VIUDO CON HIJAS
(1� PARTE)
Hola, me llamo Ricardo, y tengo 40 a�os, soy viudo desde los
28, tengo dos hijas, Gema, de 17 a�os y Sonia de 15, me he decidido finalmente a
explicar a los lectores, algunos de los problemas que he tenido que afrontar
como padre viudo en relaci�n a la educaci�n de mis hijas.
Cualquier padre sabe que hay edades m�s dif�ciles que otras,
en el caso de mis hijas la �poca en que vivo ahora esta resultando ser la m�s
dif�cil de todas, tanto que finalmente me he visto obligado a pedir ayuda a una
asociaci�n en la que se dedican a asesorar a padres y madres en mi situaci�n.
Mi problema al parecer ha sido que desde que me esposa
falleci� las he estado malcriando no neg�ndoles nunca nada y dej�ndolas hacer
siempre lo que quer�an, lo que parece que ha desencadenado una tremenda rebeld�a
que ahora mismo no veo el modo de atajar.
En la asociaci�n me recomendaron mano dura, que ante estas
situaciones y aunque ellos no son partidarios de los castigos f�sicos, reconocen
que en ciertas circunstancias es el �nico modo de solucionarlo, as� que me
recomendaron b�sicamente que les diera una tanda de azotes cuando incumplieran
alguna de las normas que iba a imponerlas, la mayor�a de las cuales hab�an sido
sugerencias de los profesionales de la asociaci�n.
Ahora estoy en el sal�n, esperando a mis hijas, un s�bado a
las tres de la ma�ana, le he le�do la lista de normas esta misma tarde entre las
cuales hab�a una que las obligaba a estar a la una de la ma�ana en casa, no me
parece una norma excesivamente estricta dado que ambas son aun menores de edad,
estuve pensando poner el limite a las doce de la noche, pero se que siempre
salen a partir de las 11 de manera que me pareci� excesivo darles �nicamente una
hora de tiempo, pero aun as� han incumplido la primera norma el primer d�a, de
modo que hoy al llegar voy a tener que darles unos azotes a cada una, estoy
nervioso, para que enga�arnos, hasta hoy nunca le he puesto la mano encima a
ninguna de ellas para nada que no sea besarlas en la frente al darles las buenas
noches.
Son las tres y media, oigo ruidos en la puerta, una llave se
introduce en la cerradura, y tras un peque�o forcejeo logran abrir la puerta,
parece que por lo menos una va borracha, no me gusta nada, no tendr�an que beber
tanto y aun menos a su edad.
Entran como si nada, parece que ni siquiera se acuerdan de
que han incumplido una norma, cuando cierran la puerta les digo:
Gema, por favor ven y si�ntate en el sof�, Sonia cierra la
puerta con llave y si�ntate junto a tu hermana, me miran con cierta cara de
desprecio sobretodo Gema, pero obedecen y en un momento las tengo a las dos
sentadas frente a mi en el sof�, yo estoy en una butaca.
Dudo un poco pero tras un momento de incomodo silencio
comienzo a hablar.
Bien, esta tarde os he hablado de ciertas normas que
deb�ais cumplir a partir de hoy, ninguna de vosotras ha querido comentar
nada, por lo que he cre�do que hab�a quedado suficientemente claro, sin
embargo hoy mismo hab�is incumplido una, ten�ais que estar en casa a la una,
y sin embargo son las tres y media, por si eso fuera poco ven�s borrachas,
alguna de vosotras puede explicarme que ha pasado?
Ninguna dice nada as� que sigo.
Gema, tu eres la mayor y por tanto deber�as sentirte
responsable de tu hermana, me puedes explicar tu porque hab�is llegado
tarde?
Gema se queda callada pero un instante mas tarde comienza a
hablar:
Veras papa, no quer�amos desobedecerte, pero es que nadie
se ha ido antes, y no nos pod�amos ir las primeras, habr�amos quedado muy
mal delante de nuestras amigas.
Hablo yo:
Bien, creo que sois conscientes de que hab�is incumplido
una norma no es as�?
Ambas:
Si papa
Bien, Gema, por favor lev�ntate y ac�rcate, Sonia no te
muevas de tu asiento hasta que te indique lo contrario.
Gema se levanta y se acerca a m�, la miro, va con un top
negro y una falda cortita tambi�n negra, bien, me digo para mis adentros, esto
me facilitara la tarea.
Me levanto, Gema se asusta un poco pero no se mueve, seguro
que ni se le pasa por la cabeza lo que estoy a punto de hacer, nunca jam�s lo he
hecho, as� que no tiene porque sospechar nada.
De Golpe la cojo del brazo, me siento y la pongo boca abajo
sobre mis rodillas, ella grita y forcejea, pero no puede hacer nada, miro un
momento a Sonia y veo que tiene los ojos abiertos como platos, sit�o los brazos
de gema sobre su espalda y la pongo de modo que no pueda hacer pie en el suelo,
le sujeto los dos brazos con una mano, y con la otra le levanto la parte de
atr�s de la falda hasta la cintura.
Ella sigue gritando, ahora incluso me insulta, me llama
cabr�n pervertido, me dice que no se me ocurra ponerle una mano encima, sin
hacerle caso comienzo azotarla, un azote en cada nalga, sin parar uno, otro, uno
otro, he estado largo rato pensando cuantos deber�a darles, finalmente he
decidido que para que sea impactante tiene que ser un castigo ejemplar as� que
finalmente me he decidido por 60, treinta en cada nalga.
Ahora ya no me insulta ni grita, solo llora, me pide perd�n,
me pide que pare, pero yo sigo un azote tras otro sin parar, noto el calor de
sus castigadas nalgas bajo mi mano a cada azote, deben de estar bastante rojas,
mi mano ya me duele, as� que imagino que a ella tambi�n le debe de estar
doliendo bastante.
Finalmente acabo, la suelto y le digo que se levante.
Bien, l�vate los dientes y vete a la cama sin decir ni una
sola palabra.
Me hace caso, se va aun llorando, sec�ndose la cara y los
mocos, sube corriendo las escaleras y la oigo dar un portazo al cerrar la puerta
de su cuarto.
La sala se queda en silencio, miro a Sonia, me mira
boquiabierta, sin creerse lo que acaba de pasar, al cabo de un momento le digo:
Lev�ntate y ven aqu�
Ella va con una blusa blanca casi transparente y unos
pantalones tambi�n blancos, no podr� azotarla as� sin hacerme da�o yo en la
mano, as� que le digo:
B�jate los pantalones hasta las rodillas y ponte como tu
hermana.
No se mueve, as� que me levanto y le digo:
Hazlo, si no quieres que te los baje yo
Me mira con cara de miedo, ahora se cree que soy capaz de
hacer lo que digo, as� que me obedece, se baja los pantalones y se pone sobre
mis rodillas.
Me quedo mudo, al ver que el tanga que lleva le deja las
nalgas al descubierto, se que tienen ese tipo de ropa interior, pero nunca las
hab�a visto as� y con ella puesta, sacudo la cabeza, sujeto sus brazos de el
mismo modo que he hecho con gema y comienzo a azotarla, la misma cantidad de
azotes para la misma falta.
Ahora es diferente, ya que noto su piel directamente bajo mi
mano, tambi�n voy viendo como se van quedando mas y mas rojas a cada azote, me
duele la mano, pero prosigo, ella tambi�n llora como su hermana, pero ni si
quiera se ha quejado, tan solo llora, lo tiene asumido, sabe que no puede hacer
nada para evitarlo.
Finalmente acabo, tiene las nalgas completamente rojas, no se
si me habr� pasado, pero lo hecho hecho esta, la suelto y le digo:
Lev�ntate, s�bete los pantalones y vete a la cama despu�s
de lavarte los dientes, ahora subir� a veros a las dos.
Mientras se va, me quedo abajo, pensando en lo que he hecho,
hab�a que hacerlo, hay que educarlas como sea necesario, espero que sea la
ultima vez que tengo que hacerlo, (pero en el fondo se que no ser� as�), y me
vuelven a la mente las im�genes de mis dos hijas siendo azotadas por mi propia
mano, algo extra�o recorre mi cuerpo y mi mente, sacudo la cabeza y subo las
escaleras, me acerco a la puerta de su cuarto, la oigo llorar, me armo de valor
y entro en la habitaci�n.
La luz esta apagada, as� que la enciendo, me quedo delante de
la puerta, ellas est�n las dos debajo de las sabanas, no sacan la cabeza, me
quedo un momento y luego les digo:
Bien, espero que os haya servido de escarmiento, a partir
de ahora las cosas van a cambiar, cada falta cometida tendr� su castigo, me
gustar�a que no sea necesario volver a hacer algo parecido, creedme cuando
os digo que a mi me ha gustado tan poco o menos que a vosotras, Buenas
noches y hasta ma�ana.
Apago la luz cierro la puerta me voy a mi cuarto y me quedo
pensando, intentando convencerme de que es cierto que no me ha gustado nada
hacer lo que me he visto obligado a hacer, esta noche me costara dormir�.
Ricardo WG
NOTA DEL AUTOR: Todo en este relato es completamente
ficticio, desde nombres, personas hasta la situaci�n, creo que el castigo f�sico
como parte de la educaci�n no debe ser utilizado en ning�n caso, me disculpo si
he herido de cualquier modo la sensibilidad de alg�n lector, y espero que el
relato sea entendido como lo que es, un ensayo de ficci�n.
Es el primer relato que publico, y por tanto me gustar�a
recibir comentarios, criticas y sugerencias de cualquier tipo, ya que mi idea es
seguir escribiendo.
Gracias por la atenci�n prestada, se me puede localizar a
trav�s de e-mail en la siguiente direcci�n: