Relato: Una sirvienta con suerte Hola me llamo Silvia tengo 24 a�os mido 1.72 m soy morena de ojos negros y pelo negro hasta la altura de mis senos. Me gano la vida como trabajadora dom�stica (sirvienta) y despu�s de terminar mi relaci�n laboral en una casa me aboqu� a buscar trabajo en el peri�dico, vi un anuncio donde un hombre mayor solicitaba una muchacha de entre 20 y 30 a�os para trabajar de planta en su casa, esto era en Pachuca. Yo soy de un pueblo cercano a Tula llamado Doxey, as� es que llam� y el se�or me dio algunos datos generales pidi�ndome ir a su casa para conocerme y detallarme bien el trabajo, as� como para conocer la casa, como no nos conoc�amos personalmente �l me pidi� que para reconocerme al instante e identificarme de las dem�s mujeres, simplemente me vistiera como lo que yo era, es decir, una mujer joven, as� que me pidi� me pusiera una minifalda cortita a medio muslo, unas sandalias de tac�n alto de aguja y me dejara las piernas sin medias (al natural), s�lo le indiqu� el color de mi falda, mi blusa y mis sandalias, �l me dijo que tipo y color de auto tiene y quedamos de vernos en una plaza comercial en Pachuca. Al llegar ah� busqu� el auto y vi como enseguida un coche peque�o se acercaba a mi y el conductor me pregunt� si yo era Silvia, contest� que s� y el se�or me pidi� abordara su auto. Apenas sub� y me acomod� en el asiento el se�or me puso su mano en las piernas y me las empez� a acariciar, me dijo "ya ves que f�cil fue identificarte vestida as� como vienes de todas las dem�s viejas", me dijo llamarse David, tener 61 a�os y vivir solo, todo el camino hasta su casa me fue acariciando las piernas y levant�ndome la falda, yo no protest� y lo dej� actuar con libertad. Al llegar a su casa, guard� el coche y entramos, en la sala se sent� justo frente a mi, not� como clavaba su mirada en mis piernas y miraba por dentro de mi falda, yo conserv� las piernas entreabiertas segura de que pod�a verme las pantaletas, me platic� con detalle lo que quer�a de mi y lo que me iba a pagar, me especific� que lo m�s importante adem�s del trabajo dom�stico era la compa��a permanente que necesitaba yo le diera, es decir, que estuviera con �l todo el tiempo y que lo acompa�ara a todas partes y sobre todo que me vistiera diario como iba en ese momento, pues le gustaba mucho como me ve�a as�. Yo acept� quedarme y �l me tom� de la mano y me llev� a recorrer la casa, �sta era una casa de inter�s social pero ampliada, o sea que ya ten�a construido el segundo piso, comenzamos por la cocina y ahi �l me rode� por la cintura y me recarg� su verga entre mis nalgas, sent� como su �rgano se pon�a duro y se apretaba en mi culito, la sensaci�n me gust� y me hice para atr�s, �l continu� recarg�ndose en mi y sin soltarme me llev� por toda la planta baja hasta que llegamos al pie de la escalera, me pidi� que subiera y al hacerlo not� como se agachaba para mirar por debajo de mi falda, me gust� que hiciera eso y lo dej� mirar, sub� despacio sintiendo su mirada en mis piernas y sabiendo que miraba mis pantaletas, al llegar arriba me volvi� a rodear por la cintura y me recarg� de nuevo su verga entre mis nalgas y esta vez adem�s meti� sus manos por debajo de mi falda y me acarici� las piernas levant�ndome la falda hasta sobarme mi concha. As� tray�ndolo pegado atr�s de mi recorrimos la planta alta hasta que llegamos a la que iba a ser mi rec�mara, David se sent� en la cama y me hizo parar frente a �l mientras met�a sus manos por debajo de mi falda y acariciaba mis piernas por delante y por detr�s levantando mi falda hasta agarrarme la concha y las nalgas, adem�s acurruc� su cara entre mis senos y me bes� en el cuello haciendo que yo levantara la cara para dejarlo expuesto a sus besos. Todo aquello me gustaba mucho y me estaba excitando bastante, sent�a como mi concha se mojaba. Entonces David se par� de nuevo atr�s de mi, me recarg� su verga entre mis nalgas y me apret� fuertemente los senos, amas�ndolos una y otra vez haci�ndome cerrar los ojos y suspirar de placer. Luego me tendi� en la cama y me levant� la falda, me quit� las pantaletas y vi como �l con rapidez se despojaba de todo qued�ndose s�lo con su playera, vi su verga parada apuntando hacia mi concha y lo vi como se acomodaba entre mis piernas, me dijo "te voy a dar la bienvenida a mi casa mamacita sabrosa, a partir de este momento t� eres toda mia" y me enterr� toda su verga en mi concha hasta lo m�s profundo haci�ndome gritar. Sent� como se frotaba fuertemente dentro de mi y mientras lo hac�a me dijo entre jadeos "acost�mbrate a sentir toda mi verga parada dentro de tu pepa y a sentirla movi�ndose dentro de tu agujero, porque de ahora en adelante te la voy a estar metiendo bien rico cada vez que yo quiera" y sigui� frot�ndose una y otra vez dentro de mi, despu�s de un rato me dijo "vas a sentir como mi verga parada te arroja chorros de mocos blancos espesos y calientes dentro de tu pepa inund�ndotela" y sent� como se pon�a r�gido y empezaba a arrojarme su l�quido viscoso y caliente inundando mi concha. Cuando termin� de venirse me bes� en la boca y me sac� su verga, me ayud� a levantar y me dijo que yo ya era su mujer y toda suya y que deb�a obedecerlo y complacerlo en todo. Bueno, la verdad me gust� la cogida que me di� y para ser sincera me agrada pertenecer a un hombre que aunque ya mayor pues tiene 61 a�os y yo s�lo 24, me arrima unos fajes tan ricos, me da unas cogidas tan sabrosas y se viene tan rico y tan abundantemente dentro de mi que me tiene fascinada. Soy una sirvienta con suerte.
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Relato: Una sirvienta con suerte
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