Cuando mi nabo se bambolea... (4) por Lado Oscuro 4
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
-Doctor, he venido a verlo porque tengo problemas sexuales.
El doctor Gonz�lez me mir� con expresi�n sorprendida.
-Pero usted debe tener poco m�s de veinticinco a�os...
-Veintisiete, doctor.
El m�dico, un hombre ligeramente debajo de los cincuenta
a�os, mir� distra�damente hacia la zona de mis pantalones donde deb�a estar el
asunto en problemas. �Bueno..., pase, le har� algunas preguntas orientativas,
que...- Entonces fue cuando debi� de haber tomado cuenta de los vol�menes
subyacentes a la zona en cuesti�n, porque interrumpi�ndose dijo: -mejor
desn�dese, quiero examinar bien el problema.
Una vez en el consultorio, el doctor asegur� la puerta,
mientras yo me sacaba los pantalones. Al darse vuelta y verme en calzoncillos,
con mis bultos mucho m�s prominentes, insisti�: -todo, le dije, s�quese todo.- Y
volvi� hacia la puerta para ponerle la traba.
-Bien- dijo volvi�ndose -�Cu�l es su problema?
-Este- dije se�alando hacia mi tremendo salam�n que colgaba
su enormidad apuntando, relajado, al suelo.
-�El pijot�n...?- dijo tragando saliva.
-M�s bien los huevos, doctor.
-A ver, ti�ndase sobre la camilla, joven.
Tendido boca arriba, mi gran pedazo descansaba hacia arriba,
un poco inclinado, sobrepasando el ombligo.
-As� que le duelen los huevos... � pareci� pensar un momento,
mientras sus ojos estaban fijos en mi nabo. �Eso, generalmente, viene asociado a
una calentura sin descargar... �Cu�nto tiempo hace desde su �ltima relaci�n
sexual... ?
-Cuatro d�as, doctor.
-��Nada m�s??
-Es que yo estoy acostrumbrado a hacerlo no menos de cinco
veces por d�a, a veces seis, siete...
-Ya lo veo, una gran producci�n de semen... Voy a examinarle
las bolas, si me permite... � E inclin�ndose puso los ojos casi pegados a mis
peludas bolas.
-Enormes, muchacho, eso justifica la superproducci�n... �
dijo, poniendo una mano en mis bolas. -�Qu� peludas!- se le escap�, carraspe�:
-quiero decir que circula mucha energ�a por ellas...-
La mano continu� en mis bolas, como si hubiera quedado
pegada.
-Y... �qu� tipo de vida sexual lleva usted, joven...?
-Mujeres, viejas, adolescentes, ni�as, homosexuales, etc.
La mano, posiblemente en forma inconsciente hab�a comenzado a
acariciar lentamente mis bolas.
-�"Etc�tera"? �qu� significa eso?
- Lo que venga, doctor, no le hago ascos a nada. La �ltima
vez tuve tres incre�bles orgasmos con una nena de trece. �Me dej� de cama! Y
despu�s llam� a su primo de doce que, aprovechando que yo ya no serv�a para
nada, me cogi� por el culo cuatro veces y me hizo chup�rsela y acab� en mi
boca.- La mano acentu� la presi�n sobre mis bolas. Involuntariamente, creo yo,
me las apret�, de modo que tiraron la piel del nabo un poquito hacia atr�s, lo
cual me produjo una peque�a sensaci�n muy agradable. .Y, en realidad me gust�
mucho, como me cogi� ese chico... Y se llev� mi tel�fono, as� que seguramente me
va a volver a coger...
El doctor, puesto a mi costado derecho, se inclino hacia mis
bolas .Esto tengo que examinarlo m�s de cerca...- y como al azar apoy� su mano
izquierda sobre mi tremendo nabo, que estaba casi totalmente en reposo.
-�Perd�n!- dijo -�Fue involuntario!- y retir� la mano sobresaltado, pero
despu�s, ya disculpado, la volvi� a apoyar. Ten�a una mano suave y caliente, y
se sent�a bien sobre mi masacote.
-Cu�nteme m�s- dijo, sin retirar la mano de mi miembro, ni la
otra mano de mis bolas que apretaba en una especie de caricia cari�osa.
-Bueno, mi gran pollota ejerce una gran atracci�n tanto sobre
hombres como sobre mujeres... Creo que emana una especie de olor que la vuelve
irresistible...
-No creo...- opin� el m�dico agach�ndose para oler la punta
de mi poronga �m�s bien parece una cuesti�n de atracci�n por el tama�o...-
Lo sent� oliendeme la punta del prepucio �sin embargo...- y
ambas manos, la que estaba en la mitad del nabo y la que estaba en mis bolas,
apretaron un poquito m�s. Creo que no lo hac�a a prop�sito, sino que le sal�a
as�, espont�neamente.
Mi pollota comenz� a endurecerse y crecer, apenas un poquito.
Pero el m�dico lo not�. -�Vaya sensibilidad!- se admir� -�Fijese como est�
respondiendo: se le est� parando un poquito...!-
Era cierto, y al irse parando, abandonaba su reposo sobre la
panza.
-Doctor...- le dije, un poco apenado �no es a prop�sito... es
que su mano...-
-�No se averg�ence, joven! �Su reacci�n es completamente
normal!-
La mano sobre mi pene comenz� a recorrer su largo haciendo
presiones intermitentes durante su recorrido. La otra mano comenz� a hacerme una
caricia rotativa apret�ndome las bolas.
-Siga cont�ndome, muchacho. H�bleme de sus aventuras...-
A esa altura mi nabo hab�a tomado sus propia decisi�n y se
estaba parando. Y yo no me sent�a en condiciones de oponerme.
.Bueno..., me cog� a la novia de mi primo ciego, delante de
�l, sin que se diera cuenta... �
-�Sin que se diera cuenta qui�n?- se interes� el m�dico, -�la
chica?-
-No, mi primo. �La chica s� que se daba cuenta! �Estaba como
loca con mi longaniza...!-
-Puedo comprenderla, pobrecita...-
Se diera cuenta o no, su mano izquierda me estaba haciendo
una suave paja, corri�ndose arriba y abajo, apret�ndome.
-Los gays tambi�n me acosan, doctor-
-Puedo comprenderlos, tambi�n. �Y usted qu� hace...? �
-Y, yo acepto... Y me hago pagar...-
Mi m�stil se hab�a parado completamente. �Usted disculpe,
doctor-
-No se preocupe, esto le puede pasar a cualquiera. Al fin de
cuentas estoy haci�ndole una paja...-
-En cuanto a lo del olor irresistible... me parece que tiene
raz�n, muchacho.- Su nariz estaba sobre mi glande, absorviendo su olor.
Realmente huele muy rico... � Y me dio un besito con un poco de lengua, en la
rayita del glande.
A medida que avanzaba su paja, a estas alturas desenfadada,
mi pecho se agitaba arriba y abajo. �Doc... tor... vaya con... m�s... cuidado,
por fa... vor...-
-�Ning�n cuidado! A usted le hace falta esta paja,
muchachito.-
-�S-s�ii...?- apenas pude gemir.
-�Claro! �A usted le duelen los huevos porque no descarga la
leche...!- Y su mano continuaba entusiasmada con la pajeada que iba siendo un
�xito.
-Pe... ro... �us... us...ted... cree� que�?- �Flap flap flap
flap! Continuaba la paja. �Flap flap flap flap flap flap...! La mano sub�a y
bajaba a toda velocidad. �Tenga un poco de paciencia, joven, ya estoy comenzando
a liberarlo de su enorme carga... - �Flap flap flap flap flap...!
Y mi pollota se tens� al m�ximo y comenz� a largar chorros
que llegaban hasta el techo. Mis nalgas se tensaban y sub�an a cada expulsi�n. Y
mi cuerpo todo temblaba.
La mano del doctor se manten�a firmemente agarrada a mi nabo
mientras este pulsaba chorro tras chorro.
Quede extenuado, pero sinti�ndome mucho mejor.
-Gracias, doctor, �cu�nto le debo?- dije, prepar�ndome para
levantarme.
-�Qu�dese quietito, muchacho! �Todav�a no hemos terminado!
Tengo que hacerle unas cuantas pajas m�s. Si lo dejo ir ahora, dentro de un rato
estar� en las mismas. Ahora vamos a seguir excit�ndolo. No se alarme. Le voy a
chupar el semen que le ha quedado en su pijota.
Y con una mano me apret� el pecho contra la camilla, con la
otra mantuvo aferrado mi gran chotazo, y con su boca comenz� a chuparme la
cabeza del nabo. Succionando por la raya del glande termin� de sacarme hasta la
�ltima gota de semen. Su boca se sent�a, jugosa y caliente. Y luego la fue
bajando todo a lo largo del tronco, lamiendo la leche que hab�a quedado
chorreada, trag�ndosela hasta dejarme el miembro completamente limpio. No dej�
que se me bajara el palo.
-Si no le molesta voy a emplear la boca y la lengua para
excitarlo nuevamente.-
-Haga usted, doctor, haga usted.
Lo que no mencion� fue que la mano hab�a bajado hasta la base
del nabo y agarr�ndolo con fuerza, ayudaba a mantener la erecci�n.
Y con la lengua y sus besos calientes fue suavizando las
sensaciones de mi reciente acabada, devolvi�ndole a mi pija la erecci�n relajada
con la que principiar�a la nueva paja.
Bueno, no te voy a aburrir con los detalles. Te cuento que el
doctor me hizo correr nuevamente, con la boca, la mano y la lengua. Y esta
segunda vez se trag� todo el semen directamente de la fuente. Le brillaban los
ojos de contento.
Y continu� con la tercera paja. Le imprimi� un suave
movimiento mec�nico a su mano, mientras me iba acariciando el culo. Y todo el
tiempo me hablaba tranquiliz�ndome.
El implacable sube y baja r�tmico de su mano era una especie
de tortura, pero tuvo su efecto inexorable.
-Gra... cias... doc... tor... ya... no... me... duelen m�s...
las bolas...-
-Esp�rese, esp�rese, no puedo dejar todav�a que se vaya
as�... P�ngase boca abajo.-
-Hummm, qu� lindo culo, muchacho. Usted qu�dese relajadito,
que yo lo hago todo...
Y comenz� a ponerme una crema relajante en el culo. Y c�mo se
me relaj�. El doctor sac� su poronga, que estaba a mil y me la mostr�. -Se la
muestro, joven, porque creo que usted tiene derecho a ver lo que le voy a meter
en el culo, para que no se alarme.-
-Gracias, doctor- dije aliviado �ahora me siento m�s
tranquilo en sus manos.
-S�, aunque es posible que despu�s no pueda sentarse por un
rato, pero ver� que todo esto es por su bien.
Bueno, no les voy a contar c�mo se hace un culo, porque
ustedes deben saber: el agrandamiento progresivo, con un dedo, con dos, etc.,
pero se imaginar�n que el doctor me hizo el culo, no una, sino dos veces.
Al despedirme, tuvo la gentileza de cobrarme s�lo cien pesos,
y me insisti� que deb�a visitarlo al menos dos veces al mes, para aliviar mis
tensiones. �Y cada vez que sienta que lo necesita, joven. Ya sabe que para m� es
un placer atenderlo, y me despidi� con unas lindas caricias en el culo.
Me fui muy contento, por haber encontrado un profesional tan
eficiente y considerado.
Ya pod�a continuar con mis alegres aventuras, sin temor al
dolor de test�culos duarante los intervalos. Silvita de trece, su primo
Juancito, de doce, la novia de mi primo ciego, y si ten�a un poco de suerte,
tambi�n mi primo ciego. Las novias de mis amigos, y tambi�n las de mis enemigos,
y tambi�n mis amigos, y con un poco de suerte, tambi�n mis enemigos. Hab�a un
gran dan�s que me ca�a muy simp�tico. Y una yegua en la granja de mi t�o...
Adem�s de la mujer de mi t�o, que tambi�n es una yegua. Y mi t�o, que es muy
buena persona, y que siempre me ha querido mucho. �... Son tantas las cosas que
tengo para contarles... �
Reconozco que algunas de mis aventuras son un poco raras,
como esta que les cont� con el doctor. M�xime cuando yo me considero a mi mismo
heterosexual. Pero tuve aventuras a�n m�s raras, como cuando me ofrec� para que
usaran mi pene de consolador a tres amigas lesbianas que andaban buscando uno y
que no quer�an saber nada con los hombres. En la pr�xima les cuento. Si les
interesa, claro.
Este relato, enteramente gay fue escrito en colaboraci�n con
Gaby, inteligente gay venezolano, que aport� sus fantas�as y experiencia. Si
ten�s ganas de contactar conmigo escribime a