Relato: DOS POLVOS POR GRATITUD primero
Les contar� lo que me ocurri� a la edad de dieciocho a�os:
A�n no era de noche. Para ser m�s exactos las siete de la tarde, de finales del mes de agosto, cuando se empieza a notar el cambio de tiempo, la inestabilidad del verano que comienza a acabarse y comienza una nueva estaci�n: el oto�o. Me dirig�a a mi casa, despu�s de haber dejado mi coche, un Seat 600, en un taller para una revisi�n.
Seg�n iba andando me sent�a raro, como si influyera el tiempo en m�. Parec�a sentir como una sensaci�n especial, algo extra�o, como si me fuera a ocurrir algo especial; no s�, me dije: "Ser� este tiempo". Andaba por la calle de Arturo Soria, casi en Ciudad Lineal, donde deb�a coger el autob�s que me llevara a mi casa, cuando ya viendo pr�xima la iglesia, al pasar por la valla del patio de una casa abandonada, o� una voz suplicante de una mujer.
-Por favor, por favor....ay�deme.
Parec�a que estaba quej�ndose, su voz era lastimera. Dirig� mi mirada hacia la puerta de la casa y en el umbral vi a una mujer. No sabia que hacer. Desconfiaba, pues en ese momento no se ve�a a nadia por los alrededores, y pens� pod�a tratarse de una encerrona y que detr�s de la mujer, escondidos se encontraran varios individuos y me robasen. La mujer insist�a con su ruego de ayuda. No lo dud� m�s, mi sentido humanitario fue mayor que mi desconfianza y abr� la verja de la valla, dirigi�ndome hacia la mujer. Cuando estuve a su altura, me encontr� con la mujer, estaba sentada en el escal�n del p�rtico de la puerta y su aspecto me pareci� lastimero. Deb�a tener cuarenta y tantos a�os y estaba llorando, ten�a toda la cara encharcada de lagrimas. Se dirigi� a m� e implor�:
-Me puede traer un vaso de agua. No me encuentro bien, estoy mala.
La verdad que el aspecto de la mujer daba pena. Estaba llorando, se la ve�a desamparada. Lo primero que pas� por mi cabeza fue que se trataba de una mujer casada que se hab�a peleado con su marido, se hab�a ido de casa y se hab�a refugiado all�.
- �Qu� la ha pasado? �Por qu� se encuentra as�?
La mujer se qued� examin�ndome desconfiada. Al fin y al cabo, yo no era m�s que un extra�o para ella. Pero habl�. Me relat� que era de un pueblo de Extremadura, que hab�a venido a Madrid a casa de su hermana, porque se hab�a enfadado con su padre. Que llevaba una semana viviendo en casa de su hermana, pero que su cu�ado hab�a querido violarla y que se lo hab�a dicho a su hermana. Pero que hab�an discutido porque su hermana le hab�a dicho que hab�a sido ella, que hab�a provocado a su marido. Que hab�a querido marcharse al pueblo, a la casa de su padre, pero el tren no sal�a hasta ma�ana y hab�a dejado la maleta en la estaci�n. Que hab�a vuelto a casa de su hermana y su cu�ado la hab�a echado, porque no hac�a m�s que discutir con su mujer. As� que se encontraba all� sola, sin nadie que le ayudase.
-Vuelva a casa de su hermana. C�mo no la va a ayudar.
Me respondi� que no e insisti� en el vaso de agua.
-C�mo la voy a traer un vaso de agua aqu�. Si quiero vamos a un bar y le invito a tomar algo-
Se qued� mir�ndome f�jamente, como dudando; pero al fin acept�. Le di mi pa�uelo para que se enjugase las l�grimas. Luego me dijo que esperase que se ten�a que arreglar, pues no pod�a ir as�. Sac� de su bolso pinturas y se maquill� la cara, pint�ndose luego los labios. Parec�a otra: Ten�a una melena de color casta�o que le llegaba al cuello. Unos ojos pardos y una boca peque�a, pero sensual.Delgada. No era muy alta. Me pareci� l,60 cm. Un pecho proporcionado y unas piernas normales. Vamos era �na mujer madura,que sin ser excepcional, era resultona. Se le pod�a echar un polvo. La ayud� a levantarse y nos diirigimos a un bar cerca de all�.
-�C�mo te llamas?
-Luis.
-Yo me llamo Esperanza- respondi�-
Entramos en una bodega, que se encontraba cerca y nos sentamos a una mesa, al fondo. Ped� unas cervezas. Me pregunt� si viv�a por alli. Si ten�a novia.
-Con lo joven y guapo que eres, tendr�s todas las chicas que quieres.
-Alguna, pero son unas ni�atas. No he salido con mujeres com o t�-
Ella sonri�.
Nos bebimos las cerveza y observ� que Esperanza estaba m�s reconfortada. Se ve�a que se encontraba mejor. M�s animada. Seg�n habl�bamos me atrev� a cogerle la mano acarici�ndosela suavemente. Ella no me rechaz�. Le propuse tomas otras cervezas y comer unas raciones, que nos sirviesen de cena. Ella acept� y as� se lo indiqu� al camarero, que de soslayo no nos quitaba ojo. Mientras tra�an las raciones, sentado acerqu� mi pierna a la pierna de Esperanza. Puse mi cara muy cerca de la suya, roz�ndola y baje mi boca hasta encontrar la de ella. Me detuve en sus labios y ella abri� su boca permitiendo que mi lengua tocase la suya. As� estuvimos unos minutos sabore�ndonos. Luego nos separamos, nos miramos y Esperanza me sonri�.
Por sorpresa, con su mano debajo de la mesa busco la entrepierna de mi pantal�n y frot� impulsivamente mi pene que comenzaba a animarse ante el roce de la mano de ella. Quit� la mano ri�ndose, pues ven�a el camarero. Despu�s de la comida, pedimos otras cervezas. Hablabamos muy animadamente, como si nos conoci�semos de toda la vida. No dej�bamos de mirarnos a los ojos, a las bocas. El camarero hizo ademanes como que iba a cerrar y Esperanza fue al aseo. Yo no me pod�a creer lo que estaba sucediendo. Cuando volvi� me fij� que se hab�a alborotado el pelo y vuelto a pintar los labios. Salimos del bar.
-Luis, nadie ha hecho por m�, lo que t� has hecho. Me socorriste. Me ayudaste. No s� como pagarte. C�mo agradecerte.
-Cualquiera lo habr�a hecho.
-No. Porque pasaron muchas personas delante de la casa y o�an mi llanto y nadie, excepto t�, se acerc� a ayudarme.
Me dijo que pensaba pasar la noche en esa casa abandonada, donde nos hab�amos encontrado. Yo me ofrec� acompa�arla. Llegamos a la casa y Esperanza abri� la puerta medio rota, entrando en una habitaci�n vacia. All� junt� en un rinc�n papeles e hizo fuego.
-Es para ver y para que se caliente el cuarto- dijo.
Le dije que iba a salir fuera a mear. Cuando estaba orinando a oscuras en el patio, no dejaba de pensar en lo ins�lito de la situaci�n. Nunca me hab�a pasado una cosa as�. Tener a una mujer sola, desprotegida en la habitaci�n de la casa. Daba vueltas por el patio pensando como encauzar el asunto para poder poseer a la mujer, que me ofrec�a la ocasi�n. Volv� a entrar en la casa y me encontr� la habitaci�n iluminada y caliente por las llamas. Parec�a a pesar de estar vac�a, hasta acogedora. Esperanza estaba all� en el centro.
Sin darme cuenta est�bamos abrazados, apret�ndonos los cuerpos. Se o�a nuestra respiraci�n y el crepitar de las llamas. Buscamos nuestras bocas y nos besamos apasionadamente. Jug�bamos con nuestras lenguas y nos d�bamos calor. Me separ� y oberv� a Esperanza. Ten�a una mirada como complacida, parec�a entregada a m�. Volvimos a besarnos. Le dije que pasar�a con ella la noche, para protegerla.
-No s� como pagarte lo que est�s haciendo por m�. �Qu� puedo hacer por ti?-dijo
Le mir� fijamente a los ojos y respond�:
-Quiero hacer el amor contigo.
Ella seria me examin� y respondi�:
-Desnudemonos de cintura para abajo.
Ella se quit� la falda y la braga. Yo el pantal�n y el slip.
-�Guauuuu....Vaya aparato que tiene, Luis- exclam� Esperanza sorprendida.
Esparcimos papeles por el suelo para que nos sirvieran de protecci�n y Esperanza se ech� en el suelo, recost�ndose de costado.
-Luis acu�state y ponte detr�s de m�.
Me ech� y me coloqu� de costado detr�s de ella, que me ofrec�a su culo.Se lo toqu�. Ten�a el culo delgado y las piernas tambi�n. Yo ten�a un tremendo calent�n. Me acerqu� a ella y aproxim� mi polla hacia la abertura de sus nalgas, intentando penetrarla, pero no lo consegu�a. Ella parec�a estar nerviosa e impaciente y me dijo:
-Col�cate m�s cerca.
Me junt� m�s a ella y not� como mi polla penetraba el orificio de su vagina. �Qu� caliente estaba su co�o! Ella no dec�a nada. Parec�a s�lo sentir mi polla dentro de ella. Me entraron convulsiones y me corr�. Ella permanec�a callada. Se la saqu� y me qued� mirando el techo de la herrumbrosa habitaci�n.
continuara
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