Relato: Ellas no decid�an (III)





Relato: Ellas no decid�an (III)

Examin� las perforaciones de las esclavas y di por terminado
su per�odo de cicatrizaci�n, as� que me las folle con muchas ganas despu�s de
tantos d�as sin catarlas. Le dije a mam� que deber�amos llevarlas a ver a sus
parientes antes de comenzar a usarlas a tope y ella estuvo de acuerdo tras
exponerle mi plan para terminar con aquel capricho inadecuado para unas
esclavas.



Acordamos el d�a de la visita y las llevamos desnudas sin m�s
que unas capas para cubrirlas durante el trayecto. A Nwen le hab�a colocado el
armaz�n donde se apoyaban sus enormes pechos ofreci�ndolos insolentemente hacia
adelante terminados en el resorte de estiramiento de pezones y las dos ofrec�an
un aspecto sumamente atractivo despu�s de repasar su depilaci�n, manicura y
maquillaje y aplicarles una arom�tica crema que dejaba su tersa piel brillante.



Llegados a la puerta de la m�sera vivienda del m�sero barrio
en que resid�a su familia, al tocar el timbre corrieron a abrazarlas dos
chiquillas de 15 y 16 a�os, por el fondo del pasillo apareci� un hombre en silla
de ruedas. Nwen bes� al hombre y, como pudo, llam� al orden a las ni�as. Nos
invitaron a pasar a una peque�a salita donde nos acomodamos Nwen y yo en un
ra�do sof� y mam� en una silla, Nala qued� en pi�, las ni�as en el suelo a los
pies de su madre y el lisiado en su silla de ruedas. Despu�s de dar un tiempo
para que las ni�as y su abuela y madre se explayasen en su alegr�a con un
lenguaje que no entend�a, dije que hac�a calor y despoj� a las esclavas de sus
capas quedando desnudas con sus adornos bien visibles. Como me esperaba los
familiares quedaron mudos de la sorpresa.


Transcurrido un rato de silencio invit� a las esclavas a
seguir la conversaci�n bajo la amenaza de irnos. Las dos siguieron un
evidentemente forzado di�logo con las ni�as mientras yo comenzaba a sobar los
ajamonados muslos de Nwen llegando a la entrada de su vagina e introduciendo dos
dedos en ella a la vista de las chiquillas. Mientras mam� hac�a algo similar con
Nala. Pese a los heroicos intentos de las esclavas por proseguir su inter�s por
la vida de las ni�as, los silencios eran cada vez m�s pesados. Yo me saqu� la
polla de la bragueta y llev� la mano de Nwen a ella para que me la acariciase.


Cuando la polla estuvo erguida invit� a la esclava a sentarse
sobre mi y clav�rsela en el ano, cosa que hizo con gran presteza y habilidad
mientras mam� obligaba a Nala a comerle el co�o. Cuando Nwen comenz� a subir y
bajar sobre mi polla de acuerdo con el violento ritmo que le exig� segu�a
intentando pat�ticamente conversar con sus hijas. La mayor se puso a llorar y
abandon� la habitaci�n, pero la peque�a se qued� mirando con gran atenci�n el
acto sexual que protagonizaba su madre. Vi que se acercaba la mano a su ingle y
comenzaba a acariciarse por encima del pantaloncito de deporte que llevaba,
tambi�n advert� que el lisiado se hab�a sacado la polla y se estaba masturbando
descaradamente. La zorra de mam� aprovech� la situaci�n y se acerc� de rodillas
a �l para mamarsela mientras Nala la segu�a lamiendole la vulva y el ano. Bueno,
m�s que lamerla la estaba follando con la lengua, puesto que mam� a�n no hab�a
recuperado la estabilidad de sus esf�nteres y la lengua de la vieja negra
profundizaba en sus agujeros con pasmosa facilidad.



Me hab�a esperado que la reacci�n de la ni�a mayor fuera la
de toda la familia, pero a la vista del inter�s de la peque�a y de la conducta
del marido de Nwen, mi perversa mente se lanz� por otros derroteros. Le dije a
la ni�a, que hablaba espa�ol, que ayudase a su mam� a obtener placer lamiendole
el co�o mientras yo continuaba la sodomizaci�n. Se aplic� a ello con una
alucinante naturalidad tras un minuto de dedicado a examinar con gran curiosidad
los resortes de estiramiento del cl�toris y los pezones de su madre y el tatuaje
de su pubis. Pasado un rato extraje la polla del intestino de su madre le dije:
-Peque�a l�mpiamela con tu boquita. No se retrajo para nada al saborear la
mierda de su madre. Mientras me la limpiaba observ� que mam� ya se hab�a montado
sobre la polla del negro lisiado mientras la vieja le segu�a follando el ano con
la lengua.



Acerqu� a la chiquilla hacia mi y comenc� a desnudarla, en lo
que colabor� espont�neamente y dej�ndome sorprendido la propia Nwen. La ni�a era
una venus de �bano. Sus tetas ya eran grandes para sus 15 a�os y predec�an ser
formidables, su cintura era de avispa y sus voluminosas nalgas parec�an querer
flotar de lo erguidas que se mostraban, el ahusado de sus muslos y la
musculatura de las pantorrillas eran extremadamente arm�nicos. La sub� sobre mi
polla y se la introduje en su vagina ayudado por Nwen que le susurraba palabras
incomprensibles para mi al o�do. La ni�a mostr� el dolor normal del desvirgado,
pero tras un rato de mete saca adquiri� instintivamente un ritmo pausado
empujando contra mi pubis hasta meterse todo lo que pod�a de mi polla.



Entretanto mam�, comprobado que no obten�a placer follando
sus dilatados orificios, hab�a pasado a hacerse comer el co�o por el lisiado
subi�ndose sobre la silla de ruedas y obligado a la vieja a hacerse sodomizar
por su yerno. La vieja esclava se lo hab�a tomado con gran aplicaci�n, porque
los botes de sus enormes tetas eran tan espectaculares que seguramente esa noche
tendr�a molestias para dormir por el dolor de los m�sculos pectorales.



Me corr� copiosamente dentro de la virginal vagina que, a su
vez, mostr� los s�ntomas de un prolongado orgasmo y, mientras le daba la vuelta
sobre mis rodillas para examinar su bonito culo, Nwen se aplic� a limpiarme la
polla con su jugosa boca. Cuando quise introducir un dedo en el agujerito
trasero de la chiquilla, la propia Nwen me sujet� la mano mostr�ndome un vaso de
aceite que hab�a ido a buscar a la cocina, ella misma acompa�� uno de sus dedos
al m�o para ensanchar poco a poco el esf�nter. Desde luego la adquisici�n de
aquellas esclavas era un gran acierto. Fue muy tierno ver como la madre ayudaba
a la hija a introducirse mi miembro en su ano de forma que el dolor inicial
fuese lo m�s leve posible. Cuando salv� la fase dolorosa, la chiquilla reaccion�
igual que cuando le desvirgu� la vagina, le tom� gusto al asunto y se comport�
como una experta hasta que alcanzamos el orgasmo los dos juntos.



- C�mo te llamas putita ?. - Nela, dijo.



- Pues tienes unas dotes excepcionales para ser puta cuando
seas mayor.



La ni�a no tuvo oportunidad de responder porque en ese
momento mam� nos distrajo corr�endose ruidosamente sobre la boca del paral�tico
y soltando una enorme cantidad de flujo que el negro se bebi� sin dudar un solo
instante.



Mam� expres� entonces su deseo de orinar y la vieja negra se
puso de rodillas ante ella para recibir en su boca la meada de mam�. Fue tan
abundante que Nala no pudo tragarla toda y derram� parte sobre sus tremendas
tetas resbalando por su vientre y muslos hasta el suelo. Mam� se enfad� por el
desperdicio de su dulce orina y orden� a Nala colocarse en posici�n de castigo
de genitales, una vez colocada le coloc� una mordaza de bola y le propin� cinco
fustazos sobre el cl�toris y los labios vaginales, que le debieron doler
enormemente ya que llevaba puestos los candados de cierre que amplificaban la
repercusi�n de cada golpe. Nela se acerc� a su abuela a examinar con extremo
inter�s sus candados


.


Para satisfacer el evidente inter�s de la chiquilla, antes de
dar por finalizada la visita, atamos los pechos de Nala con una cuerda e
insertamos a cada una de las esclavas unas grandes bolas chinas en el culo y un
vibrador de grueso calibre en el co�o que afianzamos mediante una cadenita a un
cintur�n de cuero en la cintura. Mam� trab� una correa de cuero al anillo del
cl�toris de Nala y yo al collar de Nwen, y as�, tirando de ellas nos despedimos
de la familia.



Como ya ten�amos pensado, el fin de semana nos llevamos a las
esclavas a la granja de unos amigos para proseguir su entrenamiento. Nuestros
amigos eran Jorge, de 60 a�os, sus dos hijos, Tom�s y Luis, de 19 y 23, su hija
Clara, de 25 y la esposa de Luis, Aurora, de 24, en la casa viv�a tambi�n la
criada, Valentina, de 45 a�os. La verdad es que la relaci�n familiar era
intrascendente, puesto que los tres hombres, como casi todo nuestro c�rculo de
amistades, ten�an relaciones sexuales indistintamente con las tres mujeres y
�stas entre si.



Nos recibieron con gran alborozo y procedieron inmediatamente
a examinar, palpar y saborear a las dos esclavas. Jorge quiso ponerles a las dos
unos aros en la boca sujetos a la nuca por unas correas que manten�an
irremediablemente su mand�bula distendida y la boca disponible para cualquier
pene. Dijo que le encantaba poder follar el es�fago de las mujeres y que las
suyas ya estaban acostumbradas. como no me lo cre�a, Aurora se prest� a hacer
una demostraci�n con mi propia polla y efectivamente, mi glande sobrepasaba su
faringe sin ning�n obst�culo y entraba y sal�a r�tmicamente sin nauseas ni
aspavientos por parte de aquella zorra que controlaba perfectamente la
respiraci�n. La vista de aquello excit� a mam� que inmediatamente le pidi� a
Jorge que le ense�ase a hacerlo.


Aquello fue la se�al de partida para una org�a. Los dos
hombres se lanzaron sobre las esclavas apoyados log�sticamente cada uno por una
de las mujeres restantes, que previamente las colocaron un cintur�n de acero y
les trabaron a �l las mu�equeras. Tom�s y Luis se ensa�aron con la vagina y el
ano de las negras mientras Clara y Valentina se encargaron de los enormes
pechos. Tironeaban de los anillos, estiraban y retorc�an pezones, pechos, labios
vaginales, acompa�ados de fuertes palmadas en las nalgas. Las penetraron los dos
agujeros inferiores y por �ltimo decidieron vaciarse en las bocas. Las dos
pobres negras resoplaban, moqueban y reten�an sus nauseas ya que no estaban
acostumbradas a tan profunda penetraci�n en sus gargantas. Yo cre� que las
ahogaban cuando al alcanzar el orgasmo se detuvieron con la polla totalmente
inserta para depositar el semen que las pobres no tuvieron oportunidad de
saborear, ya que fue directamente a su est�mago. Yo no quise correrme con Aurora
ya que ten�a previsto follar a la madurita Valentina antes de la comida. as� que
le regal� a la puta esposa de Luis un par de orgasmos comiendo su bonita vagina,
que se la dej� colorada como un tomate.



- �Eh! dijo Luis, no me estropees el co�o de mi puta. Vaya
mordiscos que le has debido dar. Clarita, dale unos muerdos a la negra en
venganza.



La pobre Nwen solt� un par de alaridos cuando la perversa
ni�a le mordi� fuertemente el cl�toris tirando despu�s con los dientes del
resorte alargador.


Me encanta este ingenioso aparato, dijo la chica. � Realmente
alarga el cl�toris ?. Pap� �Me pondr�s uno?. ya sabes la sensibilidad extrema de
mi cl�toris, cuanto m�s grande mejor lo pasar� �no?. Jorge, que estaba ahora
aplicado chupar la leche de los pechos de mam�, le respondi�: Yo creo que es
mejor lo del aparato de succi�n que estamos probando con el cl�toris y los
pezones de Valentina. No es tan doloroso y dice que le proporciona sensaciones
muy raras pero agradables. Contigo, que eres joven, ser� m�s eficaz.



- Bueno papi, lo que tu digas.



Acabada la leche de los pechos de mam�, Jorge volvi� a
meterle la polla en la boca para correrse en su est�mago como hab�an hecho sus
hijos con las negras. La putona de mam� hab�a cogido bien el truco de la
respiraci�n y aguant� la suerte con gran entereza.



Aun cuando los dos j�venes se hab�an quedado a la espera de
una nueva erecci�n tras eyacular dentro de mis negras, Clara y Valentina segu�an
disfrutando de sus dos cuerpazos y Aurora, no satisfecha con los orgasmos que yo
le hab�a proporcionado se hab�a unido a ellas. As� que atrap� el gordito cuerpo
de la madura criada Valentina y me puse a trabajarlo. Era una se�ora oronda, de
carnes blancas y prietas, grandes tetas ca�das con enormes pezones, barriguita
prominente, culo enorme y muslos en consonancia. Muy graciosa de cara y bonitas
y suaves manos muy cuidadas para su tarea (te�rica imagino), en conjunto era un
agradable y muy atrayente objeto sexual con maternal prestancia.



Cuanto m�s utilizaba aquel cuerpo m�s me gustaba y m�s
excitado estaba, aunque procuraba alargar el orgasmo para disfrutar m�s de �l.
Examin�, bes� y lam� a fondo cada cent�metro de aquellas suaves carnes
dici�ndole lo que me gustaban, las guarrer�as y tropel�as que le har�a si fuera
mi esclava, incluso llegu� a decirle que me casar�a con ella y la pre�ar�a para
beber su leche como hac�a con mam�. Ella me contest� que estaba encantada de la
forma en que la estaba follando y lo que le dec�a, porque cuando le contaba a su
marido lo sucia puta que le hac�an considerarse en aquella casa, �ste se
excitaba enormemente y ayudaba a mantener vivo su matrimonio.


No tuve m�s remedio que eyacular por fin en su co�o ya que,
por un lado no pod�a aguantar m�s y por el otro la dem�s gente quer�a sentarse a
la mesa a comer y Valentina era la encargada de servir los platos.



Mientras yo lidiaba con las carnes de la criada, los dem�s
hab�an colocado a las negras en posici�n de espera durante la comida y la
siesta. La posici�n de espera era sumamente inc�moda: Estaban al lado de un
poste met�lico vertical que ten�a unas acanaladuras por la que se deslizaban
tambi�n verticalmente unos v�stagos o pasadores horizontales que eran fijados a
la altura que se desease mediante unos tornillos de presi�n. Hab�an fijado dos
v�stagos para cada una, uno a la altura de los pechos y otro a la del co�o y a
su extremo hab�an trabado los anillos de sus pezones y cl�toris respectivamente.
Sin embargo, el v�stago de los pechos era un poco alto y tiraba de los pezones
hacia arriba. Por el contrario, el del co�o era un poco bajo y estiraba del
cl�toris hacia abajo. Puesto que estaban al l�mite de provocar una rasgadura
ambos �rganos sufr�an una considerable tensi�n, pero el problema m�s grave para
ellas es que no se pod�an mover lo m�s m�nimo ya que en cuanto procuraban
aliviar uno de sus ap�ndice, sufr�a m�s el otro. Para mayor escarnio les hab�an
introducido un tapaculos vibrador y lo hab�an dejado en marcha. Su boca segu�a
conservando el anillo de apertura y las manos segu�an trabadas a los cinturones
de acero, en la boca les hab�an insertado un pene de pl�stico.



Nos sentamos a comer pero antes Jorge nos dio a elegir silla
ya que algunas de ellas ten�an atornillado al asiento un consolador. Mam� y yo
elegimos una silla normal, pero Jorge y su hija Clara prefirieron una con
consolador que se metieron por el ano y su nuera Aurora se lo meti� en el co�o.
Comimos op�paramente y nos dimos una siesta, parte de la cual la pas�
manipulando y sodomizando el atractivo cuerpo de la mantecosa Valentina.



Despu�s de la siesta abordamos la actividad a la que hab�amos
venido principalmente: entrenar a las esclavas en el follado masivo y por toda
clase de animales. Ya que estaban entumecidas, hambrientas y sedientas se les
dej� un rato para recuperarse de la forzada posici�n y todos los que quisieron
mearon y cagaron en sus forzadas bocas para alimentarlas. Nos vestimos y
desaloj�ndolas de su ano el vibrador y calz�ndolas con zapatos de tac�n alto y
tiradas de una correa trabada en los anillos de sus pezones nos dirigimos en
procesi�n a las cuadras, mientras los 30 peones de la granja hac�an pasillo
expectantes. Empezamos con algo flojo y las hicimos follar por dos cerdos y
despu�s por dos carneros. Finalizamos al anochecer dejando que seis peones por
cada una les follasen la abierta boca a trav�s de la anilla para que tuviesen un
aperitivo, ya que la cena les lleg� enseguida aunque tuvieron que disputarsela a
los cerdos de su comedero. Mam� fue generosa y para que consiguieran una
cantidad de cena decente les destrab� las manos del cintur�n de acero. Mam�
continu� desbordando generosidad y cuando iba a colocarles las c�nulas en el
meato urinario para que pudieran orinar durante la noche pese a los tapones
inflables que les iba a colocar, permiti� a Nwen, que indic� sus ganas de orinar
en ese momento, que lo hiciese en la boca de su madre. Les coloc� los tapones a
buena presi�n para, seg�n dijo, tuvieran los agujeros dilatados por la ma�ana
para lo que les esperaba. Aparte de eso solamente les trab� las mu�ecas al
collar y �ste a una argolla de la cuadra sobre un mont�n de paja donde
dormir�an. Nos fuimos todos a descansar, salvo mam� que se dirigi� hacia uno de
los peones que no hab�an tenido la suerte de follar la boca de las negras.



Dorm� como un lir�n. Tanto que cuando baj� a desayunar me
encontr� ya con una febril actividad: A mam� le hac�an un sandwich los dos hijos
de Jorge, mientras �ste sodomizaba a su hija ayudado por su nuera que le ten�a
metida una mano entera en el ano. En ese momento apareci� Valentina que me
ofreci� desayunar y me explic� que se hab�a reservado para mi a cambio de que le
dijese cosa guarras para contar a su marido. desayun� r�pidamente y solicit� el
resto de los servicios a la sol�cita criada. Mientras volcaba todos mis sentidos
en aquella hermosa y dulce humanidad, solamente comparable a nuestras esclavas,
la zorrona esposa me dec�a:



- Dime, qu� har�as con mis tetas si fueran de tu propiedad.



- Te las amarrar�a con una cuerda y te colgar�a de ellas
hasta que reventasen.



- Dime, c�mo me llevar�as de paseo.



- Te har�a dejar pre�ada por un desconocido y te llevar�a
desnuda con tu barriga a pasear por la calle m�s concurrida de una gran ciudad
atada de una correa a una gran argolla que pondr�a en los labios mayores de tu
gran co�o y proclamar�a a todo el mundo que eres una puta ad�ltera que lleva un
bastardo en el vientre y que no sabes de quien es porque ni te acuerdas de
cuantos te han follado.



- Oh, cuanto tengo que contar a mi marido.



De repente me di cuenta que los dem�s hab�an terminado sus
actividades y estaban a nuestro alrededor la mar de interesados en nuestro
intercambio de expresiones libidinosas. Aceler� y solt� mi esperma dentro del
agujero que hermoseaba su gran pandero.



Listos ya nos vestimos y fuimos a la cuadra a buscar a las
esclavas para seguir con su doma. Mam� las sac� al exterior donde otra vez se
hab�an congregado los peones expectantes, las coloc� de espaldas a ellos e
inclinadas hacia adelante para que aquellos menestrales pudieran ver bien lo que
indefectiblemente iba a suceder. Las extrajo la c�nula del meato, les quit� el
tap�n vaginal y, nada m�s sacar el tap�n anal se produjo la esperada catarata de
mierda que provoc� la hilaridad y los aplausos de todos los presentes. Permiti�
que todos ellos pasasen en hilera para comprobar la enorme abertura adquirida
por los orificios tras toda una noche de dilataci�n.



Jorge les meti� una manguera a cada una en vagina y ano para
limpiarlas con agua so pretexto de que aquellas inmundas bestias pod�an
contagiar de algo a sus caballos Efectivamente el siguiente paso del
adiestramiento era ser folladas por caballos o burros. Nos dirigimos a la cuadra
donde los peones ya hab�an seleccionado dos mansos jamelgos y colocado unas
mesas de altura graduable bajo sus vientres. Mam� orden� a las esclavas
acariciar a los animales y hacerse oler por ellos para que se familiarizaran.
Despu�s de un rato de aproximaci�n les oblig� a acariciar con las manos el pene
hasta que empez� a desarrollarse, entonces les quit� el aro de la boca para que
empezasen a chupar el descomunal miembro. Despu�s de d�a y medio con la boca
abierta no les cost� mucho introducirlo, aunque s� mostraron s�ntomas de dolor
por el entumecimiento de las mand�bulas. Le indiqu� a mam� que a con esos
tratamientos no iban a durar toda la semana sin desfallecer. Por una vez en los
�ltimos d�as estuvo de acuerdo conmigo. Lo que sigui� no tuvo m�rito habida
cuenta de sus dilataciones: Se les orden� subirse a las mesas boca arriba y mam�
y Valentina ajustaron la altura e hicieron de mamporreras para meterles en la
vagina el miembro de los pencos mientras frotaban y lam�an la parte que era
imposible introducir. Jorge, que sab�a de caballos me dio la se�al para que
ordenase voltear a las negras e introducir el miembro en su culo con objeto de
que los jamelgos eyaculasen en ellos sin riesgo de da�o f�sico y no en la vagina
donde pod�an reventarlas. Cuando los caballos eyacularon en sus intestinos las
pobres bestias negras perdieron por un rato el aliento y, cuando se les
retiraron los enormes miembros de sus anos expidieron por los mismos un enorme
chorro de semen, lo cual quer�a decir que parte de �l se hab�a introducido quiz�
en su est�mago. Eran ya las once de la ma�ana y mam�, atendiendo a mis
indicaciones consinti� en llevar a las esclavas a la casa, darles comida
caliente y dejarlas dormir hasta las siete de la tarde en condiciones c�modas,
es decir, desnudas sobre suelo de madera y las manos trabadas del collar, pero
sin ning�n aditamento doloroso o molesto.



A las siete de la tarde las entregamos a los peones, seis por
cada una, para que hiciesen con ellas lo que quisieran siempre y cuando no las
estropeasen.



As� pasamos la semana, a primera hora eran folladas por
diversos animales: caballos, asnos, perros, carneros, cerdos ... y por la tarde,
despu�s de descansar, eran entregadas a un grupo de peones progresivamente mayor
cada d�a.



Al llegar el d�a de regreso a casa, las esclavas ya follaban
con los animales ellas solas, sin necesidad de ayuda para dirigir hacia sus
agujeros las diferentes variedades de pollas, incluso obten�an orgasmos que
procuraban disimular. la �ltima noche las cubrieron todos los peones de la
granja, es decir, 15 por cada una.



Ni que decir tiene que mientras dur� aquella fase de doma,
mam� y yo disfrutamos de los cuerpos de aquella agradable familia y su criada.
Bueno, mam� requiri� suplemento de peones y un par de perros, a los que se foll�
delante de todo el personal sin cortarse un pelo. Me promet� volver a imponerle
alguna disciplina para su autocontrol.


Cuando volvimos a casa las negras hab�an perdido 12 Kg cada
una y se encontraban absolutamente agotadas y demacradas. No obstante la
recuperaci�n de su sana alimentaci�n y el retorno a la tabla de ejercicios
f�sicos que les impusimos, consiguieron que, sin incrementar peso, al cabo de
dos semanas tuviesen un aspecto mucho m�s espl�ndido que antes de la fase de
adiestramiento en zoofilia y follada masiva. Se hab�an acentuado sus curvas y
apretado sus carnes, su piel era m�s lustrosa si cabe y sus movimientos m�s
gr�ciles.



Pasamos entonces a la semana de bondage intensivo,
someti�ndolas casi las 24 horas a posiciones inc�modas o dolorosas en todos los
aparatos que hab�amos adquirido y empleando todo el instrumental para molestias.
A ello, tras una semana de descanso, sigui� la semana de sado, donde conocieron
todas las intensidades de dolor que se les pod�a causar en cualquier �rgano de
sus cuerpos.



Sigui� otra semana de descanso antes de adiestrarlas en
posturas para las exhibiciones que quer�amos empezar en nuestra asociaci�n de
esclavistas.



Durante esa semana de descanso me encargu� de mam� que segu�a
sin dejarme tocarla, pero desaparec�a a menudo volviendo a casa con una cara de
suma complacencia. Sospechando algo mir� los antecedentes de su ordenador y vi
que se hab�a hecho confeccionar una p�gina web en la que se anunciaba como puta
madura de leche y concertaba sus servicios mediante correo electr�nico. Una
noche la vert� en su bebida un somn�fero y a la ma�ana siguiente se volvi� a
encontrar con la capucha de privaci�n sensorial y sujeta al cepo que ten�amos en
el cuarto de tortura con los dos agujeros bien taponados y pinzas de presi�n en
pezones y cl�toris. As� la tuve una semana de aislamiento sin m�s contacto que
el m�o cuando la suministraba alimentaci�n l�quida sin quitarle la capucha y la
destaponaba para que hiciese sus necesidades a horas tasadas. Dos veces al d�a
le suministraba un enema


.


Cuando la liber� se tom� un d�a para reorientarse y
desapareci� de casa por una semana, al cabo de la cual regres� trayendo de la
mano a un negro inmenso y fortach�n al que me present� como su chulo, quien me
agarr� de las solapas y me dijo:



- Esta puta es m�a y como te acerques a ella como no sea para
follar previo pago de la tarifa te rompo las piernas. Y dicho eso levant� las
faldas de mam�, que no llevaba bragas y me mostr� su nalga derecha donde hab�a
un tatuaje que dec�a: "PUTA N� 9 DE NDONGO". Y se fue sin m�s.


A partir de entonces mam�, cada vez que pod�a, se paseaba
delante de mi desnuda procurando que yo viese su tatuaje de la nalga y
estruj�ndose los pechos para dejar que la leche se derramase en el suelo,
sabiendo que eso era lo que m�s me mortificaba.



Dada mi adicci�n a la leche humana pens� en que deber�a
pre�ar a Nwen, pero entretanto deb�a buscar otro surtidor porque 9 meses se me
iban a hacer demasiado largos. Pero la fortuna me sonri� y os contar� despu�s
como se resolvi� mi problema por si solo.



Pese a nuestras tirantes relaciones, mam� y yo nos pusimos de
acuerdo para iniciar la fase de exhibici�n de las esclavas. decidimos que no
debieran mostrarse siempre sumisas, sino que deber�an adoptar una actitud
diferente para cada caso. As�, en general les ense�amos a mostrar posturas de
sumisi�n ante nosotros sus amos y ante quienes se les se�alase como sus se�ores
en caso de cesi�n. Si eran prostituidas deb�an mostrar conducta de putas y
aprender a explotar los mejores �ngulos visuales de sus atributos sexuales
mostrando los mismos de la manera m�s l�brica posible. Tambi�n les ense�amos las
posturas de ofrecimiento para casos de BDSM, pero fuera de todas esas
situaciones mam� les insisti� en que su postura deber�a ser la de orgullo por su
condici�n de esclavas, por lo que normalmente deb�an mantener la cabeza erguida
con altivez, gesto de autoestima y mirar a las personas de frente fuese cual
fuese su estado de desnudez o adorno.



Cuando lleg� el concurso de posturas en la asociaci�n de
esclavistas coparon los dos primeros premios y, ante el entusiasmo de algunos
socios, hubimos de permutarlas durante un par de semanas en total. Tuve la
esperanza de que alguna de las esclavas permutadas tuviese leche, pero no hab�a
ninguna disponible. Al menos me entregaron a la esposa madura de uno de los
socios que estaba en el octavo mes de gravidez y lo pas� muy bien tortur�ndola
con la colaboraci�n de su propia hija, de 16 a�os, que ven�a en el mismo lote.
Cuando las devolv� le ped� al hombre otra permuta despu�s del parto para
disfrutar de la lactancia, pero me dijo que ya la hab�a comprometido para su
hijo, tambi�n hijo y hermano respectivamente de ellas.



Una de las mujeres que me cedieron en permuta no era esclava.
Era ama, junto con su marido, de una esclava que, por encontrarse enferma no
estaba disponible transitoriamente para el uso. Como su marido ten�a grandes
deseos de utilizar a Nwen, ella se le ofreci� generosamente para que servir
transitoriamente como esclava en la permuta. No me agrad� mucho pues no estaba
marcada ni anillada y adem�s, por falta de adiestramiento, ten�a comportamientos
reflejos de se�ora. Sin embargo a mam� le encant� abordar la doma de aquella
se�orona, de 35 a�os y con dos ni�os de 4 y 5 a�os, seg�n confes�. La oblig� a
follar con nuestro perro, cosa que era la primera vez que hac�a aquella digna
esposa inmolada por mor del placer de su amado esposo. La ignorante se�ora hab�a
cre�do que durante su ejercicio como esclava recibir�a el blando tratamiento
que, al parecer, la pareja aplicaba a su esclava. Desde luego eran unos novatos
en el asunto. Cuando mam�, vista la estrechez de su co�o y culo, comenz� un
agresivo e intensivo tratamiento de ensanche pidi� anular la permuta y por ello
se gan� una seria tunda de latigazos en sus genitales. Se pasaba todo el tiempo
aullando, por lo que hubo que tenerla casi todo el tiempo con una mordaza
inflable. Estoy seguro que la semana que pas� con nosotros no la olvidar� jam�s,
pues prob�, en jornadas intensivas, todos nuestros instrumentos. Poco despu�s me
llam� su marido para agradecerme el trato dispensado a su esposa, porque hab�a
aprendido como se usa a una esclava y ahora disfrutaban m�s de la suya. Hab�an
tenido que enviar a los ni�os a un colegio como internos ya que no quer�an que
escuchasen los gritos de la esclava que a veces no pod�an reprimir.



Comenz� a venir gente por la casa que se encerraba con mam�
en su habitaci�n. Escuchando sus gemidos tras la puerta me di cuenta que hab�a
incluido la casa en su �mbito de actuaci�n como puta. Muy frecuentemente ven�an
parejas que ten�an todo el aspecto de decentes matrimonios, pero en general
ven�a gente de extra�a catadura. A riesgo de que su chulo me rompiese las
piernas le tuve que decir a mam� que ejerciese su oficio en un prost�bulo o en
un hotel, porque la casa era m�a.



Volvieron Nala y Nwen y nuestra vida volvi� a la placentera
rutina y ya pude amortizar los equipos de nuestra sala de tortura con sus
jugosos y m�rbidos cuerazos.



Con gran sorpresa, y la consiguiente alegr�a ya que vi
solucionada mi provisi�n de leche humana, un buen d�a se present� en casa la
hija menor de Nwen, Nela, evidenciando una descomunal barriga y solicitando ser
mi esclava al igual que su madre y su abuela y diciendo que el bombo se lo hab�a
hecho yo cuando la desvirgu� los dos agujeros ante sus familiares. En un
principio me negu� a aceptarla como esclava ya que era menor de edad y no podr�a
firmar el contrato de entrega, pero ella arguy� que lo firmar�a su madre. Ese
argumento y la placentera idea de ser el propietario de tres generaciones de
hermosa y morena carne, la provisi�n de leche, el poder follar a una pre�ada y
las ilimitadas posibilidades de doma, adiestramiento y construcci�n de un cuerpo
tan inmaduro me hicieron cambiar de opini�n.



As� que llev� a la chiquilla a ver a su madre que estaba en
la sala de torturas en una sesi�n de castigo. Por el camino nos cruzamos con la
abuela, que estaba realizando la limpieza de la casa y que mostr� gran alegr�a
al ver a la joven en estado de buena esperanza y m�s cuando �sta le dijo en su
idioma que ven�a para compartir esclavitud con ellas. Nwen estaba colgada del
techo por los brazos atados juntos a la espalda y estirados, solo apoyaba en el
suelo las puntas de los pies y su forzada postura, unida al hecho de llevar
instalados los soportes de sus pechos, proyectaben insolentemente aquellos hacia
adelante como dos torpedos. Por si fuera poco le hab�a colocado en los pezones
unos resortes de elongaci�n m�s tirantes que los habituales. Los pies estaban
bien separados por una barra y ellos hac�a que sus muslos pulid�simos y
brillantes pareciesen obuses de artiller�a. El resorte de elongaci�n del
cl�toris se lo hab�a sustituido por la conexi�n a una bomba de vac�o que lo
estaba trabajando enfundado en una ampolla de vidrio. En los intestinos
albergaba un enema contenido por un potente tapaculo que no deb�a expulsar bajo
amenaza de una somanta de latigazos en los genitales.



La ni�a se precipit� a besar a su madre pero inmediatamente
se interes� por su posici�n y los utensilios que la mortificaban. Se entretuvo
especialmente agachada examinando la c�psula que estaba trabajando al vac�o el
cl�toris de su madre, que aparec�a monstruoso bajo aquella presi�n. Comenz�
explicarle sus pretensiones en su extra�o lenguaje y la madre le respondi� con
gran dificultad debido a los ag�nicos estertores que le produc�a el l�quido de
sus intestinos. Le baj� un poco los brazos para que descansara y facilitar el
di�logo. Cuando termin� de hablar, la ni�a me explic� que su madre estar�a
encantada de firmar el contrato de cesi�n perpetua en esclavitud y que ello la
reportar�a grandes satisfacciones, ya que no tienes que pensar ni decidir nada y
por tanto vivir preocupada y que adem�s es un orgullo tener la condici�n de
esclava de un amo tan sabio como yo y que las ha llevado a ser premiadas en los
concursos de la asociaci�n esclavista.



- As� que ser� tuya, amo. �Me vas a hacer lo mismo que a mi
madre y mi abuela? Estoy deseando. �Empezamos?, dijo desnud�ndose y dejando al
aire su estupenda panza. Not� que llevaba unos anillos dorados en los pezones.



- No hasta que tu madre no firme, pero voy a follarte un poco
ese culazo que gastas, si mal no recuerdo y es cierto que te he pre�ado yo,
estar�s ya por el s�ptimo mes no?.



- Si as� es, dijo distra�damente mientras curioseaba los
artilugios de la sala.



- Not� que le empezaban a resbalar jugos por la entrepierna y
que sufr�a como imperceptibles escalofr�os y convulsiones cuando deduc�a para
que serv�a alg�n instrumento.



La tom� fuertemente de un pecho y la conduje a apoyarse con
las manos sobre una de las mesas de castigo introduciendo mi polla en su vagina
por detr�s solamente para lubricarla con sus caldos e insert�rsela a
continuaci�n por el ano. Not� que ambos agujeros estaban bastante abiertos y le
pregunt� la causa.



- Es que he estado unos meses trabajando de puta con mi t�a
Nwin para adquirir experiencia antes de entregarme a ti amo. Ten�a miedo de que
no me aceptases por inexperta y tonta.



- Esa decisi�n por tu cuenta ser� la causa de tu primer
castigo. le dije a sabiendas de la injusticia.



- Como dispongas amo. � Qu� me har�s?.



- Esa pregunta es la causa del segundo castigo. Las esclavas
no tienen por qu� saber m�s que aquello que les quieran decir sus amos. Me temo
que el conocer nuestro idioma va a ser causa de muchos disgustos para tus
carnes. Tu madre y tu abuela no tienen ese lastre.



O�do aquello la ni�a tuvo tal orgasmo que hasta solt� un
chorrillo de jugo por la vagina que salpic� ruidosamente en el suelo.



- Ese orgasmo sin autorizaci�n es la causa de tu tercer
castigo.



Repetici�n de orgasmo.



- Ya tienes el cuarto castigo y todav�a no eres legalmente mi
esclava. Como sigas por ses camino no saldr�s jam�s de esta sala.



Tras derramarme placenteramente en sus intestinos y
provocarla el tercer orgasmo y merecer el quinto castigo procedimos los dos
juntos a liberar a su madre. Hice colocar a Nela con la boca abierta bajo el ano
de Nwen y entonces despoj� a �sta del tapaculo.


Todo el contenido de sus intestinos fue a para a la cara de
Nela quien experiment� la coprofilia por primera vez en su corta vida sin
mostrar repulsi�n. Seguidamente, mientras Nwen recuperaba el uso de sus
doloridos miembros le hice un atado japon�s a la pre�adita - No me atrev�a a
nada m�s duro con una embarazada primeriza y joven hasta no repasar los manuales
- y me llev� a Nwen para redactar el contrato de esclavitud de su hija que, por
cierto me di cuenta, tambi�n habr�a de firmar su padre. este contratiempo me
puso de mal humor, as� que para descargarlo me llev� a Nala a la sala de
torturas para anticiparle a Nela algo de su duro futuro.





En otro relato os contar� los pormenores de la doma de Nela y
los grandes beneficios pecuniarios que me report� la inagotable producci�n de su
�tero y sus ubres. tambi�n os contar� las desventuras de mam� por culpa de su
incontrolable ninfoman�a.




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Relato: Ellas no decid�an (III)
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