a lamer mis pechos.
Despu�s de meter mi mano en su pantal�n y acariciarle el trasero, le desabroche �quel pantaloncillo MassimoDuti verde y se lo quit�. Volv�a a ser incre�ble. Unas piernas perfectas, con aquellas braguitas negras con encaje que tambi�n le quit�.
La llev� hasta la primera mesa que hab�a m�s cerca. La sent� encima de �sta. Sin dejar de besarla en ning�n momento, comenc� a pasar mi mano por su vagina. Tan mojadita. Y c�al fue su sorpresa, cuando sin esper�rselo, mis dedos comenzaron a adentrarse en su vagina. Le tapaba la boca para que no gritara y ella me pill� desprevenida. Me quit� como pudo mis pantalones y me hizo subirme a la mesa con ella. Entonces ella tambi�n se adentr� en mi cuerpo. Cara a cara, d�ndonos placer.
Me arranc� la mano de su vagina. Se baj� de la mesa, y me arrastr� en ella dej�ndome tumbada.
Maria: Ahora vas a saber lo que es el placer de la vida.
Y sin darme tiempo a reaccionar, comenz� a comerme mi genital. Era incre�ble tambi�n en esto. Cada movimiento me hac�a sentir en un mundo diferente. Hasta que por fin, llegu� a �quel orgasmo, punto de satisfacci�n al que ella hab�a llegado antes con mi mano.
Y, como por arte de m�gia, toc� el timbre de final de clase. Nos vestimos corriendo, sin dejar de acariciarnos y besarnos.
Desde �quel d�a, duermo muchos d�as con ella. Y sigue siendo incre�ble.
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Relato: Un momento comprometedor con mi profesora
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