Relato: Mariana y Don Ernesto 2
Mariana accede a tener nuevas experiencias con don Ernesto antes de decidir si lo dejar� penetrarla.
Hab�an pasado dos d�as desde que don Ernesto le hab�a sobado la panocha a Mariana. Ella hab�a evitado el contacto con el viejo, pues se sent�a avergonzada y sucia, no pod�a creer lo que hab�a sucedido. Don Ernesto por su lado, se empezaba a molestar porque ella no lo buscaba para m�s "experiencias", as� que decidi� poner manos a la obra.
Ese d�a, cuando Mariana lleg� al departamento, not� que algo iba mal, al entrar a su habitaci�n se encontr� al anciano de pie mirando una foto de ella con sus pap�s
��Qu� hace aqu�?� En su voz se dej� ver m�s sorprendida que intrigada
�Bueno Marianita, si la monta�a no va a Mahoma, Mahoma va a la monta�a
��C�mo entr�?
�Olvidas que soy el due�o de este departamento, tengo una copia de cada llave
�Bueno, �Qu� desea?
Mariana manten�a su distancia y ten�a los brazos cruzados, no quer�a volver a caer en las garras de ese viejo rabo verde, pero la voz del hombre ya comenzaba a hacer estragos en su ropa interior
��Qu� deseo? Es bastante obvia la respuesta, deseo ser el primero en perforarte la vagina, pero antes debo convencerte de que me dejes, a eso he vuelto � Todo lo dec�a con seguridad y un toque de malicia, sin dejar de mirarla a los ojos.
�Pero�
��Pero nada! �Ya olvidaste lo que te hice sentir? Si no te dejas por las buenas, tendremos que hacerlo por las malas
�As� que me va a violar �no?
�Har� que me ruegues por ello, zorrita
Otra vez las malas palabras hac�an que su respiraci�n se acelerara, no quer�a sentirse como una puta de nuevo, pero poco a poco ese viejo la iba atrapando cada vez m�s en sus redes, con el prop�sito de cogerla �nicamente. Mariana se dispon�a a marcharse, cuando le dio la espalda al viejo para abrir la puerta este se aceler� en su direcci�n y con una mano le tap� la boca y con otra la inmoviliz� de los brazos. Con un aire de autoridad y lleno de enojo, le dijo
��yeme bien Mariana, no me vas a dejar as�, la tengo dura de s�lo tenerte tan cerca
Mariana pod�a sentir la erecci�n de ese anciano entre su culito, �l presionaba su miembro e incluso comenz� a restregarse un poco sobre ella. �l continuo
�Apuesto a que ya estas mojada
Dicho esto meti� su mano dentro de los jeans de Mariana y palp� todo lo que encontr� a su paso. Confirmando lo que sospechaba, la chica estaba empapada.
��Te est�s escurriendo ni�a! Adem�s de que no me obedeciste, te dije que te rasuraras la panocha. Tendremos que ocuparnos por hoy de este par de tetas� Diciendo esto, empez� a sobarle la teta derecha con fuerza. Mariana segu�a con la boca tapada, pudiendo emitir s�lo gritos ahogados que comenzaban a desesperar a don Ernesto. Le advirti� que le iba a destapar la boca, pero si gritaba se ver�a en la necesidad de hacerle algo peor; Mariana asinti� y cuando la liber� y recuper� el aliento, le dijo
�Don Ernesto por favor ya no me moleste, no voy a negar que lo de la otra noche me gust�, pero me sent� como una puta cualquiera, ya no quiero seguir as�, d�jeme por favor
��Mientes! Est�s igual o m�s excitada que yo. Adem�s no eres una puta cualquiera, vas a ser mi puta solamente
�Por favor�
�Ahora c�llate y d�jame ver ese par de ubres
Mariana estaba inmovilizada de miedo, no ten�a intenciones de estar de nuevo a merced del viejo, el cual comenz� a levantarle la playera
��Levanta los brazos!
Ella actuaba por inercia, le comenzaba a temer a ese anciano explosivo y no quer�a que algo peor le pasara, por lo que se limit� a hacer lo que el quer�a. Una vez que qued� s�lo en sost�n, don Ernesto admir� esas tetas que luchaban por salir de su prisi�n
�Mejor que como las imagine� Acto seguido sac� una navaja de su bolsillo lo cual hizo que Mariana se asustara, �Qu� pretend�a hacerle?
�No te asustes, s�lo voy a liberar estos melones de la forma que m�s me gusta; adem�s este me lo voy a quedar de recuerdo.
�Era un h�bito suyo quedarse con su ropa interior? Cort� el sost�n por el medio, una vez liberadas las tetas de Mariana, le sorprendi� ver lo grandes y firmes que eran, ten�a grandes planes para ellas.
��Guau! Mariana � son perfectas. Por eso me gustaste, por tetona
Mariana se trataba de controlar pero la excitaci�n volv�a a ella, estaba en tetas frente al hombre que le sob� el cl�toris, ahora lo pod�a imaginar mam�ndole los pezones
�Tienes unos pezones peque�os �Nunca te los han chupado cierto?
�No, nunca
�Bien, vamos a arreglar eso
Don Ernesto le indic� que se acostara en la cama mientras �l se quitaba los pantalones. Ella hizo todo de forma mec�nica, comenzaba a molestar al anciano con su falta de inter�s
��Se puede saber qu� te pasa?
�No quiero hacer nada con usted
��Estas segura?
Se acost� a su lado y meti� las manos dentro de los jeans de Mariana, comenzando un lento masaje en el cl�toris. Ella comenz� a jadear, su cuerpo respondi� y comenz� a gemir sin control. Don Ernesto la bes� en la boca introduciendo su lengua hasta el fondo, ahogando los ruidos que la chica emit�a. Ya no pod�a hacer nada, de nuevo estaba atrapada con aquel anciano pervertido
�Te encanta que este viejo te sobe la panocha, pero hoy te voy a morder las tetas, as� que d�jate hacer
Mariana comenzaba a quitarse los jeans con la esperanza de que el masaje que hace un momento disfrutaba siguiera, don Ernesto le dijo
�Si quedas desnuda ahora, no me voy a contener y te penetrar� Marianita, haz s�lo lo que yo te digo� Ella asinti� y volvi� a acomodar su cabeza en las almohadas
�Sube los brazos por encima de la cabeza y d�jalos ah�
Una vez hecho esto, don Ernesto se puso sobre ella admirando lo que iba a devorar. Decidi� que lo mejor era comenzar por lamidas, luego succiones y al final las mordidas.
�Esperemos que con esto tus pezones se hagan m�s grandes
Mariana estaba ansiosa cuando vio como el anciano descend�a hasta sus pezones. Comenz� por lamer cada uno, primero con la parte superior de la lengua y luego con la posterior; el pez�n que no lam�a lo tomaba entre su pulgar e �ndice, frot�ndolos con suavidad. Los gemiditos de Mariana no se hicieron esperar, lo cual alent� al viejo a lamer alrededor de cada teta en forma de espiral para culminar con una succi�n de pez�n; la estaba volviendo loca con cada movimiento. Despu�s se dedic� a succionarle los pezones uno por uno. Los introduc�a en su boca presionando con los labios, succionaba un poco fuerte y los lamia con la punta de la lengua dentro de su boca antes de soltarlos.
Mariana se encontraba en el para�so, esto era mejor de lo que esperaba, sent�a sus pezones r�gidos de tanta atenci�n, pero necesitaba alivio en su panochita; quer�a que don Ernesto la tocara de nuevo
El viejo estaba perdido en sus tetas, comenz� a darle peque�os mordiscos alrededor de cada una, continuando a los pezones, con los cuales no se pudo contener y mordi� con fuerza. Mariana grito de dolor, le pidi� que lo hiciera con menos intensidad. El anciano hizo caso omiso y continuo con sus mordiscos y succiones letales. Al final le dio una gran succionada a cada pez�n y al verlos brillantes de su saliva decidi� soplarles para enfriarlos y endurecerlos a�n m�s. Mariana casi llegaba s�lo con sus pezones, pero el viejo interrumpi� sus maniobras, se irgui� sobre ella y le dijo
��Recuerdas que el placer era para los dos verdad?
�Si�
�Lo que hoy vas a hacer es juntar tus tetas con las manos mientras meto mi verga entre ellas
�Ok�
Ella junt� sus tetas haci�ndolas a�n m�s suculentas de ver. Don Ernesto sac� su miembro del b�xer que lo aprisionaba y se lo mostr� a Mariana. Era una verga de unos 20 cm, muy gruesa, llena de venas y contaba con dos test�culos grandes. Mariana exclam� con sorpresa
��Eso no me va a caber!
�Me gusta escuchar que ya casi es un hecho el que te voy a penetrar, putita
Mariana se sonroj� y se aventur� a decirle al viejo lo que en realidad deseaba
�Don Ernesto� t�queme de nuevo
�Lo har� cuando acabe con esto, ahora c�llate y junta las tetas
Mariana las junt� muy bien, con sus pezones casi toc�ndose entre ellos. El anciano meti� primero su pene de forma vertical, lo hacia lento para recordar bien la sensaci�n de los suaves melones de su putita. Le pidi� que apretara m�s, cosa que Mariana se esmer� en lograr. Comenz� a meterlo ahora en manera horizontal, paralelo al pecho de ella. Empez� a friccionarlo primero con lentitud y fue acelerando m�s; el sudor se comenzaba a apoderar de sus cuerpos. Su mete y saca se iba acelerando poco a poco hasta que sinti� como llegaba, dio una estacada profunda, tom� su pene entre sus manos, lo estimul� y con la voz entrecortada le dijo a la chica
�Abre la boca
Ella obedeci� y en segundos se encontraba recibiendo la leche de don Ernesto en su boca. No sab�a que hacer as� que de nuevo le ordenaron
�Tr�gatelo todo
Mariana sinti� un poco de asco, pero a�n deseaba que le masajeara el cl�toris, as� que decidi� obedecer de nuevo. Varias gotas de semen cayeron en sus tetas y otras en su cara. El viejo se desplom� en la cama tratando de recuperar el aliento. Ambos voltearon a verse y don Ernesto limpi� con su dedo un rastro de su leche de la mejilla de Mariana, se lo dio a chupar
�Muy bien, tetoncita, tus ubres son incre�bles y son s�lo m�as, nadie m�s puede hacerles lo que yo� Diciendo esto se volvi� a acercar y comenz� a succionar el pez�n derecho.
�Te voy a sacar leche de tanto que te los voy a mamar
Mariana interrumpi� al viejo para decirle
�Don Ernesto� quiero que me masturbe de nuevo, lo prometi� La voz de Mariana, siempre con aire inocente lo excitaba a m�s no poder
��Recuerdas lo que te dije sobre los masajes de panocha?
�Si, lo de los dedos
�Antes de que te toque, debes decirme de una buena vez si vamos a continuar con todo esto
Mariana ya no se pod�a controlar, este viejo la hab�a introducido a un mundo del que ya no pod�a salir y del que ella tampoco se pod�a liberar, su respuesta a todo esto fue
�Si, si quiero continuar, ya no me portar� mal, pero por favor t�queme
A don Ernesto le divert�a ver su carita de s�plica, as� que decidi� jugar un poco con ella
�Bien, dime exactamente que quieres que haga
�T�queme
��D�nde?
�Mi cl�toris
��C�mo?
�Como usted lo sabe hacer
�Mmmm no estas siendo exacta
Mariana empez� a gimotear
��Por qu� es tan malo y me hace rogarle?
�Es lo que quiero que hagas, putita
�Por favor don Ernesto, mast�rbeme
�Antes que nada, quiero que hables como yo, vulgar, di panocha, culo, tetas, etc... Entonces �Qu� es lo que quieres?
Mariana no se sent�a c�moda respondiendo as�, pero no ten�a m�s opci�n si quer�a que el viejo la tocara
�Quiero que me sobe mi panocha, don Ernesto, y que haga con ella lo que sabe hacer tan bien, por favor
�Bien, prep�rate ni�a que hoy me vas a so�ar
Comenz� a quitarle los jeans y la ropa interior. Su mano fue directamente a su vulva, empez� a mover los dedos encima de los labios de izquierda a derecha y luego en c�rculos, estimulando el cl�toris
�Con que extra�abas los dedos de este viejo eh
�Si don Ernesto, pero antes de que me los meta �no voy a perder mi virginidad con esto verdad?
�Claro que no ni�a, eso va a pasar hasta que mi te penetre con mi verga
�Ok�
El anciano comenz� a hacer presiones constantes sobre el cl�toris, hasta que descendi� su dedo �ndice por entr� los labios para alcanzar la vagina de Mariana
�Aqu� va el primero, veremos cuantos aguantas por hoy
Don Ernesto introdujo el dedo lentamente, la humedad de Mariana le facilitaba el trabajo. Ella sinti� un poco de resistencia pero en cuanto el viejo la comenz� a dedear, todo se convirti� en un placer nuevo para ella, m�s profundo. Le segu�a masajeando el cl�toris con la palma de la mano mientras le insertaba su dedo; cuando la sinti� lo suficientemente abierta le dijo
�Seguro ya te cabe otro
Mariana asinti� y le meti� ahora el dedo medio tambi�n, ella comenz� a sentir un poco de dolor
��Ay! Don Ernesto m�s lento, me duele un poco
�D�jate hacer, veras como en poco se te olvida
Dicho esto le comenz� a chupar una teta para que el placer fuera m�s que el dolor. Mariana tardaba en dilatarse, por lo que el viejo decidi� que s�lo ser�an dos dedos por el d�a.
Comenz� a meter sus dedos con m�s fuerza, se pod�a escuchar el ruido de la fricci�n de su mano con los fluidos de Mariana. Ella por su parte ya ten�a un adelanto de lo que estaba a punto de aceptar: que don Ernesto le quitar� su virginidad. Los dedos del viejo la volv�an loca, adem�s de que la succi�n de tetas que le propinaba aumentaba el placer; comenz� a arquearse y a sentir esa sensaci�n de tensi�n en el cuerpo, levant� las caderas a�n con los dedos dentro y tuvo un orgasmo explosivo
��Ahhhh don Ernesto! �Ahhh!
��Eso es! �C�rrete para mi!
Le dio dos �ltimas estocadas con los dedos antes de retirarlos, al sacarlos los pas� por encima del cl�toris halando los labios de la chica, pasando por su abdomen y entre sus tetas para dirigirlos a la boca de Mariana.
�Quiero que te pruebes, abre la boca
�No don Ernesto, me da asco
El viejo se molest� un poco y le dijo
�Si te tragaste mi leche, esto no es nada, adem�s si quieres continuar debes de hacer cosas como estas, as� que deja de quejarte y abre la boca
Mariana iba a hablar pero el anciano no le dio tiempo y le meti� los dedos en la boca
�Ch�palos bien, quiero ver que tal lo haces
Ella limpi� los dedos con su lengua, succion� un poco y abri� la boca para que don Ernesto los pudiera sacar.
�Bueno putita, �qu� te ha parecido?
�No quiero que me diga as�, d�ganme por mi nombre, Mariana
�Yo te llamo como quiero, ya sea zorrita, putita, tetona, etc. Entonces dime, cada vez mejora �no?
�Si, cada orgasmo es mejor, usted es un maestro, no imagine que este grado de placer exist�a
�Y lo que falta por hacer
La bes� en la boca y le dijo
�Ser� mejor que me vaya, cuida esas tetas y te quiero con la panocha rasurada ma�ana
�Si, don Ernesto, gracias
Esa noche don Ernesto se volvi� a masturbar con la visi�n del cuerpo desnudo de Mariana y ella se visualiz� con el pene del anciano robando su virginidad.