Ese d�a me encontraba haciendo
una carta que me hab�a encargado
el Gerente el d�a anterior,
cuando de pronto me llam� a su oficina.
Al entrar me invit� a sentarme,
y me dijo que uno de los empleados
ten�a que viajar al interior
del pa�s. Debido al tipo de trabajo
que �l har�a, necesitaba
una secretaria para redactar los informes,
y por lo tanto me pidi�
que quer�a que lo acompa�ara en esta labor.
Al preguntarle quien era el empleado,
me dijo que se trataba de
Jaime, el cual trabajaba en el
departamento de finanzas. Le mencion�
al Gerente que primero deb�a
consultarle a mi esposo, ya que no
pod�a yo sola tomar la decisi�n
de ausentarme de la ciudad. El
Gerente me respondi� que
era l�gica mi inquietud, y quedamos en
que le dar�a una respuesta
al d�a siguiente.
Esa noche le coment� a mi
marido el viaje que tendr�a que hacer, y
casi a rega�adientes me
autoriz� a que viajara, pero haci�ndome la
salvedad que deb�a comportarme
como toda una se�ora casada. Esa noche
me hizo el amor, como para que
no me quedaran ganas de hacerlo durante
mi viaje. Al d�a siguiente
fui directamente donde el Gerente, y le
dije que aceptaba ir con Jaime
a realizar este trabajo.
El d�a en que deb�a
partir, puse en una valija ropa para los tres d�as
que me encontrar�a fuera.
Tom� un taxi y llegu� al aeropuerto donde
me encontr� con Jaime. �l
ten�a alrededor de 32 a�os y era soltero.
Llegamos en 40 minutos a nuestro
destino, y fuimos a un hotel del
centro de la ciudad donde nos hospedamos.
La zona del pa�s donde nos
encontr�bamos era muy calurosa, as� que
apenas llegu� a mi habitaci�n
me dispuse a darme una ducha fr�a.
Me quit� la ropa que tra�a
puesta, y cuando me estaba dirigiendo al
ba�o tocaron la puerta.
Que fastidio, pens�. Agarr� una toalla y me
la puse alrededor del cuerpo, y
cuando abr� Jaime estaba parado en
la puerta. Parece que se sorprendi�
de verme as�, y not� como se
le sal�an los ojos. Luego
que se recuper� de su turbaci�n, me dijo
si deseaba acompa�arlo a
cenar mas tarde. Le dije que si y se retir�.
Una vez que cerr� la puerta,
fui al ba�o y pude al fin refrescarme.
Mientras me ba�aba, pensaba
lo duro que ser�a estar esos tres d�as
alejada de mi marido, ya que �l
me hac�a el amor todas las noches.
Luego de ducharme, baj�
al lobby y me encontr� con Jaime para cenar.
Durante la cena conversamos sobre
nuestros respectivos trabajos, y
en un momento tambi�n conversamos
de nuestras vidas privadas. Le
pregunt� que me parec�a
raro que a su edad, aun no se hubiese casado.
Me pareci� que la pregunta
le incomod� un poco ya que se qued�
callado, as� que me disculp�
por mi impertinencia. Me respondi�
que no se hab�a incomodado,
y lo que suced�a es que aun no hab�a
encontrado la mujer para �l.
Le dije que en la empresa donde
trabaj�bamos hab�a
chicas lindas y solteras. Te voy a decir la
verdadera raz�n por la que
no me he casado, me dijo. La seriedad
con que me lo dijo, aument�
mi curiosidad, por lo que me iba a
confesar, y en un momento pens�
que me iba a decir que era gay.
Mira Kathy, lo que sucede es que
cada vez que hago el amor con una
chica parece que no me cansara,
y puedo hacerlo mas de cuatro veces
seguidas, pero todas las chicas
con las que he estado se rinden antes
de que yo quede satisfecho. Aunque
lo vi muy serio en su afirmaci�n,
supuse que estar�a fanfarroneando
y cambie de tema. Esa noche nos
fuimos a nuestras respectivas habitaciones,
para empezar al d�a
siguiente el trabajo.
Ya en mi cama no pod�a dormir,
pensando en lo que me hab�a contado
Jaime. Si bien es cierto mi marido
me hac�a el amor todas las noches,
solo lo hac�a una vez, y
casi siempre que yo estaba por lograr un
orgasmo, �l eyaculaba dej�ndome
con ganas de seguir.
Al d�a siguiente me vest�
con una falda color blanco, y una blusa
beige. Si por m� fuera no
me hubiera puesto sujetador, ya que hac�a
mucho calor pero se hubiera notado,
as� que me puse uno de media copa
para que la parte superior de mis
senos estuviese ventilada. Me puse
tambi�n unas braguitas blancas,
ya que con otro color se hubiese
notado a trav�s de la falda
blanca. Me puse mis zapatos de taco y
me encontr� con Jaime en
el lobby, para irnos a la empresa donde
deb�amos realizar el trabajo.
Cuando llegamos al lugar, nos condujeron
a una sala de reuniones
donde hab�a una mesa oval,
y ah� estaban cuatro ejecutivos con sus
respectivas secretarias. Me sent�
al lado de Jaime, y empec� a tomar
nota de todo lo que ah�
se hablaba. Durante la reuni�n not� que
Jaime bajaba su mano hacia el interior
de su pierna, y cuando mir�
bien me pude dar cuenta que lo
que estaba haciendo, era acomodarse
el pene. Su mano estaba casi a
la mitad de su pierna, y se notaba a trav�s
del pantal�n un bulto alargado.
Me puse un poco nerviosa pensando
que los dem�s se podr�an dar cuenta,
y adem�s como se le ocurr�a
hacer eso en medio de una reuni�n. Yo ten�a
que hacer esfuerzos para concentrarme
en mis anotaciones, pero no pod�a
dejar de pensar en el tama�o
que tendr�a su verga, ya que la de mi marido
era peque�a. Luego de unas
horas salimos a almorzar con los presentes, y en
la tarde continuamos hasta las
7 de la noche. Durante la tarde pude notar
que en algunas ocasiones, Jaime
hab�a hecho lo mismo que vi en la ma�ana, y
me pregunt� si lo que me
hab�a contado la noche que llegamos al hotel, ser�a
cierto.
Luego de terminar el trabajo de
ese d�a, nos dirigimos al hotel nuevamente y
al llegar me acompa�o a
mi habitaci�n. Mientras camin�bamos hacia ella, not�
que Jaime estaba muy callado y
al abrir
mi puerta, le dije si deseaba entrar
a conversar un rato. Entramos a la
habitaci�n y se sent�
en un sill�n que hab�a ah�. Le pregunt� que
lo hab�a
notado preocupado, y si yo pod�a
hacer algo me lo pidiera.
Me dijo que adem�s de lo
que me hab�a contado sobre su relaci�n con
las chicas, casi todo el tiempo
paraba excitado, y eso era un poco
molesto ya que deb�a masturbarse
a veces para tranquilizarse. El
tema de la conversaci�n
era un poco delicada, as� que para disimular
abr� el mini-bar y saqu�
un refresco para invitarle. Cuando voltee
para ofrec�rselo, lo vi
parado con la bragueta del pantal�n abierta,
y su pene fuera. Mis ojos no me
hab�an enga�ado, cuando en la ma�ana
lo vi acomod�rsela. Era
una verga larga y gruesa, que estaba arqueada
hac�a arriba y coronada
por una cabeza gorda y colorada.
Le pregunt� que era lo que
estaba haciendo, y me respondi� que por
favor lo ayudara esa noche, ya
que sent�a que estaba a punto de
explotar. Sin mucho convencimiento
le dije que era una mujer casada,
y mientras le hablaba, en vez de
mirarlo a la cara no pod�a alejar
mis ojos de su verga. �l
parec�a no escuchar mis palabras, y comenz�
a caminar hacia m�. En vez
de tratar de disuadirlo, me qued� pensando
que se sentir�a tener esa
verga dentro de mi co�o, y me olvid� de
mi marido y de mi promesa de comportarme
como una se�ora.
Al estar frente a m�, se
agarr� la verga con una mano y la meti�
por debajo de mi falda. Pude sentir
que la cabeza toc� mi co�o por
encima de mis braguitas, al momento
que pon�a sus manos en mis nalgas.
Me empez� a chupar los labios,
y a meter su lengua dentro de mi boca,
y luego me desaboton� la
blusa. Me abraz� de tal forma, que mis senos
salieron por encima del sujetador,
y al ver mis tetas se puso a
chuparmelas.
R�pidamente me sac�
la ropa que ten�a puesta, quedando desnuda por
completo. Cuando �l se comenz�
a quitar la ropa, me arrodill� para
chuparle la verga, pero �sta
no entraba debido a su tama�o, as� que
la met� hasta donde pude,
pas�ndole mi lengua cuando la tenia dentro.
Luego me puso al filo de la cama,
y me empez� a lamer y chupar la
concha. Luego de eso me abri�
las piernas, y tomando cada una en sus
manos, me penetr� con esa
verga incre�ble. Cuando me la empuj� di un
suspiro, y mis labios vaginales
rodeaban el grosor de su verga con
exactitud.
Empez� a bombearme metiendo
y sacando, haci�ndome sentir lo que era
una tranca de verdad. De tanto
que me met�a, empec� a sentir un
orgasmo, y rogu� para que
no sucediera igual que con mi marido.
Mientras sent�a que me elevaba
y mis piernas empezaban a temblar,
sent� un torrente que me
inund�. Casi me pongo a llorar, pensando que
quedar�a sin completar ese
placer, pero �l r�pidamente se sent�
apoyando su espalda en el respaldar
de la cama, e hizo que me sentara
sobre �l. Comenc�
a cabalgar sobre su verga, y para sorpresa m�a
no perdi� su virilidad,
sino por el contrario continu� dura como
en un principio.
Contar con palabras lo que sent�a
en ese momento, ser�a solo un
p�lido reflejo de la verdad,
ya que mientras yo sub�a y bajaba con fuerza,
mis tetas se mov�an de tal
forma que �l por mas que quer�a, no pod�a
alcanzarlas para mamarlas. Yo por
mi parte apretaba mis dientes
fuertemente, sintiendo un cosquilleo
que sub�a desde mi vientre
hasta mi cabeza, cuando sent�
un orgasmo largo que hizo que los
costados de mi cabeza, latieran
por el esfuerzo.
El al verme en ese estado de trance,
me agarraba las nalgas para
ayudarme a subir y bajar muy despacio.
Me ech� a un costado de la
cama a descansar boca abajo y pude
sentir que �l me besaba, bajando
por mi espalda hasta llegar a mis
piernas. Luego sent� su lengua
jugando con mi ano, y me di cuenta
que no era ning�n fanfarr�n, as�
que me prepar� para recibir
mas verga esa noche.
Le ped� que no me la meta
por el culo porque me romper�a, y mi
marido se dar�a cuenta de
que le hab�a puesto los cuernos. Me dijo
que no lo har�a y en agradecimiento
le empec� a mamar la verga
nuevamente, esta vez haciendo un
69. La longitud de su verga me
permit�a corrersela a la
vez que se la chupaba, y pod�a notar sus
piernas tensas por el placer que
sent�a. El por su parte me
chupaba el co�o, haciendo
que tenga otro orgasmo y que se liberen
mis fluidos, los cuales el beb�a
con agrado.
De pronto eyacul� nuevamente
dentro de mi boca, y yo tambi�n me
tragu� todo su semen, mientras
�l daba gritos de placer. Hab�a
quedado rendida por los orgasmos
que hab�a tenido, y me ech� boca arriba
para descansar pensando que hab�a
sido todo por esa noche.
El me dijo que a�n quer�a
mas, y yo solo abr� mis piernas invit�ndolo
a entrar nuevamente. Me cule�
dos veces mas bombeando sin parar, y
regando su semen en mi concha.
Al terminar ten�a moretones en las
piernas y en las tetas, y me preguntaba
como iba a explicar eso
a mi marido.
Al d�a siguiente fuimos a
trabajar nuevamente, y a la hora del
almuerzo nos ven�amos al
hotel para seguir culeando. As� pasaron
los tres d�as mas inolvidables
de mi vida, y por una parte me daba
l�stima el estado continuo
de excitaci�n que ten�a Jaime, pero por
otro lado pensaba que la mujer
con la que se casara, ser�a muy
feliz al menos los primeros meses.
Al regresar del interior del pa�s,
fui a mi casa y tuve cuidado de cubrir
con maquillaje las huellas de mi
infidelidad, pero al hacer el amor con mi
marido, sent� su verga como
un dedo me�ique entrando en
un aro grande. Mientras mi marido
se mov�a, me preguntaba si me
gustaba la forma en que me culeaba.
Entonces a mi mente vino la imagen de la
verga de Jaime y le respond�,
no sabes como me gusta mi amor.
Ya en el trabajo, Jaime me dejaba
alguna nota en mi escritorio donde
me dec�a que necesitaba
que le haga un favor, y yo no sab�a si el
favor se lo estaba haciendo yo
a �l, o si era todo lo contrario.
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