S� que muchos de ustedes me considerar�an un hombre especial.
Y no solamente porque me guste acostarme con mujeres casada, sino porque la
mayor�a de las veces lo hago mientras sus maridos observan, e incluso los trato
como mis sirvientes.
Todo empez� cuando mi amiga Natalia se cas�. Ella era Rubia,
voluptuosa y ten�a tan solo 23 a�os. Su marido, en cambio, de 56, era petiso,
barrig�n, pero con much�simo, much�simo dinero.
Natalia se cas� buscando seguridad financiera, y la encontr�,
pero tambi�n necesita sexo diario, estaba acostumbrada a tenerlo, y el
colesterol y la diabetes de su esposo imped�an que la frecuencia fuera mayor que
una vez por semana.
Poco a poco Natalia volvi� a m� para que la saciara, aunque
no tan a menudo como ella quer�a, para que su esposo no sospechara. Incluso me
pagaba para hacerlo, ya que el dinero le sobraba, "Es lo �nico que el cerdo de
mi esposo me da".
Un d�a leyendo una historia en Internet se me ocurri� una
idea.
Natalia le pregunt� a su marido si no le gustar�a participar
en un tr�o sexual. �l, muy excitado, contest� que si, creyendo que ella iba a
invitar a alguna de sus muy apetecibles amigas.
El d�a convenido Natalia se visti� para m� pr�cticamente como
una prostituta. Llevaba una pollera muy corta, ligas, tacos altos y un solerito
que dejaba ver sus pechos y la mayor parte de su espalda.
Cuando el timbre son� ella mand� a su marido a abrir la
puerta, y �l al verme casi se desmaya.
Mientras segu�a boquiabierto le d� la mano con una sonrisa
burlona en mi rostro, y fui a besar a Natalia, que me recib�a muy feliz con los
brazos abiertos, mientras le dec�a a su marido: "No es hermoso", y yo toqueteaba
todo su cuerpo.
Cuando se recuper� Ricardo, muy cort�smente, llam� a su
esposa a la cocina, para hablar en privado.
Ricardo: Querida cuando me hablaste de un tr�o cre� que
traer�as a otra mujer, no a un hombre, no quiero participar de esto, dile que se
vaya.
Natalia: De ninguna manera. Nahuel es un muy violento, no s�
que ser�a capaz de hacer si le digo que se vaya. Ya esta aqu� y lo vamos a
hacer.
Ricardo (Con voz llorosa): Por favor.
Natalia (Con aire de superioridad): Ricardito desde que nos
casamos has sido muy dulce conmigo, siempre respondiste a todos mis caprichos,
siempre me obedeciste. Eres para m� como mi mejor amiga, como mi hermana. Pero
en la cama eres un desastre, apenas si puedes mantener una erecci�n durante
cinco minutos.
Ricardo escuchaba con la cabeza gacha, como un ni�o que esta
siendo castigado, por una travesura de la que sabe que es culpable.
Natalia: Quiero que veas como act�a un hombre real, como me
somete, como me hace suya, para que aprendas y lo imites. Solo as� tendremos un
matrimonio completo, cr�eme lo hago por tu bien.
Natalia le dio un beso en la frente a Ricardo y sali� de la
cocina, mientras su marido la segu�a dos pasos atr�s.
"Bueno Empezamos" le dije yo a Natalia al verla, y ella
enseguida me condujo hacia su dormitorio mientras su marido nos perseguia.
Natalia: Hubo un Cambio de planes Nahuel, espero que no te
enojes, Ricardito no va a participar, solo nos va a mirar.
"�Por qu�?" pregunt� yo simulando estar sorprendido, como si
no supiera la verdadera respuesta.
Natalia: Es que el muy tonto pens� que iba a traer otra
mujer. Ja,ja,ja, �Para qu� iba a traer otra mujer si �l no puede satisfacer ni
siquiera a una? Por favor Nahuel, yo s� que no es lo que acordamos, pero
qu�date, qu�date y ens��ale a mi marido a ser un hombre real.
"Esta bien me quedare, pero con una condici�n" dije yo con
aire de superioridad. "�Cu�l?" pregunt� r�pidamente Natalia. "Tu Ricardito me
tienes que obedecer en todo, como si fueras mi esclavo". "Esta bien" contest� �l
con la Cabeza gacha, casi llorando.
"Ricardito, me gustan que los esclavos me llamen Se�or".
"Esta bien, Se�or". "Y Desde hoy, en presencia m�a te dirigir�s a tu mujer como
se�ora", "Como usted diga Se�or".
"Ricardito Arrod�llate" dije fr�o y soberbio. Ricardo se
arrodill�. Ya no me miraba a los ojos, ni a m�, ni a Natalia, ya hab�a asimilado
su nueva condici�n de esclavo, ya hab�a asimilado mi superioridad.
Mientras su mujer lo miraba cada vez con m�s deprecio, y a m�
con m�s admiraci�n.
Eso sientes cuando sometes a alguien delante de su esposa.
Por cada cent�metro que ellos se entierran de m�s en el fango de la humillaci�n,
uno asciende uno en el Olimpo de los Dioses.
Y as� arrodillado le hice desnudar a su mujer mientras nos
rend�a culto.
Al terminar tom� a su mujer, la sent� arriba m�o y le dije
mientras la besaba y toqueteaba: "Ahora desn�date tu".
Ricardito estaba s�per-excitado, se notaba que le gustaba que
lo humillen, se notaba que era un ser pasivo. Pero a�n as� no pod�a mantener su
erecci�n y su pene no superaba los 10 cm. "Vez que es como te dije Hern�n" dijo
Natalia "�Tu crees que eso puede sacear a una mujer?"
"No claro que no puede" Conteste yo. Y me dirig� a Ricardito
que segu�a arrodillado y rojo de verg�enza. Tomando su cara la apoye en mi
entrepierna y dije consol�ndolo: "Pobre Ricardito toda la vida intent� e intent�
satisfacer a sus mujeres, toda la vida intento e intento ser un hombre real.
Pobre Ricardito, ya no vas a tener que fingir con nosotros, yo me ocupare de
hacer lo que tu no puedes, solo te pedimos que seas obediente y sumisa".
Antes de que Ricardito pudiera reaccionar, antes de que se
diera cuenta siquiera que comenzaba a tratarlo como a otra mujer, di un paso
atr�s, y arroj� a sus pies un par de bragas de encajes rosas. "Pont�elas" le
dije, "A partir de ahora yo soy el �nico hombre en esta casa", al tiempo de que
se oian las risas de Natalia.
Mientras Ricardito azorado, pero muy obediente, aceptaba su
destino y se pon�a sus bragas, me sent� al lado de su mujer, y le orden� a mi
nuevo esclavo que me abriera la bragueta, de rodillas, como si fuera la peor de
las prostitutas.
Cuando le dije que agarrara mi pene �l intento negarse, pero
cedi� enseguida, cuando lo tom� del pelo y lo amenac� con una golpiza.
"Ponlo en tu boca, se una buena nenita, adem�s si lo lubricas
a tu mujer le va a doler menos". " As� me gusta, que seas sumisa". Le dec�a yo
mientras mov�a su cabeza bruscamente con mis dos manos o acariciaba su pelo como
si fuera una adolescente o besaba a su mujer.
Luego de un rato lo hice a un lado y me cog� a Natalia
durante un buen rato, mientras �l miraba apenado y todav�a arrodillado.
Al terminar le hice limpiarnos, y traernos unas bebidas
Se hab�a hecho bien tarde, as� me quede a dormir con su
mujer, al tiempo de que �l yac�a postrado al pie de la cama esperando que
nosotros, sus AMOS, necesitaramos algo.
Al d�a siguiente, mientras con Natalia nos besabamos
apacionadamente, Ricardito nos traj� el desayuno. Enseguida vi que conservaba
sus bragitas de encaje, y enseguida supe que no iba a poder volver a
quitarselas, que no iba a poder volver a ser un hombre, su esposa no lo iba a
dejar, yo no lo iba a dejar.
Muchas m�s cosas pasaron con Ricardito, Muchas m�s cosas
pasaron con otros esposos cornudos sumisos. Quiz�s alg�n d�a las cuente.
Si quieren escribanme.
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