El d�a que mi abuelo nos anunci� que llevar�a a una a mujer a
casa, no pudo menos que sorprendernos; mi padre, mi t�o, mi hermano y yo nos
miramos sin comprender.
El abuelo nos dijo que hac�a tiempo que estaba deseando
compartir su lecho con una mujer y que ahora que se hab�a decidido, esperaba
nuestro apoyo.
Mi padre enmudeci�; nunca lo hab�a visto tan furioso, le
grit� a mi abuelo que estaba loco, que pod�a coger conmigo cuantas veces
quisiera y que ten�a tres pollas a su disposici�n, as� que... �qu� m�s quer�a?
Mi abuelo le respondi� con una de esas sonrisas cautivadoras,
luego lo bes� en la mejilla con suavidad, para despu�s arrodillarse frente a su
paquete, sacarlo fuera del pantal�n y empezar a hacerle una espectacular mamada.
Pronto nos enfrascamos en una org�a maravillosa, en l que
disfrutamos m�s que nunca, quiz� debido a que tem�amos que le llegada de una
extra�a, acabar�a con nuestro goce sexual.
Una semana despu�s, arrib� a nuestra residencia, Dora; no
puedo negar que result� ser una mujer imponente; ten�a alrededor de 55 a�os,
alta, con una cara agradable y un cuerpo lleno de curvas; para empezar ten�a
unas tetas enormes y un culo que se te antojaba romper.
Luego vino lo peor �al menos nos lo pareci� en �se momento-,
Dora llevaba consigo a dos nietos; una chiquilla de trece a�os; parec�a un
�ngel, con la piel muy blanca, pelo rubio y liso que le ca�a sobre los hombros;
era alta y su cuerpo estaba muy desarrollado, con una tetas duras y grandes, no
era precisamente delgada, por lo que su culo resping�n resultaba una delicia.
Por otro lado, el chico, de casi 15 a�os, era mon�simo, tan rubio y blanco como
su hermanita, que de no ser por el cabello que llevaba corto, podr�as confudirlo
con una chica.
Dora nos cont� que los padres de los ni�os hab�an muerto en
un accidente, ambos chiquillos se hab�an criado de internos en un colegio
religioso, por lo que eran muy t�midos y excesivamente educados.
Nuestra primer cena en familia, result� un tanto tensa y pude
advertir c�mo pap� no pod�a apartar su mirada de las tetas de Rosita, su nueva
hermanastra.
Esa noche, me met� en la cama de pap�, buscando consuelo y me
apoder� de su verga, haci�ndole una deliciosa mamada; al poco rato, se nos uni�
mi hermano.
Mientras nos repart�amos caricias, no pudimos evitar escuchar
los escandalosos gemidos que sal�an de la habitaci�n del abuelo, lo que nos
calent� a�n m�s, al imaginar c�mo el abuelo seguramente estaba rompi�ndole el
culazo a Dora.
Con el paso de los d�as, todo se convirti� en una agradable
rutina e incluso llegamos a tomarle cari�o a Dora y a sus nietos.
En una ocasi�n, mi hermano y yo est�bamos trabajando en la
biblioteca; �l me estaba ayudando a buscar una informaci�n en internet para una
tarea escolar; jugando, me sent� sobre su regazo, restregando mi chochito sobre
su polla y �l en seguida empez� a masturbarme; en eso est�bamos cuando de pronto
entr� Rosita.
-Ups, lo siento �nos dijo, sin advertir lo que acababa de
interrumpir-. Ven�a precisamente a ordenar a revisar mi corre electr�nico;
aunque no s� muy bien c�mo usar esta computadora, parece m�s complicada que la
del colegio.
-No hay problema �le dije, poni�ndome de pie con dificultad y
sinti�ndome muy frustrada-, mi hermano puede ayudarte.
Mi hermano puso cara de fastidio, pero en seguida su
expresi�n cambi� y sonri�.
-Claro, ven aqu�, dulzura.
Mir� a mi hermano extra�ada y me sent� en otra silla, cerca
de ellos, mientras Rosita se sentaba en el regazo de mi hermano.
Transcurri� media hora, en la cual mi hermano cautiv� a
Rosita, explic�ndole c�mo utilizar el ordenador; no dej� de advertir que mi
hermano aprovechaba cualquier oportunidad para meterle mano a Rosita, como tocar
sus meloncitos distra�damente y hasta se atrevi� a manosearle un poco el co�o;
Rosita no parec�a darse por enterada.
En alg�n momento, la clase termin� y empezaron a bromear,
hasta que mi hermano comenz� a hacerle cosquillas; Rosita brinc� del regazo de
mi hermano y �ste la alcanz�; ambos se tiraron en la alfombra, ri�ndose con
desenfado; sin poder evitarlo, me un� a la guerra de cosquillas; tanto mi
hermano como yo, aprovechamos para sobar a Rosita todo su cuerpecito, hasta que
fue evidente su excitaci�n.
-Dime, Rosita, �tienes novio?
Le pregunt� mi hermano y la chiquilla ri� con nerviosismo.
-Claro que no, ni siquiera me ha besado ning�n chico.
Mi hermano y yo intercambiamos una mirada de complicidad.
-Bueno... si quieres, yo puedo ense�arte.
Le dijo mi hermano con una sonrisa y Rosita, aunque dudosa,
se mostr� entusiasmada; con suavidad, mi hermano la bes� en la boca cerrada,
luego le indic� que la abriera y le introdujo la lengua; Rosita se sobresalt� un
poco, pero con las indicaciones de mi hermano, comenz� a participar; de s�lo
verlos, me calent� y sin pensar en ocultarme, comenc� a masturbarme; me quit�
las bragas y me abr� de piernas, buscando con mis dedos, el cl�toris.
-�Qu� haces?
Me dijo Rosita, sac�ndome de mi letargo; parec�a un poco
escandalizada, pero no dej� de mirarme.
Mi hermano me tom� la delantera y acercando a Rosita a mi
chocho h�medo, le dijo:
-Lo que pasa es que a Osiris le dio gusto vernos bes�ndonos y
entonces, su almejita se lleno de jugos, �ves?
Disimuladamente mi hermano me meti� un dedo y yo gem� con m�s
fuerza.
-Pero... pero eso...
-No te preocupes, no es nada malo; mi hermanita lo est�
disfrutando; nuestro cuerpo est� dise�ado para el placer...
Rosita no parec�a entender muy bien, probablemente en �se
colegio de monjas, nunca les hab�an dado clases de sexualidad.
Yo segu�a en lo m�o, despatarrada y masturb�ndome.
-Mi "cosita" no es como la de ella...
Dijo de pronto la ni�a.
-�No? �Y por qu� no me la muestras?
Rosita se mordi� en labio.
-Bueno...
Sin perder tiempo, m hermano se apresur� a cerrar la puerta
con llave, mientras Rosita, se bajaba su braguita.
-D�jame verte bien.
Le dijo mi hermano y la ech� sobre la alfombra, abri�ndole
sus regordetas piernas. Yo me incorpor�, acerc�ndome a mi hermano, que observaba
fascinado �se co�ito virgen y sin vellos.
-Qu� linda almejita tienes, dulzura.
Murmur� mi hermano.
-�De verdad?
Pregunt� con voz temblorosa la peque�a.
-Oh, s�, es preciosa... �mi hermano apenas pod�a contenerse-.
�Me dejar�as probarla?.
-No s�...
-Te aseguro que no te har� da�o, coraz�n, s�lo un besito.
-Bueno...
Con una calentura que apenas pod�a controlar, vi c�mo mi
hermano se inclinaba sobre �se chochito virgen y le daba un beso, justo encima
de su cl�toris; la peque�a se estremeci� y mi hermano deposit� otro beso, esta
vez, utilizando su lengua.
-�Te gusta?
-S�... mucho...
Respondi� con la voz entrecortada; mi hermano y yo sonre�mos.
-�Qui�res que siga haci�ndolo?
Ella asinti� con violencia y mi hermano recorri� su vulva con
la lengua, luego separ� un poco los labios vaginales y localiz� el cl�toris, que
empez� a chupar con suavidad, ante los jadeos de la ni�a; su co�o se llen� de
jugos y sus pezones se asomaba erguidos bajo la delgada tela de su blusa.
-Mmm... qu� rica almejita tienes, coraz�n... sabes a miel...
Mi hermano enterr� su rostro en �se chochito infantil y bebi�
de �l.
-Rosita, �me permites besar sus tetitas?
Le dijo a la ni�a, deseando participar en �se juego.
-�Me va a gustar?
-Oh, s�, cari�o, te lo aseguro.
Sin oponer resistencia, me permiti� que le subiera la blusa,
le desabroch� el sujetador y tuve ante m�, un par de tetas tiernas y deliciosas;
sin perder tiempo, me apoder� de sus pezones, chup�ndolos con suavidad, as� que,
con la mamada que le hac�a mi hermano en el co�o y la chupada de tetas que yo le
estaba dando, Rosita no tard� en tener su primer orgasmo.
Mi hermano se incorpor� y la bes� en la boquita, llen�ndosela
de sus propios jugos.
-Bueno, peque�a, ahora tendr�s que hacer t� algo por m�...
Rosita estaba tan satisfecha que no tard� en responder que
s�. Mi hermano se sent� en la alfombra, luego se recost� y sac� su polla, que
estaba m�s dura que nunca; Rosita la mir� con sorpresa.
-Anda, coraz�n, dale un besito a mi polla. Sabe muy bien
La ni�a parec�a no estar convencida, por lo que tom� la
iniciativa y coloqu� el falo de mi hermano entre las manitas de Rosita.
-Venga, cielo, b�salo y ch�palo como si fuera una paleta.
Por fin, Rosita pareci� convencerse, porque le dio un suave
beso en la cabeza, haciendo que mi hermano jadeara.
-Ahora m�telo en tu boca...
La polla de mi hermano entr� en la humedad de esa boquita y
Rosita se dedic� a obedecer mis indicaciones, aprendiendo r�pidamente a hacer
una buena mamada.
-Ah... que bien... �murmuraba mi hermano-... que rico comes
verga, Rosita... Ah... s�... qu� boquita tan deliciosa... sigue, dulzura...
chupala bien... Ah... vas a ser una buena puta... que rico...
Yo no pod�a contenerme m�s, as� que puse mi chocho sobre el
rostro de mi hermano, paraque me lo comiera.
-Quiero cog�rmela, hermanita, quiero enterrar mi verga en �se
co�ito apretado...
Me dijo en un momento en que met�a dos dedos en mi vagina.
-No puedes �le dijo con la voz temblorosa; Rosita estaba tan
concentrada en su faena, que no pon�a atenci�n a nuestra charla... � La
prepararemos para Pap�; �l la dese� desde el d�a que lleg�; ser� nuestro
regalo...
-Ah... voy correrme... hasta que se trague mi leche...
Mi hermano sigui� penetrando mi vagina, ahora con tres dedos,
mientras mord�a mi cl�toris, consiguiendo que tuviera un orgasmo espectacular.
-Ahora...
Dijo �l y agarr� a Rosita de la nuca y la apret� sobre el
falo de mi hermano, que en seguida explot� dentro de su boquita; la peque�a
quiso apartarse, pero no le qued� m�s remedio que tragarse la leche de mi
hermano.
Solt� a la peque�a y yo me dej� caer sobre la alfombra; esta
exhausta y mi hermano igual.
-�Cu�ndo volveremos a jugar?
Pregunt� Rosita, con esa boquita que rezumaba leche.
Mi hermano y yo re�mos.
-Muy pronto, coraz�n, muy pronto...
CONTINUAR�...