Relato: La mujer m�s fiel del mundo (1)

Laura ten�a 38 a�os, era ama de casa, madre de dos hijos de 10 y 18 a�os y llevaba 19 a�os casada con Fernando, un camionero de 43 a�os. Nuestra protagonista ten�a el pelo casta�o, los ojos marrones, un rostro ovalado con algunas pecas, la boca peque�a y los labios gruesos. Med�a 164 cm, pesaba 72 kilos y, a pesar de tener unas pocas arrugas propias de la edad y algunos michelines que le regalaron los embarazos, segu�a siendo guapa y conservaba su redondeado culo y sus enormes tetas. Su marido, sin embargo, hab�a envejecido peor y entre la gran barriga cervecera que hab�a acumulado y la diminuta polla(unos 12 cm) que siempre hab�a tenido, ya no consegu�a proporcionarle tanto placer en la cama como antes. A pesar de ello, Laura lo segu�a queriendo casi como el primer d�a y, al fin y al cabo, ella nunca le hab�a dado mucha importancia al sexo: hab�a llegado virgen al matrimonio, Fernando hab�a sido el �nico hombre en su vida y ella con un polvo r�pido los s�bados se daba por satisfecha. De lo �nico que se quejaba era de su vida de esclava, pero ya se hab�a resignado y, al fin y al cabo, no cambiar�a la feliz familia que hab�a formado por nada del mundo.
Laura era de pueblo y segu�a teniendo una mentalidad antigua. Para ella las mujeres estaban hechas para estar en casa y, por mucho que le dijera su amiga Maribel que lo mejor es ser una mujer independiente y trabajadora, nada la har�a cambiar de opini�n. Adem�s, el matrimonio era sagrado y opinaba que el divorcio era la consecuencia del poco aguante de las parejas de hoy en d�a y de que, en la actualidad, los novios mantienen relaciones antes del matrimonio y eso provoca que al casarse ya est�n cansados el uno del otro. El �nico motivo que justificar�a un divorcio ser�a el maltrato y la infidelidad. Para Laura ser fiel era algo sagrado y unos cuernos ser�a imperdonables. Por mucho que su prima Consuelo le hablase de las ventajas de mantener una relaci�n abierta sexualmente hablando, Laura jam�s cambiar�a su parecer. Pero Carlos y sus 23 cent�metros le hicieron tragarse sus palabras el pasado verano.
El mes de junio estaba siendo muy caluroso y su hijo mayor hab�a vuelto tras su primer a�o en la universidad, pero no lleg� solo. Lo acompa�aba su nuevo amigo que se encontraba en su �ltimo a�o de carrera y que se dispon�a a pasar el verano con ellos. Carlos med�a 175 cm, era de piel bronceada, pelo casta�o, ojos color miel, nariz aguile�a, dientes perfectos, una sonrisa linda y simp�tica, un lunar muy sexy sobre sus carnosos labios, piernas torneadas, brazos musculosos, abdominales marcados, un pendiente en la oreja, un culo prieto y un bonito tatuaje en la espalda que Laura pudo apreciar cuando fueron a la playa. El chico parec�a simp�tico, bastante pijo y muy agradable y educado. Sin embargo, Laura lo hab�a escuchado hablar a solas con su hijo y su personalidad era bien distinta: un chulo machista que fumaba porros y se jactaba de poder follarse a cualquier chica que le apeteciera. A pesar de ello, el chico le ca�a bien y no pod�a negar que aunque solo fuera un ni�ato de veinte a�os fantaseaba con foll�rselo. Es que era tan guapo, ten�a ese cuerpo tan perfecto y su natural doble personalidad le resultaba tan atractiva. Laura espiaba al amigo de su hijo a hurtadillas para contemplar mejor su cuerpo. Se dio cuenta de que se estaba obsesionando, pero le quit� hierro al asunto pensando que es natural que una mujer se sienta atra�da por un chico mono. Al fin y al cabo, al casarse no se pierde la vista y hasta ahora nadie ha conseguido penetrar en la mente de otra persona, por lo que en nuestros pensamientos somos libres de hacer cualquier fechor�a. Desde luego que no pensaba llevar sus fantas�as a la realidad. Ella amaba a Fernando y no iba a tirar por la borda m�s de veinte a�os de relaci�n por un calent�n.
A Carlos no le hab�an pasado inadvertidas las miradas que le lanzaba la madre de su amigo. Sab�a que obviamente no iba a pasar nada entre ellos, pero Laura ya se hab�a convertido en la musa de sus pajas y el joven aprovechaba cualquier oportunidad para rozar el cuerpo maduro de la ama de casa pueblerina y para mirarle el escote. Esos pechos maduros, grandes y apetecibles. Se mor�a por tocarlos y por jugar con ellos. Se preguntaba como ser�a Laura en la cama. Seguramente ser�a una antigua, pero solo por la edad ya deb�a de tener experiencia, aunque fuese solo con su marido. Pero ten�a pinta de insatisfecha. El problema es que parec�as ser una insatisfecha abnegada y fiel. A Carlos le encantaban los retos y �l ten�a 23 buenas razones para convencer a la mujer m�s fiel del mundo de que dejara de serlo.
Cuando Laura le cont� a su amiga Consuelo el sue�o en el que se tiraba a Carlos sobre la mesa del comedor de su casa frente a su marido y sus hijos, �sta le aconsej� que la llevase a la realidad(eliminando del sue�o a los espectadores, por supuesto). Pero para nuestra protagonista, los cuernos era una palabra que no estaba incluida en su vocabulario. Resignada a que su amiga era tonta de nacimiento, Consuelo logr� convencerla de que al menos tontease un poco con el joven para averiguar si a�n era una mujer deseada. Laura se encontraba sumergida en su ba�era escuchando arreglarse para salir a su hijo y al amigo de �ste, cuando decidi� llevar a cabo los consejos de su amiga. Su opini�n sobre la castidad segu�a intacta, pero se mor�a por saber si el deseo era rec�proco. Si aquel desgraciado intentaba llegar m�s lejos de lo que deb�a, ya sabr�a ella como pararle los pies. Se puso los pantalones y se qued� en sujetador con el pelo mojado. Su marido no estaba en casa y su hijo se encontraba en el otro ba�o. Laura llam� a Carlos y le dijo que hacerse una cresta en el pelo era una horterada y que si dejaba que ella lo peinase a su gusto. Carlos accedi� y entr� al ba�o. Al ver a la madre de su amigo en sujetador, su polla comenz� a crecer dentro de su pantal�n.

CONTINUAR�...

Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .